Introducción
Partimos de
considerar el presente trabajo como algo no dogmático, ni monolítico, y mucho
menos definitivo. En principio el V Congreso se identifica con las líneas
generales del dictamen sobre Comunismo Libertario (ver Actas Congreso de
Zaragoza) elaborado en 1936.
Debe tomarse
el presente trabajo como indicaciones para un debate en los sindicatos que
permita un enriquecimiento del futuro plan de sociedad comunista libertaria.
Declaración
preliminar
Desaparecido
el sistema actual impuesto desaparecerán también la irracional acumulación
capitalista y los privilegios derivados de la misma. La sociedad procederá a
una distribución igualitaria de los bienes producidos por todos, según el
principio: de cada uno según sus fuerzas, a cada cual según sus necesidades.
Los elevados índices de productividad obtenidos gracias a la moderna tecnología
permiten prever un nivel de vida para cubrir el anterior objetivo. Si la
sociedad actual puede subsistir y progresar, a pesar del enorme parasitismo,
como hemos evidenciado en otros puntos del orden del día, ello nos permite
afirmar que, sin merma de la productividad (aunque sería preciso una
reconversión y estudio detallado en cada caso) podría crearse la riqueza
necesaria para garantizar una vida confortable para todos. Por supuesto que
desaparecerían las escandalosas superfluidades que constituyen el lujo de los
explotadores, pero por el contrario cobraría un impulso y florecimiento
extraordinario todos los aspectos económicos, sociales y culturales de la vida
social, ahora si merecedora en verdad de este calificativo. Desaparecería
asimismo la irracionalidad del consumismo productivista y con esto la patética
sociedad del despilfarro. Como ha dicho un autor libertario, el consumo
dirigiría en todos los casos a la producción, no viceversa como es hoy el caso.
Líneas
generales de la construcción comunista libertaria
Por supuesto
que no pretendemos configurar desde hoy el porvenir, sino prefigurarlo, como
hemos afirmado con anterioridad. Lo contrario sería una pretensión autoritaria
además de un absurdo. La responsabilidad de decidirlo corresponderá por entero
a las generaciones presentes en el memorable tránsito.
Sin embargo
consideramos de gran importancia la previsión de determinadas líneas generales
o ideas-fuerza sobre las que andamiar la nueva sociedad. Téngase presente que
la ausencia de estas ideas-fuerza bien cimentadas en todas las grandes
revoluciones históricas hizo posible que el carácter primigeniamente libertario
de las mismas fuese finalmente capitalizado de forma autoritaria. De manera que
el diseño de las grandes líneas generales puede ser útil para los futuros
constructores, quienes las ampliarán de acuerdo con sus criterios y los valores
y circunstancias del momento.
Los
criterios prácticos sobre la construcción del comunismo libertario son muy
diversos y han cambiado en el tiempo. El dictamen del Congreso de Zaragoza
subraya el papel decisivo de la comuna como marco o asiento de todas las
actividades humanas básicas, incluidas las económicas.
Es
incuestionable a nuestro juicio, que la comuna es el marco donde se cumplen
todas las funciones vitales de la sociedad, si bien creemos que deben situarse
en una relación armónica las realidades de orden económico y productivo y
aquellas otras de relación humana general dada la esencialidad misma de ambas.
Es por esta razón que aludimos a la federación económica y a la federación
política como situadas en un nivel de complementariedad, aunque la primera se
verifique en el ámbito de la segunda.
El campo
económico-productivo: la industria
Los
elementos constitutivos de este campo serían: las unidades productivas de base
(fábricas, talleres, minas, etc.), los consejos locales de economía que
asumirían la función de coordinar la economía en el nivel local, las
federaciones de industria a nivel regional, nacional e internacional si fuese
necesario.
No hay duda
que, efectuado el cambio revolucionario y abolida la propiedad privada y el
Estado, el principio de autoridad y, por consiguiente, las clases que dividen a
los hombres en explotados y explotadores como se dice en la ponencia del
Congreso de Zaragoza los trabajadores se incautarán de las unidades productivas
de base, y procederán a hacer balance de maquinarias y materias primas y de
cuantos datos estadísticos interesen a los consejos locales de economía.
A partir de
este momento, los centros de producción crearán sus consejos
técnico-administrativos, nombrados en asamblea general y procederán a
reestructurarse de acuerdo con las necesidades de cada grupo y posteriormente
con las necesidades locales de cada industria. De estas necesidades los trabajadores
deducirían las decisiones a tomar desde el punto de vista estructural,
decidiendo en cada caso el tipo y dimensión de la unidad productiva
procediéndose con criterios racionales que superen las estructuras inoperantes
por reducidas, como ya se hiciera en Barcelona durante el proceso
revolucionario y también en otros sectores de la España revolucionaria. De
igual modo procedería corregir la gigantanasia creada por la concentración
industrial de nuestros días, descentralizándose los grandes conglomerados para
adaptarlos a las conveniencias reales y a las posibilidades del entorno, con
ayuda de los adelantos tecnológicos.
A niveles
regionales y nacional, la federación de industria cumpliría las funciones de
coordinación correspondiente a sus niveles, resolviendo los desajustes dentro
del ramo y el aprovisionamiento de materias primas. La planificación industrial
por ramas se llevaría a cabo en los congresos a los diferentes niveles y se
tendrían en cuenta tanto los datos estadísticos de la industria como los
suministrados por los consejos de economía regionales o nacional en relación
con el estado general económico y las exigencias de éste.
Algunas
industrias, como enseñanza, transporte, construcción, gastronomía y otras,
escaparían probablemente a la planeación económica en aquellos aspectos
relativos a los ámbitos locales o comunales, por afectar ya no sólo a los
trabajadores, sino esencialmente a los ciudadanos como tales. Lo más probable
es que cada comuna o municipio tendrá ideas propias sobre la organización de
determinados servicios como el transporte, la enseñanza y otros. En cuanto a la
construcción, en este caso, urbanismo, es de prever que las comunas tendrían
buen cuidado en elegir el tipo de construcciones o viviendas adecuados al
respectivo ámbito geográfico, al carácter del paisaje o al temperamento
artístico y creativo de cada comuna. En todos estos casos decidiría la propia
comuna, recurriendo a los medios técnicos del propio organismo local de la
construcción, Esto ofrecería la posibilidad de una menor centralización de este
ramo y de otros, que sólo tendrían que resolver en ámbitos geográficos
superiores el problema de las materias primas. Repetimos que todas estas líneas
generales tienen sólo un valor indicativo.
La
agricultura
Cuanto se ha
dicho para las federaciones de industria cabe afirmarlo para las federaciones
de campesinos, que se articularían a partir de las unidades colectivizadas de
base en federaciones comarcales y regionales. Aquí convendría proceder a una
diversificación del campo agrícola como en el caso de la industria, según las
especialidades de la agricultura, que podrían articularse por separado en
grandes grupos productivos. Cabe pensar en una federación nacional de cereales,
otra de legumbres, de tubérculos, del vino y la sidra, de los productos lácteos
y sus derivados, de las materias grasas y de la carne. Otro tanto se puede
decir de las actividades pesqueras. Acaso fuera conveniente unir por fin estas
federaciones nacionales campesinas especializadas en federaciones generales de
la agricultura en los ámbitos regionales, constituyendo una confederación
general (o nacional) agrícola con articulación final. Estas federaciones
regionales, así como la confederación general estarán representadas en los
consejos locales, regionales y nacionales (o general) de economía, donde
revertirían las necesidades de asistencia técnica, herramientas y maquinarias
diversas, abonos y productos químicos etc. Se tendrán también en cuenta las
circunstancias dadas en la revolución española 1936-39. Por supuesto que en
todas las modalidades de cultivo se suprimiría cualquier forma de explotación
del trabajo ajeno.
Las comunas
Como hemos
dicho en otro lugar la comuna es el ámbito en el que se desarrollarán todas las
actividades humanas esenciales, tanto las económicas productivas, ya descritas,
como las de relación humana general. Por ello es el eje en que se insertará la
vida de la nueva sociedad.
Lo mismo que
la nueva estructuración económico-productiva tendrá como base a los
trabajadores/as y a las unidades productivas de base la nueva estructuración de
las relaciones humanas generales tendrá como base primordial la persona y el
núcleo social primario asentado en el barrio o distrito y por extensión la
comuna local (o municipio libre). La comuna será la unidad básica de la
convivencia ciudadana y la entidad geosocial sobre la cual se estructurará la
gran federación política que debe sustituir al Estado. Las comunas serán
autónomas y se federarán comarcal, regional o nacionalmente (o en el espacio ibérico)
para que se cumplan los fines de solidaridad y complementariedad política y
económica previstos en la sociedad comunista libertaria. La unión libre y
voluntaria que empieza en la persona soberana, emancipada de toda alienación,
culmina en la Confederación Ibérica de Comunas Autónomas Libertarias
(C.I.C.A.L.). En los congresos de la confederación se tomarán, dentro de la más
amplia libertad, las más importantes decisiones relativas a la vida e intereses
del conjunto de comunas que compongan la Confederación. Por supuesto que las
decisiones correspondientes a cuestiones locales o regionales se tomarán en
estos ámbitos puesto que partimos del concepto básico de autonomía. Bien
entendido que autonomía en el federalismo supone mutua solidaridad y apoyo mutuo
dentro de los intereses comunes.
Ante una
extensión posible de la revolución fuera de los límites de la península
ibérica, cabe imaginar la estructuración de una Confederación Internacional de
Comunas Autónomas Libertarias, formación que implicaría naturalmente la
desaparición de las grandes concentraciones de poder que representan hoy todos
los Estados.
La comuna
autónoma
Esta
entendería en la gestión de los problemas que afectan a la vida y convivencia
de la colectividad. Cuestiones tales como la sanidad, el urbanismo, la
vivienda, la enseñanza la cultura, el ocio, los transportes locales, la
demografía y las estadísticas, la distribución y el consumo estarían a cargo de
los organismos especializados creados por la comuna y que se desenvolverían
bajo la supervisión de la misma. En los diversos barrios y distritos, los
ciudadanos/as tomarán decisiones y ellas constituirán la voluntad decisoria
sobre todos los problemas de la vida ciudadana.
Los
problemas de carácter comarcal o regional se resolverán del mismo modo en cada
ámbito, articulando las decisiones de abajo a arriba. Las correspondientes a
niveles más elevados (nacional o ibérico) seguirán la misma modalidad,
refiriéndose, como ya hemos apuntado a todas las cuestiones, de diversa
importancia y transcendencia relativa al conjunto de la sociedad. Finalmente,
del mismo modo federalista la voz de la C.I.C.A.L. se dejaría oír en el
concierto de la confederación internacional, si ésta existiese.
Toda
actividad de carácter social en el área de la comuna tendrá punto de
convergencia en la misma.
De los
organismo técnicos
Como ya se
ha sugerido, las comunas crearían en su seno tantos organismos especializados
como necesidades reales existan. A este nivel local la comuna, tras llevar a
cabo un inventario general de todos los bienes ahora comunes se hace cargo de
la administración de los mismos y de aquellas funciones productivas
relacionadas con la vida local, en el sentido indicado cuando nos referimos a los
aspectos económico-productivos. Estos estarán como tales presentes por medio dé
un organismo especializado en el seno de la comuna. Este organismo no será otro
que el del consejo local de economía.
A niveles
regionales, los consejos regionales de economía estarán representados en las
respectivas federaciones regionales de comunas y por fin en el ámbito nacional
o ibérico, el consejo nacional o ibérico de economía estará representado en la
Confederación Ibérica de Comunas Autónomas Libertarias. De este modo se
fundirán armoniosamente las actividades económico productivas con las de
relación humana.
Caben aquí
algunas consideraciones importantes en cuanto a la complementariedad sindical.
La Comuna representará por su propia naturaleza la integralidad de las personas
en todos sus aspectos. Sería misión de la comuna ordenar estadísticamente el
consumo y la distribución por medio de sus lazos demográficos. Por tanto, y en
última instancia el consumo deberá orientas la producción, puesto que sólo
deberán producirse aquellos productos que sean necesarios para la subsistencia
y el bienestar de la comunidad.
Esto quiere
decir que los servicios estadísticos de la comuna significarán un factor de
racionalidad económica. Del mismo modo, las aspiraciones cambiantes de la
sociedad viva, reflejadas en los acuerdos de las comunas a todos los niveles,
serán otros tantos factores orientados a la racionalidad económica, a servir
los fines integrales de la persona, y a facilitar los cambios necesarios en el
concierto general de la vida social.
Pensamos que
el complejo mundo de las relaciones económico-productivas y el de las
relaciones humanas generales podrían ser influidas y controladas de principio a
fin por la persona a través del canal de la comunicación ciudadana de las Comunas
Libres articuladas de abajo a arriba y a todos los niveles.
De la
producción y el consumo
Aunque sean
de esperar verdaderos prodigios por parte de la tecnología actual, la sociedad
comunista libertaria no podrá todavía aplicar, de entrada, la fórmula
kropotkiniana de la «toma del montón» y probablemente serán necesarios
controles sociales en cuanto a la distribución y el consumo y éste deberá estar
condicionado por las posibilidades reales de la producción.
Otra
cuestión a resolver será la del medio o signo de cambio destinado a obtener los
productos necesarios para cubrir las necesidades de todos; el medio propuesto
por el Congreso de Zaragoza fue la «carta del productor», extendida por los
comités o consejos de fábrica o de cultivo a los productores, facilitando a su
vez los consejos comunales, cartas de consumo a los integrantes de la población
pasiva. Desarrollando esta misma iniciativa, surgió la idea de un signo de
cambio que no podría capitalizarse, dado que no tendría el menor sentido en un
sistema en que no existiría la propiedad privada ni explotación posible del
trabajo ajeno. Serán las comunas quienes repartan los bonos de adquisición.
Este signo de cambio tendría como fin esencial regular la distribución de los
productos.
Otros
problemas de la sociedad comunista libertaria
Trazadas las
líneas generales de cómo entendemos hoy la futura sociedad comunista
libertaria, consideramos ocioso entrar hoy, a tan distante perspectiva, en
pormenorizaciones sobre otros aspectos de la vida social, como puede ser la
pedagogía, las relaciones sexuales, el problema religioso, y una multitud de
prácticas que florecerán espontáneamente en las comunidades libertarias y que
apenas podemos imaginar hoy.
Queda la
cuestión de desmitificar la revolución y hay que entenderla como una tremenda
fractura que pondrá a prueba la voluntad y la inteligencia de los
revolucionarios que pongan los cimientos de la nueva sociedad. Esta no sería de
la noche a la mañana algo idílico. Habrá dificultades de todo tipo pero no
insalvables, dado que la creatividad y el impulso revolucionario serán las
grandes herramientas que arrumbarán el viejo mundo y sienten las bases de otro
completamente nuevo. Entre las dificultades estará la necesidad de defender por
las armas la revolución como ya preveyeron los compañeros de 1936. Los
militantes de 1936 venteaban los acontecimientos revolucionarios, nosotros hoy
debemos ir creando sin pausa las condiciones objetivas para el cambio
expresadas claramente en el dictamen de Zaragoza de 1936,
http://madrid.cnt.es/principios_tacticas_y_finalidades/concepto_confederal_del_comunismo_libertario.php
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