Cataluña y Andalucía son las zonas reginales de mayor incidencia sindical, durante los años que van de 1911 a 1936.
La propuesta de creación de la CNT, en 1910, fue el fruto sostenido y paciente del societarismo y/o sindicalismo obrero, especialmente el de raíz libertaria, por encontrar una coordinación que se creía necesaria y beneficiosa para la clase obrera en su lucha contra el capitalismo y por el desarrollo de una nueva sociedad basada en criterios básicamente libertarios. Esta necesidad de agrupar al societarismo obrero ya se había intentado con relativo éxito en el último tercio del siglo XIX con la implantación de la AIT en el Estado español, si bien finalmente sucumbió por problemas diversos que no vamos a analizar en este escrito.
Los orígenes inmediatos de la creación de la CNT hay que buscarlos en el proceso de ensamblaje de la organización regional catalana «Solidaridad Obrera », tras sus inicios, en 1907, como organización local de las sociedades obreras de ciudad de Barcelona. Desde este organismo obrero, que agrupaba a las diversas corrientes organizadas del «obrerismo de clase», se fue capaz de ensanchar el ámbito de actuación para llegar a ser provincial en marzo de 1908 y regional en un ámbito catalán en septiembre del mismo año.
Posteriormente, se tenía que haber celebrado un congreso de «Solidaridad Obrera» el año 1909, que no pudo ser realizado a causa de la represión ejercida sobre buena parte del movimiento obrero a raíz de los acontecimientos vividos, en julio de ese año en la ciudad de Barcelona, que han sido conocidos como «los hechos de la Semana Trágica». El Congreso Obrero Nacional que convocó «Solidaridad Obrera» se celebró casi al año de la primera iniciativa fallida, concretamente los días 30 y 31 de octubre y 1 de noviembre de 1910, en la ciudad de Barcelona. En dicho comicio se aprobó trascender el ámbito regional catalán hacia un ámbito estatal español con el nombre de Confederación Nacional del Trabajo (CNT), rivalizando así con la UGT, la otra sindical de ámbito estatal y de orientación socialista.
La ideología «unificadora» del proyecto sindical de «Solidaridad Obrera» bebía en buena parte de las influencias del sindicalismo revolucionario francés e italiano, adaptándose a la realidad política y sindical del momento. Esta amalgama ideológica conectaba muy bien con la metodología libertaria de la organización, la acción y la transformación de la sociedad, actualizándose en un programa común que agrupaba a la gran mayoría del obrerismo catalán. Siendo el sindicalismo revolucionario una herramienta útil para agrupar a diferentes sectores del movimiento obrero, ello no fue menoscabo para que se produjeran diferentes crisis de organización debidas, en buena parte, al intento de neutralización política de diversos colectivos obreros (republicano radical y socialista, fundamentalmente).
Si hiciéramos un análisis de la implantación de la CNT en el ámbito geográfico estatal español tendríamos que señalar a Cataluña y Andalucía como las zonas regionales de mayor incidencia sindical, tanto en sus inicios como en el ciclo que transcurre durante los años que van de 1911 a 1936. En lo que respecta a este primer Congreso, del que celebramos su centenario, conocemos el número de sociedades obreras que participaron en el mismo, siendo un total de 124. Cataluña fue, con mucho, la zona geográfica que más sociedades obreras aportó, con un total de 67 sociedades obreras. Le seguiría, a gran distancia, pero con un peso específico considerable, Andalucía con 25 sociedades obreras. En un segundo nivel de importancia en cuanto a su presencia en el número de sociedades obreras tenemos que señalar a Asturias, Galicia y el País Valenciano. En lo que se refiere a otras regiones del resto de España su presencia en dicho Congreso es testimonial y/o inexistente. Esta implantación es parecida y se corresponde a grandes rasgos con la geografía desarrollada por la AIT en su periodo de asentamiento durante el siglo XIX. De todas maneras, esta apreciación objetiva en sus datos, no refleja las diversas y variadas situaciones que se dieron en muchos pueblos y ciudades de España en sus diversas adhesiones y/o rechazos sobre la organización confederal.
Como se ha señalado no tenemos datos del numero de afiliados de este primer Congreso celebrado en 1910, pero sí podemos avanzar que el mismo, y el de 1911, fueron Congresos de gestación del proceso constituyente de la CNT, en los que todavía no existe una afiliación numerosa ni tampoco un ámbito geográfico amplio. En este sentido, se puede afirmar claramente que será en el congreso de 1919 donde el «mito» de la CNT empezará a gestarse como organización obrera importante, extensa y de combate contra el capitalismo de aquella época. Por cuantificar esta afirmación podemos indicar que la afiliación total que estuvo representada en el Congreso de la CNT de 1911 era de 29.510 trabajadores, mientras que la representada en 1919 era 705.512 trabajadores. Creo que no hacen falta grandes argumentaciones para demostrar la importancia capital que tuvo el Congreso de 1919, celebrado en Madrid, en el transcurrir posterior de la CNT como organización sindical de referencia de buena parte de la clase obrera española.
Se tiende a pensar que la ilegalización de la CNT, en septiembre de 1911, tomando como excusa «represiva» la convocatoria de una huelga general solidaria, fue el detonante principal de su declive momentáneo y la causa de su parálisis posterior. Esta afirmación tiene sentido y veracidad cuando se refiere a los años 1912 y 1913, pero no así en lo que respecta a los años subsiguientes, que estuvieron marcados por una dificultad manifiesta y sostenida por entretejer lazos de conexión orgánica. Estas lagunas organizativas fueron expresadas, claramente y sin ambages, en el periódico «Solidaridad Obrera», órgano de la Confederación Regional del Trabajo de Cataluña y portavoz de la CNT, haciendo llamamientos a la unión y organización del movimiento obrero que tenía mejor sintonía con los presupuestos que defendía el sindicalismo libertario.
En mi opinión, y a raíz de la prensa obrera analizada (básicamente de raíz libertaria), creo que es importante realzar este aspecto, poco estudiado y siempre dejado de lado, acerca de la dificultad de anclar unos nexos orgánicos permanentes y/o estables. Durante el ciclo que va de 1914 a 1918, se produjeron una serie de cambios sociales (sobre todo la I Guerra Mundial y la Revolución Rusa) que modificaron en buena parte la estructura de la clase obrera y dinamizaron a los sectores obreros más avanzados en pos de un camino revolucionario. Este fenómeno agitador, junto al paciente trabajo de los propagandistas sindicales libertarios, que ejercieron un papel crucial en la construcción de nexos de unión del movimiento obrero de adscripción libertaria, fue decisivo en lo que sería la nueva configuración sindical en el ámbito estatal español.
A partir de los Congresos Regionales, celebrados a mediados de 1918 en las zonas regionales de Cataluña y Andalucía, ya se puede ir vislumbrando la capacidad de vertebración que el sindicalismo libertario había ido consiguiendo, así como su permeabilidad para integrar a buena parte del movimiento obrero. Por ello, es tan importante pensar en los mecanismos flexibles que hicieron posible ese «salto cualitativo» y que llevaron a la CNT a su apogeo sindical en el Congreso de la Comedia en Madrid en 1919 y a liderar a buena parte de la clase obrera en su lucha revolucionaria y libertaria.
Por último, y siendo éste un articulo de combate, me gustaría destacar la permanencia y fuerza del anarcosindicalismo y el sindicalismo revolucionario en España representados por la CNT hasta el final de la Guerra Civil. Fue una lástima que países como Francia e Italia, que habían tenido núcleos importantes adscritos al sindicalismo libertario, fueran perdiendo la fuerza y vigor que antaño les había caracterizado, dejando casi en solitario a la CNT en Europa como la más ferviente defensora del anarcosindicalismo. Este elemento de «aislamiento» fue crucialmente negativo en plena Guerra Civil, donde el imaginario libertario se jugaba el ser o no ser en su lucha contra el fascismo y la implantación de formas libertarias en la producción económica y en la vida social.
Joan Zambrana
sábado, 30 de julio de 2011
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