lunes, 26 de mayo de 2014

Granado y Delgado un crimen de estado

                                     
El 17 de agosto de 1963, Joaquín Delgado Martínez y Francisco Granado Gata, dos combatientes libertarios, miembros de la resistencia armada antifranquista, fueron asesinados por los esbirros del régimen mediante el criminal método del “garrote vil” y tras un simulacro de juicio sumarísimo. 
Su muerte intentó revestirse entonces de la supuesta legalidad con la que ese régimen golpista había intentado siempre disfrazar todos sus crímenes y su misma existencia desde sus orígenes.
Con sus sentencias, ejecutadas apenas 11 días después de su detención, se quiso claramente ejemplarizar y mostrar lo que le ocurriría a aquellos que se atrevían a enfrentarse al franquismo.
Francisco Granado y Joaquín Delgado, como otros miles de luchadores, no tuvieron miedo a luchar y estaban decididos a entregar sus vidas si era necesario para acabar con la tiranía franquista y demostrar que era necesario contestar al régimen con el único lenguaje que éste entendía.
El régimen utilizó la violencia y las armas para instaurar una dictadura y los sectores más firmes de la resistencia antifranquista no estaban dispuestos a ceder ante ese chantaje criminal y decidieron que era necesario demostrar que el régimen no tendría descanso hasta su definitivo derrocamiento.
Esta y no otra es la explicación de la muerte de Granado y Delgado.
Una muerte cruel e injusta para demostrar que se estaba dispuesto a todo para defender los privilegios de los vencedores de la guerra civil.
Pero aquellos sencillos trabajadores, esos dos hombres del pueblo que encarnaban el mejor espíritu de sacrificio y de entrega por la libertad que otros miles de antifascistas que les precedieron en la lucha, no se dejaron intimidar.
Su ejemplo sigue siendo en 2013 un modelo a seguir por cualquier persona que se denomine demócrata o amante de la libertad. El nombre de sus asesinos debería hoy ser para todos un sinónimo de infamia y vergüenza.
En los días de la parodia de juicio que se les hizo, fueron diversas las protestas y acciones que se hicieron para intentar salvar sus vidas, pero acosado por el precedente de las movilizaciones internacionales en el caso de Julián Grimau, el régimen decidió en este caso acelerar sus ejecuciones y estas se produjeron con tremenda celeridad, apenas 11 días después de su detención.
Se recordó ya desde entonces las nulos derechos jurídicos del proceso y tribunal, el propio carácter criminal que había dictado ya sentencia sin considerar siquiera la identidad de los acusados, pues se trataba de responder con muerte a la osadía de enfrentarse al régimen,
Durante años se ha recordado a Granado y Delgado para insistir que fueron inocentes y que su proceso tenia terribles irregularidades, un planteamiento que en cierto modo acompaña a sus nombres,
Es hora de afirmar y recordar que Granado y Delgado eran Realmente luchadores antifranquistas dispuestos a enfrentarse al régimen, algo de lo que no se puede dudar y debemos estar orgullosos. Es preciso decirlo bien alto.
El derecho a la resistencia a la tiranía está justificado y reconocido y las Naciones Unidas habían caracterizado al franquismo como un régimen fascista heredero de los fascismos europeos y criminal en su práctica y esencia.
Respecto de lo que se ha dicho sobre el carácter irregular del tribunal y la sentencia, hay que decir que fueron completamente normales e idénticos a cualquier otro de aquel régimen, pues ni uno solo de aquellos tribunales que condenaron a los combatientes por la libertad tenia base legal ni moral para actuar, pues su legitimad provenía de un golpe contra la legalidad republicana. Quienes deberían ser juzgados y condenados en la memoria son sus verdugos y los ministros cómplices de su sentencia
Es una batalla estéril intentar indagar las circunstancias de los hechos de los que se les acusó o el artificio de su pseudo juicio o tribunal, pues la nulidad de éstos era de origen. Esto es algo que debemos tener muy presente, pues a fecha de hoy, en 2013, la desnuda realidad de la impunidad del franquismo sigue negando verdad, justicia y reparación a las víctimas del franquismo y mantiene legales sus sentencias e impunes a sus verdugos,
Granado y Delgado fueron militantes anarcosindicalistas. Su ideal había nacido y prosperado en la defensa de los derecho de los trabajadores y extendido y germinado del que fue uno de los primeros sindicatos modernos de Europa: la Confederación Nacional del Trabajo, una organización nacida para llevar la dignidad al mundo del trabajo, mejorar las condiciones de vida de los trabajadores y edificar un mundo nuevo sin explotación ni miseria. Fue el fascismo, el golpe, la guerra y la dictadura las que obligaron a trabajadores como Granado y Delgado al sacrifico de sus vidas en la defensa de la libertad de todos,
La figura de Granado y Delgado trasciende las siglas de las Juventudes Libertarias en las que militaban y son, cada día más, patrimonio de todos los resistentes antifascistas. Merecen el reconocimiento y el recuerdo público e institucional que se otorga a los héroes por la libertad
Desde la Federación Estatal de Foros por la Memoria reivindicamos la figura de Granado y Delgado como héroes por la libertad y solicitamos: 1 La declaración de ilegalidad del franquismo. 2- Para ellos, al igual que para todos las víctimas del franquismo, que los tribunales que los juzgaron sean declarados ilegales, así como sus sentencias. 3. Inaplicación de la Ley de Amnistía de 1977 que sigue siendo el verdadero muro en el que se sustenta la impunidad de los crímenes del régimen franquistas. 4- Aplicación del derecho Internacional en España en materia de Crímenes de Lesa Humanidad.
Compañeros Granado y Delgado vuestro ejemplo nos acompaña
http://www.alasbarricadas.org/noticias/node/25987

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