viernes, 15 de febrero de 2019

Hoy se cumple 38 años de la tortura y muerte de Joseba Arregi


José Ignacio Arregui Izaguirre (1951-1981), también conocido como Joseba Arregi, fue un militante de ETA Militar (grupo terrorista de ideología nacionalista vasca que se proclama independentistaabertzalesocialista y revolucionario) que murió a raíz de las torturas infligidas en la Dirección General de Seguridaden Madrid por la Policía Nacional en febrero de 1981.
Joseba Arregi murió el 13 de febrero de 1981 en el Hospital Penitenciario de Carabanchel después de haber sido torturado en la Dirección General de Seguridad de Madrid por miembros de la Policía Nacional. Tras su detención en la capital de España el 4 de febrero de 1981, junto a Isidro Etxabe, pasó a las dependencias de la Dirección General de Seguridad en Madrid donde, en aplicación de la legislación antiterrorista vigente en el momento, lo mantuvieron incomunicado y bajo interrogatorio durante nueve días. En el interrogatorio participaron 72 agentes de la Policía Nacional y acabó con el ingreso del detenido, ​ sospechoso de su pertenencia a ETA Militar, en el Hospital Penitenciario de Carabanchel el día 12 de febrero a las 17:30 horas. Al día siguiente fallecía. El Juzgado de Instrucción número 13 de Madrid, en el informe forense de la autopsia, certificó la existencia de torturas, señalando que la causa de la muerte fue «un fallo respiratorio originado por proceso bronconeumónico con intenso edema pulmonar». El 18 de febrero ETA militar publica un comunicado en el que reconoce la militancia en sus filas de Joseba Arregi. 
El juez tomó declaración a cinco funcionarios del Cuerpo Superior de Policía, adscritos a la Brigada Regional de Información, que participaron directamente en los interrogatorios del presunto militante de ETA Militar. Esos inspectores de policía (Juan Luis Méndez Moreno, Juan Antonio Gil Rubiales, Julián Marín Ríos, Ricardo Sánchez y Juan Antonio González) fueron puesto bajo prisión preventiva, por lo que Manuel Ballesteros, entonces director de la Comisaría General de Información, dimitió de su cargo.
De los 73 policías que participaron en los interrogatorios, fueron detenidos cinco, solo dos fueron encausados y quedaron libres, tras recurrir la sentencia a siete meses de prisión que no llegaron a cumplir.
El olvido es el peor de los castigos.

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