No me llames
extranjero porque haya nacido lejos
O porque tenga otro nombre la tierra de donde vengo
No me llames extranjero porque fue distinto el seno
O porque acunó, mi infancia, otro idioma de los cuentos
No me llames extranjero,
si en el amor de una madre
Tuvimos la misma luz, en el canto y en el beso
Con que nos sueñan iguales, las madres contra su pecho
No me llames
extranjero, ni pienses de donde vengo
Mejor saber dónde vamos, adónde nos lleva el tiempo
No me llames extranjero, porque tu pan y tu fuego
Calman mi hambre y mi frío, y me cobija tu techo
No me llames
extranjero, tu trigo es como mi trigo
Tu mano como la mía, tu fuego como mi fuego
Y el hambre no avisa nunca, vive cambiando de dueño
Y me llamas
extranjero porque me trajo un camino
Porque nací en otro pueblo
Porque conozco otros mares y zarpé un día de otro puerto
Si siempre quedan iguales, en el adiós, los pañuelos
Y las pupilas borrosas de los que dejamos lejos
Los amigos que nos nombran y son iguales los rezos
Y el amor de la que sueña con el día del regreso
No me llames
extranjero, traemos el mismo grito
El mismo cansancio viejo que viene arrastrando el hombre
Desde el fondo de los tiempos, cuando no existían fronteras
Antes que vinieran ellos, los que dividen y matan
Los que roban, los que mienten, los que venden nuestros sueños
Los que inventaron un día, esta palabra, extranjero
No me llames
extranjero, que es una palabra triste
Es una palabra helada, huele a olvido y a destierro
No me llames extranjero, mira tu niño y el mío
Cómo corren de la mano hasta el final del sendero
No los llames
extranjeros, ellos no saben de idiomas
De límites ni banderas, míralos se van al cielo
Por una risa paloma que los reúne en el vuelo
No me llames
extranjero, piensa en tu hermano y el mío
El cuerpo lleno de balas, besando de muerte el suelo
Ellos no eran extranjeros, se conocían de siempre
Por la libertad eterna e igual de libres murieron
No me llames
extranjero, mírame bien a los ojos
Mucho más allá del odio, del egoísmo y el miedo
Y verás que soy un hombre
No puedo ser extranjero.
Autor Rafael Amor
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