La dependencia directa
del poder por parte de los grandes medios de comunicación públicos y privados,
tuvo un antes y un después en el referéndum de la OTAN
OTAN, de
entrada NO
Adolfo Suarez dimitió como
Presidente del Gobierno el 23 de enero de 1981, incapacitado para soportar la
presión ejercida por la mayoría de su Partido – y por EE.UU. - para que
decidiera de forma inmediata la integración del Estado español en la OTAN. El
objetivo era colocar al más que probable siguiente gobierno del PSOE ante los
hechos consumados.
El intento de Golpe de Estado del
23 de febrero de 1981 sirvió por encima de todo como puesta en escena de la
amenaza del terror fascista; por si alguien se había olvidado. Pero tuvo
también inquietantes ramificaciones. La más destacada es la preparación de un
gobierno de concentración nacional presidido por el general Armada en el que
participarían todas las fuerzas políticas parlamentarias, incluidos el PSOE y
el PCE. Es obvio que los dirigentes implicados conocían con anterioridad la
intentona golpista y dejaron hacer; precisamente porque la misma debía preparar
el terreno para que ellos aportaran su “solución”. Como es bien sabido, los
diversos escenarios contaban con el beneplácito del Rey y eran conocidos
previamente por la Embajada de EE.UU. quien se apresuró a declarar la intentona
golpista como “asunto interno”1. Como demuestra Joan Garcés en Soberanos
e intervenidos, a partir de documentos incontestables, Tejero y Milans del
Bosch fueron simples marionetas de intereses mucho más poderosos2. El 30 de
mayo de 1982, el gobierno de Calvo Sotelo apoyado por una mayoría parlamentaria
que tenía los días contados y con una opinión pública claramente opuesta,
formalizó el ingreso en la OTAN.
La posición política del PSOE en
relación con la OTAN desde los primeros años de la Transición hasta su acceso
al gobierno en 1982 fue, no sólo contraria al ingreso en la OTAN, sino de
neutralidad activa, como defendía entre otros, el Primer Ministro sueco Olof
Palme. Propugnaba la disolución de los bloques militares, la desnuclearización
del Mediterráneo y el desmantelamiento de todas las Bases militares
norteamericanas. Se alineaba así con el resto de fuerzas de izquierda del
Estado, modificando radicalmente su anterior posición favorable al ingreso en
la Alianza adoptada por el PSOE en el exilio en 1949.
La victoria electoral por mayoría
absoluta en octubre de 1982 tuvo lugar bajo el slogan central “OTAN, de entrada
NO”, pero curiosamente el asunto de la OTAN sólo aparecía en los últimos
párrafos del último apartado del Programa Electoral dedicado a “La Política
Exterior de España”4. En él se planteba que “como medida inmediata se
congelarán las negociaciones para la integración en la organización militar” y
“en un segundo momento se mantendrá el compromiso contraído por el PSOE de convocar
un referéndum para que sea el pueblo español el que decida acerca de nuestra
pertenencia a la OTAN”
Desborda las posibilidades de este
artículo relatar pormenorizadamente los hitos que marcaron el cambio de
posición del PSOE en relación con la Alianza, por lo que citaré algunos de los
más significativos. Mientras, en el Partido, se iban definiendo posiciones. A
favor de la salida de la OTAN se situaron en los primeros momentos del acceso
al gobierno, Javier Solana, Jose Mª Maravall o Alfonso Guerra. Las posiciones
pro-atlantistas estaban avaladas por dos miembros del gobierno situados en
departamentos clave, Narcís Serra en Defensa, y Miguel Boyer, en economía.
Felipe González materializó su
progresivo acercamiento a la Alianza con un golpe de efecto en un tema de gran
trascendencia y motivo de grandes movilizaciones populares en Europa. Declaró,
precisamente en Bonn, su apoyo a la decisión de la OTAN de desplegar 572
cabezas nucleares en Europa proyectada para diciembre de 19835
La convocatoria del Referéndum
para decidir la permanencia de España en la OTAN se realizó según lo previsto
en la Constitución Española, artículo 92, que se caracterizaba por ser la más
restrictiva de la CEE en la regulación de la democracia directa.
Dicha norma y la Ley Orgánica que
la desarrolla excluyen cualquier forma de iniciativa popular para convocarlo.
Sólo puede ser convocado por el rey, a propuesta del presidente del gobierno y
siempre tiene carácter consultivo, es decir, sus resultados no son
jurídicamente vinculantes para el gobierno. Se niega así, en la práctica, lo
que pomposamente establece el artículo 236 del mismo texto constitucional: el
derecho del pueblo a participar directamente en los asuntos
públicos. Un ejemplo más del conjunto de papeles mojados en materia de derechos
y libertades supuestamente amparados por el texto de 1978.
La OTAN, la
televisión privada y el final de cualquier disidencia en los medios de
comunicación
Uno de los elementos decisivos
para intentar cambiar una opinión pública que de forma mayoritaria se
posicionaba contra la permanencia en la OTAN, eran los medios de comunicación.
La radio y la televisión públicas tenían, además de una plantilla de destacados
profesionales, un margen de maniobra relativamente mayor que el actual para expresar
opiniones no coincidentes con los objetivos del Gobierno.
Digo relativa porque un muro de
silencio rodeaba todo lo relativo a la monarquía y sus corrupciones, a la
práctica de la tortura, a la Iglesia, a las fuerzas y cuerpos de seguridad, a
todas las estructuras administrativas y judiciales en las que no se había
producido depuración alguna de elementos fascistas, a las relaciones con
EE.UU., y de forma destacada, con la complicidad de la izquierda, a la Memoria
de la resistencia antifascista.
El gobierno del PSOE acabó con
cualquier asomo de pensamiento crítico en los medios públicos y procedió
brutalmente a la cancelación de programas que osaran dar siquiera cabida a las
razones del NO a la OTAN. El cese más emblemático fue el de Jose Luis Balbín al
frente del prestigioso programa “La Clave”, que con algunas suspensiones, se
estuvo emitiendo desde 1975 al 20 de diciembre de 1985. Fue evidente que la
cancelación tenía relación directa con el Referéndum de la OTAN que se
celebraría tres meses más tarde.
El PSOE también dio un giro de
180º a su posición defendida en las elecciones contraria a la existencia de
medios de comunicación privados. Utilizó la promesa de la concesión de
hipotéticos canales de televisión para disciplinar a los medios que estaban sosteniendo
posiciones contrarias a la Alianza Se hizo saber a sus directores que quién no
apoyara las posiciones favorables al SI no tendrían la menor opción. No todos
lo lograron a pesar de haber realizado giros copernicanos en su práctica
informativa a despecho de criterios deontológicos y otras zarandajas.
Uno de los mayores damnificados
fue Antonio Asensio, propietario del gurpo Z (El Periódico de Cataluña,
Interviú, Tiempo) junto al multimillonario Murdoch. Según el ex director de
Interviu y uno de los directores de ese grupo, Pablo Sebastíán “Él, [Asensio]
había puesto al Grupo Zeta al servicio del gobierno en el tema de la OTAN bajo
la promesa de que a cambio le darían un canal de televisión. Roma no
paga a traidores. Asensio se equivocó”7.
Otros si lo consiguieron. El País
– elemento clave en la desnaturalización de la izquierda política y sindical -
que defendía desde su fundación la neutralidad y el desarme pasó a sostener
acérrimas posiciones atlantistas, que mantiene sin fisuras hasta la fecha. El clan
Cebrián – Polanco y su grupo empresarial PRISA, recibió el premio mayor, el
canal de televisión de pago Canal Plus.
El grupo Mediaset (Berlusconi),
ONCE (Miguel Durán) y Anaya (Germán Sánchez Ruiperez) fueron obsequiados con
Tele 5. El grupo Antena 3, recibió la concesión del canal del mismo nombre.
Este grupo mediático, presidido por el conde Godó, era propietario del
influyente rotativo catalán La Vanguardiaquien pasó de criticar
duramente la convocatoria del referéndum, a militar decididamente en las filas
del SI.
Por si esto fuera poco se editó un
Manifiesto por el SI firmado por “50 intelectuales y artistas”8 que obviamente
dependían de los presupuestos públicos y de los medios de comunicación para
desarrollar su trabajo
La dependencia directa del poder
por parte de los grandes medios de comunicación públicos y privados, tuvo un
antes y un después en el referéndum de la OTAN. A partir de entonces el
alineamiento y la homogeneidad informativa ha sido total, especialmente en todo
lo concerniente a la política internacional, en la que es imposible establecer
diferencia alguna entre ellos, incluyendo a la gran mayoría de medios
digitales.
El avasallamiento de la libertad
de información lo ilustró claramente el mismísimo Juan Luis Cebrían, director
de El País y delegado para España del club de Bilderberg. Cuando Pablo
Sebastián (que se vio obligado a dejar la dirección de Interviú al no aceptar
la posición pro-OTAN que se le imponía) le comentó: “Esto de la OTAN va a
acabar con el periodismo independiente”, Cebrián le respondió: Si. Esto es así.
Algunos tendrán que enseñar el culo y nosotros una pierna”9.
En este siniestro juego de
presiones y chantajes en la sombra jugó un importante papel la sociedad
norteamericana INCI (Instituto de Cuestiones Internacionales), financiada a su
vez por la USIA (United States International Comunication Agency),
“organización oficial norteamericana que encubre la guerra sucia exportada por
EE.UU. a través de los medios de comunicación”10.
Las presiones mediáticas no
parecían bastar a unos pueblos que se habían organizado de forma autónoma y
enormemente creativa. La efervescencia social era enorme. La sensación que se
vivía en la calle era que no sólo estaba en juego la neutralidad y la
soberanía. Se percibía algo tan rotundo como el poder del pueblo frente al
terror de los GAL y al miedo a la extrema derecha anidada en las cloacas de los
aparatos de Estado revivida el 23F. Era la oportunidad de sacudirse por una vez
la losa de tantas derrotas.
Felipe González tuvo la
desvergüenza de amenazar con los tanques en la calle y la intervención de
EE.UU. si el SI era derrotado.
Aún así el NO ganó en el País
Vasco, incluida Navarra, Cataluña y Canarias.
¿Sólo?
El periodista Pablo Sebastián
afirma haber escuchado en una tertulia del Café Gijón de Madrid a uno de los
magistrados integrantes de la Junta Electoral Central en ejercicio en 1986,
cuyo nombre no está autorizado a revelar, afirmar que en la contabilización de
los votos del referéndum OTAN se había detectado un pucherazo de más de 400.000
votos en Galicia. Es evidente que la maniobra no podría haberse realizado sin
el consentimiento de Fraga que mantuvo – con Alianza Popular - la petición de
la abstención en dicho referéndum. ¿Pagó así el gallego el error de cálculo de anteponer
intereses de partido a los sacrosantos intereses del imperio, en definitiva, de
su clase?.
Nada se dijo, a parte de alguna
mención realizada por el citado periodista. Sin embargo fue un tema conocido en
los cenáculos, no sólo del poder, sino de la oposición que apostó por el NO.
Tratando de averiguar qué sucedió, yo misma pregunté a Gerardo Iglesias, en la
época secretario general del PCE y Coordinador General de IU, si habían tenido
noticia del hecho y si habían investigado. Su respuesta fue que sí supieron del
rumor que corría pero que no habían hecho pesquisa alguna porque “hubieran sido
acusados de hacer la pinza con el PP”(sic).
El GAL y los
ejércitos secretos de la OTAN
La actuación criminal de la
extrema derecha durante la Transición y su vinculación con los aparatos del
Estado forma parte de la losa de silencio mediática que presidió la Transición,
aunque prestigiosos escritores, como Alfredo Grimaldos, han dejado documentada
constancia de ello11. Hay evidencias de la actuación en el Estado español de
destacados fascistas italianos en masacres como la de Montejurra (1976) o,
entre otras, en la matanza de los abogados laboralistas de Atocha (1977).
También es patente la continuidad de dichas actividades con los crímenes de los
GAL, a su vez íntimamente vinculados a los aparatos del Estado.
El juez Felice Casson en 1984
empezó desvelar la trama de la red Gladio en Italia - integrada por la OTAN, la
extrema derecha y los servicios secretos militares - y el presidente de la
República, Giulio Andreotti, ratificó su existencia en 1990 ampliándola al
resto de países europeos. Las actuaciones criminales destinadas a evitar
gobiernos de izquierda mediante el nunca mejor llamado terrorismo de Estado se
iniciaron al final de la II Guerra Mundial en Grecia12y no hay noticias
fehacientes de que los diferentes “gladios” hayan sido disueltos.
Recientemente Ferdinando
Imposimato, presidente honorario de la Corte di Cassazione (Tribunal Supremo)
de Italia en la Convención “No Guerra, No NATO”, celebrada en Roma en octubre
de 2015 declaraba solemnemente13:
“En las investigaciones que yo he
realizado sobre las masacres que se han realizado en Italia, desde la de Piazza
Fontana en Milán, a la de la estación de Bolonia, a la de la Piazza della
Loggia en Brescia, a los asesinatos de mis colegas Giovanni Falcone y Paolo
Borsalino y sus escoltas, en todas, se ha certificado que los explosivos
utilizados provenían de Bases de la OTAN. Testimonios directos me han
confirmado que en estas Bases se reunían mafiosos de la Logia P2 [vinculada al
Vaticano], terroristas de la extrema derecha, mafiosos, oficiales de la OTAN y
políticos italianos, los días previos a las masacres”.
Estos testimonios han sido
publicados por Ferdinando Imposimato en su libro “La Repubblica delle stragi impunite”
sin que haya sido desmentido14.
En el Estado español no tuvimos la
suerte de tener jueces como Casson o como Imposimato. Las denuncias de torturas
o los crímenes del GAL, las matanzas como la de Vitoria o Atocha, los más de
cien asesinatos de la “pacífica” Transición, se han traducido reiteradamente en
absoluciones por falta de pruebas, indultos, en huidas de la cárcel o han
chocado con la Ley de Amnistía de 1977.
Y nada permite suponer que algo
haya cambiado. En 1998 el juez Garzón era el magistrado instructor de dos
importantes causas, la de los vuelos de la muerte de la Dictadura argentina y
la que investigaba el terrorismo de Estado durante los gobiernos de Felipe
González “el caso GAL”. En el marco de la primera y con una íntima vinculación
con la segunda recibió la denuncia de Victor Basterra, fotógrafo secuestrado en
la ESMA(Escuela de Mecánica de la Armada), que relataba la participación
directa de militares españoles en los crímenes allí perpetrados, desde fines la
década de los 70 hasta, al menos, 1983. La denuncia fue confirmada por el Mº de
Defensa español que informó del envío de altos cargos del Ejército para recibir
“entrenamiento” en Argentina y que estuvieron en campos de exterminio como la
citada ESMA o el Campo de Mayo. Así mismo el Ministerio, en manos del PP a
partir de 1996 remitió al juez Garzón una lista con los nombre y graduación de
los implicados.
El juez Garzón, tras llamar a
declarar al primero de ellos, el coronel de la Armada, Cristóbal Gil y Gil,
vinculado entonces a los servicios secretos (SECED) y en el momento de esta
denuncia integrado en el IEEE (Instituto Español de Estudios
Estratégicos)dependiente de la Dirección General de Política de Defensa15,
cerró el caso. No hubo más actuaciones a pesar de las reiteradas denuncias del
coronel Amadeo Martínez Inglés y de que según nuestra legislación los
tribunales son plenamente competentes para juzgar delitos cometidos por
ciudadanos españoles en el extranjero16.
Para finalizar quiero dejar
constancia de un hecho inquietante relativo al asesinato de Olof Palme, Primer
Ministro de Suecia. El magnicidio ocurrió el 28 de febrero de 1986 y el caso ha
prescrito sin que nunca fueran identificados sus autores. Las pistas siempre
apuntaron a agentes de la extrema derecha vinculados a la CIA y a la OTAN, que
habrían actuado para eliminar al más destacado político socialdemócrata, que
denunciaba con firmeza las guerras imperiales, la política de bloques y se
mostraba solidario con el Chile de Allende o la resistencia vietnamita.
Olof Palme, pocos días antes de
caer asesinado había anunciado públicamente que viajaría al Estado español para
participar personalmente apoyando la campaña por el NO a la OTAN. Este hecho
hubiera tenido una enorme trascendencia dada su estrecha relación con Felipe
González, rota públicamente en 1983 por el giro atlantista de éste último. Lo
que es absolutamente desconocido es que las investigaciones oficiales suecas
por el asesinato de Palme siguieron, entre otras, lo que denominaron como
“pista hispana”, tal y como afirmó el Secretario de Estado de Asuntos
Exteriores sueco en el transcurso de un homenaje a Camilo José Cela celebrado
en la embajada de ese país en Madrid en 2003, al que asistía también Pablo
Sebastián.
Como puede verse las cloacas del
Estado mantuvieron la continuidad de su estructura y de sus acciones desde la
muerte de Franco y tuvieron una actividad intensa en todo el periodo previo al
referéndum de la OTAN.
Sirva este obligatoriamente breve
recorrido en torno al referéndum de la OTAN para dejar constancia de hasta qué
punto el PSOE, no sólo no responde a lo que de la manera más laxa pudiera
entenderse como partido de izquierda, sino que ha actuado decisivamente desde
sus gobiernos – entre otras muchas cosas - para liquidar la libertad de información
y perpetuar en los aparatos del Estado las cloacas de la Dictadura.
El terrorismo de Estado, el GAL o
la OTAN no son compartimentos estancos, sin relación con la lucha de clases. Y
el PSOE, independientemente de quién se situara en su dirección, ha jugado un
papel decisivo, tanto en su creación y desarrollo, como en el aseguramiento de
la impunidad de los crímenes por ellos cometidos. Más nos vale no olvidarlo.
Febrero de
2016
* Ver Primera
parte
Artículo
escrito para la revista Espineta y Caragolins.
Texto completo en : http://www.lahaine.org/est_espanol.php/el-psoe-y-el-referendum
“Los pueblos que no recuerdan su pasado están
condenados a repetirlo”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario