viernes, 25 de julio de 2014

Emboscada de Pasaia, treinta años en la memoria colectiva



Se cumplen treinta años de la muerte a manos de la Policía española de cuatro militantes de los Comandos Autónomos Anticapitalistas. Tres décadas de un hecho que en la memoria colectiva ha quedado grabado como «la emboscada de Pasaia».
Se cumplen treinta años de la muerte a manos de la Policía española de cuatro militantes de los Comandos Autónomos Anticapitalistas. Tres décadas de un hecho que en la memoria colectiva ha quedado grabado como «la emboscada de Pasaia». Recopilamos varios artículos publicados en Naiz sobre esta masacre y algunos enlaces para ampliar información.
 Testimonio de Joseba Merino, uno de los dos supervivientes
Se cumplen treinta años de la muerte a manos de la Policía española de cuatro militantes de los Comandos Autónomos Anticapitalistas. Tres décadas de un hecho que en la memoria colectiva ha quedado grabado como «la emboscada de Pasaia». NAIZ se ha citado con uno de los supervivientes de aquella acción policial, Joseba Merino, que nos ofrece su relato en el lugar exacto donde ocurrió la tragedia. Las rocas de Pasai Donibane se convierten en el escenario que nos lleva atrás en el tiempo, hasta el 22 de marzo de 1984.
Las 22.30 de la noche del 22 de marzo de 1984. Cuatro miembros de los Comandos Autónomos Anticapitalistas (CAA) fallecen en una emboscada de la Policía española en la bahía de Pasaia. José María Izura ‘Pelu’ y Pedro María Isart ‘Pelitxo’ mueren durante la operación policial. Rafael Delas ‘Txapas’ y Dionisio Aizpuru ‘Kurro’, caen tiroteados pocos minutos más tarde. Joseba Merino, único superviviente –junto con Rosa Jimeno–, rememora lo sucedido cuando se cumplen treinta años de aquellos hechos.
Joseba Merino observa las cuatro siluetas dibujadas en el lugar donde ocurrió la emboscada. (Juan Carlos RUIZ/ARGAZKI PRESS)
Accede a citarse con nosotros en Pasai Donibane, en el lugar exacto donde cayeron muertos sus cuatro compañeros. Observa las rocas sobre las que aún siguen dibujadas las siluetas que recuerdan a las cuatro víctimas mortales. Comienza su relato como si hubiese ocurrido ayer.
‘Pelu’, ‘Pelitxo’, ‘Txapas’, ‘Kurro’ y el propio Merino, junto con su perra Beltza, salieron del puerto de Ziburu en una zodiac rumbo a Pasaia. Permanecían en Ipar Euskal Herria, en un ambiente muy marcado por la guerra sucia y la actividad de los grupos parapoliciales. «Hacía mala mar, había niebla, y a la altura de Hondarribia estuvimos a punto de darnos contra las rocas. Decidimos que si en diez minutos no veíamos el faro, nos daríamos la vuelta. Entonces vimos luces de dos mercantes que estaban atracados fuera de Pasaia. Justo a la entrada de la bocana nos quedamos sin combustible, rellenamos la zodiac, y cuando entramos vimos a Rosa con una linterna que nos hizo unas señales que nos indicaban que todo estaba bien».
En Pasaia les esperaba Rosa Jimeno, compañera que días antes fue secuestrada por la Policía española y obligada bajo torturas y amenazas a establecer una cita con ellos. Fue el cebo de la emboscada. Ellos jamás sospecharon de nada.
«Llegamos con la embarcación; la llevaba yo. Vimos las señales de la linterna y pusimos aquí la proa (junto a las rocas). No veíamos nada. Le eché un cabo a Rosa para que sujetara la embarcación».
«Primero desembarcaron ‘Kurro’ y ‘Pelitxo’. Yo le pasé después una bolsa con material a ‘Pelitxo’ y le dije a ‘Kurro’ que cogiera a Beltza. Cuando me encontraba agachado cogiendo a la perra y la segunda vez que le dije a ‘Kurro’ que la cogiera, se escuchó un ‘¡Alto! ¡Policía!’ y un disparo suelto. Y de seguido, cientos de disparos».
«Nos pilló totalmente de sorpresa», relata Merino. Rosa tenía los pies atados con una cuerda, y cuando comenzó la ráfaga, tiraron de la misma, por lo que cayó al suelo y no resultó herida. ‘Pelu’ y ‘Pelitxo’ murieron a consecuencia de esos disparos, mientras el resto de compañeros intentó sobrevivir.
«Yo me encontraba agachado cogiendo a la perra y actué por instinto. Solté a la perra y me eché por la borda al agua. Di unas brazadas por debajo del agua; notaba cómo pasaban las balas muy cerca de mí, incluso una me rozó la nariz», rememora.
«No tardaron más de minuto y medio en encontrarme», dice Merino. «Me obligaron a subir a las rocas. Estaba todo lleno de policías y la situación era muy tensa, con insultos y amenazas por parte de ellos. «No te muevas que te mato»…. Los policías estaban histéricos».
Merino fue colocado junto a ‘Kurro’, ya detenido por los policías, ambos con las manos en la cabeza, mientras seguían buscando al resto de compañeros. Hallaron a ‘Txapas’ y «le obligaron a subir junto con nosotros. ‘Txapas’, ‘Kurro’ y yo, los tres estábamos desarmados y con las manos en la cabeza». ‘Pelu’ y ‘Pelitxo’ ya habían muerto.
Merino, apostado en la placa que recuerda a los cuatro fallecidos
La Policía española les pidió que se identificaran. Así lo hicieron. Merino fue apartado de sus compañeros a una corta distancia. «Con insultos y amenazas me indicaron que me alejara un poco. Tres policías se acercaron –armados con una Ingram 10 y una UZI– y bajaron hasta donde nosotros. Preguntaron a mis compañeros los nombres y estos se los dijeron». Entonces se escuchó: ‘Vais a morir’. «Abrieron fuego a una distancia muy corta, a menos de un metro».
‘Txapas’ y ‘Kurro’ yacían ya sobre las rocas de la Bahía de Pasaia. «Cuando ves que les fusilan no reaccionas. ¿Es verdad?, ¿es real lo que estas viendo?», se pregunta.
Un mes después de la muerte de Enrique Casas
Joseba Merino asegura que la emboscada de Pasaia está directamente relacionada con la muerte de Enrique Casas, exsecretario de Organización del PSE, fallecido en un atentado de los Comandos Autonómos Anticapitalistas un mes antes, el 23 de febrero de 1984. Y esa es, a su juicio, una de las razones por las que no murió en aquella operación.
«La Policía no contemplaba entre sus análisis que una ‘ekintza’ como la realizada contra Enrique Casas hubiera sido llevada a cabo por un grupo tan minoritario como los Comandos Autónomos Anticapitalistas, ni que se hubiera hecho sin el visto bueno de ETA Militar. Entonces se les presentó la oportunidad de sacar información sobre lo que ocurrió», dice Merino, quien permaneció 17 años en prisión por su presunta relación con el atentado contra Casas.
Considera que la emboscada de Pasaia suponía «un éxito propagandístico» para el entonces presidente del Gobierno español, Felipe González. «Era un éxito propagandístico poder presentar ante la opinión publica a uno de los dos que presuntamente había participado en la ‘ekintza’ contra Enrique Casas».
Por otra parte, recuerda que él era el responsable de «infraestructuras» dentro de los CAA. Afirma que pocas horas antes dos compañeros escaparon de un piso de Eibar, donde la Policía española acudió a detenerlos. «Hubo incluso disparos, pero consiguieron escapar». Merino cree que, a través de él, la Policía también tenía oportunidad de lograr información sobre los pisos donde podrían haberse refugiado estas personas.
Robo-adquisición de coches; «ahí nació la tragedia»
Merino explica que la emboscada de Pasaia «fue fruto de nuestros excesos de confianza y equivocaciones». Los CAA, asegura, robaban coches para sus acciones, «con un riesgo muy alto» de terminar en un «desastre». Asegura que decidieron cambiar de modus operandi para adquirir vehículos. «Íbamos a los concesionarios y los ‘comprábamos’. Nos comprometíamos a hacer la transferencia para el pago, pero luego no la hacíamos. Así teníamos un coche que ante la Policía no constaba como robado», dice.
La captura de Rosa Jimeno llegó a través de uno de esos coches. «Había un coche que no utilizábamos y le dimos las llaves a Rosa para que lo moviera. Para la Policía era una tarea fácil. Apuntar todos los coches que se habían vendido en los últimos meses, llamar a Tráfico, y enseguida sabían qué coche estaba sin pagar. Localizaron el coche enseguida».
El 18 de marzo, cuatro días antes de la emboscada, Rosa Jimeno acudió a mover el coche y fue capturada por la Policía. «Le cogen un número de teléfono y unas llaves. La torturan y descubren que el teléfono era de un contacto de Iparralde y las llaves también. Y eso acabó en tragedia. Fue fallo nuestro, se lo pusimos en bandeja».
Rosa Jimeno, el «cebo» de la emboscada
Rosa Jimeno, la segunda superviviente de la emboscada de Pasaia, fue secuestrada por la Policía española cuatro días antes del operativo contra los militantes de los Comandos Autonómos Anticapitalistas (CAA). Bajo torturas y amenazas, fue obligada a establecer una cita con ellos, quienes accedieron a acudir sin tener sospecha alguna de lo que iba a ocurrir.
Todo comenzó el 18 de marzo de 1984, cuando Rosa Jimeno era arrestada por la Policía española. La captura se produjo en Donostia, en la plaza Pío XII, cuando la joven oriotarra se aproximaba a un vehículo de los CAA que debía mover de su ubicación. La Policía tenía el coche controlado de antemano. Nadie supo de su arresto.
Rosa Jimeno ofreció su testimonio a GARA en una entrevista realizada en 2008. (Gari GARAIALDE/ARGAZKI PRESS)

Recuperamos su relato del texto «Bahía de Pasaia, la emboscada impune», publicado en GARA en el año 2008. En el mismo detalla cómo mediante torturas, y colocándole una pistola en la nuca la obligaron a telefonear a su casa y a su trabajo para indicar que no aparecería en unos días. Los agentes la obligaron a argumentar que tenía que ayudar a una amiga embarazada, por lo que pasaría unos días fuera de casa.
Sus padres conocían demasiado bien a su hija, por lo que sospecharon de la llamada. Incluso acudieron a comisaría a preguntar por su hija, pero la detención fue registrada con una identidad falsa, por lo que el nombre de Rosa Jimeno no figuraba allí. «Querían mantener el arresto en secreto... al fin y al cabo fue un secuestro», explicaba.
En el momento de la detención, la joven portaba un número de teléfono que pertenecía al domicilio de Ziburu en el que se encontraba su compañero Dionisio Aizpuru, ‘Kurro’. Jimeno explicaba que las torturas de la Policía española no cesaron hasta que lograron que concertara una cita con él.
Todo estaba a punto ya para la emboscada. La cita había sido fijada para el 22 de marzo a las 22.00, en unas rocas cercanas al puerto de la bahía de Pasaia. Tres destellos de una linterna serían la señal acordada para indicar que el lugar «estaba limpio».
Ese día, hacia las 19.00, los cinco integrantes de los CAA, junto a la perra Beltza, emprenden el camino desde Ziburu en una lancha tipo Zodiac. Casi al mismo tiempo, Rosa Jimeno es trasladada por la Policía al sitio concertado. Antes, sin embargo, al salir de comisaría puede observar los preparativos del operativo. «Había mucho movimiento y los policías, todos con chalecos antibalas, cogían armas y más armas... Yo me puse muy nerviosa y les preguntaba, inocente de mí, para qué querían esas armas, a la vez que les gritaba que me habían prometido que solo los iban a arrestar», relataba conmocionada por el recuerdo.
«Todo parecía normal»
Justo cuando comienza a oscurecer, los agentes la trasladan hasta el lugar concertado. La bajan hasta las rocas y allí le atan las piernas con una cuerda. El policía que portaba el otro cabo de la cuerda y que debía tirar de ella permanece escondido.
Llega la hora y la barca aparece por la bahía pasaitarra. Sus cinco tripulantes ven de lejos a Rosa Jimeno y la linterna que porta realiza la señal convenida. «Todo parecía normal y nos acercamos», recordaba Merino.
En pocos segundos la tranquilidad de la noche va a desaparecer, la oscuridad se disipará ante los potentes focos de la Policía y el mar se teñirá del rojo de la sangre.
Tras la emboscada y durante la misma, Jimeno no puede ver nada, ya que permanece retenida a punta de pistola, boca abajo. Sufre un grave estado de shock nada más escuchar los disparos y rompe a gritar. Cerca de donde se encuentra se van amontonando los curiosos. La oscuridad y la situación lejana del enclave no les permite ver los hechos, pero sí pueden advertir la situación en que se encuentra la oriotarra. Los vecinos piden incluso a los policías, que tienen cortado el acceso, una ambulancia para que la joven sea asistida.
Cuando todo acaba, los cuerpos sin vida de los cuatro jóvenes son transportados a la Comandancia de Marina, donde permanecen hasta ser llevados al depósito de cadáveres del cementerio donostiarra de Polloe. De esta forma se saltan el procedimiento judicial regular, que establece que el levantamiento de los cadáveres debe realizarse en el lugar de los hechos por un juez forense para esclarecer, mediante un proceso de investigación, los motivos del fallecimiento.
A Jimeno la llevan directamente a la comisaría de la Policía española en Donostia. Al día siguiente es trasladada a Madrid, y tras once días incomunicada pasa por la Audiencia Nacional española. Todo el periodo de incomunicación lo pasa preguntando por el estado de sus compañeros. Le aseguran que están vivos. No sabría la verdad hasta llegar a prisión, donde permaneció más de tres años.
Versión oficial contradictoria, funerales y respuesta social a las muertes de Pasaia
La emboscada de Pasaia tuvo lugar la noche del 22 de marzo de 1984 y los días posteriores se sucedieron las protestas y se celebraron los funerales de los cuatro fallecidos en Azpeitia e Iruñea. Salió a la luz la versión oficial del Gobierno español, que fue desmentida por testigos presenciales.
Tirando de hemeroteca, encontramos los textos de las noticias a través de las que aquel año el diario ‘Egin’ realizó el seguimiento de la «emboscada de Pasaia». Tras el ametrallamiento, el Gobierno español se apresuró a divulgar una versión que fue desmentida por varios vecinos de la zona.
Silueta dibujada en las rocas donde ocurrió la emboscada. (Andoni CANELLADA/ARGAZKI PRESS)
Entre el 23 y 25 de marzo se celebraron los funerales de los fallecidos y se sucedieron las protestas en la calle. NAIZ ha recopilado algunos de los extractos de las noticias publicadas en el clausurado diario.
‘Egin’, 24 de marzo
Los testigos desmienten la versión oficial sobre el ametrallamiento de Pasaia
Las versiones recabadas entre la población de Pasaia desmienten todas ellas el desarrollo de los hechos del ametrallamiento policial de un comando de los CAA en dicha localidad narrado por el gobernador civil de Gipuzkoa. Julián Elorriaga mantuvo en varia emisiones radiofónicas que los disparos policiales en Pasaia se produjeron en respuesta de la reacción que los presuntos miembros de los CAA ofrecieron a la voz de ‘alto’ de la Policía. Según el gobernador civil, los presuntos militantes de los CAA ocupantes de la embarcación dispararon contra la Policía. Testigos presenciales de los hechos, vecinos de Pasaia, coincidieron, sin embargo, en señalar que los ocupantes de la embarcación atacada en ningún momento realizaron disparo alguno.
Una extraña llamada telefónica anunció la muerte de Rafael Delas
A las doce y media de la noche del pasado jueves (noche de los hechos), cuando aún no se conocía oficialmente la identidad de los muertos en el puerto de Pasaia, se recibió en el domicilio paterno de Rafael Delas una llamada telefónica a través de la cual una voz masculina preguntó a un hermano de Rafael «si estaba viendo la tele». Preguntado sobre quién era, el comunicador afirmó: «Ya ves que lo que nosotros prometemos lo cumplimos». Al insistir el hermano de Rafael sobre su identidad, le contestó que de momento «no le interesaba saber quién era», por lo que el hermano optó por cortar la comunicación. El hermano de Rafael Delas, según manifestó a ‘Egin’, creyó reconocer en la voz del comunicante anónimo a un inspector de policía de la última vez que estuvo detenido. Se daba la circunstancia de que, en aquella ocasión, la mayoría de los policías que interrogaron al hermano de Rafael le amenazaron repetidas veces que «iban a matar a Rafael».
La muerte de Izura se conoció a través de una llamada desde Baiona
Por su parte, la familia de José María Izura conoció su muerte a través de una llamada telefónica desde Baiona sobre las diez de la mañana (del día siguiente a los hechos). Durante bastantes horas, la familia vivió momentos tensos por una serie de noticias contradictorias que se estaban produciendo y por la falta de información de los estamentos gubernativos. Durante horas se pensó que Izura podría ser el quinto joven, herido y detenido tras la emboscada.
Conmoción y protestas en Azpeitia, pueblo natal de ‘Pelitxo’ y ‘Kurro’
En Azpeitia, localidad natal de Pedro Mari Isart ‘Pelitxo’ y Dionisio Aizpuru ‘Kurro’, se registró una huelga en dos de las empresas más significativas y el cierre total de bares y comercios.
‘Egin’, 25 de marzo
Jáuregui: «La del gobernador, verdadera y única descripción de lo ocurrido»
El delegado del Gobierno español en la CAV, Ramón Jáuregui, criticaba la petición hecha por el lehendakari, Carlos Garaikoetxea, a la Consejería de Interior del Gobierno de Lakua para que abriera un investigación en torno a lo sucedido en Pasaia.
Jáuregui manifestó que la petición de Garaikoetxea «no es congruente con los hechos, porque su consejero de Interior está perfectamente informado del desarrollo de la operación policial, entre otras razones por haberlo hecho de forma personal y extensamente en la mañana del viernes por el gobernador civil de Gipuzkoa». «Esa es la verdadera y única descripción de los acontecimientos», dijo.
Enterrados en Iruñea y Azpeitia los cuatro abatidos en Pasaia
Iruñea y Azpeitia fueron escenario de los entierros de los cuatro jóvenes abatidos en Pasaia. En Azpeitia, miles de personas se congregaron en los funerales y el posterior entierro de Pedro Mari Isart ‘Pelitxo’ y Dionisio Aizpuru ‘Kurro’. Horas antes, a mediodía, cientos de personas rindieron homenaje en los soportales del Ayuntamiento a los cadáveres de los presuntos miembros de los CAA. Los traslados de los féretros a los domicilios de las víctimas se convirtieron en manifestaciones..
En Iruñea, el recibimiento a los cadáveres y los entierros produjeron escenas altamente emotivas entre los familiares y amigos. Los funerales, sin embargo, dieron lugar a diversos incidentes.
Indignación por la homilía en el funeral de Rafael Delas
La homilía del cura que ofició el funeral en memoria de Rafael Delas provocó la indignación de una gran parte de los asistentes a este acto religioso, dando lugar a diversos incidentes dentro del templo. Las protestas se originaron al final de la homilía, en la cual el sacerdote no hizo ningún tipo de referencia a las circunstancias en las que murió Delas, insistiendo en frases como «todos tenemos las manos manchadas de sangre» y «tenemos que pedir perdón por nuestros pecados». Al finalizar la homilía, desde la parte posterior del templo comenzaron a oírse susurros en señal de desagrado y continuación gritos contra el cura Francisco Lizarraga.
‘Egin’, 26 de marzo
Miles de personas en las calles contra la Policía y el GAL
Convocadas por HB, KAS y las Gestoras pro-Amnistía, miles de personas se movilizaron en pueblos y ciudades de Euskal Herria en protesta por las muertes de los cuatro integrantes de los CAA en Pasaia y del refugiado Xaber Pérez de Arenaza, muerto en Biarritz en una operación del GAL.
Según los CAA, la Policía utilizó a una detenida de su organización
Los Comandos Autónomos Anticapitalistas manifestaron en un comunicado que, el pasado día 18, la Policía detuvo a una de sus militantes «que era la persona indicada para recoger el Comando en Pasajes». Los CAA parecen referirse a la detención en Orio de la joven Rosa María Jimeno, hecho del que solo se tuvo conocimiento varios días más tarde y cuando ya se había producido la emboscada de Pasaia.
«El hecho de que el comando no supiera de su detención, así como que la Policía, por medio de la tortura, le hiciera mantener contacto telefónico con el comando para decir que todo estaba bien y que ultimasen la hora, etc.», posibilitó, según los CAA, la emboscada de Pasaia que costó la vida a cuatro de sus militantes.
‘Egin’, 28 de marzo
Los cadáveres presentaban entre 21 y 36 orificios de bala
La autopsia realizada a los cuerpos de los cuatro jóvenes muertos en la operación policial de Pasaia determina que las causas de los fallecimientos fueron las «lesiones mortales de necesidad por los proyectiles que alcanzaron los cuerpos».
Según el examen externo de los cadáveres realizado por el médico forense del Juzgado de Donostia al día siguiente de las muertes, Dionisio Aizpuru presentaba en su cuerpo 36 orificios de bala, tanto de entrada como de salida; Pedro Mari Isart, 28: Juan Mari Izura, 28; y Rafael Delas, 21.
Para el Gobierno Vasco la actuación policial fue «desproporcionada»
El portavoz del Gobierno Vasco en funciones, Pedro Miguel Etxenike, dio cuenta del contenido del informe elaborado por la Consejería de Interior sobre la actuación policial en Pasaia, calificando dicha acción como «desproporcionada».
Amplia respuesta a la convocatoria de huelga general en Gipuzkoa
La respuesta a la convocatoria de huelga general en Gipuzkoa en protesta por el ametrallamiento policial de Pasaia y el atentado de los GAL contra Javier Pérez de Arenaza en Biarritz fue ampliamente secundada en las diferentes comarcas guipuzcoanas y en localidades de Bizkaia y Nafarroa.
Proceso judicial: el caso sigue abierto
El caso de las muertes de ‘Pelu’, ‘Pelitxo’, ‘Txapas’ y ‘Kurro’ sigue en manos de los tribunales aunque Joseba Merino se muestra muy escéptico sobre la posibilidad de que el proceso judicial pueda depurar responsabilidades. En las siguientes líneas, una breve cronología de lo acontecido en los juzgados.
1984: Lakua investiga
La conmoción social ocasionada tras la emboscada de Pasaia lleva a Lakua a hacer una investigación seudoprivada de los hechos. La actitud del juzgado fue beligerante y contraria a la investigación. En tan solo unos meses, el caso quedó archivado. Los abogados recurrieron a la Audiencia Provincial de Gipuzkoa y esta aceptó tomar declaración a Rosa Jimeno y Joseba Merino en prisión. Pero sus declaraciones nunca serían reenviadas al juzgado de Donostia.
1987: Segundo archivo
Cuatro años después de los hechos, el caso queda archivado por segunda vez sin que sin se depuren responsabilidades.
2000: Nuevas diligencias
Los familiares de las víctimas y la acusación particular emprenden nuevas diligencias. El abogado, Santiago González, observa entonces que falta toda la parte final del expediente, es decir, las declaraciones de los supervivientes. El juzgado decide tomar declaración a los dos presos, junto a la pareja de testigos. Asimismo, se solicita a la comisaria la identidad de los policías que participaron, consiguiendo la identidad de cuatro de ellos. En la declaración los cuatros agentes indicaron que ellos se encontraban en Pasai San Pedro, por lo que solo trasladaron a los detenidos.
Mayo de 2001:Médico forense
El magistrado del Juzgado de Instrucción Nº 2 de Donostia toma declaración al médico forense Francisco Etxeberria, que afirma que los disparos se hicieron a una distancia corta.
Concentración frente al Juzgado de Donostia en 2007, con motivo de la declaración de policías implicados en la emboscada. (Andoni CANELLADA/ARGAZKI PRESS)
Junio de 2004: Otro parón
Un día después de identificar a un policía que podría tener relación con los hechos, el juzgado de Donostia vuelve a archivar el caso «por el transcurso del plazo de prescripción sin que exista autor conocido». El auto fue recurrido siguiendo la doctrina del caso del secuestro de Segundo Marey, que recoge el «círculo cerrado de responsables». La Audiencia de Gipuzkoa reabre la investigación de los hechos, al considerar que «no puede considerarse prescrito el delito de homicidio».
2007: Identifican a dos agentes
El juzgado de Donostia llama a declarar al agente identificado antes del cierre del caso. El policía asegura que los responsables de la organización del operativo serían el jefe de la Brigada Central de Información y el jefe de la Brigada Provincial.
19 de enero de 2009
Tras reactivarse la investigación judicial, se toma declaración al entonces jefe de la Brigada Provincial de Gipuzkoa.
2014
El proceso judicial sigue abierto, a pesar de que el juez se muestra favorable de archivarlo. La acusación, ejercida por el Ayuntamiento de Azpeitia y por los familiares de los fallecidos, interpone recursos para que no se dé carpetazo al caso. Joseba Merino ve pocas esperanzas en que los tribunales puedan depurar responsabilidades.
Ni olvido ni perdón


viernes, 18 de julio de 2014

La Revolución Social Española de 1936

Tras el alzamiento en Marruecos el 17 de julio de 1936, en Barcelona, convertida en un hervidero, la CNT dio la consigna revolucionaria. Los militantes del sindicato de Transportes se apoderaron de las armas que había en los barcos anclados en el puerto. La Generalitat quiso evitarlo, pero estando desbordada por los acontecimientos no pudo lograrlo. La CNT procedió a requisar ese mismo día los medios de transporte y los principales edificios públicos.
El 18 de julio CNT y UGT declararon la huelga general en toda España. El levantamiento era inminente y la CNT pidió a Companys, en reiteradas ocasiones, que abriera los cuarteles y pusiera los depósitos de armas a disposición de las fuerzas obreras para poder hacer frente a la reacción. El presidente de la Generalitat se negó tajantemente una y otra vez. Todo esto a pesar de que sólo disponía de dos mil guardias mal pertrechados para enfrentarse a un ejército de unos cinco mil militares provistos con armas de guerra. Companys temía el triunfo del levantamiento fascita, pero mucho más temía entregar las llaves de la ciudad condal a la revolución social anarquista de la CNT, el sindicato que durante años se había dedicado a reprimir desde el poder.
El 19 de julio la sublevación llegaría a Barcelona, donde, para los militares sublevados -al mando de Llano de la encomienda, siendo el general Goded el máximo responsable de toda la región- el golpe no se trataba más que de un sencillo paseo militar, como venía siendo habitual. Craso error. En muchos puntos del país, especialmente en las calles de Barcelona, la controvertida "gimnasia revolucionaria" anarcosindicalista practicada a lo largo de todo el gobierno republicano iba a dar sus frutos.
En las horas previas al golpe en Barcelona, la ciudadanía, expectante y a la espera de que se anunciara el levantamiento, se mantenía pegada a la radio que iba informando sobre la situación del conflicto en los distintos puntos del país.
Las calles permanecían vacías y, a medida que avanzaba la noche, la militancia confederal fue levantando barricadas y tomando posiciones en cada esquina de la ciudad. El anarcosindicalismo se impuso desde las primeras horas.
La estrategia militar estaba clara: envolver la ciudad con las tropas y avanzar hacia la plaza de Cataluña por las arterias principales de la ciudad: la Diagonal, la Gran Vía y el Paralelo.
Alrededor de las 4 de la madrugada del 19 de julio las tropas nacionales abrieron las puertas de los cuarteles. Las tropas se habían lanzado a la calle y acampado en las Plazas de España, Universidad y Cataluña, a la vez que ocupaban los principales edificios, como el Hotel Colón, el Ritz y la Telefónica y la sección del puerto desde Correos y Telégrafos hasta el Paralelo.
Se informó de lo acontecido y al poco tiempo las sirenas, llamando al combate, dieron la señal de alarma por toda la ciudad.
Los miembros de los Comités de Defensa empezaron a llamarse y a ser conocidos como «los milicianos». Sin transición alguna, los cuadros de defensa se transformaron en Milicias Populares. La estructura primaria de los cuadros de defensa había previsto su ampliación y crecimiento mediante la incorporación de cuadros secundarios. Bastó con dar cabida en ellos a los millares de trabajadores voluntarios que se sumaron a la lucha contra el fascismo. Hombres y mujeres se lanzaron a las calles, pero seguían faltando las armas.
Con el conflicto prácticamente resuelto en favor de la CNT-FAI, sin apenas dar crédito a sus ojos, el general Goded tuvo que rendirse pero, a pesar de haber sido anunciada su rendición por la radio de la ciudad, algunas tropas sublevadas decidieron no entregarse.
A las once de la noche del mismo día, un grupo de militares sublevados resistían encerrados tras las puertas del cuartel de San Andrés. Entre otras cosas, el cuartel albergaba treinta mil fusiles en su interior. Con la contienda ya decidida, a los combatientes anarcosindicalistas no les supuso mucho esfuerzo reducir a los militares y hacerse con el arsenal.
A partir de este momento podía considerarse que el poder en Barcelona había cambiado de manos. Ahora el control no lo tenía ni el gobierno de la Generalitat, ni la República española, lo tenía la CNT.
El mismo día 20 fue asaltado el último bastión, Atarazanas, ante cuyos muros murió Francisco Ascaso. Los anarcosindicalistas hicieron cuestión personal del asalto a la fortaleza y rechazaron toda ayuda extraña. Atarazanas cayó el mismo día.
En treinta y tres horas la clase trabajadora había sofocado el levantamiento fascista. La victoria fue ampliamente celebrada en la ciudad condal. Al mismo tiempo, el pueblo, que se había apoderado de las armas, se lanzó a la revolución social con el binomio CNT-FAI a la cabeza.
Grupos armados se desplazaron a toda la región y Tarragona, Gerona y Lérida siguieron la suerte de Barcelona. La CNT y la FAI quedaron dueñas absolutas de la vida de Cataluña.
El ciclo insurreccionalista experimentado en los años 1932 a 1934 cobró nuevo sentido ante los ojos del sector más crítico. La "gimnasia revolucionaria", con su cohorte de muertes y persecuciones adquirió una significación más profunda: en el fracaso sistemático, los cuadros anarcosindicalistas templaron sus armas y cuando llegó el momento favorable, su capacidad de reacción fue fulminante, y no menor su capacidad de iniciativa e improvisación.
Mientras tanto, el 19 de julio había dimitido el gobierno de Casares Quiroga. Hubo un gobierno relámpago encabezado por Martínez Barrios, que trató inútilmente de parar el golpe, al cual le reemplazó José Giral. El gobierno republicano pasó a decretar el licenciamiento del ejército, pero por entonces ya se luchaba en toda España. La guerra civil había comenzado y el gobierno republicano era naufrago en el océano de los acontecimientos.
Los sectores populares acusaban al gobierno republicano de lenidad y lo consideraban responsable de los acontecimientos. No se le perdonaba haberse negado a armar al pueblo, así como las proclamaciones retóricas, siempre vacías de efectividad. Al mismo tiempo, las milicias de la Confederación se convirtieron en la vanguardia de todas las unidades armadas que se desplazaban en busca del enemigo fascista. Eran la organización armada del proletariado revolucionario y fueron imitados por el resto de organizaciones obreras, e incluso las de origen burgués. Ante la ausencia de un ejército proletario único surgieron tantas milicias como partidos y organizaciones existían.
A las cuarenta y ocho horas del alzamiento el país se hallaba dividido en dos zonas: en general, las provincias agrarias, Galicia, Castilla, León, Aragón, Navarra y Andalucía, quedaban en poder de los nacionales; mientras Cataluña, Levante, Asturias, País Vasco y Madrid bajo el dominio de la República.
En Madrid, las organizaciones obreras dominaron la situación desde los primeros instantes y consiguieron vencer también la amenaza representada por el cinturón que rodeaba la capital, Alcalá, Toledo y Guadalajara.
En el resto del país, a medida que en las provincias las guarniciones militares se incorporaban al alzamiento o eran derrotadas por los trabajadores armados, el estado se iba despedazando en fragmentos. Esta facultad del poder ejecutivo las recogió el pueblo en la calle, creando espontáneamente entidades de recambio. Como dijo un anónimo militante anarcosindicalista:
Volviendo a Barcelona, ya finalizada la contienda, Companys solicitó una entrevista con una delegación del comité regional de la CNT. Armados hasta los dientes, y aún cubiertos del polvo producto de la contienda en la calle, una delegación de la CNT-FAI compuesta por Durruti, García Oliver y Gregorio Jover, entre otros, se dirigió al Palacio de la Generalitat de Cataluña para entrevistarse con Companys, presidente de la Generalitat, antiguo abogado de la CNT y su posterior perseguidor.
En un salón contiguo al despacho, esperaban representantes de todos los grupos políticos de Cataluña el veredicto del anarcosindicalismo. Pero la delegación no podía llegar a un acuerdo sin consultar previamente a los sindicatos. Toda la militancia confederal de Barcelona y de la región esperaba impaciente la llegada de los delegados para que se les informara y así poder tomar una decisión.
Esto fue lo que les dijo Companys:
Ante todo, he de deciros que la CNT y la FAI no han sido nunca tratadas como se merecían por su verdadera importancia. Siempre habéis sido perseguidos duramente; y yo, con mucho dolor, pero forzado por las realidades políticas que antes estuve con vosotros, después me he visto obligado a enfrentarme y perseguiros. Hoy sois los dueños de la ciudad y de Cataluña, porque sólo vosotros habéis vencido a los militares fascistas, y espero que no os sabrá mal que en este momento os recuerde que no os ha faltado la ayuda de los pocos o muchos hombres leales de mi partido y de los guardias y mozos.
No puedo, pues, sabiendo cómo y quienes sois, emplear un lenguaje que no sea de gran sinceridad. Habéis vencido y todo está en vuestro poder; si no me necesitáis o no me queréis como Presidente de Cataluña, decídmelo ahora, que yo pasaré a ser un soldado más en la lucha contra el fascismo. Si, por el contrario, creéis en este puesto que sólo muerto hubiese dejado ante el fascismo triunfante, puedo, con los hombres de mi partido, mi nombre y mi prestigio, ser útil en esta lucha, que si bien termina hoy y mi prestigio en la ciudad, no sabemos cuándo y cómo terminará en el resto de España, podéis contar conmigo y con mi lealtad de hombre y de político que está convencido de que hoy muere todo un pasado de bochorno, y que desea sinceramente que Cataluña marche a la cabeza de los países más adelantados en materia social.
Tras la reunión, y a propuesta de Companys, el 21 de julio se constituyó un Comité Central de Milicias Antifascistas de Cataluña -integrado por todas las fuerzas del Frente Popular- de carácter provisional, a la espera de lo que la regional de la CNT acordara en su próximo comicios. Con vistas a tratar este asunto, el 23 de julio tuvo lugar un pleno regional de locales y comarcales en la nueva sede del comité regional CNT-FAI de Cataluña, que había pasado a ocupar la Casa Cambó.
Por la trascendencia de los acuerdos que en éste comicios se debían tomar, este sería hasta ahora, posiblemente, el pleno más importante que haya ha celebrado la Confederación Nacional del Trabajo.
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sábado, 12 de julio de 2014

La epidemia de rabia. Historia crítica del insurreccionalismo en la región española


El siguiente texto es una breve recapitulación de la historia del anarquismo en general y del insurreccionalismo en específico dentro de la región española, dentro de los años 1996-2007. El texto señala la degradación de las corrientes clásicas del anarquismo ligadas a la histórica central anarcosindicalista CNT, así como la desorientación general de muchos jóvenes que repentinamente perdieron el potente referente que siempre significó esta organización anarquista.
Fue así como las ideas insurrecionalistas tomaron fuerza en el territorio español. Sin embargo, lejos de hacer una apología a esta ideología, el texto que presentamos a continuación menciona tanto las virtudes como los defectos de esta corriente de pensamiento, así como su banalización por parte de muchos grupos que simplemente adoptaron al insurrecionalismo para salir del vació teórico y práctico que les heredaba un periodo histórico poco convulsionado, y un anarquismo altamente burocratizado y ortodoxo anclado en la CNT.
“La epidemia de rabia” es un texto interesante porque puede dar luces del por qué se ha instalado fuertemente el insurrecionalismo no solo en la región española, sino en muchos otros lugares del mundo, incluyendo de forma relevante a latinoamerica.
En el caso de la región chilena podemos hacer un paralelo entre la decadencia que vivieron los históricos grupos anarquistas de la región española durante los años 90 y 2000, con la decadencia generalizada de los partidos de izquierda durante la llegada de la “democracia”. Un proceso similar de desorientación y búsqueda por parte de las y los jóvenes frente a la degeneración de la “izquierda chilena”, pudo haber ayudado en cierta adopción acrítica de corrientes como el insurrecionalismo.
En fin, que cada cual saque sus propias conclusiones, pero que no se estanque la crítica, tanto contra el sistema, como contra nosotros mismos. El texto sólo tiene 20 paginas, tampoco es tanto.

Descargar libro http://reflexionrevuelta.files.wordpress.com/2011/01/epidemiaderabia.pdf

Sacado del blog cultura y anarquismo.