EL LIBERTARIO FÉLIX LIKINIANO REGALÓ A ‘PEIXOTO’ EN EL EXILIO UNA TALLA CON LA SERPIENTE Y EL HACHA GRABADA POR ÉL, SÍMBOLO QUE LA BANDA HIZO SUYO.
ETA puso
fin a su historia recuperando la talla de madera original de los años 60-70 que
derivó en el conocido y perseguido anagrama de la organización. Ahora se
cumplen 110 años del nacimiento de la persona que la cinceló. Fue el histórico
anarquista antifranquista Félix Likiniano (Eskoriatza, 1909). De corazón
arrasatearra, el libertario regaló su obra en la que aún se puede leer un texto
que dice bietan jarraitu, a la postre lema reducido a bietan
jarrai. “Se la entregó a Peixoto”, aseguran fuentes consultadas
por DEIA.
Por
su parte, la periodista Pilar Iparagirre, natural de Idiazabal, explica que
Likiniano “quería una barbaridad a Etxabe, Txomin, Peixoto, Gautxo,
Zigor y gente así. Recuerdo que repetía: cuando les vi a éstos, respiré”.
La autora de una biografía del cenetista agrega que “cuando empezó a llegar la
gente de ETA a Biarritz, donde vivía, se puso contentísimo. Aquellos jóvenes
eran como él había sido, seguían su misma ruta”.
Según
el pensamiento de esta autora, Likiniano, a quien llegó a conocer, “nunca
abandonó la auténtica militancia, me refiero a la lucha armada. Jamás dejó la
acción de lado”. Sin embargo, diferentes investigadores consultados coinciden
en que Félix no fue miembro del movimiento de liberación. No fue un etakide.
Fue, sin quererlo, el autor de la serpiente y el hacha, metáfora del bietan
jarraitu primigenio: del sigilo del animal y de la fuerza del
instrumento.
En
estos días, con la detención de Josu Urrutikoetxea, ha vuelto a salir aquella
talla en los medios de comunicación. ¿Pero quién fue Félix Likiniano al margen
de esta curiosidad? Considerado como una de las figuras más importantes del
anarquismo vasco, apostó por la unión del mundo abertzale, teoría que, por
ejemplo, granó con el pensador Federico Krutwig, de Getxo.
Nació
en Eskoriatza en 1909 y falleció en Biarritz, donde asentó su residencia, en
diciembre de 1982. Aunque el dato ha pasado desapercibido en sus biografías,
según el historiador Josu Chueca, el afiliado a CNT acabó en el campo de concentración
francés de Gurs. “Sí, es uno de los 6.000 nombres que doy en mi libro”,
confirma en referencia a Gurs: el campo vasco (Txalaparta,
2007).
En
la ficha que este doctor en Historia custodia hay diversas curiosidades no
conocidas. Félix Likiniano Heriz estuvo en Gurs en 1939. La tarjeta de la época
informa de que había sido teniente durante su lucha en Catalunya y de profesión
albañil. “Le archivan como militante de ANV, no de CNT”, precisa el
investigador. La credencial comunica, además, que antes estuvo interno en el
campo de Saint-Cyprien. “En Gurs estuvo en el conocido como campo de
los vascos, en el islote C”, aporta.
Con
anterioridad, el arrasatearra luchó en la Guerra Civil y durante los primeros
instantes del golpe de Estado militar se enfrentó a los sublevados contra la
Segunda República ya en la defensa de Donostia. El objeto era cortar el avance
en la calle de Urbieta junto a sus compañeros de CNT.
Más
adelante, cuando la columna del comandante republicano Pérez Garmendia, que
había salido a defender Gasteiz, regresó desde Eibar, hicieron replegarse a los
golpistas hasta Loiola. En el ataque a aquellos cuarteles, Likiniano lideró el
asalto al depósito de armas. Participó, además, en la defensa de las líneas en
la frontera de Gipuzkoa y Nafarroa.
Y
a partir de entonces abandonó las tierras vascas. Continuó su antifascismo
armado en Aragón, Catalunya y Francia, integrado en la resistencia gala contra
la ocupación nazi. Retornó a la muga, formando parte del maquis y se refugió en
Biarritz. Décadas más tarde, junto a su compañera sentimental, la también
anarquista Soledad Casilda Hernáez, acogió a personas de diferentes ideologías
en su hogar labortano.
Fue
entonces cuando conoció a miembros de Euskadi Ta Askatasuna (ETA), a quienes
regaló aquella talla que tenía grabada por sus propias manos, ya que era
escultor y también pintor. La organización decidió hacerla suya.
Polifacético.
Desde CNT Bilbao ensalzan la figura de su compañero. El miembro del Grupo de
Memoria Histórica Iñaki Astoreka valora a este diario que la vida de Likiniano
“fue una constante lucha por sus ideales, la CNT y el anarquismo, como modelo
de justicia, solidaridad y por la abolición de todo aquello que sonase a
explotación del hombre por el hombre”. Agrega que “su amplia trayectoria,
circunscribiéndonos al periodo de la sublevación militar y la consecuencia del
fascismo incluida, se resume en su decisiva participación en la defensa de
Donostia, la posterior lucha en Aragón y Catalunya y la resistencia contra el
nazismo en Francia. Como decía Félix: hay que utilizar la fuerza para defenderse y la inteligencia como
fuerza”, enfatiza.
Su
compañero de sindicato, el tesorero de CNT Bilbao José Ignacio Orejas, juzga
que Likiniano es “una persona difícil de catalogar. Era polifacética y poli-ideológica.
Estuvo allí donde había gresca y buscaba afán de protagonismo. Quería ser el
perejil en todas las salsas del exilio. Una personalidad de sentimiento
cenetista, pero también de patriotismo vasco”, zanja.
Félix Likiniano, con txapela,
junto a amigos y su compañera Casilda, primera por la derecha; en la segunda imagen,
retrato del cenetista. Fotos: Archivo CNT Bilbao
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