¡Pan y trabajo! Cuando los pobres asaltaban panaderías
12 años después de la Comuna de París se producía en
la capital gala una manifestación de importancia histórica.
París. 9
de marzo de 1883. Hacía 12 años que se
había producido el movimiento fracasado de la Comuna de París. Durante
muchos años cualquier conato de protesta, de recuerdo a la Comuna y sus
reivindicaciones era duramente reprimido por la Tercera República francesa.
Aun así,
el movimiento obrero siguió actuando. Socialistas y anarquistas comenzaban a salir de un letargo al que les
había condenado la represión de la Comuna. Muchos de los integrantes y
protagonistas de la primera gran revolución obrera de la historia comenzaban a
volver a Francia. El obrerismo y la reivindicación volvían a tomar fuerza en la
sociedad francesa.
Y el
momento no podía ser más oportuno. Francia atravesaba entonces un momento
difícil. La carestía de la vida, la subida de los productos de primera
necesidad, la escasez de trabajo y las condiciones laborales adversas hicieron
que la población tomara conciencia. Una conciencia que venía determinada por
las necesidades y por el deseo y anhelo de una sociedad distinta.
Independiente de la ideología que tenían los
distintos trabajadores que participaron de aquella manifestación, había
algo que les unía: el hambre
Aquel 9
de marzo de 1883 se convocó en París una gran manifestación. Una manifestación contra el alto desempleo y
las condiciones paupérrimas de los trabajadores. La manifestación
discurrió por los centros neurálgicos de la capital francesa. Su objetivo era
demostrar quiénes eran los culpables de la situación de los obreros,
reivindicar medidas a favor de los trabajadores y organizar a los mismos para
poder emprender una transformación revolucionaria. Algo que, a pesar de la
represión, había quedado muy vivo con la Comuna de 1871.
Sin
embargo, independiente de la ideología que tenían los distintos trabajadores
que participaron de aquella manifestación, había algo que les unía: el hambre. Un hambre que azotaba fuerte a
los barrios bajos parisinos. Un hambre del que los especuladores de aquel París
se beneficiaban. Por eso aquella manifestación tuvo una acción de enorme
trascendencia. En el discurrir de la misma, al pasar por delante de los centros
del poder de Francia (Congreso, Palacio de la Presidencia, etcétera), los asistentes comenzaron a asaltar
panaderías. El hambre apremiaba, el precio del pan era desorbitado
y los trabajadores necesitaban de ese producto de primera necesidad. Fueron
varias las panaderías asaltadas aquel día. Algo que no era nuevo en las
movilizaciones obreras tanto francesas como fuera de Francia. Algo que un
escritor como Emile Zola también reflejó en su extraordinaria obra Germinal en 1885, dos años
después de estos acontecimientos.
Y hay aún
un dato más importante. Esta manifestación, que contó con una enorme
participación, tuvo en las mujeres
sus principales protagonistas. Las mujeres fueron quienes la
encabezaron. Muchas de ellas habían participado de forma activa en la Comuna de
París. Y esa participación de la mujer reflejando los problemas de subsistencia
fue un leivmotiv que
se dio a partir de ese momento. Por ejemplo, la crisis finisecular en España
vino protagonizada por distintos motines de subsistencia encabezados por
mujeres. Ejemplos como los de Córdoba, Valladolid o Alcalá de Henares
fueron sintomáticos. Incluso la chispa que encendió la revolución de febrero de
1917 en Rusia fue una manifestación de mujeres contra la carestía y contra la
guerra.
La
represión de las autoridades francesas contra la manifestación no se hizo
esperar. El movimiento obrero fue creciendo a partir de ese momento.
Protagonistas
Es
interesante analizar a algunos de los protagonistas de aquella manifestación
del 9 de marzo de 1883 en París. Destaquemos a dos: Louise Michel y Emile
Pouget.Esta manifestación, que contó
con una enorme participación, tuvo en las mujeres sus principales protagonistas
La
historia de Louise Michel está unida a la del movimiento obrero francés.
Maestra de formación, participó de forma activa en la Comuna. En aquellos
momentos se sentía identificada con las ideas del socialista Auguste Blanqui.
Tras el proceso revolucionario fue detenida, juzgada y condenada al destierro
en Nueva Caledonia. Allí siguió formando su personalidad revolucionaria e
incluso se acercó a las poblaciones aborígenes de la zona. Regresó a Francia en
1881 y, tras el entierro de Auguste Blanqui, defendió el socialismo
antiautoritario pasando a engrosar las filas del anarquismo. En 1883 impulsó y
participó en la manifestación citada, junto a Paulina Minke, y fue detenida dos
semanas después acusada de “incitación al pillaje”, siendo condenada a 10 años
de reclusión en la prisión de Saint-Lazare. Amnistiada en 1886, un año después
sufre un atentado de un monárquico que estuvo a punto de costarle la vida.
Louise Michel se convierte en una
defensora de los derechos de la mujer y contra la pena de muerte. Su
participación en distintos congresos internacionales socialistas y
sindicalistas la convirtieron en un personaje de referencia, así como sus
escritos, destacando La Comuna de
París, sus memorias sobre el acontecimiento. Su muerte se produce en
1905 siendo su entierro una gran manifestación obrera.
Emile
Pouget fue otra de las grandes figuras del obrerismo francés que marcó las
líneas de lo que se sería el sindicalismo revolucionario y el
anarcosindicalismo. Iniciado en el republicanismo, Pouget pronto fue consciente
de la situación de los obreros y comenzó su militancia para la creación de
sindicatos obreros. Participó en el Congreso de Londres de 1881 y fue también
uno de los impulsores de la manifestación de 1883. En esta convocatoria, en la
plaza Maubert estuvo junto a Louise Michel cuando la policía cargó contra
ellos. Fue detenido y condenado a ocho años de prisión por intento de “robo a
mano armada”. Al igual que Michel, fue amnistiado en 1886. La importancia
de Pouget comienza cuando en 1889 sacó el primer número de uno de los
periódicos libertarios más importantes de Francia: Le Père Peinard. El asesinato del presidente Sadi Carnot provocó
su salida de Francia y no fue finalmente juzgado en el famoso Juicio de los
Treinta. Volvió a tierra gala en 1895 y desde entonces trabajó para el impulso
del sindicalismo revolucionario francés, participando de la creación de la CGT,
de la que llegó a ser su secretario general, siendo también uno de los
impulsores de la Carta de Amiens. Obras suyas como El sabotaje o Las
características de la acción directa hacen de Pouget una de las figuras más importantes del sindicalismo
francés, que falleció en 1931.
Un
episodio olvidado el de la gran manifestación contra el desempleo de 1883 y de
esos asaltos a las panaderías parisinas que bien valía rescatarlo del
ostracismo.
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