miércoles, 9 de enero de 2019

Cómo la no-violencia protege al Estado



Resumen de la obra de Peter Gelderloos

Hipótesis Central

El análisis crítico del rendimiento político y estratégico del pacifismo- también llamado no-violencia activa- constituye una metodología útil para derribar la trampa discursiva en que este incurre al representarse a sí mismo como la clave para la inclusión total del movimiento y visibilizarlo públicamente dentro del plano de los falsos opositores al Estado
Argumentos

  1. Surge a partir del mismo discurso hegemónico que funda al Estado.
  2. Es útil para ampliar la acción de disciplinamiento social desplegada por el Estado a través de las ONG y su “activismo ciudadanista”.
  3. Estará metodológicamente impedido para destruir las relaciones de producción que son legitimadas mediante el sistema de dominación que es controlado por la clase dominante bajo la fórmula del Estado de Derecho. En consecuencia, la no-violencia que se limita a perfeccionar los mecanismos de tal democracia en términos de alcanzar mayor justicia social bajo los parámetros ya impuestos solamente podrá perpetuar el sistema que lo funda.
  4. El motivo de dicha limitación es precisamente que la no-violencia escoge conscientemente la opción de no tratar el problema de la violencia como un fenómeno estructural de la sociedad trazada en torno al capitalismo.

Estructura Metodológica

Esta incapacidad de la no-violencia para la elaboración de una crítica que ataque el fundamento mismo del sistema capitalista obedece a que se limita a trazar una crítica cualitativa y valórica de ciertos efectos observables del mismo sistema, manteniendo inalterable el núcleo del mismo. Será posible visualizar este compromiso de la no- violencia con el orden vigente a través de seis ámbitos:
I. No-Violencia es Inefectiva

Los procesos en los cuales se reivindica la no- violencia como exitosa no han tenido a la misma como estrategia política única, para ello se evalúan ciertas experiencias históricas paradigmáticas:
  1. La liberación de India del dominio colonial ejercido por Inglaterra: En India también hubo resistencia armada y Gandhi no fue el único líder de la no- violencia, sino el más difundido por la historia oficial debido al éxito que tuvo en sus negociaciones con el gobierno colonial británico y cuyo relato beneficia a la supremacía blanca, pues finalmente los británicos no solo no fueron forzados a abandonar la India sino que redactaron la nueva constitución que hicieron cumplir por sus sucesores. El movimiento a largo plazo demostró fracasar debido a que no derrocó ni siquiera las formas coloniales del capitalismo
  2. Oposición al armamentismo nuclear: también hubo atentados, sabotaje y guerrillas y los tratados de no- proliferación llegaron solo tras consolidarse la indiscutible hegemonía de EEUU y le sigue una nueva ola de facilidades para desarrollar dichas tecnologías.
  3. El movimiento de derechos civiles: solo fue efectivo para eliminar la segregación de derecho y la expansión de una minúscula burguesía negra, pero la segregación de facto subsiste y se materializa en un menor nivel de ingresos y menor acceso a salud y vivienda en comparación con los blancos y los pocos logros de los derechos ha olvidado a otras razas como las de los inmigrantes latinos, asiáticos y musulmanes; si bien es innegable la influencia que tuvo Martin Luther King no puede desconocerse el aporte de grupos como Black Panther Party .
  4. Protestas pacíficas en contra de la guerra de Vietnam: Esta guerra no acabó por la influencia de los pacifistas (de hecho este movimiento ni siquiera consiguió movilizar una fuerza política suficiente para evitar la reelección del presidente Nixon), sino porque EEUU fue derrotado política y militarmente.
En síntesis, la violencia del sistema es estructural y beneficia a la élite que controla los ejércitos, los bancos, la burocracia y las empresas quienes no podrán ser persuadidos interpelando a su conciencia, y los pocos que cambien de opinión serán dados de baja/despedidos/sustituidos/desaparecidos/asesinados por que el sistema es capaz de desechar a quienes no cooperan. Por lo tanto la No-violencia es inefectiva porque es una lucha reformista y no en favor de la completa liberación.
II. No-Violencia es Racista

El pacifismo como ideología proviene de un contexto privilegiado que ignora que la violencia estructural ya está situada y que es precisamente la gente de color la que resulta más afectada por la misma: supone la posibilidad de que la gente blanca con sus necesidades cubiertas pueda aconsejar a los oprimidos a que sufran la violencia con paciencia esperando que se incremente el sector de oprimidos que acceda a mayores garantías y concientizar a la “masa crítica” entre los privilegiados que les apoye hasta que el Estado les reconozca sus demandas. Los pacifistas, al menos a nivel inconsciente, saben que la no-violencia es una posición privilegiada, sacando a los activistas de color fuera de contexto de modo tal que Gandhi y Luther King resultan representativos de toda la gente de color y es profundamente paternalista al suponer que un sector privilegiado de activistas blancos puede fijar cual es la hora de la liberación de los demás, dictando cual es el más apropiado y ortodoxo método de lucha, por esta razón el problema de la supremacía blanca castiga con más fuerza la resistencia de la gente de color que la resistencia que hacia ellos tienen los sectores adversos a su lucha (Ej.: no es casual que se haya escogido a Martin Luther King como portador del movimiento negro, en desmedro de figuras como Malcolm X (quien estuviera a favor de la lucha anticapitalista y que abogó solidariamente por la lucha armada del pueblo vietnamita)
III. No-Violencia es Estatista

La no-violencia asegura el monopolio de la violencia del Estado, entendido como la burocracia centralizada que protege al capitalismo, y que sobrevive gracias a asumir el rol de ser el único que utiliza la violencia en sus territorios de forma legitimada. La labor del pacifismo es pacificar a la oposición del statu quo, mientras que el Estado moviliza sus aparatos represivos y de inteligencia para “neutralizar” a la militancia que se opone a su discurso, a los que considera una amenaza real, de esta manera los pacifistas vuelven a estos militantes más vulnerables a la represión. Por otra parte, las protestas no- violentas mejoran la imagen del Estado, crean la imagen de un gobierno democrático- sin jerarquías raciales, clasistas ni patriarcales: NO EXISTE UNA SOCIEDAD COMO ESTA EN NINGUNA DE LAS DEMOCRACIAS INDUSTRIALES Y CAPITALISTAS- que tolera la crítica que no amenace su funcionamiento (“meter una flor en el cañón de una pistola no impide que la pistola pueda disparar”). Es más, muchas veces los pacifistas toman la palabra para justificar el uso de la violencia por parte del Estado ante “acciones violentas” de los manifestantes, visualizando a la primera como “inevitable, neutral e irreprochable”

IV. No-Violencia es táctica y estratégicamente inferior

El objetivo: fines a los cuales se pretende llegar, por supuesto, hay objetivos próximos y objetivos últimos. Podría ser más realista evitar una aproximación lineal y visualizar los objetivos últimos como un horizonte, como el destino más lejano que podemos imaginar, el cual cambiará cuando los pasos que, otrora nos parecían lejanos, se vuelvan claros, emerjan nuevos objetivos y veamos que jamás alcanzaremos un Estado utópico y que se mantenga estático. Para lxs anarquistas, que desean un mundo sin jerarquías coercitivas, los objetivos últimos de hoy en día parecen ser la abolición de una serie de interconexiones de sistemas que incluyen al Estado, al capitalismo, al patriarcado, la supremacía blanca y las formas de civilización ecocidas.
Estrategia es el camino, el plan de juego para alcanzar el objetivo. Las estrategias desarrolladas por la no violencia no pueden derrotar al Estado y tienden a reflejar una falta de comprensión de la verdadera naturaleza del mismo (juego moral, lobby, desobediencia generalizada, etc.) El poder del Estado se auto-perpetúa y vencerá a los movimientos de liberación con cualquier medio que esté a su disposición. Si los intentos de derrocar tal estructura de poder sobreviven a las primeras olas represivas, la élite convertirá el conflicto en militar, y sabemos que la gente que utiliza la no violencia no podrá nunca vencer un conflicto de este tipo. El pacifismo no puede defenderse a sí mismo contra esta inflexible exterminación. La historia de su práctica me conduce a la misma conclusión: la no violencia no puede defenderse a sí misma contra el Estado, y mucho menos derrocarle. El proclamado poder de la no violencia es una ilusión que otorga a sus practicantes seguridad y capital moral para compensar esta incapacidad para ganar.
Tácticas: acciones o los tipos de acciones que producen determinados resultados. Idealmente, estos resultados tienen un efecto compuesto: construyen el momento o concentran la fuerza a lo largo de las líneas trazadas por la estrategia. Es frustrante que toda la controversia entre “violencia y no violencia” se desarrolle, simplemente, discutiendo sobre tácticas, cuando la mayoría de la gente no se ha siquiera cuestionado si nuestros objetivos son compatibles, pues de hecho no lo son, la no-violencia tiene por objeto atacar ciertas “injusticias” del modelo vigente mientras que la crítica que se considere violenta y revolucionaria lo será por atacar el fundamento del capitalismo.
V. No-Violencia es Patriarcal

Patriarcado es una forma de organización social que divide y clasifica a las personas en virtud de un binarismo de género (hombre-mujer) y que se afirman como categorías naturales y morales, en virtud de las cuales el hombre ocupa una posición dominante (en el poder y también en el uso de la violencia) y la mujer una sumisa que se ratifica mediante la asignación de los roles económicos, políticos y emocionales que se asignan a uno y otra y que se muestran como no susceptibles de cambio y cuya estructura opresiva es reproducida por quienes operan dentro de dicho sistema. Todos quienes no encajen o que rechacen estos roles de género son neutralizados por la violencia y el ostracismo social. En el género, la no-violencia surge de una posición privilegiada que asume que en vez de defendernos nosotros mismos de la violencia podemos padecerla hasta que una parte suficiente de la sociedad pueda ser movilizada a oponerse a ello pacíficamente (sería, por ej., inmoral que una mujer se defienda de un atacante o estudie auto- defensa). Por otra parte la concepción de la justicia basada en ley y castigo es patriarcal, porque los primeros códigos definían a las mujeres como propiedades, y las leyes fueron escritas para los hombres que ostentaran bienes, que a su vez fueron socializados para no tratar con emociones.
Un aspecto que dificulta particularmente el combate contra el patriarcado es que dicho sistema no solo es sostenido por una elite poderosa, sino por todxs: la distribución del poder al interior del patriarcado es mucho más difusa que en el Estado o el capitalismo, por lo mismo la lucha contra los poderosos en este aspecto tiene un rol menos relevante que el fomento de una construcción cultural que nos permita tener una identidad propia en términos de género y que nos apoye mientras construimos relaciones saludables y sanamos de generaciones de violencia y trauma, lo cual es perfectamente compatible con entrenamiento en autodefensa para mujeres y transgénero atacando instituciones económicas culturales y políticas que ejemplifican el patriarcado y que representan una forma de educar a la gente en la necesidad de una alternativa, el problema radica en que es la gente con poder la que conscientemente saca provecho del patriarcado impidiendo activamente la emergencia de esta cultura. La mayoría del trabajo requerido para superar el patriarcado probablemente sea pacífico (construcción de alternativas y cicatrización de las heridas provocadas por éste), pero la práctica pacifista deja sin opción a la gente que necesita protegerse aquí y ahora (ej. Defensa ante un ataque sexual). En consecuencia ¿Qué noción de libertad no incluye la capacidad de las mujeres de defenderse por sí mismas? No tiene sentido que existan tantas agrupaciones para apoyar a mujeres que han sido violadas, atacadas o maltratadas y que ninguna trabaje para prevenir que estas cosas pasen: no debemos ser víctimas.
La idea de que la violencia revolucionaria excluye a mujeres, queers y trans se basa en un olvido histórico que es perpetuado por el pacifismo que solo desarrolla estrategias individuales y no visualiza la violencia como estructural y sirve incluso para preservar las practicas patriarcales al interior del movimiento. El feminismo pacifista niega los efectos empoderadores de la lucha militante, bastando que las feministas formulen una crítica del sexismo para que las organizaciones que lo sustentan lo reconozcan: pero son hipócritas al encubrir el despliegue de la misma práctica por parte de los pacifistas, deleitándose con el cuento de que Gandhi aprendió de su mujer la no-violencia, obviando los aspectos patriarcales de su relación. Algunas feministas van más allá de las críticas específicas y tratan de forjar un enlace metafísico entre el feminismo y la no-violencia, feminizando o naturalizando la pasividad, postura resistida por un amplio número de feministas de base.
VI. No-Violencia es un engaño

La paz no será una opción hasta que la violencia centralizada y organizada que es el Estado sea destruida. Una dependencia exclusiva a la hora de construir alternativas, -para mantenernos hasta hacer que el Estado quedé obsoleto, y “currarnos” el tema de la violencia para prevenir una posible “autodestrucción”-, tampoco es una opción, porque el Estado puede aplastar toda alternativa que no pueda defenderse a sí misma. Si se nos permite vivir el cambio que deseamos ver en el mundo, no se necesitará tanto para la revolución. Nuestras opciones han sido violentamente reducidas a las siguientes: apoyar activamente la violencia del sistema; apoyarla tácitamente rechazando desafiarla; apoyar cualquiera de los enérgicos intentos para destruir el sistema basado en esa violencia; o perseguir nuevas y originales formas de luchar y destruir ése sistema. Lxs activistas privilegiadxs deben entender aquello que el resto del mundo ya sabe desde hace tiempo: estamos en medio de una guerra, y la neutralidad no es posible. No hay nada en este mundo que pueda merecer el nombre de “paz”. Es más, es una cuestión que se reduce a qué violencia nos asusta más, y del lado de quién vamos a resistir.


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