El hallazgo de huesos devuelve la esperanza a familiares de los maquis. Granada
La provincia registró el mayor número de refriegas con las fuerzas del orden. Cobraban 500 pesetas al mes y sus jefes ejecutaban a los desertores.
Á.C. Granada figuraba a la cabeza en el número de enfrentamientos entre los maquis y la Guardia Civil. El máximo apogeo del fenómeno de la guerrilla antifascista tuvo lugar en 1950 cuando el número de efectivos en las provincias de Granada y Málaga superaba el medio millar. Fue precisamente a partir de 1951, tras la renuncia expresa del PCE a la lucha guerrillera, y la posterior detención de su máximo responsable en la zona, José Muñoz Lozano, conocido entre sus compañeros como ‘Roberto’, cuando se inicia el declive, según apunta Eusebio Rodríguez Padilla, doctor en Historia Contemporánea y especialista en el estudio del fenómeno maqui en Andalucía Oriental. En breve saldrá su libro ‘El ejército guerrillero en Andalucía’, un estudio exhaustivo que recoge las aventuras de los maquis de Málaga, Almería y Granada, provincias donde la guerrilla se hizo fuerte por su abrupta orografía. Los dos maquis de Moraleda de Zafayona, Ricardo Moles Moles, apodado con el nombre ‘Alfredo’, y José García Muñoz, ‘Ceferino’, pertenecieron al batallón Roberto, el cabecilla de la guerrilla ejecutado años más tarde después de dos condenas a muerte y tras haber delatado las posiciones de las distintas unidades guerrilleras bajo la falsa promesa de ser liberado. Otros nombres propios de Granada que se han venido asociando a la guerrilla antifranquista eran los hermanos Quero, los Clares, los Capilorros, los Chavicos o el Yatero, aunque no todos se mantenían fieles a lucha antifascista. “La guerrilla se formó pensando que la dictadura franquista era transitoria y que los países occidentales restaurarían la democracia”, argumenta Eusebio Rodríguez quien distingue dos periodos: desde el final de la guerra y hasta 1947, con una guerrilla desorganizada más de corte anarquista; y desde ese año hasta 1952, donde prevalece el ideario comunista. Los guerrilleros que pasaron a la clandestinidad no eran bandoleros, como así quería hacer ver el régimen dictatorial en su intento de asociar el fenómeno de los maquis a la delincuencia, aunque sí realizaban atracos y atacaban a los regulares para aprovisionarse de armas. “Cada guerrillero cobraba como un jornalero, 500 pesetas al mes. El dinero de los robos se destinaba al PCE, entonces en la clandestinidad”, sostiene Eusebio Rodríguez. Lo que no se admitían eran desertores. El historiador tiene censados hasta 25 ejecuciones de guerrilleros que, por lo general, eran ahorcados por los maquis para evitar hacer ruido. Temían que, si les dejaban regresar a sus casas, terminaran delatando sus posiciones. La provincia de Granada estaba dividida en varias zonas guerrilleras pero las más activas eran las que operaban en torno a Sierra Nevada y al Poniente granadino. Loja y Salar eran lugares de abastecimiento de la guerrilla donde contaba con gran apoyo logístico. Eusebio Rodríguez tiene censados hasta 46 guerrilleros de Salar. También de Agrón, municipio de la comarca, se echaron al monte en enero de 1945 un total 25 jóvenes, entre ellos Ricardo Moles Moles. El teniente coronel Eulogio Lima se encargó de “limpiar”, con métodos “expeditivos”, a los pocos maquis la provincia que resistieron después de que el PCE los abandonara a su suerte.
La provincia registró el mayor número de refriegas con las fuerzas del orden. Cobraban 500 pesetas al mes y sus jefes ejecutaban a los desertores.
Á.C. Granada figuraba a la cabeza en el número de enfrentamientos entre los maquis y la Guardia Civil. El máximo apogeo del fenómeno de la guerrilla antifascista tuvo lugar en 1950 cuando el número de efectivos en las provincias de Granada y Málaga superaba el medio millar. Fue precisamente a partir de 1951, tras la renuncia expresa del PCE a la lucha guerrillera, y la posterior detención de su máximo responsable en la zona, José Muñoz Lozano, conocido entre sus compañeros como ‘Roberto’, cuando se inicia el declive, según apunta Eusebio Rodríguez Padilla, doctor en Historia Contemporánea y especialista en el estudio del fenómeno maqui en Andalucía Oriental. En breve saldrá su libro ‘El ejército guerrillero en Andalucía’, un estudio exhaustivo que recoge las aventuras de los maquis de Málaga, Almería y Granada, provincias donde la guerrilla se hizo fuerte por su abrupta orografía. Los dos maquis de Moraleda de Zafayona, Ricardo Moles Moles, apodado con el nombre ‘Alfredo’, y José García Muñoz, ‘Ceferino’, pertenecieron al batallón Roberto, el cabecilla de la guerrilla ejecutado años más tarde después de dos condenas a muerte y tras haber delatado las posiciones de las distintas unidades guerrilleras bajo la falsa promesa de ser liberado. Otros nombres propios de Granada que se han venido asociando a la guerrilla antifranquista eran los hermanos Quero, los Clares, los Capilorros, los Chavicos o el Yatero, aunque no todos se mantenían fieles a lucha antifascista. “La guerrilla se formó pensando que la dictadura franquista era transitoria y que los países occidentales restaurarían la democracia”, argumenta Eusebio Rodríguez quien distingue dos periodos: desde el final de la guerra y hasta 1947, con una guerrilla desorganizada más de corte anarquista; y desde ese año hasta 1952, donde prevalece el ideario comunista. Los guerrilleros que pasaron a la clandestinidad no eran bandoleros, como así quería hacer ver el régimen dictatorial en su intento de asociar el fenómeno de los maquis a la delincuencia, aunque sí realizaban atracos y atacaban a los regulares para aprovisionarse de armas. “Cada guerrillero cobraba como un jornalero, 500 pesetas al mes. El dinero de los robos se destinaba al PCE, entonces en la clandestinidad”, sostiene Eusebio Rodríguez. Lo que no se admitían eran desertores. El historiador tiene censados hasta 25 ejecuciones de guerrilleros que, por lo general, eran ahorcados por los maquis para evitar hacer ruido. Temían que, si les dejaban regresar a sus casas, terminaran delatando sus posiciones. La provincia de Granada estaba dividida en varias zonas guerrilleras pero las más activas eran las que operaban en torno a Sierra Nevada y al Poniente granadino. Loja y Salar eran lugares de abastecimiento de la guerrilla donde contaba con gran apoyo logístico. Eusebio Rodríguez tiene censados hasta 46 guerrilleros de Salar. También de Agrón, municipio de la comarca, se echaron al monte en enero de 1945 un total 25 jóvenes, entre ellos Ricardo Moles Moles. El teniente coronel Eulogio Lima se encargó de “limpiar”, con métodos “expeditivos”, a los pocos maquis la provincia que resistieron después de que el PCE los abandonara a su suerte.
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