Escrito por: Deirdre Hogan (en Inglés)
como comentario del libro African Anarchism: The history of a movement de Sam
Mbah y I.E. Igariwey. Texto sacado de Workers Solidarity No 55 publicado en
Octubre de 1998)
Poca
gente asocia anarquismo con África. Sin embargo, está ciertamente comenzando a
arraigar allí. Este libro está escrito por dos miembros de la Awareness League,
una organización anarcosindicalista con aproximadamente 2000 afiliados en
Nigeria. Comenzando con una buena introducción al anarquismo, los autores
perfilan su relación con África en un intento para "enriquecer el
anarquismo y los principios anarquistas con una perspectiva africana y para
hacer un camino para África en el mundo libertario".
Aunque
el anarquismo como movimiento social consciente es relativamente nuevo en África,
las sociedades precoloniales africanas contenían muchos "elementos
anárquicos". Este libro presenta un estudio muy interesante de las
tendencias anarquistas en las sociedades tradicionales de África. A pesar de no
ser realmente anarquista, aquellas sociedades, basadas en el comunalismo,
estaban autogestionadas y eran independientes donde "cada individuo sin
excepción tomaba parte, directa o indirectamente en los asuntos de la comunidad
a todos los niveles."
Mbah
e Igariwey continúan ilustrando su punto de vista dando tres casos estudiados
de sociedades sin-estado en el África precolonial: los Igbo, el pueblo del
Delta del Níger y los Tallensi. Algunas características comunes a estas
sociedades eran la falta de centralización, un modo comunal de producción, y la
ausencia general de estratificación social.
Llega el Capitalismo.
Las
influencias capitalistas fueron primero introducidas en África durante la
expansión económica que acompañó la Revolución Industrial en Europa. Los
tratantes de esclavos y otros comerciantes extranjeros que tenían sus intereses
en las regiones costeras facilitaron la ruptura gradual del modo de producción
comunal. Luego la conferencia de Berlin y la consecuente partición de África
aseguró la "entronización de los intereses imperiales sobre los de las
sociedades tradicionales".
Así
el trabajo asalariado, los impuestos, la introducción del dinero, comercio,
inversiones y las instituciones sociales y la burocracia fueron traídos para
mantener el sistema imperialista y son citados como las principales armas
empleadas para incorporar África al mundo de economía capitalista.
Los
autores discuten cómo la incorporación africana a la economía global fue
periférica y "no trajo la ascensión completa a una economía capitalista,
el resultado final fue, en la mayoría de los casos, una estructura capitalista
distorsionada, desequilibrada". Esto le creó a África una cultura de
dependencia hacia los países avanzados que hizo que los beneficios fueran (y
todavía van) constantemente de África a los países capitalistas avanzados.
Otro
importante efecto del colonialismo fue la formación de una nueva clase social.
Por ejemplo, debido a las nuevas leyes de impuestos hacia la gente indígena,
emergió un nuevo grupo de emigrantes asalariados.
En
respuesta al estatus socio-político y económico inferior impuesto a la vasta
mayoría africanos, comenzaron a surgir sindicatos. Mbah e Igariwey ofrecen un
análisis detallado del movimiento sindical en Nigeria y en Sudáfrica,
criticando sus estructuras jerárquicas. La carencia de perspectiva
revolucionaria y las ambiciones políticas de sus líderes son algunas de las
razones por las que las trade unions fallaron en maximizar su potencial.
¿Una
vía africana hacia el socialismo?
Tampoco
"el Afro-socialismo" – en su mayoría basado en el modelo
Soviético/Europeo Oriental - tuvo éxito en cambiar el status quo. La mayoría de
los hombres de estado post-coloniales de África vieron a los gobiernos fuertes
como algo de vital importancia. En vez de creer que al pueblo africano capaz de
organizar sus propias vidas, el partido principal o gobierno de turno era el
encargado de guiar al pueblo. "Algunos de los regímenes más retrógrados,
más reaccionarios que jamás pisaron suelo africano fueron socialistas, algunos
guiados por oficiales militares que marcaron su camino hacia el poder."
Mbah
e Igariwey continúan discutiendo las presentes crisis de África: la abyecta
pobreza del 90% del pueblo codo con codo con la vasta riqueza y decadencia de
los líderes políticos, el apaleamiento de los derechos humanos por parte de la
clase dirigente, la enorme deuda exterior de las economías subdesarrolladas y
dependientes de África y la corrupción política e inestabilidad social en todo África.
Los autores llegan a la conclusión de que la única salida a la crisis africana
es el anarquismo.
"Para
en particular, el desarrollo a largo plazo es sólo posible si hay una ruptura
radical con el sistema capitalista y el sistema de estado – los principales
instrumentos de nuestro estancamiento". Ellos ven la vuelta a los
tradicionales "elementos anárquicos" en el comunalismo africano como
el próximo e inevitable paso. "La meta para una sociedad autogestionada
nacida del deseo del pueblo de librarse del autoritarismo es tan atractiva como
realizable en un largo plazo".
Este
libro tan bien estructurado e informativo da un análisis único de África. Los
autores hacen un estudio en profundidad de las causas de la crisis de África,
destacando claramente el potencial revolucionario de África y las muchas razones
por las que el anarquismo es verdaderamente la única salida.
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