El 5 de mayo de 1937 es asesinado en Barcelona (España) el militante anarquista y combatiente antifascista Francesco Barbieri, también conocido como Ciccio. Había nacido el 14 de diciembre de 1895 en San Costantino di Briatico (Calabria, Italia) en el seno de una familia holgada - sus padres fueron Giovanni Barbieri y Arena Domenica -, y logró diplomarse como perito agrario en la Escuela de Agricultura en 1914. Comenzó a militar en el movimiento anarquista pronto y emigró hacia la Argentina. Sensible a la propaganda patriótica de la embajada italiana en Argentina, se alistó como voluntario en las tropas de asalto durante la Gran Guerra. Dos veces herido, fue condecorado. A principios de 1919 volvió a Calabria y quedó bastante decepcionado al comprobar que el gobierno no entregaba tierras a excombatientes. Después de hacer suyas las ideas anarquistas, participó en una cooperativa agrícola como contable. Cuando surgieron las discrepancias, se marchó a una cooperativa de consumo, pero la adhesión al partido fascista era obligatoria, por lo que se negó a ingresar y aprovechando una disposición legal en favor de los ex combatientes, retornó a la Argentina abril de 1922 para trabajar en la Patagonia. La represión y los 1.500 huelguistas de la anarcosindicalista Federación Obrera Regional Argentina (FORA) fusilados por el ejército en la Patagonia entre 1921 y 1922 hicieron que quedara en Buenos Aires, donde frecuentó los grupos italianos socialistas y anarquistas que le encontraron un trabajo como portuario y aprendiz en una imprenta. En 1924 participó en el boicot del crucero propagandístico que el paquebote «Italia» hacía a favor del fascismo mussoliniano, que llevó a la detención de numerosos militantes italianos que como él eran miembros del «Comitato Antifascista Italiano». Pudo huir y contactó con anarquistas calabreses, como Severino Di Giovanni, los hermanos Alejandro y Paulino Scarf, así como Silvio Astolfi, Umberto Lanciotti y Miguel Arcángel Roscigna; todos juntos, formaron un grupo para combatir el fascismo y también para apoyar la campaña contra la condena de Sacco y de Vanzetti. Las acciones consistían en cometer atentados con dinamita contra objetivos norteamericanos; hicieron más de veinte. Barbieri, aprovechando los conocimientos adquiridos durante la guerra, era el responsable de la fabricación de bombas. En 1926, cuando Buenaventura Durruti y Francisco Ascaso llegaron a Argentina, el grupo colaboró activamente en varias expropiaciones en empresas angloargentines. El 3 de mayo de 1928 Di Giovanni colocó una maleta con una bomba en el consulado de Italia, la explosión de la cual provocó nueve muertos y 24 heridos. La represión contra el movimiento anarquista italiano obligó Barbieri a refugiarse primero en Montevideo, luego en Río de Janeiro y finalmente en Belo Horizonte, donde la policía brasileña lo expulsó en Italia. Una violenta polémica estalló en los círculos libertarios argentinos: La Protesta, órgano de la FORA, que pretendía ser un sindicato anarquista con muchas críticas al anarcosindicalismo español considerado como reformista, bajo la pluma de Abad de Santillán y de López Arango , denunció prácticamente el grupo de Di Giovanni, acusándolo de hacer el juego a la policía; La Antorcha, periódico anarquista crítico con la FORA y víctima de sus sicarios armados en 1926, tendía a justificar los atentados. La polémica detuvo cuando López Arango fue asesinado en su casa para Di Giovanni, que exigió un jurado de honor anarquista para resolver el problema entre Santillán y él, evidentemente fue «indultado». Barbieri, que no tenía ningún cargo en su contra en Italia, permaneció un tiempo en Calabria, pero fue detenido por actividades antifascistas y condenado a un año y seis meses de prisión. En febrero de 1930 logró evadirse del penal y pudo llegar clandestinamente a Marsella, donde hizo contacto con los refugiados antifascistas italianos. En marzo de 1931 fue condenado en rebeldía a un año y seis meses de prisión por emigración clandestina y como «subversivo peligroso». A mediados de 1931, instalado en Lyon, participó activamente en el grupo anarquista "Sacco et Vanzetti». El 27 de febrero de 1932 fue condenado a Tolón a ocho meses de prisión por uso de documentación falsa. Purgada la pena, marchó a Ginebra. La policía italiana le atribuyó una serie de atentados antifascistas en la Costa Azul y en Lyon. En 1932 conoció Camillo Berneri que lo consideraba «un compañero valiente, indispensable pera la lucha armada». En una nota de junio de 1935 a consuelos italianos en Europa (Francia, Suiza, Bélgica, España, Holanda y Alemania), el director de la policía política fascista juzgaba Barbieri como una especie de «consultor militar» de los anarquistas y que en sus viajes los asesoraba en la fabricación de explosivos, además, el dossier político de Barbieri estaba compuesto de unas 413 cartas redactadas durante decenas de años por celosos servidores del régimen fascista, que reproducían noticias transmitidas por la policía sobre las principales actividades libertarias del anarquista calabrés. En octubre de 1935 fue expulsado de Suiza y pasó un tiempo en casa de Berneri en París. Participó indirectamente en la «Conferencia de discusión» que los anarquistas italianos Berneri, Giglioli y otros habían preparado para elaborar un programa insurreccional. Berneri aconsejó Barbieri que se refugiara en España donde podría contactar con el grupo italiano y con amistades del periodo argentino. Marchó a Palma (Mallorca) para montar una empresa de importación y exportación de frutas y verduras. Durante uno de sus numerosos viajes a Barcelona, fue denunciado por la policía italiana en febrero de 1936, detenido y encarcelado. El Ministerio de Asuntos Exteriores italiano pidió la extradición o su expulsión a Portugal, donde era más fácil la repatriación, pero, después de dos meses de prisión, fue liberado gracias a un decreto de amnistía. Retornó clandestinamente a Suiza y el 25 de julio de 1936 llegó con un grupo de anarquistas suizos en una Barcelona en plena revolución libertaria. En esta ciudad encontró Berneri e italianos exiliados en Francia que también habían pasado la frontera. Formó parte de la Sección Italiana de la Columna Ascaso, de la que Berneri era miembro del Consejo de Defensa y Barbieri se convirtió en su ayudante de campo. Después de la batalla de Monte Pelado de agosto de 1936, el frente de Huesca (Aragón), siguió Berneri en Barcelona, donde éste comenzó a publicar Guerra di Classe. Mientras, Barbieri organizó una red de atención a los milicianos italianos; recaudando fondos, armas, medicamentos, ambulancias, etc., Y manteniendo relaciones con otros dirigentes españoles sirviendo de agente de contacto. Cuando se estructuró la organización de los anarquistas italianos («Comitato Anarchica di Defessa»), encabezada por Virgilio Gozzoli, Barbieri no tuvo ninguna función precisa, pero según un informe la policía fascista italiana sería el jefe de un grupo de militantes anarquistas (Umberto Marzocchi, Rabitti, Ercolano, Schiaffonatti, etc.) que habían formado "una policía secreta encargada de comprar armas para liquidar estalinistas». El piso donde vivían Barbieri, Berneri, Mastrodicasa, Fantozzi, Tosca Tantiñà y Oscura Corsinovi - en la plaza del Ángel n. 2, 2 º, 2 ª -, fue muchas veces violado por comunistas y ugetistas durante las jornadas de Mayo de 1937 en Barcelona. Durante los sucesos de mayo Barbieri se encontraba en Barcelona convaleciente de una herida de guerra. Sobre las seis de la tarde del 5 de mayo de 1937 una patrulla con brazales de UGT de unos 15 hombres armados, dirigida por un Mosso d'Esquadra vestido de paisano, que se identificó con la placa 1109 - la compañera de Barbieri lo anotó -, irrumpió en el piso de los compañeros y después de un violento altercado, Barbieri y Berneri fueron llevados hacia la plaza de Cataluña. Las mujeres quedaron solas. Esa misma noche se encontró el cuerpo de Barbieri en las Ramblas de Barcelona por la Cruz Roja con varias heridas de bala en la espalda y llevado al depósito del Hospital Clínico, con fue identificado al día siguiente por los compañeros Canzi, F . Corsinovi, V. Mazzone y Umberto Marzocchi. Camillo Berneri corrió la misma suerte.
lunes, 6 de mayo de 2013
Francesco Barbieri - interesante biografía de un militante anarquista
El 5 de mayo de 1937 es asesinado en Barcelona (España) el militante anarquista y combatiente antifascista Francesco Barbieri, también conocido como Ciccio. Había nacido el 14 de diciembre de 1895 en San Costantino di Briatico (Calabria, Italia) en el seno de una familia holgada - sus padres fueron Giovanni Barbieri y Arena Domenica -, y logró diplomarse como perito agrario en la Escuela de Agricultura en 1914. Comenzó a militar en el movimiento anarquista pronto y emigró hacia la Argentina. Sensible a la propaganda patriótica de la embajada italiana en Argentina, se alistó como voluntario en las tropas de asalto durante la Gran Guerra. Dos veces herido, fue condecorado. A principios de 1919 volvió a Calabria y quedó bastante decepcionado al comprobar que el gobierno no entregaba tierras a excombatientes. Después de hacer suyas las ideas anarquistas, participó en una cooperativa agrícola como contable. Cuando surgieron las discrepancias, se marchó a una cooperativa de consumo, pero la adhesión al partido fascista era obligatoria, por lo que se negó a ingresar y aprovechando una disposición legal en favor de los ex combatientes, retornó a la Argentina abril de 1922 para trabajar en la Patagonia. La represión y los 1.500 huelguistas de la anarcosindicalista Federación Obrera Regional Argentina (FORA) fusilados por el ejército en la Patagonia entre 1921 y 1922 hicieron que quedara en Buenos Aires, donde frecuentó los grupos italianos socialistas y anarquistas que le encontraron un trabajo como portuario y aprendiz en una imprenta. En 1924 participó en el boicot del crucero propagandístico que el paquebote «Italia» hacía a favor del fascismo mussoliniano, que llevó a la detención de numerosos militantes italianos que como él eran miembros del «Comitato Antifascista Italiano». Pudo huir y contactó con anarquistas calabreses, como Severino Di Giovanni, los hermanos Alejandro y Paulino Scarf, así como Silvio Astolfi, Umberto Lanciotti y Miguel Arcángel Roscigna; todos juntos, formaron un grupo para combatir el fascismo y también para apoyar la campaña contra la condena de Sacco y de Vanzetti. Las acciones consistían en cometer atentados con dinamita contra objetivos norteamericanos; hicieron más de veinte. Barbieri, aprovechando los conocimientos adquiridos durante la guerra, era el responsable de la fabricación de bombas. En 1926, cuando Buenaventura Durruti y Francisco Ascaso llegaron a Argentina, el grupo colaboró activamente en varias expropiaciones en empresas angloargentines. El 3 de mayo de 1928 Di Giovanni colocó una maleta con una bomba en el consulado de Italia, la explosión de la cual provocó nueve muertos y 24 heridos. La represión contra el movimiento anarquista italiano obligó Barbieri a refugiarse primero en Montevideo, luego en Río de Janeiro y finalmente en Belo Horizonte, donde la policía brasileña lo expulsó en Italia. Una violenta polémica estalló en los círculos libertarios argentinos: La Protesta, órgano de la FORA, que pretendía ser un sindicato anarquista con muchas críticas al anarcosindicalismo español considerado como reformista, bajo la pluma de Abad de Santillán y de López Arango , denunció prácticamente el grupo de Di Giovanni, acusándolo de hacer el juego a la policía; La Antorcha, periódico anarquista crítico con la FORA y víctima de sus sicarios armados en 1926, tendía a justificar los atentados. La polémica detuvo cuando López Arango fue asesinado en su casa para Di Giovanni, que exigió un jurado de honor anarquista para resolver el problema entre Santillán y él, evidentemente fue «indultado». Barbieri, que no tenía ningún cargo en su contra en Italia, permaneció un tiempo en Calabria, pero fue detenido por actividades antifascistas y condenado a un año y seis meses de prisión. En febrero de 1930 logró evadirse del penal y pudo llegar clandestinamente a Marsella, donde hizo contacto con los refugiados antifascistas italianos. En marzo de 1931 fue condenado en rebeldía a un año y seis meses de prisión por emigración clandestina y como «subversivo peligroso». A mediados de 1931, instalado en Lyon, participó activamente en el grupo anarquista "Sacco et Vanzetti». El 27 de febrero de 1932 fue condenado a Tolón a ocho meses de prisión por uso de documentación falsa. Purgada la pena, marchó a Ginebra. La policía italiana le atribuyó una serie de atentados antifascistas en la Costa Azul y en Lyon. En 1932 conoció Camillo Berneri que lo consideraba «un compañero valiente, indispensable pera la lucha armada». En una nota de junio de 1935 a consuelos italianos en Europa (Francia, Suiza, Bélgica, España, Holanda y Alemania), el director de la policía política fascista juzgaba Barbieri como una especie de «consultor militar» de los anarquistas y que en sus viajes los asesoraba en la fabricación de explosivos, además, el dossier político de Barbieri estaba compuesto de unas 413 cartas redactadas durante decenas de años por celosos servidores del régimen fascista, que reproducían noticias transmitidas por la policía sobre las principales actividades libertarias del anarquista calabrés. En octubre de 1935 fue expulsado de Suiza y pasó un tiempo en casa de Berneri en París. Participó indirectamente en la «Conferencia de discusión» que los anarquistas italianos Berneri, Giglioli y otros habían preparado para elaborar un programa insurreccional. Berneri aconsejó Barbieri que se refugiara en España donde podría contactar con el grupo italiano y con amistades del periodo argentino. Marchó a Palma (Mallorca) para montar una empresa de importación y exportación de frutas y verduras. Durante uno de sus numerosos viajes a Barcelona, fue denunciado por la policía italiana en febrero de 1936, detenido y encarcelado. El Ministerio de Asuntos Exteriores italiano pidió la extradición o su expulsión a Portugal, donde era más fácil la repatriación, pero, después de dos meses de prisión, fue liberado gracias a un decreto de amnistía. Retornó clandestinamente a Suiza y el 25 de julio de 1936 llegó con un grupo de anarquistas suizos en una Barcelona en plena revolución libertaria. En esta ciudad encontró Berneri e italianos exiliados en Francia que también habían pasado la frontera. Formó parte de la Sección Italiana de la Columna Ascaso, de la que Berneri era miembro del Consejo de Defensa y Barbieri se convirtió en su ayudante de campo. Después de la batalla de Monte Pelado de agosto de 1936, el frente de Huesca (Aragón), siguió Berneri en Barcelona, donde éste comenzó a publicar Guerra di Classe. Mientras, Barbieri organizó una red de atención a los milicianos italianos; recaudando fondos, armas, medicamentos, ambulancias, etc., Y manteniendo relaciones con otros dirigentes españoles sirviendo de agente de contacto. Cuando se estructuró la organización de los anarquistas italianos («Comitato Anarchica di Defessa»), encabezada por Virgilio Gozzoli, Barbieri no tuvo ninguna función precisa, pero según un informe la policía fascista italiana sería el jefe de un grupo de militantes anarquistas (Umberto Marzocchi, Rabitti, Ercolano, Schiaffonatti, etc.) que habían formado "una policía secreta encargada de comprar armas para liquidar estalinistas». El piso donde vivían Barbieri, Berneri, Mastrodicasa, Fantozzi, Tosca Tantiñà y Oscura Corsinovi - en la plaza del Ángel n. 2, 2 º, 2 ª -, fue muchas veces violado por comunistas y ugetistas durante las jornadas de Mayo de 1937 en Barcelona. Durante los sucesos de mayo Barbieri se encontraba en Barcelona convaleciente de una herida de guerra. Sobre las seis de la tarde del 5 de mayo de 1937 una patrulla con brazales de UGT de unos 15 hombres armados, dirigida por un Mosso d'Esquadra vestido de paisano, que se identificó con la placa 1109 - la compañera de Barbieri lo anotó -, irrumpió en el piso de los compañeros y después de un violento altercado, Barbieri y Berneri fueron llevados hacia la plaza de Cataluña. Las mujeres quedaron solas. Esa misma noche se encontró el cuerpo de Barbieri en las Ramblas de Barcelona por la Cruz Roja con varias heridas de bala en la espalda y llevado al depósito del Hospital Clínico, con fue identificado al día siguiente por los compañeros Canzi, F . Corsinovi, V. Mazzone y Umberto Marzocchi. Camillo Berneri corrió la misma suerte.
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