La escritora cartagenera Isabel María Abellán publica
’Isidro’, una novela basada en la historia real de un republicano anarquista
que sobrevivió a uno de los campos más crueles del franquismo.
El campo de concentración franquista de Albatera
(Alicante) fue uno de los más crueles e inhumanos que hubo en España tras el
final de la Guerra Civil, por lo que algunos lo bautizaron como el “Auschwitz
español”. Las condiciones de vida en el campo, que funcionó entre abril y
octubre de 1939, eran durísimas. La única comida que recibían los presos eran
chuscos de pan y sardinas. También era notable la sed que padecieron los presos
por la falta de agua y el enorme calor que hacía en el lugar. Allí se
produjeron torturas, todo tipo de humillaciones y vejaciones, y fusilamientos.
Se numeraba a los presos, de tal forma que si uno de ellos se fugaba, se
fusilaba a los que tenían los números anterior y posterior.
“Franco metió a más de 22.000 personas en el campo de
concentración de Albatera y muchos murieron deshidratados”, comenta la
profesora y escritora cartagenera Isabel María Abellán, que durante varios años
ha investigado lo que sucedió en un lugar en el que sólo faltaban las cámaras
de gas para igualarse a un campo de exterminio nazi. Basándose en la historia
real de Isidro, un republicano anarquista que sufrió y sobrevivió a aquel
infierno, con el que la escritora mantuvo largas conversaciones tras conocerlo
en 2009, Abellán acaba de publicar la novela ‘Isidro. Relato del campo de concentración
de Albatera”.
Isabel María Abellán, que es catedrática de Historia,
explica que “en este saladar de Albatera el Gobierno de la II república
construyó un campo de trabajo para reclusos comunes, en el que nunca hubo más
de 700 personas pese a que su capacidad era para más de 2.000, y terminada la
Guerra Civil Franco organizó allí un campo de concentración. Yo me interesé por
el tema de una manera casual, investigando sobre la II República en la
Comunidad Valenciana, buscando cartas de las personas que se hacinaron en el
puerto de Alicante durante los últimos días de la Guerra Civil”.
“Las máquinas lo arrasaron todo para no dejar rastro”
A la profesora no le fue fácil indagar sobre este
campo de concentración, y más teniendo en cuenta que tras su cierre “el lugar
fue declarado zona devastada y las máquinas lo arrasaron todo para no dejar
rastro. Luego se creó un poblado artificial (San Isidro) que fue colonizado por
gentes de Aragón y el norte de España. La primera casa se entregó en 1956. Es
imposible tener muchos datos pues se tuvo mucho cuidado en no dejar rastro, en
que todo desapareciera, pero las personas de la zona lo conocían. San Isidro
empezó siendo una pedanía de Albatera, y ahora es un municipio independiente”.
Con todo el material recopilado y los testimonios de
varias personas, Abellán se decantó por escribir un relato. “Como soy
profesora, me parece más pedagógico para mis alumnos escribir una novela que
hacer una ponencia para un congreso, que es algo más académico”, indica.
La escritora cartagenera afirma que “el 1 de abril de
1939, al terminar la Guerra Civil, miles de personas estaban en el puerto de
Alicante esperando los barcos que prometió Francia. Algunos llegaron, pero
Franco impidió luego que entraran más buques franceses. Las tropas franquistas
separaron a mujeres y niños. Los hombres fueros apartados, algunos fueron
fusilados en el acto en el castillo de Santa Bárbara de Alicante y a otros los
condujeron a un campo que se llamó de Los Almendros. Sobre esto Max Aub
escribió un libro. Era primavera y pasaban tanta hambre que se comieron hasta
las hojas de los almendros. Allí sólo estuvieron unos días”.
“Era un horno y sólo les daban un poco de agua cada
dos días”
“Las primeras semanas –prosigue Abellán- estuvieron
hacinadas en el campo de concentración de Albatera entre 20.000 y 22.000
personas. Según los testimonios que he recogido, estaban como conejos, tenían
que permanecer de pie, pues no podían sentarse, y el hacinamiento fue terrible.
En ese lugar se encontraba Isidro, que estuvo desde el primer día del campo de
concentración hasta que se cerró (octubre de 1939). En agosto muchos murieron
deshidratados. Pasaban un hambre atroz, apenas comían, y sólo les daban un poco
de agua cada dos días. Al ser una zona salitrosa era como un horno y se cocían.
Las enfermedades, el hambre, la deshidratación, todo se juntaba”.
A Isabel María Abellán le pareció tan dura la historia
real de Isidro que se decidió por suavizarla a través de la literatura. “En la
novela hay aspectos que son reales de la historia de Isidro, otras son ficción.
La gran licencia literaria que me ha dado muchísimas posibilidades es la
creación de un personaje femenino, Käthe. Cuando empecé a escribir la historia
me pareció extremadamente dura y pensé no la iba a querer leer nadie”.
Durante dos años y medio, la escritora tuvo mucha
relación con Isidro, desde los 93 años a su muerte. “Hago hincapié en cómo se
las ingenió para sobrevivir, porque lo bonito de la historia de Isidro es que
es una historia de supervivencia y de amistad. No solo se preocupa de salvar su
pellejo, sino que ayuda a muchas personas y es muy emocionante su humanidad”.
La novela ‘Isidro’
La novela ‘Isidro’ es una historia real, con tintes de
ficción. Isidro es un miliciano anarquista en la Barcelona de los primeros
momentos de la Guerra Civil. A esta ciudad, llegan brigadistas procedentes de
todos los lugares del mundo, entre ellos Käthe, una joven que huye de la
Alemania nazi. Así empieza una historia que se desarrolla entre el frente de
Aragón, la Barcelona convulsa de 1937 y un campo de concentración, el de
Albatera, al que son trasladados, desde el puerto de Alicante, todas las
personas que no consiguen partir hacia el exilio al término de la contienda.
Isabel María Abellán es catedrática de Geografía e
Historia. Actualmente imparte clases en el IES Alfonso X El Sabio de Murcia. Ha
publicado otra novela histórica, ‘La línea del Horizonte’, inspirada también en
las duras condiciones de vida en el campo de concentración de Albatera. También
ha escrito dos libros de relatos: ‘El último invierno y otros relatos’ y ‘El
silencio perturbado’. Con esta última obra quedó ganadora de la Tercera Edición
del Premio Internacional Vivendia de Relato, así como finalista al Mejor Libro
Murciano del Año en 2008. Ha participado en dos antologías literarias: ‘El
corazón delator, obra antológica de narradores murcianos’, y ‘13 para el 21,
Antología de Nuevos Escritores’. Ha colaborado, igualmente, en las revistas
literarias ‘Irreverentes’ y ‘Lunas de papel’.
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