Se podría decir que con el nacimiento del Consejo Regional de Defensa de Aragón, en octubre de 1936, también lo hacía el primer gobierno libertario de la historia. Tuvo una vida corta, apenas 10 meses, pero fue la demostración de la capacidad de organización de la clase trabajadora al margen del Estado. Y precisamente por esto, por la tradición anarcosindicalista del campesinado aragonés y la importante influencia de la CNT en este territorio, las autoridades republicanas no vieron con buenos ojos el nacimiento de esta entidad administrativa autónoma.
Algunos sectores republicanos, socialistas y comunistas no estaban cómodos con el Consejo de Aragón. Por eso, el 4 de agosto de 1937, el Gobierno de la II República ordenó a su ejército, con Enríque Líster a la cabeza, disolverlo por la fuerza. Se llevó a cabo una intervención militar, ocupando la localidad de Caspe por sorpresa para evitar una reacción.
La federación Local de Sindicatos de la CNT fue también tomada por asalto. Las oficinas del Comité Regional de la CNT fueron ocupadas, y sus archivos y registros confiscados por las autoridades republicanas. Joaquín Ascaso y algunos miembros anarquistas del Consejo fueron detenidos. Ante este panorama, los anarquistas pusieron todo su empeño en evitar ejecuciones de sus compañeros, aceptando a cambio la disolución de la entidad. Varios anarquistas fueron internados en prisiones controladas por la II República.
La bandera del Consejo de Aragón encerraba un importante simbolismo. Representaba a todas las fuerzas antifascistas. El rojo y el negro de la CNT, el rojo de la UGT y el morado por las fuerzas políticas del Frente Popular.
Aquellas autoridades “progresistas” republicanas echaron el freno a tal transformación revolucionaria que les adelantaba por la izquierda, no realizada por unos pocos, sino protagonizada por el pueblo en su conjunto, y eso es una lección de memoria social que no debemos olvidar.
Escrito por Ramiro Duche en facebook
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