Cada Primero de Mayo
recordamos la historia de los trabajadores en lucha por la jornada de ocho
horas, que es el trasfondo de la festividad. Esta lucha continúa siendo
relevante. Las condiciones materiales de la clase trabajadora en muchos lugares
son abismales y la jornada de ocho horas es aún una meta por alcanzar, no
solamente debido a su ausencia sino porque mucha gente, simplemente, no puede
permitirse vivir con lo que puede ganar en ocho horas. En muchos sitios donde
se consiguieron condiciones decentes gracias a luchas históricas, estos logros
se han visto erosionados por el avance de la ofensiva capitalista. Cientos de
millones de personas trabajadoras viven en el estrés y la ansiedad debido a su
precaria situación, no pudiendo a menudo cubrir las necesidades básicas de la
vida -ni pensar en disfrutar plenamente de los frutos de su trabajo.
Al mismo tiempo que
esto ocurre, otra cosa, mucho más peligrosa, se está extendiendo por todo el
mundo. La ansiedad y la frustración han llevado a ciertos sectores de la clase
trabajadora, siempre con la manipulación de las élites, a puntos de vista
globales que, por un lado son extremadamente divisivos para la clase
trabajadora y, por otro, fuertemente autoritarios y anti-libertarios por
naturaleza. Masas de gente trabajadora se han vuelto hacia la retórica
nacionalista y a diferentes formas de conservadurismo social, pensando
equivocadamente que medidas tales como construir muros o incrementar el estado
policial les salvarán de alguna forma.
En este momento de la
historia, nosotros, miembros de la Asociación Internacional de los
Trabajadores, nos enfrentamos a una serie de tareas extremadamente difíciles, a
la luz del giro masivo en las ideas dominantes en algunos de los lugares en que
operamos y a la vista de la urgencia por contrarrestar estas tendencias. La AIT
nunca se ha limitado a ser una federación de sindicatos. Nunca se ha tratado
solamente de organizar a los trabajadores en sus luchas económicas. La AIT es
la federación obrera que representa el mundo nuevo de nuestros corazones, donde
toda la humanidad es igual y las ideologías que nos dividen, nos llevan a la
guerra al odio o la discriminación, etc., son sustituidas por el ideal
libertario de libertad, respeto y dignidad para todos.
Nuestra historia se
merece más de una mención en este punto. Formada en 1922, la AIT rechazó las
directrices del bolchevismo, al haber comprendido su naturaleza autoritaria.
Los miembros de las Secciones de la AIT de todo el mundo lucharon contra el
alza del fascismo y otros regímenes autoritarios, presentando a la clase obrera
una visión radicalmente diferente de cómo se puede organizar la sociedad. Esa
por la que lucharon realmente millones de personas, en la que cientos de miles
perdieron la vida o la libertad. Teniendo en cuenta todo esto, podemos decir
que la AIT internacionalista fue uno de los movimientos antifascistas de masas
más significativos, si no el más significativo de la época.
Ahora ha llegado el
momento de la resurrección. Nunca debemos olvidar que ofrecemos un ideal
atractivo para la clase trabajadora -no solamente una herramienta de mejora
económica. Aún así nuestra relevancia como organización de clase también
depende de nuestra capacidad para llegar a aquellos que vienen de fuera de los
movimientos políticos y libertarios -especialmente llegar a aquellos que, en
caso contrario, podrían caer entre las garras ideológicas y manipuladoras de
las élites que respaldan los movimientos de derechas autoritarios y
nacionalistas.
No tenemos tiempo que
perder. El futuro depende de ello. Este Primero de Mayo, hagamos oír nuestras
voces frente a las tendencias nacionalistas y fascistas en ascenso. Y un día
tras otro debemos construir nuestra resistencia en las calles, en las fábricas
y en nuestras organizaciones de lucha.
¡Muerte al fascismo!
¡Viva la AIT!
¡Viva la AIT!
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