viernes, 23 de agosto de 2013

Sacco y Vanzetti, Siempre estaréis presente en nuestra memoria



Estados Unidos asesinó a Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti
El 23 de Agosto de 1927 Sacco y Vanzetti fueron ejecutados por el imperialismo yanqui Después de la Primera Guerra Mundial, Estados Unidos de América había emergido como potencia de primer orden. Por otro lado, la Revolución Obrera Rusa de 1917 proyectaba su influencia sobre el movimiento obrero mundial. La inmigración europea al continente americano traía en su equipaje nuevas ideas revolucionarias y un componente obrero fundamental. El anarquismo, el socialismo y el bolchevismo se desarrollaban, a distintos niveles, como corrientes obreras que organizaban y enfrentaban a la explotación y a las apetencias capitalistas. El imperialismo yanqui veía al movimiento revolucionario emergente como un enemigo estratégico, y en consecuencia orientó su legislación y sus fuerzas a reprimir las manifestaciones de rebelión y lucha que los trabajadores y los sectores oprimidos ponían en pie. Sacco y Vanzetti fueron inolvidables mártires de la lucha obrera en el corazón del imperialismo.
En la inmediata posguerra se produjo en los Estados Unidos una renovación tecnológica que fue modificando los métodos y la organización del trabajo. Aumenta el número de fábricas y con ello crece la oferta de trabajo profundizándose la superexplotación de los trabajadores. Esto provocará en 1919 una serie de importantes luchas, entre las que se destaca la huelga general de los obreros del acero en demanda de la jornada laboral de ocho horas. También en otros sectores productivos se originan conflictos. “Lo que sucede en el sector del carbón es sintomático de todo lo que venimos planteando. Hasta 1920 existen en el carbón altos salarios y el sindicalismo dirigido por John L. Lewis ha obtenido importantes triunfos. No obstante, para esa fecha se descubren nuevas minas carboníferas en los estados del sur como Kentucky y Alabama. Los anteriores centros de antracita del centro del país, que eran los reductos del sindicalismo minero, son parcialmente desplazados. Lo concreto es que las empresas en esos estados del sur organizan Company Unions y ejercen un control total en la zona. Bandas armadas impiden incluso el desembarco de los trenes de personas que califican de organizadores sindicales, hay apaleamientos, hay violencia constante”.[1] De esta manera, la lucha de clases en la década del 20 en Estados Unidos va a estar signada en gran parte por el ataque sistemático a las luchas y las conquistas obreras y a sus organizaciones políticas y sindicales. Lo cual va a tener consecuencias posteriores cuando la crisis financiera de 1929 provoque desocupación, bajos salarios y miseria en las filas proletarias.
La legislación represiva se puso a la orden del día poco antes del fin de la guerra. En setiembre de 1917 se utilizó la Ley de Espionaje para atacar a la IWW (Industrial Workers of the World), organización obrera de tendencia anarquista socialista. [2] Casi un centenar de miembros de esa organización fueron arrestados, y en abril de 1918 fueron procesados, incluido su máximo dirigente, “Big Bill” Haywood. El juicio duró cinco meses y fueron declarados “culpables” todos los acusados. Haywood y otros catorce compañeros fueron condenados a veinte años de prisión. En octubre de 1918, el Congreso de Estados Unidos sancionó la Ley de extranjeros, que establecía que “cualquier extranjero respecto del cual se descubriese en algún momento posterior a su ingreso a los Estados Unidos que al tiempo del mismo o por haberle convertido después, fuese un miembro de alguna organización anarquista” sería deportado.[3] Es en este contexto que Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti salen a la palestra.
La lucha de Sacco y Vanzetti
Nicola Sacco había nacido en Torre Maggiore, provincia de Foggia, Italia, el 23 de abril de 1891, y emigró de su tierra natal a los 17 años. Llegó a Estados Unidos en 1908, y aunque era mecánico no pudo aprovechar su oficio, sobre todo porque los extranjeros no eran tenidos en cuenta para los trabajos especializados. Así, llegó a trabajar en una fábrica del calzado. Ante el inicio de la guerra organiza mitines antibelicistas, se une a la Federación Socialista Italiana y desarrolla sus posiciones anarquistas. Bartolomeo Vanzetti era oriundo de Villa Falletto, Piamonte, nacido en 1888. Al igual que Sacco, llega a las tierras yanquis en 1908, recorriendo el mismo camino de hambre y sin lugar donde descansar en busca de trabajo del resto de los inmigrantes. Su oficio de confitero no le alcanza para lograr un empleo fijo. Así, debe trabajar de picapedrero, albañil, foguista y barredor de nieve. Todo por un jornal mucho menor que el de un obrero norteamericano. En 1913 comienza a activar en las filas obreras. Tres años después estalla una huelga en la Plymouth Cordage Company y Vanzetti va a ser unos de sus dirigentes, saliendo victoriosos. Sus deseos de avanzar hacen que con gran esfuerzo lea y estudie permanentemente. De este modo fue formando su personalidad militante. “Aprendí que la conciencia de clase no era una frase inventada por los propagandistas, sino que representaba una fuerza vital, real, y que aquellos que comprenden su significado no son ya simples bestias de carga, sino seres humanos”, decía en uno de sus alegatos.
Andrea Salcedo era un tipógrafo anarquista que vivía en Nueva York. El FBI lo secuestró y lo tuvo detenido en la planta 14 de sus oficinas del edificio de Park Row. Fue interrogado y golpeado en el interrogatorio. Dos meses después de su detención, el 3 de mayo de 1920, el cuerpo de Salcedo fue encontrado en una calle cercana al edificio de Park Row y el FBI anunció que se había suicidado saltando por la ventana de la habitación en que estaba custodiado. Sacco, por entonces, era zapatero, y Vanzetti vendía pescado por la calle. Se habían conocido en la ciudad de Boston junto a otros compañeros, y rápidamente organizaron la denuncia del asesinato de Salcedo. Con volantes y agitación política salieron a denunciar a las autoridades y al FBI por la muerte del tipógrafo. Apenas dos días después de la muerte de Salcedo, ambos fueron encarcelados.
En un primer momento los acusaron de repartir panfletos subversivos y de ser anarquistas, pero después, en una clara maniobra infame, las autoridades los acusaron de un doble asesinato. En la segunda quincena del mes de abril pasado, en South Baintree, un grupo de ladrones había asesinado a Frederick Parmentier, cajero de una fábrica de zapatos, y al guardián Alessandro Berardelli. En el asalto los ladrones se habían llevado 15.677 dólares. Nicola y Bartolomeo fueron finalmente acusados de esos crímenes.
El 31 de mayo de 1921 comenzó el juicio, que estuvo viciado desde el comienzo. Los jueces no tuvieron en cuenta declaraciones fundamentales que probaban que tanto Sacco como Vanzatti eran inocentes de los crímenes. A tal punto que el tribunal encabezado por Webster Thayer hizo oídos sordos a un testigo que declaró a la policía que Sacco y Vanzetti no eran los hombres que había visto disparar durante el asalto. Tampoco escuchó al representante del consulado italiano que declaró que a la hora del crimen Sacco se encontraba con él. Ni tuvieron en cuenta que la bala homicida era de un calibre diferente del arma que se les había encontrado a los anarquistas. Celestino Madeiros, uno de los asaltantes de aquel día, ya en la cárcel envió una confesión al diario Boston American donde declaraba que ni Sacco ni Vanzetti eran los hombres que habían estado con él en el lugar del robo. La confesión fue destruida por la policía, pero Madeiros hizo llegar una nueva confesión, esta vez a través de otro preso, a Nicola Sacco. Tampoco fue tenida en cuenta. Entonces, las palabras de Nicola Sacco definieron el porqué de su juzgamiento: “Estoy aquí en este banco de acusados por ser de la clase oprimida”, dijo el revolucionario.
El 14 de julio de 1921 el tribunal los declaró culpables, y casi seis años después el 23 de abril de 1927, después de 7 años de iniciado el juicio, el juez Thayer dictó la sentencia de muerte. La inmunda carroña imperialista buscaba así dar un escarmiento a la clase obrera en todo el mundo. “La evidente persecución ideológica y xenófoba de las autoridades de EE.UU. quedaba en evidencia en declaraciones como las del presidente del tribunal, Webster Thayer, que dijo en una de las audiencias: «Los imputados en el asesinato son culpables de socialismo». Un gran movimiento de solidaridad recorrió el mundo y en casi todos los países se formaron comisiones para intentar ayudar a los dos anarquistas. A pesar de las prohibiciones, se sucedieron manifestaciones obreras y protestas multitudinarias en Londres, Nueva Delhi, París, Roma y Buenos Aires, entre otras capitales del mundo. Por ellos se produjo la primera huelga internacional (que se cumplió en casi todos los países del mundo) y pidieron clemencia Einstein, Marie Curie, Bernard Shaw, Orson Welles y Miguel de Unamuno, además de otros intelectuales, científicos, actores y organizaciones defensoras de los derechos civiles” (Clarín.com 23/8/97) Durante el mes de agosto se realizó un paro general en Asunción, Paraguay, en solidaridad con los inculpados. En Buenos Aires y Montevideo, el 9 y 10 de ese mismo mes también se realizó una huelga general.
El 4 de agosto, el gobernador del estado de Massachussetts denegó el pedido de indulto mientras arreciaban las movilizaciones y los enfrentamientos entre los trabajadores y las fuerzas represivas.
Finalmente, a las 0.19 horas del 23 de agosto de 1927, en la Casa de la Muerte de la prisión de Charlestown, Massachussetts, Nicola Sacco fue ejecutado en la silla eléctrica. Unos minutos después ocurrirá lo mismo con Bartolomeo Vanzetti. La bronca y la indignación promovieron una mayor movilización, y los enfrentamientos continuaron durante días. En Buenos Aires, al conocerse la noticia del asesinato de los dos anarquistas, se organizó en la madrugada una gran manifestación por la Avenida de Mayo. Los choferes fueron al paro y los portuarios resolvieron no trabajar en los buques norteamericanos ni desembarcar mercaderías de ese país.
Una tarea vigente
Cincuenta años después, en 1977, Mitchell S Dukakis, gobernador de Massachussets, reconoció que los dos anarquistas habían sido condenados y ejecutados por sus convicciones políticas y los “rehabilitó” públicamente. Al mejor estilo de los papas y de la sacrosanta hipocresía de la Iglesia que redimen a quienes mandaron a la hoguera inquisitoria después de siglos, los imperialistas buscan lavar sus manos. Pero la sangre obrera no se lava, se paga, y como tal, el crimen de Sacco y Vanzetti es una cuenta más a cobrarle al capitalismo.
La putrefacción del capitalismo ha seguido su curso. Hambre, miseria y marginalidad son los frutos de la cosecha capitalista. Masas obreras tratan cada vez más de ser llevadas al redil de la superexplotación y el engaño de los gobiernos burgueses, “progresistas” o reaccionarios, para engordar los bolsillos de los patrones. Es el mundo capitalista. Es su mundo. Y frente a él, nuevas generaciones de trabajadores y sectores oprimidos se levantan para enfrentarlo, y en ese enfrentamiento los trabajadores acumulan experiencias y fuerzas. La visión de un futuro revolucionario no es un horizonte inalcanzable, como predican los exégetas del imperialismo. La posibilidad del “futuro comunista de humanidad” del que hablaba León Trotsky es una inmensa tarea que continúa vigente, para una pelea que no está aún decidida.. Es por eso que las figuras y el ejemplo de Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti resurgen, no como el Ave Fénix, de las cenizas, sino del fuego de las luchas cotidianas que libran los trabajadores en todas partes, dando vida a las palabras que Bartolomeo Vanzetti pronunciara poco antes de morir:
"¡No hay justicia para los pobres en América! ...¡Oh, compañeros míos, continuad vuestra gran batalla! ¡Luchad por la gran causa de la libertad y de la justicia para todos! ¡Este horror debe terminar! Mi muerte ayudará a la gran causa de la humanidad. Muero como mueren todos los anarquistas, altivamente, protestando hasta lo último contra la injusticia. ¡Por eso muero y estoy orgulloso de ello! No palidezco ni me avergüenzo de nada; mi espíritu es todavía fuerte. Voy a la muerte con una canción en los labios y una esperanza en mi corazón, que no será destruida..."

Notas:
1. Plá, Alberto J.: “Hoover. El crack financiero de 1929”. Historia de América en el siglo XX. (Centro Editor de América Latina, 1971)
2. En 1905, los trabajadores radicales se reunieron en Chicago para fundar una nueva agrupación: la industrial Workers of the World (IWW). La misma se presentó alternernativamente a la American Federation of Labor (AFL) de tendencia más conservadora y que nucleaba a la mayor parte de los trabajadores. Además de levantar al socialismo como bandera, la IWW tuvo condiciones de ingreso menos restrictivas que la AFL. Se conformaba con trabajadores ambulantes, negros e inmigrantes que eran rechazados por las organizaciones tradicionales.
3. Mc. Elroy, Wendy, La Primera Guerra Mundial y la supresión del disenso.


jueves, 22 de agosto de 2013

Tierra y Libertad: 125 años difundiendo el anarquismo



Fue en 1888 cuando se creó, en Barcelona, el periódico Tierra y Libertad. Comenzó siendo semanario y, con el paso del tiempo, ha cambiado su periodicidad. Durante una corta etapa fue diario, el primer diario del anarquismo español. Editado a veces de forma clandestina, en estos 125 años no ha dejado de difundir el anarquismo.
El número que tienes en tus manos es el 300 de esta última etapa, que empezó hace ahora 36 años. No hemos querido dejar pasar la ocasión de hacer un pequeño balance del periódico durante la época que comienza con el fin de la dictadura franquista y la restauración monárquica.
Durante la dictadura franquista, el anarquismo sufre los efectos de la cruel represión: torturas, cárcel, fusilamientos. No obstante, la militancia sigue luchando y multiplicando su propaganda, sobre todo por medio de panfletos y periódicos, entre los que destaca Tierra y Libertad, que aparece en varios periodos, siempre editado en el interior. Paralelamente, los compañeros del exilio mexicano publican mensualmente, desde 1944, un periódico con idéntica cabecera, confeccionado para hacer propaganda por tierras americana. Se mantendrá hasta la década de los 80.
Los años finales de la dictadura suponen, entre otras cosas, la reorganización del movimiento anarquista. Los diferentes grupos empiezan a establecer relaciones constantes y estructuras más estables. En Madrid, por ejemplo, existe una Federación Anarquista de Barrios formada por grupos territoriales; también existen grupos de afinidad.
Se discute sobre la conveniencia o no de revitalizar la CNT y, tras varios debates, se decide hacerlo, cosa que se realiza en unión con otros grupos más o menos libertarios.
Los grupos específicamente anarquistas, conscientes de que la CNT funciona en el ámbito sindical, y es necesario cubrir otros campos, empiezan a vertebrarse. El 30 de enero de 1977 se celebra en Barcelona la Conferencia para la Reconstrucción de la Federación Anarquista Ibérica (FAI). La policía, gracias a sus confidentes infiltrados, irrumpe en la reunión y detiene a 54 militantes.
En julio, los grupos de Cataluña editan el número cero de la nueva etapa de Tierra y Libertad. En noviembre del año siguiente, su edición será asumida por el conjunto de la Federación. El periódico no tiene precio fijo. En su portada dice: “El periódico que tienes en tus manos no es un objeto de consumo. El precio se lo pones tú mismo”. Por seguridad, se da una dirección de Francia como sede de la redacción y administración.
El movimiento libertario, y especialmente la CNT, crece por doquier. Al multitudinario mitin de marzo de 1977 en San Sebastián de los Reyes (Madrid) le siguen otros, igual de numerosos, por toda la geografía hispana. Quizá el más impresionante fue el de Montjuich (Barcelona) en el verano de ese mismo año. Semanas después se celebran en la misma ciudad las Jornadas Libertarias.
El anarquismo parece imparable. La CNT se niega a firmar los llamados “Pactos de la Moncloa”, un convenio con Estado y patronal para diseñar el nuevo sistema político-económico. De sus desastrosos resultados somos todavía víctimas. Los poderosos empiezan a temer que los libertarios estropeen sus planes y recurren al crimen de Estado: en enero de 1978 estalla un potente explosivo en la barcelonesa sala de fiestas Scala, con el resultado de cuatro trabajadores muertos (tres de ellos, curiosamente, afiliados a la CNT). Se desencadena una campaña mediática contra todo lo que huela a libertario, haciendo responsable de la explosión a un grupo anarquista que, supuestamente, arrojó cócteles Molotov. El provocador que montó este dispositivo desaparece. Son detenidos varios compañeros que pasarán años en prisión. Se ve la larga mano de los servicios secretos del Estado. El conjunto de fuerzas políticas “democráticas” y los medios de comunicación no hacen nada por esclarecer los hechos; al contrario, comienza a imponerse la ley del silencio con respecto a los libertarios.
En marzo de ese mismo año se celebra en la ciudad italiana de Carrara un Congreso Anarquista Internacional. La FAI envía delegados del interior de España y Portugal; a los anteriores congresos habían acudido representantes del exilio, que mantenían la estructura organizativa. Entre otras cosas, se debate sobre el tema de la violencia.
La FAI celebra una Conferencia los días 8, 9 y 10 de diciembre de 1978. En ella se debate sobre la situación social en Portugal y España, se establecen acuerdos sobre vertebración y estructura orgánica, así como sobre formas y tácticas de lucha, descartándose la lucha armada. En cuanto al Tierra y Libertad, se reafirma su carácter de portavoz de toda la Federación. También se habla del tema de los archivos depositados en Ámsterdam, se reitera la adhesión a la IFA y se recomienda que los militantes desarrollen su actividad sindical en la CNT. A esta Conferencia se la ha llamado “de las Actas Verdes” porque se encuadernaron con cartulina de ese color.
El Tierra y Libertad combina los artículos de análisis con los informativos y de denuncia.
En diciembre de 1979, la CNT celebra un Congreso. El anterior fue en 1936. Se produce una escisión: los partidarios de la participación en elecciones sindicales, de tener cargos retribuidos, de que los comités tengan poder de decisión y de recibir subvenciones, se marchan. El problema es que siguen utilizando el nombre de la Confederación. Será un largo pleito, al final resuelto en los tribunales, que obligarán a los escisionistas a cambiar el nombre de su organización.
En septiembre de 1980, se celebra una nueva Conferencia. Ante la inminencia de un golpe de Estado, se rediseña la infraestructura y la estrategia de la Federación.
El golpe de Estado se produce el 23 de febrero de 1981 con un estrepitoso fracaso: ni la burguesía ni el resto de los poderes político-económicos necesitaban una involución. El sistema democrático les servía a las mil maravillas para seguir con su régiman de explotación y privilegios, claro está, con el apoyo tácito de los partidos “de izquierdas” y de los sindicatos “responsables”.
Los años 80 resultan el “banco de pruebas” de lo que va a ser el capitalismo en los años siguientes: corrupción generalizada, sindicatos lacayos del sistema, explotación salvaje, dictadura de los mercados, guerras de baja intensidad… El periódico denuncia todos estos hechos. Se le tacha de exagerado. Hoy se comprueba lo acertado del análisis.
En otoño de 1986 se celebra en París un Congreso Anarquista Internacional. Se debate sobre los problemas del momento: luchas de liberación nacional, política de bloques, militarización. Se esbozan las perspectivas de transformación social y lucha anarquista para el momento.
En ese mismo año se produce un problema interno en la FAI: unos cuantos grupos deciden legalizar la organización sin informar al resto. Cuando se descubre el hecho, en un Pleno se decide no reconocer el proceso de legalización. Los grupos implicados en desacuerdo con el Pleno abandonan la Federación (durante algún tiempo dirán que ellos “son la FAI”).
El periódico, que se editaba en Madrid, pasa a ser responsabilidad del grupo Libertad, de Castellón.
En noviembre de 1987, un Pleno de la FAI matiza la estructura orgánica y la estrategia, que se intenta abrir a todas las estructuras del movimiento libertario. A partir de enero del año siguiente, el periódico se edita en Cataluña. Empieza a tener un precio indicativo: “El precio de coste del periódico es de 30 pesetas. El resto es tu solidaridad”.
El 9 de noviembre de 1989 cae el Muro de Berlín y comienza la descomposición del bloque del Este. Pasan del capitalismo estatal al capitalismo privado. En abril del año siguiente, en la ciudad italiana de Trieste se realiza un encuentro de anarquistas de ambos lados de Europa. En noviembre, el Congreso Anarquista Internacional, reunido en Valencia, analiza la nueva situación mundial y toma un acuerdo sobre la posición de los anarquistas en el movimiento obrero. También se debaten cuestiones de organización y se redacta un nuevo pacto asociativo de la Internacional de Federaciones Anarquistas (vigente en la actualidad). En diciembre, la redacción del periódico se traslada otra vez a Castellón, a cargo del grupo Libertad. Como novedades, se fija un precio (65 pesetas) y aparece la dirección a la que dirigir la correspondencia y giros en España. Posteriormente se inscribirá la cabecera en el ISSN (Registro Internacional de Publicaciones Periódicas). En marzo de 1991 se publica un encarte de cuatro páginas en portugués, Terra e Liberdade, que posteriormente se publicará como periódico de los grupos de habla portuguesa de la FAI.
En octubre de 1993, la FAI, reunida en Conferencia, establece las líneas maestras de lo que será en adelante el periódico: deja de ser “órgano” de la FAI para ser un periódico anarquista, editado por la Federación, pero abierto a todo el espectro libertario. Todos los artículos irán firmados y no existe ya más el editorial. Además, la FAI se dota del pacto asociativo (y declaración de principios) vigente en la actualidad.
En mayo de 1995, la redacción pasa a Barcelona (grupo Apoyo Mutuo) y, en abril de 1997, a La Puebla del Río (Sevilla, grupo Tea). Poco a poco, el periódico ha ido incrementando la calidad, tanto de sus artículos como de su presentación, y aumentando la tirada y el número de suscriptores y distribuidores. También se introduce el color rojo, primero en la cubierta y después en todo el periódico.
En 1997 se reúne en Lyón un nuevo Congreso Internacional. Se analizan los mecanismos de dominación y explotación. Otros congresos se celebrarán en Besançon (2004), Carrara (2008) y la ciudad suiza de Saint-Imier (2012) donde el anarquismo comprobó su buena salud tras 140 años de existencia.
Desde octubre de 2000, la redacción del periódico está bajo la responsabilidad del grupo Albatros, de Madrid. Durante este periodo se han hecho dos innovaciones. La primera es la creación del “Tablón” para informar de las nuevas publicaciones anarquistas, tanto libros como periódicos, y de los actos del movimiento libertario. La otra innovación es convertir los números de agosto en monográficos, tocando temas como el antiteologismo, los congresos anarquistas internacionales, la historia del anarquismo, la pedagogía libertaria…
Han colaborado en la ilustración de portada artistas como Carlos F. Fresneda, Mariella Bernardini y, sobre todo, Capi Vidal, que se ha convertido casi en nuestro “portadista oficial”. Se ha procurado seguir elevando el nivel de los artículos para mantener una publicación anarquista de análisis riguroso.
En septiembre de 2006, la Conferencia de la FAI matiza un acuerdo sobre el patrimonio de la Federación e impulsa el Archivo Histórico de la FAI, del que de momento se encarga el grupo redactor del periódico.
En estos últimos años nos hemos hecho eco de las protestas populares que se están desarrollando por todo el mundo, desde El Cairo a Río de Janeiro, pasando por Madrid o Estambul. Una indignación con muchos rasgos libertarios.
Estamos seguros de que, mientras exista la injusticia, periódicos anarquistas como Tierra y Libertad seguirán propagando la necesidad de una sociedad sin explotación y sin privilegios. Por la anarquía.
Héctor Valdelvira
Alfredo González
Publicado en el número 300 del periódico anarquista Tierra y libertad (julio de 2013)

domingo, 18 de agosto de 2013

108 rosas negras por Angiolillo en Bergara



De Indymedia EH
Michele Angiolillo Lombardi 5-6-1871 Foggia Italia, 26 años Bergara 20-8-1897.
Angiolillo era un joven de 26 años, anarquista, alto, de figura esbelta y atlética, refinado y culto que se presentó voluntario como docenas de jóvenes al sorteo para ejecutar la sentencia de muerte acordada en la asamblea anarquista de Nápoles en 1897, contra el genocida y torturador Cánovas del Castillo presidente del gobierno de la monarquía española.  Michele Angiolillo fue elegido entre otros muchos y el 8-8-1897 ejecutó al genocida Cánovas del Castillo en el balneario de Arrasate hoy centro de salud mental. El joven anarquista italiano fue asesinado por la injusticia española en la cárcel de Bergara hace 108 años.
Para ejecutar (8-8-1897) al genocida y torturador Cánovas del Castillo presidente del gobierno de la monarquía española, se presentaron cientos de voluntarios sabiendo que de lograrlo, la ejecución del genocida les costaría su propia vida.
Cánovas del Castillo, genocida, torturador y presidente del gobierno de Madrid durante la segunda guerra carlista, 30.000 voluntarios nabarros (vascos), contra algunos liberales que ayudaban a los 150.000 mercenarios conquistadores del ejército español, según lo cuenta Pi i
Margall; una vez finalizado el genocidio (como en Irak, Afganistan, Chechenia, Palestina, Euskal Herria... que no tiene nada de guerra), de una generación entera de jóvenes nabarros (vascos), Cánovas asesinó los ancestrales Fueros nabarros (vascos) en 1876 y toda Nabarra
(Euskal Herria) lloró.
Por esa época también, el genocida Cánovas del Castillo se llevó por delante
una generación entera de "españoles" entre ellos muchísimos catalanes, al
llevarlos a Cuba a asesinar "terroristas" cubanos que cometían el delito de no querer ser
españoles (como actualmente Nabarros y catalanes) y por eso los metían en campos de concentración (que después copió Hitler) o simplemente asesinaban a los cubanos rebeldes, como habían estado haciendo los últimos 400 años.
La mili era obligatoria salvo en Euskal Herria o "provincias exentas" recién conquistadas, donde ya no quedaban jóvenes; salían los barcos cargados de  jóvenes en cruzada santa pues todos ellos llevaban nombres de santos, Iñigo de Loiola, Francisco Xabier... el problema era que en Cuba los independentistas, los mataban y los pocos que volvían lo hacían heridos y horrorosamente mutilados.
En los periódicos de la época se puede leer, escribo de memoria, que un día del año 1896
que zarpaba de Sant Ander un barco cargado de munición y armas, salieron a
despedirlo la plana mayor de los poderes militares, religiosos, civiles y muchísima
gente que se subió al barco, de repente el barco explotó; fue tal la violencia de la explosión que rebotó contra el fondo y se elevó el barco entero 30 metros por encima del mar... hubo cientos de muerto y heridos y toda la zona del puerto quedó
arrasada.
A los días algunos buceadores se atrevieron a ver el barco hundido  y estupefactos comprobaron que solo había explotado la mitad y salieron  espantados. Al tiempo el resto de la carga volvió a explotar y el barco voló  por segunda vez por encima del puerto. La gente huía y nadie quería vivir en Sant Ander y por eso toda la zona del puerto es nueva, tiene unos cien años.
En Barcelona la situación era todavía peor; muchos jóvenes desertaban de ir a una muerte premeditada, las madres y padres no se resignaban a entregar a sus jóvenes retoños como corderos al matadero, y algunas veces para evitar la fuga masiva de reclutas "españoles", los militares "no  tuvieron más remedio" que disparar contra las madres y padres que no  permitían el embarque de sus hijos a Cuba y hubo muertos y heridos entre las
familias de los soldados desarmados.
La tensión era tal que en 1896 un día de novena del Corpus que había una procesión  multitudinaria en Barcelona, alguien tiró una bomba al paso del alcalde, gobernador civil y gobernador militar, que iban juntos en el pasillo en medio de la muchedumbre. Hubo decenas de muertos y heridos y los tres responsables de las masacres (alcalde, gobernador civil y g. militar) salieron ilesos, lo que vuelve a demostrar que dios no existe, porque si existiera sería un facha asesino absoluto.
Acusaron como siempre a sus rivales políticos en aquel momento: los anarquistas y la represión fue brutal. Detenían a unos los torturaban en Montjuic, les sacaban otros nombres que volvían a detener y torturar, así hasta más de cuatrocientos, como actualmente hacen Garzón, Baltza, Zapatero, Ibarretxe... y sus policías torturadoras...
La sentencia fue ejemplar, ocho condenados a muerte fusilados, 9 largas penas de prisión y 71 (escribo de memoria) deportados a la colonia de Río de Oro, abandonados en el desierto del Sahara. No alucineis que es verdad, condenados a ser abandonados en el desierto. Toda Europa sabía que Cánovas era un torturador y genocida por la guerra carlista, de Cuba, etc, y se movilizó la humanidad de los gobiernos europeos, que pidieron clemencia y solicitaron la
entrega de los condenados, Gran Bretaña, Francia, Italia...
El día del fusilamiento de los ocho anarquistas en Montjuic, toda la
gente de Barcelona subió a verlo porque sabían que eran inocentes y que  habían sido salvajemente torturados; a las siete de la mañana, hasta el  cielo lloraba porque cayó una tormenta terrible sobre los congregados, pero nadie se movió hasta que los fusilaron. Cánovas indultó a los 71 condenados a ser abandonados en el desierto, y fueron repartidos por los países europeos que lo habían solicitado.
Se convocó una asamblea anarquista en Nápoles, y se juntó muchísima gente,  aparecieron cómo no, algunos de los indultados por Cánovas que se habían  escapado lógicamente y contaron las torturas monstruosas de los anarquistas  detenidos en Montjuic, los muertos en las torturas, los torturados asesinados... los fusilamientos de los compañeros...
Cánovas del Castillo fue sentenciado a muerte por unanimidad.
Solicitaron voluntarios para ejecutar la sentencia y se presentaron cientos de ellos,  sabiendo que de lograrlo, iban a una muerte cierta. Tuvieron que hacer un  sorteo para descartar a los voluntarios y entre otros le tocó a Michele Angiolillo que fue elegido entre los voluntarios "agraciados" porque además de refinado y culto, era un experto tirador.
Angiolillo era un aristócrata anarquista, joven de 26 años, alto, de figura esbelta y  atlética, refinado y culto; cogió el tren y se vino a Arrasate (Mondragón),  porque sabía que Cánovas iba a inaugurar una exposición industrial (de guerra, cañones, ametralladoras, munición...) el 15-8-1897en lo que actualmente es el teatro cerrado Bellas Artes de Donostia y solía alojarse en los famosísimos baños de  Santa Agueda en Arrasate, hoy día centro de salud mental. Se presentó como  director de un periódico de Nápoles y no levantó la mínima sospecha por su carácter aristocrático y  exquisito. Estuvo varios días con Cánovas y el 8-8-1897 cuando estaba solo leyendo el periódico lo ejecutó.
Le prendieron y lo llevaron a la cárcel de Bergara a pocos km de Arrasate.
Le interrogaron y las entrevistas increíbles aparecen en los periódicos; en  una de ellas le dicen que los testigos habían declarado que unos días antes había estado con Cánovas en una
pequeña iglesia que hay cerca de los baños y le preguntan por qué no lo ejecutó entonces y contesta "que estaba en presencia de su mujer y para evitarle un sufrimiento inútil a ella". Vinieron a confesarle unos curas y hasta un arzobispo y a todos convenció de la justicia de la ejecución de Cánovas. El gobierno de Madrid tuvo que prohibir la publicación de sus declaraciones y entrevistas en los periódicos.
Angiolillo después de un juicio sumarísimo fue asesinado por la "injusticia española" con garrote vil el 20 de agosto de 1897, en la cárcel de Bergara que está en frente de la casa de
Telesforo Monzón, detrás de los juzgados y todavía se conserva la celda donde pasó sus últimos días de vida, antes de ser enterrado en el cementerio de Bergara (Gipuzkoa, Euskal Herria).
 
Por la memoria de Angiolillo.


* copiado literalmente del texto original