viernes, 22 de abril de 2011

De locuras colectivas

Dícese de una serie de miles de personas que van a celebrar el asesinato de un hombre que se dice es hijo de un Dios, el que ellos consideran el autentico entre miles de dioses porque así dicen que ha sido siempre un libro que ellos dicen que es sagrado llamado Biblia. Esta serie de personas acudirán a una ceremonia llamada misa donde una persona les ofrecerá comerse al hijo de su dios, la carne en forma de pan y beberse la sangre en forma de vino. Muchas de estas personas acudirán durante varias días a diversas procesiones vestidas con un rocambolesco traje y un cucurucho en la cabeza (la gente de las cofradías) al más puro estilo KKK o con los mejores vestidos para mirar. Llevaran sobre los hombros una estatua o imagen, que representa a una mujer que tuvo a un niño sin necesidad de coito o de este supuesto hijo agonizando y desangrándose en una cruz. Las señoras y los señores les llamaran guapas o guapos, otros se mutilan a sí mismos. La gente se emocionara y más tarde celebrara que una persona, el hijo de la mujer que nunca realizo el coito pero que tuvo un hijo, resucito de entre los muertos como los zombis y ascendió a las nubes donde parece ser que tiene su casa junto con su verdadero padre, que es ese supuesto Dios y a la vez son lo mismo aunque sean distintos.
Esta puede ser una historia al más puro estilo de ciencia ficción. Pero, lo más triste es que real y autentica. Como estas paranoias, otras tantas sin ningún tipo de rigor ni de fundamento, más que la fe, que es solo tener estas pamplinas como verdad absoluta que nos transmiten tranquilidad, esperanza o nos quitan el miedo a todo aquello que no comprendemos, no queremos comprender o simplemente porque es así porque si.
Esta es la historia de la religión cristiana. Una historia de verborreas mentales, de mundos donde puedes sufrir tormentos y otros en los que puedes gozar de paz, y otro mundo en medio de personas condenadas al sufrimiento y al tormento de la explotación gracias a que no queremos a ese Dios que nos quiere. De seres con cuernos y rabos o con aros y alas, o cabezas de bebes con alas en la cabeza. Representaciones grotescas las cuales son adoradas por multitudes acobardadas que necesitan algo con que llenar sus vacías existencias. Historias de un ser supremo que te puede condenar al mayor de los tormentos porque le salga de los cojones hacerlo. Multitud de símbolos sin ningún tipo de significado. Una religión que te señala cuando naces como culpable y pecador porque si, y eres condenado a sufrir y estar pagando por esta sentencia, solo por nacer en este mundo. Una historia llena de asesinatos, guerras, crímenes contra la humanidad y millones de muertos solo por no querer aceptar esta religión.
Esto es, el cristianismo





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