Un 7 de marzo de 1921, 30.000 mil
anarquistas fueron exterminados por órdenes de Lenin y su jefe de la
represión, Trotsky. Los revolucionarios rusos fueron traicionados por el
partido bolchevique, que dio un golpe de Estado dentro de la Revolución. La rebelión
de Kronstadt fue el símbolo de la resistencia popular frente al totalitarismo
que iba imponiéndose, fue la colisión entre dos maneras de entender el
comunismo que venía ya de atrás, la manera libertaria y antiautoritaria
(anarquista) y el modo autoritario y centralista (marxista). Reproducimos un
artículo de El Refractario que recuerda estos hechos de los
que hoy se cumplen 92 años, inaugurando así una sección de efemérides que
iremos insertando en EL GOMERU porque, “el que olvida su pasado, está obligado
a repetirlo”. Os invitamos también a leer en PDF los libros de Paul Avrich: Kronstadt
1921 y de Alexander Berkman, ABC del Comunismo Libertario que
dedica un amplio capítulo a esta rebelión.
Tras la Revolución de Octubre de 1917, con
el golpe de mano del Partido Bolchevique haciéndose con el poder del Estado,
dos posturas revolucionarias movían el espíritu de los proletarios. Por una
parte se enmarcaban las tesis de los bolcheviques partidarios de una concepción
centralizada del poder y la sumisión de todos los aparatos económicos,
políticos y sociales a la disciplina del partido y del Estado. Frente a ellos
se concentraba una concepción federalista de la sociedad donde los proletarios
y campesinos directamente llevarían su vida y gestionarían la política, la
economía y lo social. Esto seria el socialismo de acción, EL ANARQUISMO. Junto
con la guerra civil rusa (1918-21) que se estaba llevando adelante, el gobierno
bolchevique procedió a la purga de los elementos hostiles a su política, entre
ellos los Anarquistas. A través de la La Cheka, policía política de Lenin, se
procedió a la detención de todos los elementos que tuvieran bajo la dirección
del partido, cuando también se procedió a su EXTERMINACIÓN.
A raíz de esto, junto a medidas
económicas que se implementaban desde el llamado comunismo de guerra,
se produjeron diversos alzamientos fruto de ese malestar. En este panorama
se produce el alzamiento de Kronstadt (que junto con el ideal de Makhno son las
luchas por el socialismo libertario).
Kronstadt protestaba por la falta de
libertad y de oportunidades que el gobierno bolchevique ofrecía. Sus
reivindicaciones se limitaban a pedir soviets libres, libertad de prensa y
reunión para todos los grupos socialistas y la libertad de los presos políticos
social-revolucionarios y anarquistas. También pedían que los bolcheviques no
ejercieran más poder sobre el proletariado sino que fueran los trabajadores
mismos los que dirigieran y administraran su producción y su vida. El lema de
Kronstadt era: ¡Viva Kronstadt roja con el poder de los soviets libres! Se
constituyo un soviet en los acorazados Petropavloks y Sebastopol, teniendo como
personajes mas destacados a los simpatizantes anarquistas Petrichenko y
Perepelkin. Como se ve sus reivindicaciones eran justas, enmarcadas dentro del
proyecto socialista y libertario.
Leer Kronstadt 1921 de
Paul Avrich
Pero sin embargo frente a las antes
mencionadas tesis benevolentes se alzo un aparato burocrático-estatal que bajo
la capa del socialismo ahogo la verdadera revolución. El gobierno bolchevique,
sobre todo con Trotzky y Zinoviev a la cabeza, monto una campaña de difamación
contra Kronstadt con el objetivo de atacar la revolución. Trotzky, dirigente
del Ejercito Rojo y comisario de Asuntos Exteriores, en 1917 afirmo que
Kronstadt era “la flor y nata de la Revolución”, para cuatro años después
tacharla como “la canalla contra-revolucionaria”. Se empezó a afirmar que
Kronstadt iba a vender Rusia a los ejércitos blancos del zar, que la
sublevación estaba dirigida por zaristas y que solo era una maniobra
contra-revolucionaria de social-revolucionarios y mencheviques contra la Rusia
bolchevique. Todo era una campaña de mentiras ante el temor a la verdadera
revolución que iba a destronar definitivamente a los nuevos zares. Bajo unos
falsos planes de negociación se estaba gestando el ataque. Ante las palabras de
Trotzky “os aplastaremos como perdices”, los anarquistas de Petrogrado, Emma
Goldman, Alexander Berkman, Perkus y Petrovsky dirigieron un escrito a Zinoviev
para la acción. Pero nada es posible. Todo el partido bolchevique esta de
acuerdo en que habia que aplastar Kronstadt. Y ese ataque tenia que ser
inmediato, pues si se llegaba a la época del deshielo seria imposible
atacar. Así pues, el 7 de marzo de 1921, a las 18:45 horas, Trotzky,
Toutjachevsky y Dibenko dieron la orden de bombardear. Aunque Kronstadt
resistió, el 18 de marzo los bolcheviques la toman definitivamente.
Fue el fracaso de la revolución. Los
verdaderos contrarrevolucionarios eran aquellos que decían defender la
revolución soviética. Tras el fracaso de Kronstadt la represión continuo y, con
la llegada de Stalin al poder pocos años después, se multiplico. Paginas tan
brillantes como la de Kronstadt solo se escribiera con la epopeya de Makhno en
Ucrania y sobre todo con la Revolución Social Española de 1936. Que Kronstadt
no quede en el olvido. Que aquellos luchadores no eran contrarrevolucionarios
como los marxistas los presentan, sino combatientes por un ideal de justicia.
En la mente de muchos, ejemplos como el de la revolución de Kronstadt siguen y
seguirán latentes.
Historia: La
rebelión de Kronstadt contra el bolchevismo
El 7 de marzo de 1.921 comenzaron a caer
obuses sobre Kronstadt, ciudad que Trotsky había bautizado como “el orgullo y
la gloria de la Revolución Rusa”. El ataque artillero preparaba el asalto de
más de 50.000 soldados que el gobierno bolchevique había concentrado en
Petrogrado para ahogar en sangre la según los bolcheviques “traición, urdida
por zaristas, espías franceses y dinero finlandés”.
¿Qué era
Kronstandt?
Una ciudad fortificada y base naval,
mandada construir por el zar Pedro el Grande en el siglo XVIII y en la isla
Kotlin, en el golfo de Finlandia. Defendía el acceso a Petrogrado, situada a 30
kilómetros, y a la parte norte del país. Era el núcleo de la flota rusa del mar
Báltico, la más numerosa e importante. Rodeada de fuertes secundarios y
baterías navales se comunicaba en invierno mediante caminos trazados sobre la
gruesa capa de hielo que recubría el golfo. La construcción más emblemática de
la ciudad era la Plaza del Ancla, preparada para desfiles militares y más tarde
utilizada para inmensas asambleas, capaz de albergar 30.000 personas, casi el
total de la población en los momentos que nos ocupa. Estaba habitada por los
marineros de la flota del Báltico, residentes en grandes cuarteles; por los
soldados de la guarnición, mayormente artilleros; por varios miles de obreros
de los arsenales e industrias auxiliares y por funcionarios, comerciantes,
artesanos y sus respectivas familias.
Tradicionalmente los marinos se reclutaban
entre los obreros más calificados, los más políticamente avanzados. Además
tenían facilidad para conocer otros países y la diferencia entre sus regímenes
y la brutal opresión de la monarquía zarista, podían establecer contactos con
las ideas y programas de grupos políticos exteriores y rusos emigrados y además
podían hacer circular, pese a la severa disciplina y vigilancia, literatura
prohibida en su país. Por otra parte les contagiaba la proximidad de San
Petersburgo, luego Petrogrado, donde la vida política e intelectual era intensa
y la actividad de grupos revolucionarios se desarrollaba entre los obreros y los
numerosos estudiantes universitarios provocando manifestaciones y tumultos
periódicos.
La concienciación y compromiso de los
marineros de Kronstadt se evidenció en las serias revueltas de 1.905, 1.906 y
1.910, duramente reprimidas, y sobre todo en la revolución de 1.917. Los grupos
bolcheviques, socialistas revolucionarios, anarquistas, maximalistas y
sindicalistas, bien organizados, ejercían una profunda influencia en la
población y la energía desatada situó a Kronstadt en la vanguardia de la
revolución, ayudando a los bolcheviques a tomar el poder y a merecer toda clase
de elogios por parte de los nuevos dirigentes.
El contexto
general
A comienzos de 1.921 se podía dar por
terminada la guerra civil . Los ejércitos blancos habían sido derrotados, el
gobierno menchevique de Georgia estaba sometido y los últimos restos de las
milicias anarquistas ucranianas se batían a la desesperada, con su líder,
Néstor Makhno, herido y acorralado. Sin embargo, una profunda crisis económica
se extendía por el país; las comunicaciones no se restablecían adecuadamente,
la industria estaba paralizada y la producción agrícola había disminuído
drásticamente.
Durante la guerra el gobierno bolchevique
había impulsado una política económica de férreo control estatal, el llamado Comunismo
de Guerra. La vida pública estaba prácticamente militarizada y sometida a todo
tipo de controles y en los aspectos económicos este control era asfixiante. Los
instrumentos principales de esta política eran los zagraaditelnye otriady,
destacamentos armados que efectuaban las requisas y confiscaciones, muchas
veces verdaderos expolios, a los campesinos y que rodeaban las ciudades para
evitar el comercio no controlado, sus actuaciones eran a menudo brutales y
arbitrarias; además se había organizado una eficaz policía política para
aterrorizar a los disidentes y descontentos, la Cheka, que no dudaba ante el
asesinato y la tortura. La situación del campesinado era similar a la
esclavitud feudal zarista, sobre todo en las granjas estatales, los Kolzsjos; los
obreros industriales estaban obligados a jornadas de trabajo extenuantes, dada
la caída en picado de sus salarios, que sin embargo no les procuraban medios
suficientes de subsistencia. Los sindicatos también estaban controlados y las
protestas eran reprimidas como actos de traición. Con el final de la guerra
cabría esperar el cambio de esta política, pero esto no se produjo. Los
disturbios y las huelgas se extendían espontáneamente por las principales
ciudades, sobre todo Moscú y Petrogrado en demanda de mejoras económicas y de
la vuelta de las libertades conseguidas al comienzo de la revolución. La
respuesta del gobierno bolchevique fue el envío y despliegue de tropas,
liberadas por el cese de los combates, y carta blanca para la actuación de la
cheka, como ocurrió en Petrogrado.
La actitud de
Kronstadt
Kronstadt ya había tenido fricciones con
el gobierno bolchevique. Fue de las primeras ciudades en nombrar su soviet, su
propia milicia y sus comités populares para organizar autónomamente la vida en
los barcos, las fábricas, la distribución de alimentos, el aprovechamiento
agrícola de las tierras circundantes… El eje sobre el que giraba la sociedad
kronstiana era la Plaza del Ancla, sede de multitudinarias y activas asambleas.
La burocracia centralizada orquestada por el nuevo poder chocó con este sistema
de vida, la firma del tratado de Brest-Litovsk, entre Lenin y el gobierno
alemán, que significaba la renuncia a la extensión de la revolución, irritó a
la población. Los marinos vieron además catastrófica la reorganización militar
decretada por Trotsky para poner en pie el Ejército Rojo y que abolía el poder
de las asambleas en los barcos y reinstauraba la disciplina y jerarquía
anteriores, precisamente la revolución había sido posible por el arresto y
ejecución de buena parte de los antiguos oficiales. El carisma de los
bolcheviques declinaba y miles de marinos abandonaban el partido. El soviet de
Kronstadt se vaciaba de bolcheviques y acogía un mayor número de socialistas de
izquierda y anarquistas. Con el fin de la guerra los marineros obtuvieron
permisos y pudieron comprobar sobre el terreno los estragos que el Comunismo de
Guerra ocasionaba por todo el país.
Con ocasión de las huelgas y disturbios en
Petrogrado, Kronstadt envió una delegación a la ciudad y, a pesar de los
obstáculos que le interpusieron, pudo constatar en toda su crudeza las
condiciones en que vivían los obreros y la represión que se estaba desatando
sobre ellos. El hecho de conocer que se amenazaba a los huelguistas con la
marcha de los marineros de Kronstadt sobre Petrogrado para reinstaurar el orden
irritó sobremanera a los 32 delegados desplazados. El 28 de febrero se
celebraron tensas reuniones a bordo de los acorazados Petropavlovsk y
Sebastopol, anclados en Kronstadt, que emitieron una resolución conjunta de 15
puntos. Esta resolución será refrendada el 1 de marzo por una gran asamblea en
la Plaza del Ancla; la prepotencia y amenazas de los oradores bolcheviques,
sobre todo los prebostes Kalinin, presidente de la República, y Kuzmin,
comisario jefe de la flota, consiguieron que el refrendo fuera prácticamente
unánime. La resolución contiene las bases y programa de la rebelión. Exige la
celebración inmediata y generalizada de elecciones para sustituir a todos los
soviets locales por soviets libres; la libertad de palabra y prensa para todos,
en especial anarquistas y socialistas de izquierda; libertad de reunión de
sindicatos obreros y campesinos; libertad para los revolucionarios
encarcelados; cierre de las oficinas del partido bolchevique sostenidas por el
Estado; supresión de los zagraaditelnye otriady y sus confiscaciones;
igualación de las raciones de víveres; abolición de los destacamentos militares
comunistas permanentes en fábricas o unidades militares…
Finalmente, se consumó la ruptura con las
autoridades al designarse un Comité revolucionario provisional, Revkon, en
tanto se celebrasen elecciones al nuevo soviet y procederse al arresto de los
bolcheviques más destacados. Se comenzó a imprimir un diario, Izvestiia, cuya
cabecera subrayaba “Todo el poder a los soviets y no a los partidos”. Sin
embargo, hasta que no se intercambiaron los primeros cañonazos Konstradt
siempre pensó que el acuerdo con los jerarcas bolcheviques era posible sin
derramamiento de sangre.
La reacción
bolchevique
El gobierno de Lenin, Trotsky y Zinoviev
no iba a consentir el deseo de los kronstianos de encabezar esta “Tercera
Revolución”. Se trató primeramente de aislar el movimiento haciendo desaparecer
a las decenas de delegados de las comisiones informativas que salían de
Kronstadt y formulando diversas acusaciones masivamente difundidas por su
aparato de propaganda: complot de oficiales zaristas, engaño de espías de
países extranjeros, entrega de la ciudad al ejército finlandés… El miedo a la
extensión del movimiento y a la llegada de la primavera, que permitiría, a
comienzos de abril con el deshielo del golfo, la movilidad de la flota; les
determinó a aplastar militarmente Kronstadt cuanto antes. Así decretaron el
arresto de todos los familiares de los kronstianos en calidad de rehenes,
ejecutaron a los responsables de la escuadra aérea, que simpatizaba con el
movimiento y concentraron en Petrogrado ingentes cantidades de armamento y
hombres. Según revelarían los últimos prisioneros del ejército rojo, apresados
por los kronstianos el 17 de marzo, no menos de 80.000 fusileros, varios miles
de jinetes, 4 trenes blindados, decenas de baterías móviles…constituían el
formidable aparato militar lanzado contra Kronstadt.
La caída de
Kronstadt
La ciudad no era un hueso fácil de roer,
sus sólidas murallas , su potente artillería y la resolución de sus habitantes
alargó el asedio durante 11 días. El 7 de marzo comenzó el cañoneo de la
fortaleza. Los kronstianos confiaban en un levantamiento generalizado de
Petrogrado, pero la presencia del ejercitó lo imposibilitó. El ataque se
vertebró sobre los Kursanty, fanáticos cadetes de las academias de oficiales
del Ejército Rojo y sobre los destacamentos de la Cheka. La situación de muchos
de los asaltantes fue increíblemente dramática. Como en otras ocasiones las
tropas de choque las constituían principalmente mongoles y asiáticos que apenas
entendían el ruso; si una unidad se negaba a atacar se la desarmaba y sus
miembros enviados a presidio; si vacilaba se ejecutaba a la quinta parte de sus
efectivos. La artillería de Kronstadt resquebrajaba el hielo del golfo y
oleadas de asaltantes perecían en el agua helada; pero si trataban de
retroceder los kursanty los ametrallaban por la espalda.
Finalmente la constante afluencia de
refuerzos atacantes y la debilitación progresiva de los recursos de Kronstadt
provocó que el 17 de marzo un ataque masivo de soldados envueltos en sudarios
blancos consiguiera penetrar en la fortaleza. La lucha cuerpo a cuerpo se
prolongó hasta el 18 de marzo en que la ciudad fue totalmente ocupada. Algunos grupos
de kronstianos consiguieron abrirse paso hasta Finlandia y otros se dispersaron
por la región pero la gran mayoría de los vencidos fueron ejecutados por la
cheka o enviados a campos de concentración de la helada región de Arkangelsk y
del Turquestán.
La aniquilación de Kronstadt fue el
ejemplo de lo que los dirigentes del partido bolchevique entendían por
dictadura del proletariado, fue la constatación de cómo la nueva burocracia
traicionaba los ideales revolucionarios en su afán de retener el poder y eliminar
toda disidencia. Pero la rebelión de Kronstadt es también ejemplo de cómo los
seres humanos somos capaces, en circunstancias excepcionales, de enfrentarnos a
la opresión y arriesgar la vida por un mundo mejor.
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