Esta es la historia de un hombre que anduvo en la guerrilla anarquista en
Andalucía hasta que todo su grupo fue aniquilado por la guardia civil.
Sobrevivió malherido, y desde entonces hubo de llevar una vida de huido durante
toda la Dictadura franquista. Nunca dejó de ser un verdadero luchador
libertario, pero a través de una vida clandestina y la necesidad le obligó a
vivir retirado muchas veces sin poder seguir participando de una lucha directa
que la organización ya no podía mantener.
Su nombre fue José Moreno Salazar, y falleció el pasado 2007 a los 84 años
de edad. Había nacido en Bujalance, Córdoba en 1923. Era el tercero de los
siete hijos de una familia de braceros del campo. Se crió en el seno de unas gentes
y un pueblo de larga y sólida tradición libertaria. Vivió la guerra en Córdoba
y Jaén como refugiado en condiciones durísimas.
Durante la guerra el pueblo estuvo gobernado, hasta su ocupación por las
tropas franquistas, por un Comité del Frente Popular organizado por militantes
de la CNT. El principal dirigente político del municipio era Francisco
Rodríguez Muñoz que presidió el comité local, luego fue comandante de la 88
Brigada Mixta del Ejército Popular, y acabó la guerra al mando de la 38 División.
Junto a él destacarían después en la resistencia sus dos hermanos Juan y
Sebastián.
Tras la guerra y con 14 años, José Moreno Salazar formó parte de la red de
enlaces que intentaba sostener a los milicianos huidos que mantenían la lucha
guerrillera en la campiña y la sierra cercanas a Bujalance, Montoro, y un
amplio territorio entre las provincias de Córdoba y Jaén. Prácticamente toda la
familia, y hasta una mayoría de vecinos, colaboraba activamente con la
guerrilla.
Tras la derrota, la represión llevó a la cárcel al padre de José Moreno
Salazar, luego fueron detenidos sus hermanos Antonio y Francisco, y también su
madre, y ferozmente torturados hasta dejar inválido para toda su vida a
Antonio, que fue condenado a 20 años de cárcel que hubo de cumplir en Burgos
casi en su totalidad. El padre fue condenado a 12 años y trasladado al penal de
Vitoria.
El grupo de resistentes en la sierra llegó a contar con unos catorce
combatientes, todos de filiación anarquista, dirigido por los hermanos
Rodríguez. La red de enlaces en los diferentes pueblos y cortijos abarcaba a
cientos de vecinos.
La serie de detenciones y torturas sobre la familia siguió hasta el punto
de que él mismo hubo de huir a la sierra a unirse al grupo guerrillero en 1941.
En el pueblo se había fusilado en ese periodo de posguerra a numerosos
conocidos y amigos de José Salazar, algunos en su presencia. Él había sufrido
dos detenciones más que le costaron tremendas palizas por parte de la Guardia
Civil.
Durante dos años permaneció en la resistencia armada en el monte
participando de numerosas acciones en diferentes pueblos y caseríos, entre las
que se encuentran choques con fuerzas de la Guardia Civil que fueron mermando
la capacidad de resistencia del grupo.
Al final esta guerrilla fue aniquilada en el caserío de Mojapiés, provincia
de Córdoba, en enero de 1944, por la delación de un chivato de la Guardia Civil
infiltrado.
Sólo hubo dos supervivientes, un compañero que estaba lejos de la zona en
ese momento y al que haría preso la guardia civil poco después y que sería
torturado y fusilado al poco tiempo, y él mismo.
Tras durísimos interrogatorios pasó José Moreno a la cárcel de Córdoba en
espera de juicio. Sabiendo que le pedirían varias penas de muerte, consiguió
evadirse en diciembre de aquel año.
Tras la evasión consiguió llegar, primero a Manzanares, en la provincia de
Ciudad Real, donde permaneció refugiado en casa de compañeros de la
organización en la clandestinidad, y luego a Madrid.
En Madrid trabajó de peón de albañil en diferentes obras en situación muy
precaria, en contacto con la organización que estaba casi totalmente
desarticulada y sin medios de supervivencia, hasta que acosado por la Guardia
Civil hubo de volver a huir, esta vez hacia Valencia.
Al cabo de agotadoras peripecias y huidas se instaló en Algemesí, provincia
de Valencia, en 1945, donde se dedicó a todo tipo de trabajos y consiguió
sobrevivir gracias al estraperlo de arroz de acuerdo con algunos compañeros de
la zona.
Nuevamente huido para no ser reconocido, trabajó en el campo en Cataluña y
Aragón y acabó instalándose en Barcelona con un negocio de venta de fruta en el
barrio chino, de donde hubo nuevamente de huir ante la posibilidad de ser
descubierto por los numerosos hijos de Bujalance, Montoro, Bailén, y otros
lugares próximos a su lugar de nacimiento y actividades clandestinas, que se
habían instalado en la ciudad y amenazaban con acabar reconociéndole.
En 1949, la Guardia Civil de Córdoba mató a un guerrillero solitario que
quedaba en el monte. No sabiendo quien era y estando sumamente desfigurado el
cadáver certifican la muerte de José Moreno, y dan la noticia a la prensa
local. A partir de ese momento José Moreno deja de ser buscado, pero no puede
dejarse ver por nadie que le hubiera conocido sin peligro de echar abajo toda
su estrategia de huido.
Consiguió comprar documentación falsificada a nombre de Antonio Pérez
Sánchez y con ella se instaló nuevamente en pueblos de Valencia donde trabajó
en todo tipo de faenas y llegó a casarse, tuvo hijos, que nunca llevaron, ni siquiera
en la actualidad, sus verdaderos apellidos, pero al cabo de los años se hubo de
trasladar nuevamente a lugares más escondidos donde nadie pudiera conocerle. Se
acabó refugiando en unos pueblos de la zona de Cuenca donde trabajó
irónicamente vendiendo seguros de defunción.
Años después de la llegada de la democracia consiguió documentación real a
su verdadero nombre, y siguió trabajando en Osa de la Vega como agente de
seguros hasta su jubilación. No percibió ningún apoyo del Estado, ni
económicamente, ni de ningún otro tipo, por sus años de guerrillero, de cárcel
o de huido sin posibilidades de trabajo formal. Vivió con su mujer con una
pensión mínima y falleció en casa de su hija en el año 2007.
En 1954 recogió en una libreta, que escondía cuidadosamente, su memoria de
la vida de guerrillero y de huido. Años después pasó a máquina sus apuntes y en
1982 añadió un colofón con lo más significativo de esos últimos años, además de
corregir y aumentar el texto.
Este es el documento del que disponemos en la actualidad, acompañado de un
buen número de fotografías de su familia en los años de la resistencia. Es un
relato impresionante de su vida, incluyendo una continua descripción de
aquellos años de hambre y represión violenta puesta en primera persona por un
hombre muy lúcido que nunca perdió sus ideales anarquistas y que hubo de
desenvolverse en condiciones extremas para sobrevivir.
Recientemente el excelente historiador cordobés Ignacio Muñiz consiguió
localizar en la Capitanía General de Sevilla el legajo con el Consejo de Guerra
al que fueron sometidos tanto José Moreno como casi un centenar de vecinos del
pueblo tras la desarticulación y muerte de todos los guerrilleros a excepción
de él y el otro que fue preso en lugar muy alejado y fusilado. La lectura del
Consejo de Guerra con las declaraciones de todos los detenidos a la guardia
civil y a los jueces militares, establecieron con absoluta claridad que estas
memorias son totalmente verídicas, y que José Moreno contó en ellas las cosas
exactamente como, por desgracia, brutalmente ocurrieron.
publicaciones de :La guerrilla
libertaria cordobesa de los jubiles
El guerrillero que no pudo bailar - resistencia anarquista en
la posguerra andaluza
Las
luchas libertarias del campesinado
Los perseguidos
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