viernes, 13 de diciembre de 2019

“Me cago en Franco”: empezó el TOP y sigue la Audiencia Nacional




El 2 de octubre de 1963, Timoteo Buendía bebió más de la cuenta y, cuando vio a Francisco Franco en el televisor del bar, gritó: “¡Me cago en Franco!”. A Timoteo el ataque de sinceridad le costó muy caro: fue condenado a diez años de cárcel.

Con Timoteo Buendía se estrenó el Tribunal de Orden Público (TOP), el siniestro instrumento con que el tardofranquismo reprimió delitos como injurias al jefe de Estado o asociación ilícita, en referencia a militancia en partidos y sindicatos no autorizados por el régimen. Él fue la causa número uno. Pero hubo otras 3.797 antes de que el Gobierno de Adolfo Suárez lo finiquitara, ya en 1977, y trasladara parte de sus competencias a la Audiencia Nacional.

La Fundación Abogados de Atocha, creada para mantener vivo el legado de los juristas de CCOO asesinados por un comando fascista en 1977 editó en 2010 un CD con todas estas sentencias. Incluye un potente buscador que permite rastrear los nombres y apellidos de las víctimas. Y también los del medio centenar de personas que entre 1964 y 1977 formaron parte de esta máquina implacable que condenaba a diez años de cárcel por gritar “¡Me cago en Franco!”.

“Este país conoce muy poco su propia historia y creemos que el CD ayudará a mostrar cómo era el aparato represivo del franquismo y a hacer un reconocimiento a las personas juzgadas”, explica Raúl Cordero, director de la fundación.

En un acto en la Universidad Complutense el ex fiscal Carlos Jiménez Villarejo afirmó que los jueces estuvieron formando parte del TOP hasta 1976. Fueron cómplices hasta el último día de las torturas de la Brigada Político-Social y nunca abrieron una causa ni siquiera por lesiones durante 40 años.

El CD con las sentencias del TOP muestra hasta qué punto los jueces fueron implacables: el 74 por ciento de los 3.798 casos acabó en condena, según el exhaustivo recuento del investigador Juan José del Águila.

Además, el Tribunal Supremo casi siempre ratificó sus penas, explica Francisco J. Bastida, catedrático de la Universidad de Oviedo y autor de Jueces y franquismo (Ariel, 1986): “Los jueces se identificaron totalmente con la ideología franquista de unidad espiritual, política, religiosa, sindical, moral y de cualquier índole”, afirma.

Las peculiaridades de la transición, pilotada por los propios franquistas y pactada con la izquierda vendida, permitió que los magistrados y fiscales del TOP después encontraran acomodo sin problemas en las nuevas instancias. No sólo no sufrieron ninguna represalia sino que la gran mayoría fue ascendido y acabó en el Tribunal Supremo o en la Audiencia Nacional.

Por una cuestión biológica ya no están en las instituciones actuales. Pero como mínimo 10 de los 16 jueces que tuvieron plaza titular en el TOP el 63 por ciento del total fueron en democracia magistrados del Tribunal Supremo o de la Audiencia Nacional. Y todos mantuvieron la Cruz de San Raimundo de Peñafort, la medalla al mérito jurídico instituida en 1944 en el periodo más duro y filonazi del régimen.

“La Transición afectó por igual a toda la sociedad española, incluyendo partidos y, naturalmente, jueces. Todo siguió el mismo patrón y así estamos”, lamenta José Antonio Martín Pallín, magistrado del Tribunal Supremo.

El éxito profesional de los ex fiscales del TOP durante la democracia fue muy parecido al de los magistrados. Y los pocos ex que optaron por un camino distinto también tuvieron una carrera exitosa, como Diego Córdoba, que pasó de juez de Instrucción del TOP a abogado de El País.

La evolución de los miembros del primer TOP, el que arrancó en 1964 con el juicio de Buendía, es ilustrativo: los esfuerzos por hacer cumplir la ley franquista de su presidente, Enrique Amat, fueron recompensados con el ascenso al Tribunal Supremo ya por el franquismo, en 1971. Los otros dos magistrados de aquel momento también fueron promocionados: José F. Mateu, asesinado por ETA en 1979, estuvo el TOP durante toda su existencia diez años como presidente y saltó al Tribunal Supremo en 1977. Y Antonio Torres-Dulce se jubiló en 1986 como presidente de la Audiencia de Madrid.

Por su parte, el juez de instrucción, José Garralda, llegó al Tribunal Supremo en 1980, en sustitución de Amat, que se jubilaba. Y también al Tribunal Supremo llegaron los dos fiscales del TOP de 1964: Antonio González y Félix Hernández.

De hecho, los tres presidentes que tuvo el TOP acabaron en el Tribunal Supremo. A los ya citados Amat y Mateu, hay que añadir José de Hijas, que se jubiló en 1986 como presidente de la Sala Segunda, la misma que juzgará a Garzón.

Algunos de estos magistrados fueron muy cercanos a dirigentes que luego militarían en el PP, como Manuel Fraga y Margarita Mariscal de Gante. Fraga dedicó a Amat “cálidos elogios” cuando fue nombrado, según el Abc del día siguiente. Y ya en democracia, cuando el ex TOP Luis Poyatos se vio envuelto en una polémica por haber contribuido, en tanto que fiscal de la Audiencia, a poner en libertad a un mafioso que acabó huyendo, Fraga salió raudo en defensa de “la justicia”.

Una década después, Mariscal de Gante, ministra de José María Aznar, intentó aupar a Poyatos como fiscal jefe de la Audiencia. No lo logró. Pero quedó claro que Mariscal compartía la devoción de su padre, el juez Jaime Mariscal de Gante, por Poyatos, con quien había coincidido en el TOP. Como su amigo, Jaime Mariscal de Gante también vio recompensada su labor en el TOP con una plaza en la Audiencia Nacional.

http://www.publico.es/espana/del-top-al-supremo.html



viernes, 29 de noviembre de 2019

La Makhnovtchina




Si en la historia hay sucesos cuya existencia ha sido tratada de borrar por todos los medios por los gobiernos y discursos, probablemente el majnovismo sea uno de los más golpeados por el olvido.

 La revolución rusa, como toda revolución, fue un levantamiento del pueblo hacia el poder establecido, un grito de una multitud hastiada del sistema imperante, llena de ideales que cumplir.

Como toda revolución, no fue monolítica, no tuvo una sola ideología detrás, pero una de ellas fue el anarquismo... Y este gestó con gloria al sur de Ucrania, su primera experiencia efectiva, en 1917.

Se crearon comunas libres, sin gobierno, aplicando de forma efectiva las ideas de Proudhon, Bakunin y Kropotkin... El territorio era inicialmente alrededor de 260 kilómetros cuadrados, llenos de comunas autogobernadas y autogestionadas, que una vez comenzada la revolución rusa se levantaron como una fuerza armada revolucionaria conocida como el ejército negro.

El ejercito negro, dirigido por Nestor Majno (de ahí el nombre) defendía la autonomía de los pueblos a la vez que liberaba progresivamente más comunas campesinas del yugo del estado y las fuerzas armadas de la reacción. Era integrado por campesinos de las comunas que se enlistaban voluntariamente, pero bajo ninguna circunstancia tenia control sobre las decisiones de las comunas, distritos y regiones del territorio libre, que llegó a alcanzar el sureste ucraniano, la rivera del mar negro y la península de Crimea... Un total aproximado de siete millones de personas.

Cada territorio se organizaba en asambleas plenarias que acordaban tras conversación, discusión y consenso, por lo que cada campesino sabía exactamente (y sin imposición de por medio) como actuar en cada circunstancia.

El ejército negro a su vez, en audaces actos de guerrilla liberaba territorio del control de las tropas zaristas, y en varias circunstancias colaboró con las tropas del ejército rojo.

A medida que la revolución rusa avanzaba, la bolcheviquización de esta, y el control de las comunas por los comisarios del partido bolchevique chocó con la autonomía y autodeterminación del territorio libre, lo que llevó a Trostky a mantener la alianza con el ejercito negro para eliminar la amenaza blanca por el frente ucraniano, para luego atacarlo por contaminar a las masas.

Terminada la guerra los dirigentes del ejercito negro serian invitados a una mesa de diálogo donde serian apresados y fusilados a traición, 150.000 soldados del ejército rojo atacarían el territorio libre que con alrededor de tres mil guerrilleros sobrevivientes de la guerra contra las fuerzas blancas y del occidente contra-revolucionario.

Con todo, no lograron hacer frente a la avasalladora y sorpresiva carga del comité central de Moscú.

La entrada del ejército rojo al territorio libre marcaría el final de la autonomía anarquista ucraniana, alrededor de 200.000 campesinos serian fusilados en la invasión y muchos más serian deportados a los campos de trabajo de Siberia.

El ejercito negro combatiría hasta el último hombre bajo el grito de ¡Vivir libres o morir combatiendo!, provocándole con las pocas tropas que quedaban una campaña más larga y más compleja de lo esperado al comité central de Moscú.

Sin embargo, pese a todo, el desgaste, el hambre y la traición acabarían finalizando su cabalgata a mediados de 1921, con sus últimos 100 guerrilleros batiéndose en retirada contra la metralla del ejército rojo, con Majno y casi la mitad de los soldados heridos, cruzando el Rio Dniester hacia Rumania.

Los pocos sobrevivientes del ejército negro y el territorio libre emigrarían lejos de la URSS, donde contarían la historia de Majno y las comunas anarquistas de Ucrania... Majno no volvería a Ucrania y moriría en Paris... Allí, en el ocaso de su vida, conocería a un joven anarquista llamado Buenaventura Durruti, y pondría en alerta al anarquismo occidental del otro rostro del marxismo leninista.

Para terminar, del testamento del majnovismo, nos queda la frase: "¡Proletarios del mundo: bajad a vuestras profundidades y buscad en ellas la verdad: creadla vosotros mismos! Que en otra parte alguna la encontraréis."


martes, 19 de noviembre de 2019

Cuando el PSOE decía: ¡Autodeterminación!


Presidencia del XXVI Congreso del PSOE, (XIII en el exilio), celebrado en Suresnes. François Mitterrand, secretario del PSF interviene en el estrado. Sentados, de izda a dcha: Ronald Balcomb, secretario de la Internacional Socialista, José Martínez Cobos, Alfonso Guerra, Manuel Garnacho y Fabián Ramón. Octubre de 1974 (Propias)

En el trascendental congreso de Suresnes (1974), el Partido Socialista Obrero Español se relanzó como fuerza política operativa con un programa de tonos radicales que iba más allá de la 'España plural' y aceptaba el derecho de autodeterminación de las nacionalidades
Hay un párrafo maravilloso de Gabriel García Márquez en ‘Cien años de soledad’ que dice: “El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo”. Hubo un tiempo en el que pasó algo parecido en este país. La democracia en España era tan reciente, tan reciente que aún no había nacido, que algunas cosas se mencionaban con nombres que ahora nos parecerían increíbles. Hubo un tiempo en el que el Partido Socialista Obrero Español señalaba con el dedo la autodeterminación de los pueblos y levantaba el pulgar. ¿Derecho a decidir? No, no, no, esa expresión ahora tan presente en los diarios, meliflua y propia de un adolescente contrariado al que no dejan llegar tarde a casa, no es de aquella época, en la que todo parecía pendiente. Estamos hablando en serio: derecho de autodeterminación de las nacionalidades de España. Ese era uno de los puntos centrales del programa del PSOE renovado en 1974. Claro, preciso y contundente. Tan contundente que estuvo a punto de proclamar la autodeterminación para todos.
10 de octubre de 1974, Suresnes, periferia de París, teatro Jean Vilar. El congreso socialista elige al joven abogado sevillano Felipe González como nuevo secretario general, tras una laboriosa alianza entre diversos sectores de la militancia en el interior de España, una mayoría que deja definitivamente fuera de juego a la vieja dirección en el exilio encabezada por Rodolfo Llopis. Maestro alicantino, masón desde la juventud a la vejez, diputado durante la República, enfrentado durante la Guerra Civil a la línea del primer ministro Juan Negrín, anticomunista, Llopis mantenía un PSOE de mesa camilla a la espera de la muerte del dictador. Y en España todo estaba cambiando.
En un congreso anterior, Llopis ya había sido sustituido por una dirección colegiada del interior, abriéndose una lucha de fracciones: el PSOE Histórico contra el PSOE Renovado. La Internacional Socialista finalmente había dado la razón a los renovadores –luego veremos en qué contexto- y el congreso de Suresnes era la ceremonia de entronización del nuevo grupo dirigente y del nuevo programa.
Un programa que enfocaba así la complicadísima cuestión territorial española. Aviso a los jóvenes lectores que no hayan vivido la transición, átense los cinturones y preparados para la sorpresa:
Ante la configuración del Estado español, integrado por diversas nacionalidades y regiones marcadamente diferenciadas, el PSOE manifiesta que:
1) La definitiva solución del problema de las nacionalidades que integran el Estado español parte indefectiblemente del pleno reconocimiento del derecho de autodeterminación de las mismas que comporta la facultad de que cada nacionalidad pueda determinar libremente las relaciones que va a mantener con el resto de los pueblos que integran el Estado español.
2) Al analizar el problema de las diversas nacionalidades el PSOE no lo hace desde una perspectiva interclasista del conjunto de la población de cada nacionalidad sino desde una formulación de estrategia de clase, que implica que el ejercicio especifico del derecho de autodeterminación para el PSOE se enmarca dentro del contexto de la lucha de clases y del proceso histórico de la clase trabajadora en lucha por su completa emancipación.
3) El PSOE se pronuncia por la constitución de una República Federal de las nacionalidades que integran el Estado español por considerar que esta estructura estatal permite el pleno reconocimiento de las peculiaridades de cada nacionalidad y su autogobierno a la vez que salvaguarda la unidad de la clase trabajadora de los diversos pueblos que integran el Estado español.
4) El PSOE reconoce igualmente la existencia de otras regiones diferenciadas que por sus especiales características podrán establecer órganos e instituciones adecuadas a sus peculiaridades.
El hombre clave del congreso de Suresnes fue el joven librero sevillano Alfonso Guerra, un hombre de origen humilde, con estudios universitarios y muy aficionado al teatro. Él movió los hilos, supervisó las ponencias y garantizó la elección de Felipe González como secretario general, frente al núcleo madrileño encabezado por Pablo Castellanos y Francisco Bustelo. Alfonso Guerra (nombre clandestino ‘Andrés’), afinando los textos sobre el irrenunciable derecho de autodeterminación de las nacionalidades de España en una brasserie de la periferia de París, con fondo musical de George Brassens. He ahí una excelente dosis de ironía para una tarde de domingo. Sugiero acompañarla con una copa pacharán con hielo.
https://www.lavanguardia.com/politica/20130929/54390144664/cuando-psoe-decia-autodeterminacion-enric-juliana.html

sábado, 16 de noviembre de 2019

El 15 de noviembre de 1781 asesinaban a TÚPAC KATARI.




” A mí solo me matarán…, pero mañana volveré y seré millones”
En 1781 en la ciudad de La Paz es ejecutado el líder indígena boliviano Túpac Katari, por desmembramiento, igual que el líder Túpac Amaru el 18 de mayo de ese año. Antes de morir gritó: «Me matan a mí solo, pero volveré y seré millones»

Julián Apaza Nina, más conocido como Túpac Katari, Túpaj Katari, o simplemente Katari nació en Ayo Ayo, provincia de Sica Sica, Virreinato del Perú, en 1750 y fue asesinado en  La Paz, el 15 de noviembre de 1781, fue un caudillo de etnia aimara, hijo de un minero que murió como mitayo en las minas de Potosí.
El día en que nació Julián Apaza, los comunarios aymaras vieron admirados que dos hermosos y enormes mallkus (cóndor) bajaron a Sullkawi en Sica Sica, y se posaron en las montañas cercanas, uno de los cóndores representaba a la Nación aymara y otro a la Nación Quechua.
Su madre Marcela Nina salió con la wawa (su hijo) para mostrarle a la Pachamama, y su padre Nicolás Apaza señaló a una enorme serpiente que levantaba la cabeza. Admirados pero sin miedo vieron que la serpiente saludaba al niño, entonces supieron que Julián sería importante para los pueblos aymara y quechua.
Luego de quedar huérfano en su adolescencia comenzó a servir como ayudante de cura, convirtiéndose en campanero gracias a su tío Manuel, curaca de una comunidad vecina a Ayo Ayo, llegando a ser campanero oficial de la iglesia del poblado.
Posteriormente trabajó dos años como peón en la mina de San Cristóbal, de Oruro, al principio como barretero y luego acarreando trozos de mineral. Allí conoció el sufrimiento de otros indígenas y comenzó a proclamar la necesidad de rebelarse.
Se trasladó a Sica Sica donde trabajó como panadero y donde vio un hermoso aguayo hecho con la habilidad de los antiguos y cuando preguntó​ quien lo había hecho le mostraron a una joven muy bella llamada Bartolina Sisa a la cual amaría toda su vida y con la cual se casó.
En 1772, ya casados, tuvieron el primero de sus cuatro hijos :tres varones y una niña. Más tarde fue comerciante trajinante minorista hasta La Paz, estudiando la forma de pensar de los indígenas, mestizos y cholos, observando especialmente su descontento creciente ante la explotación colonial.​
Fue apoyado en su lucha por su esposa , Bartolina Sisa y su hermana menor Gregoria Apaza. Adoptó el seudónimo de Túpac Katari en homenaje al cacique-Inca rebelde Túpac Amaru II (1738-1781) que se levantó en Cuzco y Tomás Catari (1740-1781), cacique de Chayanta. Julián Apaza alias Túpac Katari, como caudillo rebelde de las tropas de la etnia aymara, se alió parcialmente e hizo frente a la supremacía quechua.
Su autoridad se hacía explícita en su nombre (amaru: serpiente en quechua; catari: serpiente en aymara). Su rebelión tuvo características muy particulares y diferencias notables con la de Túpac Amaru II.
A pesar de encontrar cierta resistencia, la facción quechua tuvo desde el principio control sobre la facción aymara, liderada por Túpac Catari.
Diego Cristóbal Túpac Amaru se había disgustado frente a las pretensiones de éste de actuar como virrey de Túpac Amaru II, aunque finalmente fue aceptado como gobernador, particularmente por sus conocimientos del territorio, sus contactos personales y su ascendiente sobre la masa indígena. Túpac Catari utilizó a sus parientes, para que lo ayudaran y ocuparan los puestos directivos.
De igual forma utilizó el sistema de colaboración mutua entre parientes, y los vínculos creados por el compadrazgo. El líder utilizó su experiencia como trajinante de coca y bayetas, para organizar junto a sus parientes un comercio clandestino de coca y vino, cuyas ganancias fueron empleadas para financiar el movimiento rebelde y abastecer las tropas del Alto Perú.
Sus conexiones familiares sirvieron tanto para reclutar tropas como para organizar el apoyo económico del movimiento, de igual manera que lo hizo Túpac Amaru II con sus parientes arrieros. Un elemento diferencial importante derivado de las diferentes posiciones sociales de ambos líderes, fue que si Túpac Amaru II ejerció un control vertical sobre su movimiento a través de su política de cambiar caciques y alcaldes indígenas en las provincias que llegó a controlar, Túpac Catari no pudo imponer verticalmente su autoridad, dejando que los caciques fueran propuestos por las comunidades indígenas.
Tal diferencia se debería a que Túpac Amaru II era parcialmente reconocido como integrante de la nobleza indígena y tenía la posibilidad de pedir apoyo económico y político a los caciques vecinos, mientras que Túpac Catari carecía de ese privilegio, necesitando recurrir a las comunidades locales para garantizar el control de la rebelión aymara. Ello también explicaría la violenta reacción de Túpac Catari frente a los privilegios y la colaboración con los españoles de algunos caciques, llegando a ejecutar a alguno de ellos.
Otra diferencia fue la de que, si en la fase quechua los criollos participaron como armeros, escribanos y asesores, en la fase aymara su peso social disminuyó notablemente en número e importancia, siendo casi inexistente.
Ni Túpac Catari, ni Miguel Bastidas, hermano de la esposa de Túpac Amaru, sabían leer ni escribir, y sus escribanos o amanuenses fueron generalmente mestizos. El alejamiento de los criollos del movimiento rebelde se debió particularmente al aumento creciente de la violencia, y a los reiterados ataques de parte de los indígenas a los intereses económicos y privilegios que poseían aquéllos en haciendas, minas y obrajes.
Como indígena puro, Túpac Catari desarrolló una política mucho más radical respecto a los criollos, considerándolos blancos y prescindiendo de su apoyo en el Alto Perú. Sin embargo, fue capaz de establecer alianzas con mestizos, mulatos y negros, quienes participaron en su ejército.
Además, en las tropas aymaras surgió un fuerte sentimiento antiespañol y anticriollo, por lo tanto antiblanco, dando lugar a una auténtica guerra étnica, intentando incluso abandonar toda costumbre europea, regresando a las pautas indígenas precolombinas.
Julián Apaza aprovechó las condiciones que se dieron en el Alto Perú con la sublevación de los Katari, cuando el día 13 de marzo los paceños se vieron forzados a defender su amada ciudad ante el asalto de los indígenas, que al no poder tomar la ciudad la sitiaron. Julián Apaza con el nombre de guerra de Túpac Katari levantó una gran tienda de lona en la Ceja de El Alto, que era visible desde el valle de Chuquiapu.
Donde le proclamaron y firmó como Inca Rey de los Aymaras y lanzó una proclama que decía: Así lo declaró el 19 de marzo de 1781, un cañari que convocó a todos los indios del común de Tiquina en nombre de Túpac Catari, diciendo: {{Cita|Manda el Soberano Inca Rey de los Aymaras, que pasen a cuchillo a todos los corregidores, sus ministros y caciques, cobradores y demás dependientes.
Como asimismo a todos los chapetones, criollos mujeres, niños de ambos sexos y toda persona que parezca ser española o lo sea, o que a lo menos esté vestida a imitación de tales españoles. Y que si esta especie de gentes se favoreciesen en algún sagrado o sagrados y algún cura u otra cualesquier personas impidiese o defendiesen el fin primario de degollarlas, también se atropelle por todo, ya pasando a cuchillo a los sacerdotes y ya quemando las Iglesias.
En cuyos términos que tampoco oyesen misas, ni se confesasen, ni menos diesen adoración al Santísimo Sacramento (…) así mismo no tuviesen los indios sus consultas en otros lugares que no fuesen los cerros, procurando no comer pan, ni beber agua de las pilas o estanques, sino enteramente separarse de todas las costumbres de los españoles.
Durante marzo de 1781, las fuerzas quechuas de Azángaro cooperaron con las fuerzas aymaras de Chucuito para expulsar a los españoles de Puno, aunque los tupamaristas comenzaron a enfrentarse a los cataristas, más populares y radicales. Y en los meses que siguieron a la captura y ejecución de José Gabriel Túpac Amaru, pudo observarse escasa cooperación entre quechuas y aymaras, rivalizando ambas facciones por dominar el Alto Perú. Durante el segundo sitio de La Paz, los indios de Carabaya lucharon al lado de los quechuas, mientras que los de Pacajes lo hacían con los aymaras.
Orellana comunicó a las autoridades de Arequipa que las fuerzas rebeldes se hallaban profundamente divididas, reconociendo como su rey a Túpac Amaru II o a Túpac Catari, nunca a ambos conjuntamente.
Durante el sitio de Puno, los comandantes tupamaristas Andrés Quispe y Juan de Dios Mullpuraca pusieron en claro que sólo aceptaban órdenes de Diego Cristóbal Túpac Amaru e inicialmente no apoyaron las demandas aymaras para la abolición del tributo y la mita. Cuando se convirtió en jefe de la rebelión, la situación se agravó al empeñarse en que las fuerzas aymaras izaran su bandera y sólo permitir a Túpac Catari ocupar un cargo de tercer nivel, aunque tuvo la prudencia de reconocer la autonomía de las provincias aymaras. Por eso, cuando en agosto los tupamaristas se unieron al sitio de La Paz, bajo el mando de Andrés Túpac Amaru y Miguel Bastidas, las diferencias se hicieron palpables con la separación de los acantonamientos militares; lo que también recordaba que la organización catarista estaba gobernada por representantes de los 24 cabildos indígenas de La Paz, mientras que los tupamaristas estaban bajo el mando de élites indígenas y de ladinos.
Durante los meses que precedieron a la llegada del coronel José de Reseguín desde Buenos Aires, ambos bandos apenas mantuvieron relación entre sí, entre otras razones, porque -según los historiadores- Túpac Catari se había vuelto irracional y caprichoso al entregarse con asiduidad a la bebida, consultando oráculos sobre el futuro y mandando ejecutar a quien no pudiera demostrar que era aymara, usurpándole sus tierras.
Como parte del levantamiento, Túpac Katari formó un ejército de cuarenta mil hombres y cercó dos veces por un tiempo en 1781 la ciudad española de La Paz, pero los dos intentos terminaron en fracaso por maniobras políticas y militares de los españoles, así como alianzas con líderes indígenas contrarios a Túpac Katari. Finalmente todos los cabecillas de la rebelión fueron apresados y ejecutados, incluida su esposa, Bartolina Sisa, y su hermana, Gregoria Apaza.
Este levantamiento indígena de finales del siglo XVIII fue el más extenso geográficamente y con mayor apoyo. Los virreinatos afectados necesitaron dos años para sofocarlo.
Los rebeldes asediaron la ciudad de La Paz desde el 13 de marzo de 1781 durante ciento nueve días sin éxito, debido a la resistencia y al apoyo de tropas mandadas desde Buenos Aires.
En ese contexto el virrey Agustín de Jáuregui aprovechó la baja moral de los rebeldes para ofrecer amnistía a los que se rindieran, lo cual dio muchos frutos, incluyendo algunos líderes del movimiento. Túpac Katari, que no había aceptado la amnistía y se dirigió a Achacachi para reorganizar sus fuerzas dispersas, fue traicionado por algunos de sus seguidores y apresado por los españoles en la noche del 9 de noviembre de 1781.
Durante el segundo cerco se unió a los rebeldes túpackataristas, Andrés Túpac Amaru, sobrino de Túpac Amaru II y vinculado sentimentalmente a Gregoria Apaza, hermana menor de Túpac Katari.
Como recompensa moral de los esfuerzos y sacrificios que tuvieron que soportar los españoles de la ciudad de La Paz, por cédula real del 20 de mayo de 1784, a la ciudad de La Paz le fue otorgada el título de “noble, valerosa y fiel”.
En el Alto Perú, un traidor entregó a los españoles en Chayanta al cacique sublevado Tomás Katari, pero cuando lo conducían a La Plata para ser juzgado​ lo arrojaron por un barranco y lo mataron. Como venganza por el asesinato de su cacique, la sublevación se extendió aún más ese mismo mes de diciembre y otro miembro de la familia, Dámaso Katari, llevó a cabo una matanza de mineros y españoles en la zona, y se dirigió con miles de aymaras a sitiar de nuevo la ciudad de La Plata, donde Ignacio Flores, Paula Sanz, también compañero de la expedición, y otros militares españoles y las milicias de la ciudad, intentaban seguir resistiendo.​
Francisco Tadeo Diez de Medina, el juez quien lo condenó a morir descuartizado, en su sentencia dijo:
“Ni al rey ni al estado conviene, quede semilla, o raza de éste o de todo Tupaj Amaru y Tupaj Katari por el mucho ruido e impresión que este maldito nombre ha hecho en los naturales… Porque de lo contrario, quedaría un fermento perpetuo…”
Se le atribuye a Tupac Katari, antes de morir ejecutado, haber mencionado las frases célebres:
” A mí solo me matarán…, pero mañana volveré y seré millones”
(en idioma aymara):
Naya saparukiw jiwyapxitaxa nayxarusti, waranqa, waranqanakaw tukutaw kut’anipxani….
Túpac Katari y su esposa Bartolina Sisa son muy populares en Bolivia. Su nombre de guerra, Túpac Katari, como su verdadero nombre, Julián Apaza, se han utilizado como parte del nombre de partidos políticos, grupos guerrilleros, sindicatos, escuelas e incluso como primer nombre de personas.



jueves, 14 de noviembre de 2019

Biografía de Pierre-Joseph Proudhon: El padre del pensamiento anarquista


Pierre-Joseph Proudhon (15 de enero de 1809 – 19 de enero de 1865), filósofo político y revolucionario francés, y, junto con Bakunin y Kropotkin uno de los padres del pensamiento anarquista y de su primera tendencia económica, el mutualismo.
Nació en Besanzón, en el seno de una familia de artesanos y campesinos. Su padre, Claude Proudhon, era tonelero y cervecero, y consideraba que la cerveza que fabricaba debía venderse por un valor que agregaba al precio de costo, tan solo el salario de su trabajo, ya que "hubiera creído robar si hubiese cobrado más al comprador". Esta conducta paterna influenciará a Pierre-Joseph, en cuya obra se evidenciará esta búsqueda del justo precio como estricta remuneraciòn del trabajo, considerando toda "ganancia" como "ingreso no ganado". Su madre era cocinera y sirvienta. Él mismo trabajó toda su vida manualmente: primero, como guardador de vacas y boyero hasta la edad de 12 años, y después como tonelero, junto a su padre; después, como mozo de labranza, luego, como tipógrafo.
Originario, como Charles Fourier, del Franco Condado, en el que, como dice G. Lefranc, "hasta la revolución de 1789, hubo siervos al servicio de las abadías, pero que desde la Edad Media iba orientándose hacia fórmulas cooperativas, mediante la constitución de fruterías", sus concepciones económicas y sociales tienen una primera y profunda raíz en las observaciones de su infancia sobre el trabajo, la propiedad, la venta, el valor.
Estudios
Gracias a una beca en 1820 pudo ingresar a estudiar durante algún tiempo en el Colegio de Besançon, pero razones económicas le impidieron concluir allí su bachillerato. A los 19 años ingresó a una importante imprenta de Besanzón, trabajando de corrector, mientras aprendía el arte de la tipografía. Como la casa editorial preparaba una edición de la Biblia, aprovechó la ocasión para aprender el idioma hebreo, nociones de teología y también iniciarse en filología comparada y lingüística. Básicamente se le debe considerar, pues, como a Fourier un autodidacta. El carácter no sistemático, las contradicciones (reales o aparentes), el vuelo grandioso y el brillante rigor de su estilo son el resultado de su genio, campesino-artesanal, autodidáctica.
Entre 1831 y 1832 hizo un viaje por Francia en busca de trabajo, recorriendo París, Lyon, Neuchâtel (Suiza), Marsella y Tolón. De regreso a Besanzón, el fourierista Just Muiron le ofreció trabajo como redactor jefe del periódico El Imparcial. Durante todo este tiempo no cesó de instruirse y profundizar sus conocimientos de los clásicos como Descartes o Rousseau. Luego de otro breve viaje por Francia, fundó con otros dos socios una pequeña imprenta. La primera obra que Proudhon escribió fue un Ensayo de gramática general(1837), publicado como apéndice a una obra de lingüistica del abate Bergier. En 1838 tuvo que cerrar la imprenta por sus dificultades económicas y el suicidio de su socio. El 23 de agosto de ese año obtuvo la beca Suard de la Academia de Besanzón, que le permitió disfrutar durante 3 años de una renta de 1500 francos. En 1839 publicó un trabajo de carácter histórico-sociológico, De la utilidad de celebrar el domingo, que, igual que el primero, no llamó mucho la atención, aunque obtuvo una mención académica. Pero su tercera obra, "¿Qué es la propiedad?", aparecida en 1840, le hizo repentinamente famoso en París, en Francia y en el mundo. Al año siguiente, en 1841, y luego en 1842, completó las teorías allí expuestas con una Segunda y Tercera memoria.
En 1843 escribió dos obras importantes: "La creación del orden en la humanidad" y "El sistema de las contradicciones económicas o la Filosofía de la miseria". Esta última dio lugar a una dura respuesta de Marx, quien escribió su "Miseria de la filosofía", precisamente un año después de publicada "Filosofía de la miseria" (1844).
Proudhon conoció a Marx en París; luego de la muerte de Proudhon, Marx escribiría una carta a Herr Schwaitzer comentando sobre sus apreciaciones a la obra del francés, la carta concluía:
Proudhon tenía una inclinación natural por la dialéctica. Pero como nunca comprendió la verdadera dialéctica científica, no pudo ir más allá de la sofística. En realidad, esto estaba ligado a su punto de vista pequeño burgués. Al igual que el historiador Raumer, el pequeño burgués consta de «por una parte» y de «por otra parte». Como tal se nos aparece en sus intereses económicos, y por consiguiente, también en su política y en sus concepciones religiosas, científicas y artísticas. Así se nos aparece en su moral y en todas las cosas. Es la contradicción personificada. Y si por añadidura es, como Proudhon, una persona de ingenio, pronto aprenderá a hacer juegos de manos con sus propias contradicciones y a convertirlas, según las circunstancias, en paradojas inesperadas, espectaculares, ora escandalosas, ora brillantes. El charlatanismo en la ciencia y la contemporización en la política son compañeros inseparables de semejante punto de vista. A tales individuos no les queda más que un acicate: la vanidad; como todos los vanidosos, sólo les preocupa el éxito momentáneo, la sensación. Y aquí es donde se pierde indefectiblemente ese tacto moral que siempre preservó a un Rousseau, por ejemplo, de todo compromiso, siquiera fuese aparente, con los poderes existentes.
Tal vez la posteridad distinga este reciente período de la historia de Francia diciendo que Luis Bonaparte fue su Napoleón y Proudhon su Rousseau-Voltaire.
Ahora hago recaer sobre usted toda la responsabilidad por haberme impuesto tan pronto después de la muerte de este hombre el papel de juez póstumo.
Política
En 1848 Proudhon es elegido diputado a la Asamblea Nacional, al proclamarse la Segunda República. En el seno de ese cuerpo legislativo combate la propuesta del reformista Louis Blanc, "cuyos talleres nacionales adormecen a los proletarios sin concederles nada de lo esencial". En ese medio republicano-burgués aparece como un extraño disidente. Él mismo escribe en sus Carnets: "Estos diputados se asombran de que yo no tenga cuernos y garras". Sin embargo, sus ideas, a través del periódico que publica, "Le representant du peuple", llegan a tener entonces gran influencia en los estratos populares de París. Cuando el general Louis Eugène Cavaignac reprime violentamente la revuelta Popular del 23 de junio, 691 de los 693 diputados de la Asamblea aprueban su conducta mientras que Proudhon es uno de los dos que la condena.
En tal ocasión pronuncia un célebre discurso, donde opone taxativa y radicalmente, como nunca nadie se había atrevido a hacer hasta entonces, la burguesía y el proletariado, afirmando que "el proletariado realizará un nuevo orden, por encima de la ley establecida, y procederá a una liquidación de la burguesía". En este momento, Proudhon, que por lo general tiene una posición no violenta, porque confía en los mecanismos de la organización económica, asume una actitud beligerante, que bien podríamos llamar "de fuerza". "La esperanza de llegar pacíficamente a la abolición del proletariado —dice— es una pura utopía". Poco después, como reafirmando la idea de la lucha de clases, añade: "Pertenezco al partido del trabajo contra el capital"..
Cárcel, exilio y libros
El 10 de diciembre de aquel mismo año, Luis Napoleón es proclamado Presidente de la República por la Asamblea Nacional. Dos años y medio después este Presidente se convertiría en Emperador, del mismo modo que el primer Napoleón había pasado del Consulado al Imperio.
Proudhon ataca duramente a Luis Napoleón en su periódico "La voix du peuple", y lo considera como el peor enemigo del proletariado y del socialismo. Por esta razón es condenado, en 1849, a varios años de cárcel. Huye a Bélgica, donde vive en el anonimato durante un tiempo, ganándose la vida como profesor particular de matemáticas.
En una ocasión, al regresar por motivos privados a Francia, es descubierto, y encerrado en la famosa prisión de Santa Pelagia. Allí se dedica con apasionado fervor al estudio y escribe, entre otros libros, "La idea general de la revolución". Mantiene también una nutrida y clandestina correspondencia con muchas figuras de la oposición, y propicia una alianza del proletariado con la clase media para derrocar a Luis Napoleón, actitud que le será reprochada por algunos socialistas, los cuales recordaban que pocos años antes Proudhon había contrapuesto de un modo tajante el proletariado y la burguesía.
En 1858 escribe, contra el católico Mirecourt, una de sus más extensas e importantes obras histórico-filosóficas: "Sobre la Justicia en la Revolución y en la Iglesia", la cual le vale una nueva condena, por su ataque contra la religión del Estado, y un nuevo exilio en Bélgica. Una amnistía le permite retornar a su país, donde en 1863 publica otra de sus obras fundamentales: "El Principio federativo". En ella desarrolla ampliamente su concepción del federalismo integral, que pretende no sólo descentralizar el poder político y hacer que el Estado central se disgregue en las comunas o municipios, sino también, y ante todo, descentralizar el poder económico y poner la tierra y los instrumentos de producción en manos de la comunidad local de los trabajadores. Este concepto del federalismo es quizá el que mejor resume esa totalidad móvil que es el pensamiento de Proudhon.
En los últimos dos años de su vida escribe otra obra de gran importancia doctrinal, que influye decisivamente en la formación ideológica de los fundadores de la Primera Internacional: "De la capacidad política de la clase obrera", aparecida en 1865.
Pensamiento
El pensamiento de Proudhon parte, ante todo, de la filosofía de la Ilustración. Los empiristas ingleses (Locke, David Hume, etc.) y los enciclopedistas franceses, como Voltaire, Helvetius, y particularmente Diderot, son con frecuencia el presupuesto tácito o explícito de sus desarrollos doctrinales. Ataca duramente a Rousseau (como antes Godwin y después Bakunin), pero toma de éste algunas de sus ideas básicas.
También influyen sobre Proudhon las agudas críticas de los socialistas utópicos, como Saint-Simon y Fourier, aunque nadie más renuente que él a las construcciones ideales y al trazado de brillantes cuadros futurísticos.
Discusiones entre Marx y Proudhon
Las cordiales relaciones entre Proudhon y Marx no duraron mucho. Marx, que rompió con cuantos le precedieron, quiso atacar, en cierto momento, al alemán Grün, representante del llamado "verdadero socialismo", y quiso arrastrar consigo a Proudhon, el cual, lo mismo que Bakunin, no se prestó a ello. He aquí lo que en tal ocasión escribe el "padre del socialismo francés" al "padre del socialismo alemán": "Después de haber demolido todos los dogmas a priori, no caigamos, a nuestra vez, en la contradicción de vuestro compatriota Lutero; no pensemos también nosotros en adoctrinar al pueblo; mantengamos una buena y leal polémica. Demos al mundo el ejemplo de una sabia y previsora tolerancia, pero, dado que estamos a la cabeza del movimiento, no nos transformemos en jefes de una nueva intolerancia, no nos situemos como apóstoles de una nueva religión, aunque ésta sea la religión de la lógica".
Marx ataca a Proudhon cuando éste publica su Sistema de las contradicciones económicas, tres o cuatro años después de haberlo alabado por su "¿Qué es la propiedad?".
Para muchos marxistas, Proudhon es un ideólogo de la pequeña burguesía, y particularmente de las clases artesanas y campesinas. Los proudhonianos responden a esto recordando los orígenes de Proudhon como trabajador manual. Algunos autores como Jean Touchard, en su Historia de las ideas políticas, prefieren definir al proudhonismo como "un socialismo para artesanos"; otros han hablado de "un socialismo para campesinos". Los proudhonianos responden a esto diciendo que tales definiciones sólo pueden aceptarse si se tiene en cuenta que, en el momento en que Proudhon pensaba y escribía, la mayoría de los trabajadores asalariados eran artesanos y agricultores más que obreros industriales. También hay quienes han optado llamarlo como León Víctor Bourgeois, "padre del socialismo francés", como con Stekloff, "padre del anarquismo" y como Dolléans, "gran filósofo y tribuno de la plebe europea".
Principales obras
·        ¿Qué es la propiedad? (1840)
·        Sistema de contradicciones económicas o Filosofía de la Miseria. (1846)
·        De la justicia en la Revolución y en la Iglesia (1858)
·        El manual del especulador de la Bolsa (1853)
·        La Guerra y la Paz (1861)
·        El principio federativo. (1863)
·        De la capacidad política de la clase obrera. (1865)
·        Teoría de la Propiedad. (1866)
·        Del principio del arte y su destino social. (1875)
·        La Pornocracia, o las mujeres en los tiempos modernos. (1875)
·        Correspondences (1875)
·        Amor y matrimonio. (1876)
·        Cesarismo y cristianismo. (1883)
·        Jesús y los orígenes del cristianismo. (1896)
·        Comentarios sobre las memorias de Fouché. (1900)
Colaboradores de Wikipedia
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miércoles, 6 de noviembre de 2019

Por qué los anarquistas no votamos



Jacques Élisée Reclus (Vida y obra)


Élisée Reclus de verdadero nombre Jacques Élisée Reclus, también conocido como Eliseo Reclus en los países de lengua española, (1830-1905). Nacio el 15 de marzo de 1830 en Sainte Foy la Grande, Gironda, (Francia), y murió el 4 de julio de 1905 en Turnhout, (Bélgica). 
Geógrafo francés, miembro anarquista de la Primera Internacional. Creador de la Geografía Social, y con innumerables trabajos sobre geografía humana y geografía económica están entre los mejor elaborados en la historia de estas ciencias.
Segundo de una familia de catorce hijos de un pastor protestante, cuya madre descendía en línea directa de Enrique I de Inglaterra.
Los hermanos de Elisée alcanzaron también gran notoriedad: Elías, el mayor, mitólogo y etnólogo, profesor de religiones comparadas en la Universidad Nueva de Bruselas; Onésimo, geógrafo experto en África; Pablo, notable cirujano, profesor de la Facultad de Medicina de París, Armando, oficial de la Marina francesa, explorador de la zona del Darién y uno de los padres del proyecto del Canal de Panamá.
En 1842, cuando Elisée tenía doce años, abandonó la casa paterna con su hermano mayor Elías, para ganarse el pan y conocer el mundo, dirigiéndose a Alemania, donde encontraron en Neuwied (provincias renanas) un puesto en el colegio dirigido por los hermanos moravos. La estancia en ese establecimiento, fue más bien lánguida, les permitió familiarizarse con el alemán y otros idiomas. Los Reclus conocen en ese internado al futuro novelista británico George Meredith. Cuando Elisée regresa a Francia en 1847, se matricula, por indicación de su padre, en la Facultad de Teología de Montauban.
En 1848 estalla la revolución en París, acontecimiento que cambia la orientación intelectual de Elisée, que a sus lecturas habituales añade ahora las de Henri de Saint–SimonCharles Fourier, Augusto Comte.
Elías, y Elisée se escapan del colegio con otros compañeros, recorriendo las provincias francesas del Mediterráneo, donde se mezclan en agitaciones populares de un marcado carácter socialista. Entonces el padre, que no pierde las esperanzas de contar con otro pastor en la familia, decide enviar a Elisée a estudiar teología a la Universidad de Berlín. Pero ya es tarde. Ha de resignarse a la evidencia de la transformación de su hijo, que desdeña ahora la teología. Elisée cambia las Escrituras por las clases de Carl Ritter, catedrático de geografía de la Universidad de Berlín, autor de “La geografía en sus relaciones con la naturaleza y la historia del hombre”, obra inconclusa en diez tomos, publicada entre 1822 y 1859, uno de los trabajos fundamentales de la geografía comparada que, en cierta manera, sería complementado más tarde por la “Geografía universal” de ‘Elisée Reclus, al incluir estudios de Europa, América y Oceanía.
En 1851 Elisée y Elías vuelven a Francia, a Orthez, a la casa paterna. En diciembre de ese año se produce el golpe de Estado de Luis Napoleón, presidente de la República, quien ocupa el trono imperial como Napoleón III.
La muerte de la joven República suscita olas de protesta y un levantamiento armado en la capital y en las provincias. Mientras Víctor Hugo encabeza la insurrección en París, en Orthez, Elías y Elisée Reclus fracasan en su intento de tomar el ayuntamiento. El gobierno ordena la deportación de los insurrectos.
El 1 de enero de 1852, los dos abandonan Francia. Se instalan en Londres, donde aspiran a desempeñarse como maestros. No lo consiguen, y marchan a Irlanda donde subsisten como peones agrícolas.
A los 22 años, Elisée Reclus se embarca como ayudante de cocina del John Howell, velero de tres mástiles que zarpa de Valentía con destino a Nueva Orleans, donde consigue empleo de preceptor en casa de los Fortier, propietarios de extensas plantaciones. Entonces descubre la tragedia de la esclavitud.
Su capacidad de análisis y su indignación compasiva le permiten escribir “La esclavitud en los Estados Unidos”, una serie de artículos publicados por la Revista de “Dos Mundos” en 1860, cuando se inicia la guerra de Secesión. Impelido por su deseo de conocer nuevas tierras, recorre varios países de América Latina y en 1855 llega a la Nueva Granada. En 1867 se afilia a la Internacional de Trabajadores.
La casa de la calle Feuillantines nº 71 en París, donde viven Elías, Elísée y Clarisse, su compañera, es centro de reunión semanal de anarquistas y emigrados rusos, polacos y españoles.
En 1868 aparece el estudio de Elisée sobre los continentes, que constituye el primer volumen de “La Tierra”, y luego sus libros “Historia de un arroyo” e “Historia de una montaña”, ejemplos clásicos de geografía viviente.
En Francia y en el extranjero, se afianza su fama como geógrafo. Clarisse, hija de senegalesa y de un capitán de la Marina Mercante de Sainte-Fay, muere el 28 de febrero de 1869.
La guerra Franco-Prusiana estalla en 1870 y Elisée, unido ahora a Fanny Lherminez, ingresa en la Guardia Nacional. Nadar y Reclus crean un servicio de correo postal con globos (con personas y palomas mensajeras a bordo), que tanto alivia el sitio de París.
Después de la firma del armisticio con Prusia, con la capital aún sitiada, es proclamada La Comuna de París, lo que significa la guerra civil. Reclus aboga por la conciliación en un artículo escrito para “El Grito del Pueblo”, diario de Jules Vallés.
En una salida de las tropas “federadas” (Guardia Nacional), a las cuales se había unido como voluntario, es hecho prisionero por las tropas de Versalles en la explanada de Châtillon.
Detenido, soporta meses de incertidumbre, hasta que el 15 de noviembre de 1871 es sometido a un consejo de guerra en Saint-Germain-en-Laye, que lo condena a deportación perpetua. Tanto en Brest como en Quelern, prisiones a las que es sucesivamente trasladado, hace gala de admirable entereza.
Corrige en las mazmorras las pruebas del segundo volumen de “La Tierra” y organiza cursos de geografía e inglés para los presos que van a ser deportados a Nueva CaledoniaElías,, que durante La Comuna dirigía la Biblioteca Nacional, después de la derrota debe huir para salvar la vida.
Gracias a la intervención de algunos europeos notables pertenecientes al mundo de la ciencia y de las letras, la sentencia de deportación perpetua es conmutada por diez años de destierro. Entre ellos se encuentra Charles Darwin.
Reclus permanece en Suiza desde 1872 hasta 1890. Fanny Lherminez muere en Lugano en 1874 y Elisée, que soporta mal la soledad, se une a la botánica y entomologista Ermance Trignant-Beaumont.
Los de Suiza son años de intenso trabajo y en su nueva esposa encuentra una colaboradora invalorable.
En 1872 firma con la casa Hachette un contrato para la redacción y publicación de la “Nueva geografía universal”: 19 tomos de 800 a 900 páginas cada uno, mil grabados y cuatro mil mapas, obra que se editaría primero en fascículos de 16 páginas. Reclus emplea veinte años en concluirla. Por su trabajo recibe 600 francos mensuales, más dos céntimos por cada fascículo vendido.
En 1877, Reclus conoce a Pedro Kropotkin. El anarquista ruso era también geógrafo y sus trabajos científicos despiertan todavía hoy gran interés. Elisée Reclus muere en Thouront, (Bélgica), el 4 de julio de 1905. Se había trasladado a ese país por invitación de la Universidad de Bruselas para dictar un curso de geografía. Diferencias insalvables con las directivas motivaron que el curso no se realizara allí sino en la Universidad Nueva Ins(conocida también como tituto dAltos Estudios y Universidad Libre), fundada por el propio Reclus y por Guillermo de Greet, para dictar en ella sus clases.