La identificación por primera vez
utilizando el ADN de asesinados por la represión franquistas que fueron
enterrados en fosas comunes, y los denominados "esclavos del
franquismo", prisioneros que fueron arrendados hasta 1970 a empresas
privadas.
El 20 de octubre de 1940, en el palacio
que había sido el Senado durante la República. Himmler visitó Barcelona,
cuyo Ayuntamiento franquista le recibió con todos los honores, y visitó horas
más tarde el monasterio de Montserrat, donde también fue recibido por el abad y
la comunidad monástica en pleno.
El objetivo principal de la visita de
Himmler a las autoridades políticas del régimen franquista fue la de firmar un
convenio de colaboración que reforzara así la que había existido desde el año
1937 entre la Gestapo y el régimen franquista. La Gestapo colaboró, por
ejemplo, en el establecimiento de los campos de concentración franquistas. En realidad,
muchos de los experimentos realizados en los campos de concentración nazis en
Alemania fueron realizados antes por la Gestapo en los campos de concentración
franquistas. Es más, muchas de las víctimas de tales experimentos en los campos
de concentración nazis fueron españoles republicanos residentes en Francia que
fueron deportados por la Gestapo a tales campos. Esos republicanos españoles
fueron el mayor grupo de deportados (después de los judíos) que la Gestapo
llevó desde Francia a los campos de concentración nazis. En tales campos se les
conocía por su triángulo azul en sus uniformes. El 64% de ellos murió en esos
campos. Otros muchos que no fueron deportados a los campos de concentración
fueron enviados por la Gestapo a Alemania, donde trabajaron como esclavos,
mientras que otros fueron detenidos y llevados por la Gestapo a España -como el
presidente de la Generalitat, Lluís Companys-, donde fueron fusilados.
Con un papa Pío XII tolerante con el
nazismo a fin de salvar los intereses corporativos de la Iglesia, pero que se
muestra, sin embargo, con una cierta ambivalencia hacia el régimen de Hitler.
Pío XII no tuvo, sin embargo, ninguna ambivalencia hacia el alzamiento fascista
español y el establecimiento de la dictadura española (responsable de lo que
Paul Preston ha definido correctamente como el Holocausto español), a la que
bendijo como obra de Dios, aprobó su definición como Cruzada, condecoró al
general Franco con la Orden Suprema de Cristo, la más alta institución
vaticana, condecoración que le impuso el nuncio apostólico Antonicetti, ex
delegado apostólico en la zona franquista durante el alzamiento militar. Pío
XII, el Vaticano y la Iglesia española eran conocedores de las enormes
atrocidades realizadas por el régimen español, del cual la Iglesia española
formó parte esencial y contribuyó a su represión. .
El experto ha sido uno de los encargados
en investigar los centros de confinamiento de la dictadura Franquista durante y
después de la Guerra Civil. El 18 de julio se cumplen setenta años del golpe de
Estado de la Guerra Civil española. Un pasaje de la historia que ha dado mucho
de qué hablar y de qué escribir. Pero sobre el que todavía se proyectan
sombras. Algunas tan alargadas como la que ocultan los campos de concentración
franquistas. El experto Javier Rodrigo ha sido uno de los historiadores
encargados de arrojar luz sobre el tema. Por estas instalaciones pasaron más de
300.000 prisioneros.
-¿Cuántos campos de concentración hubo en
España?
-Entre 1936 y 1947 hubo más de cien instalaciones
estables de este tipo. Pero si sumamos los campo de detención temporal,
asentados en las primeras líneas de la retaguardia, la cifra asciende hasta 188
enormes campos de concentración.
-Se trató de la red concentracionaria más
amplia, densa y poblada de toda Europa, sin tener en cuenta los campos alemanes
durante la Segunda Guerra Mundial. Y, posiblemente, también la menos conocida,
hasta hace bien poco.
Eran campos no solo destinados al
exterminio, sino también a la clasificación, y la utilización de la mano
de obra esclava de los internos. Además, estaban pensados para que los
prisioneros sufriesen en sus carnes toda una política de humillación cotidiana,
sed, hambre, torturas y maltratos.
-¿Por qué considera que es necesario
hablar de los campos de concentración franquistas?
-Porque hay que integrarlos en nuestro
pasado reciente. Historias como ésas, escritas con trazos de sangre y crueldad,
son las que desmontan la enorme mitificación que existe de Franco y de su
régimen, la "falsa memoria".
-Defiende la memoria como homenaje a las
víctimas.
-No exactamente. Defiendo el homenaje a la
memoria de las víctimas. Eso sí, sin instrumentación política alguna. Eso ya se
hizo durante la dictadura con unas víctimas, los "caídos por España".
-Sin embargo, hay muchos que no quieren
recordar...
-Aún no he conocido a algún prisionero de
guerra en un campo de concentración, a algún trabajador forzoso en un campo de
trabajo, o a algún preso político que no haya querido denunciar la mala
situación en que vivían, el hacinamiento, el hambre y las enfermedades.
-Ya, pero en algunas familias es tema
tabú.
-Es cierto que hay quien ha optado por el
olvido, pero no siempre ha sido algo voluntario.
-¿Que lo ha provocado, entonces?
-Por un lado, la humillación y, por otro,
la omnipresencia de lo que se llamaban víctimas "nacionales" en los
espacios públicos. De todos modos, hay que respetar a los que no quieren
recordar. Los olvidos también son parte de la memoria.
-En ocasiones, parece que las víctimas de
un bando valen más que las del otro...
-Las víctimas son víctimas. Lo que las
diferencia es la utilización, instrumentación y manipulación que se hace de sus
vidas y de sus muertes. Durante la dictadura, solamente hubo unos muertos, los
"caídos por Dios y por España".
-¿Y ahora?
-Vivimos un presente relativista que
carece de referentes morales y políticos. Y a falta de algo mejor, los
encuentra en el pasado. De la invisibilidad de las víctimas republicanas hemos
pasado a su presencia pública y, a veces, incluso a su omnipresencia.
-¿Hay intereses políticos detrás del
olvido de los campos de concentración?
-Los hubo durante la dictadura, claro. La
España de Franco después de la derrota mundial del nazismo no podía
mostrarse de cara al exterior como el régimen criminal que era. Por eso, se
puso en marcha la maquinaria del silencio y la negación. Afortunadamente, fue
un "memoricidio" fracasado.
El historiador británico Paul Preston
distingue entre dos tipos de crímenes: raciales y políticos. En los primeros
encaja Hitler, que arrasó con judíos, gitanos y eslavos, mientras que el
instinto vengativo de Franco se concentró en exterminar al adversario político.
Visto así, "los crímenes políticos que cometió Franco fueron muy
superiores a los cometidos por Hitler", comentó Preston en los
cursos de la Universidad Complutense, cuando se cumplen 65 años del fin de la
Guerra Civil.
En la conferencia de prensa que tuvo lugar
sobre el holocausto de los crímenes cometidos por Franco, en referencia al
título del libro de Preston, El holocausto español, el historiador respondió:
"Con ese título he querido llamar la atención sobre la escala de violencia
y matanzas que hubo durante y después de la Guerra Civil. Existe la
matanza de seis millones de judíos realizada por Hitler, pero, de no haber
pasado eso, lo ocurrido en España se hubiese remarcado lo espantosísimo que
fué". A pesar de que el recuento de los muertos en España es complicado,
añadió, los cientos de miles encarcelados, más los cientos de miles exiliados y
los miles de deportados a campos de concentración suman un holocausto.
Después se manifestó sobre una polémica de
hoy. El derecho de las familias a conocer a sus muertos enterrados en fosas
comunes. "La gran diferencia entre las familias de vencedores y vencidos
es que las atrocidades cometidas en la zona republicana tuvieron lugar como
consecuencia de que, tras un golpe de Estado, se desmoronan todas las
estructuras de orden público. Por el contrario, las atrocidades en zona
nacional son un instrumento deliberado del Estado, practicadas por el Ejército,
la Falange y justificadas por la Iglesia católica. Y de esta forma, los muertos
que fueron consecuencia de los desmanes republicanos sí se pudieron llorar y
oficialmente se les trata como héroes y mártires. Esto es lo que se merecen
ahora las familias de los fallecidos republicanos".
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