domingo, 29 de enero de 2017

Revueltas campesinas y origen del anarquismo andaluz



Mucho se ha escrito y discutido sobre la existencia o no de una organización terrorista anarquizante en la Andalucía del XIX, conocida popularmente como la Mano Negra

The Social Science Post // “En Andalucía, los habitantes son en su inmensa mayoría simples labriegos que solamente tienen temporal y precaria ocupación y viven el resto del año sumidos en la miseria y la inacción por falta de trabajo remunerado. Sus mujeres e hijos no encuentran tampoco trabajo y todos ellos, amontonados en las ciudades o los pueblos grandes, viven de la caridad pública (…) en un estado miserable de hambre, lo cual no se corresponde a la fertilidad del suelo, y no es, desde luego, motivado por su pereza” (CAMPOMANES, Cartas político económicas, c. III).
Mucho se ha escrito y discutido sobre la existencia o no de una organización terrorista anarquizante en la Andalucía del XIX, conocida popularmente como la Mano Negra. Supuestamente, la susodicha es la responsable de la inestabilidad política en el sur de España durante todo el mencionado siglo, plagando de atentados el campo y la ciudad andaluza decimonónica. No dedicaré por tanto más tiempo a dicha discusión, sino a realizar un relato de los hechos a la misma atribuidos y a su contexto más próximo.
Así, podríamos comenzar por establecer los orígenes ideológicos de los movimientos campesinos andaluces. Para ello, resulta imprescindible nombrar a aquel que votase, allá por 1823, la destitución en Cortes de Fernando VII, don Joaquín Abreu, quién más tarde, en 1831, habría conocido en Francia a Carlos Fourier, un utopista que influyó de manera decisiva en su pensamiento. A su regreso a España, Abreu se dedicó a la difusión de sus ideas en El Eco de Madrid, y en su entorno más cercano, en la ciudad de Cádiz.
No se puede descartar su influencia en los acontecimientos que se sucederán entre finales de los años treinta y mediados de los cincuenta en la provincias de Cádiz, Sevilla y Huelva, donde de forma aislada pero sucesiva se producen levantamientos violentos, ocupaciones de tierras y reparto de las mismas, así como de ganado, todos ellos abortados, en ocasiones con la intervención del ejército. Resulta complicado, por su dispersión y falta de uniformidad, establecer patrones comunes o causas directas que los provocasen, sin embargo sí parece haber sido determinantes la desamortización de Mendizábaly la sublevación de La Granja. También, las leyes agrarias de Carlos III podrían estar detrás del descontento del campesinado andaluz.
Más tarde tendría lugar la última gran desamortización, la de Madoz, en mayo de 1854, a lo que seguiría meses más tarde el levantamiento originario de la revolución liberal, que daría origen al conocido como bienio progresista. Inmediatamente se producen las primeras detenciones de las que tenemos constancia en relación con los sucesos de las dos décadas anteriores, acusados de formar parte de una asociación secreta y de subversión del orden social establecido.
En 1857, se constata un nuevo levantamiento en la provincia de Sevilla, éste mejor documentado que los anteriores. Unos ciento cincuenta trabajadores entran a plena luz del día en El Arahal y Utrera de forma simultánea, tomando por sorpresa a la Guardia Civil hasta tal punto que accedieron sin violencia al archivo municipal, que destruyeron en parte, así como el de alguna escribanía. Estos hechos, condenados por los partidos políticos, que no alcanzaban a darles explicación, según parece, eran vox populi, y fueron inmediatamente denunciados y perseguidos por el Ejército y la Guardia Civil, dando caza a la mayoría de los partícipes en la serranía de Ronda. Todos ellos fueron condenados a muerte por el Consejo de Guerra, siendo fusilados sus líderes de acuerdo con el fallo. No sucedería así con aquellos que fueron detenidos más tarde, sentenciados en la misma medida por el tribunal, pero que gracias al clamor popular y a la intercesión de los partidos que reclamaron clemencia a la Reina, vieron como la pena de muerte les fue conmutada. Más tarde, la autoría intelectual sería atribuida a una organización, supuestamente comunista, descubierta en el Arahal.
Como vemos, hasta ahora toda la actividad registrada aquí se halla circunscrita a Andalucía occidental, si bien no se limita a ella. Sí lo hace, sin embargo, al área localizada al sur del río Guadalquivir. Esto responde a las características geográfico-climáticas que hacen de esta zona el entorno agrario por excelencia de la región, frente a un norte minero y pecuario altamente despoblado. Así, observamos cómo cerca de Antequera se subleva el albéitar de la localidad, a consecuencia de una condena dictada sobre el mismo por el alcalde de la ciudad en relación a un movimiento popular sedicioso, otra vez en verano, como ya sucediese en El Arahal y Utrera. Parte junto con algunos seguidores a la provincia de Córdoba, donde lo encontramos días más tarde rindiendo al cuartel de la Guardia Civil y reclamando suministros. Tras reunir un importante grupo, toma la localidad de Loja, donde subleva al pueblo y planta cara al Ejército, resistiendo por cuatro días, tras lo que decreta abandonar la ciudad y huir. Detenido y condenado a muerte, es indultado por el Ministro de Gobernación. Al ser preguntado por la motivación de sus acciones, este contestó que lo hacía “contra la monarquía” y por “la democracia”.
Con la sublevación de la leva en 1868 y una nueva revolución, conocida esta como La Gloriosa, se suceden desde el mismo día siguiente los alzamientos campesinos y la toma de tierras adquiridas por la burguesía tras las sucesivas amortizaciones en la provincia de Cádiz primero, Huelva y Sevilladespués, y, de forma más excepcional, Málaga y Córdoba, aconteciendo en numerosas ocasiones en las mismas localidades que en el segundo cuarto del siglo. La reacción de los terratenientes no se hizo esperar, negándose a desempeñar cargos públicos y manifestando su enemistad con la Revolución; a ello siguió la del Gobierno, enviando al Ejército en defensa de los propietarios, que desalojaron a los campesinos de las tierras ocupadas y disolvieron las milicias que había participado en la consecución de la Revolución, a las que desarmaron no sin resistencia.
De esta forma quedaron sofocadas las diferentes revueltas que, sin embargo, volverían el año próximo a la provincia Cádiz, una vez más en verano, tras conocerse la continuidad de la monarquía, si bien en una nueva dinastía, por la decisión tomada en las Cortes constituyentes. El mismo general Prim afirma la coordinación y gran madurez de los insurrectos, a quienes reconoce como “gente del campo” armada, frente a la desorganización de la anterior revuelta y la participación en ella de parte del proletariado urbano, al menos del gaditano. Esta sucesión de contratiempos y desengaños pudo llevar al pueblo andaluz a renegar de los cauces políticos establecidos, siendo fundamental para allanar el camino a la entrada del anarquismo.
Además, en 1868 el italiano Giuseppe Fanelli ya había hecho su aparición en España, sembrando el germen de lo que aquí sería el anarquismo. Sus ideas no tardaron en impregnar la mente de quienes las habían escuchado, creyéndose iluminados por una verdad absoluta. En poco tiempo, estas llegaron a Andalucía, donde surgieron nuevos grupos en Arahal, Lora del Río y Arcos de la Frontera, a los que siguieron otros en la provincia de Cádiz y en las pequeñas poblaciones del bajo Guadalquivir. La ideaera llevada de pueblo en pueblo por voluntarios que se ofrecían para transmitirla. Hacían reuniones, escuelas nocturnas para enseñar a leer, propaganda antirreligiosa, se fomentaba la comida vegetariana y la abstención alcohólica, llegándose en ocasiones a prohibir el tabaco.
A raíz de la expulsión de Bakunin y sus simpatizantes de la Internacional, éstos decidieron reunirse quince días después en Saint-Imier, en el cantón del Jura suizo. Allí asistieron los delegados españoles González Morago y Farga Pellicer, quienes volvieron entusiasmados y se apresuraron a convocar un Congreso Regional que habría de celebrarse el 26 de diciembre de 1872 en el teatro Moratín de Córdoba, al cual asistieron 54 delegados representando a los miembros de 236 federaciones locales y 516 sindicatos. Las conclusiones de Saint-Imier fueron aprobadas por unanimidad, dando lugar a la primera organización puramente anarquista en España, declarándose las secciones locales y sindicales “soberanamente independientes”, perfectamente libres de renunciar cuando gustasen a su adhesión a la Federación.
Pero en este mismo periodo, los bandoleros, héroes populares hasta entonces, se vuelven ahora contra los propios campesinos. Ante la venta de las tierras comunales, la presión de los mismos era creciente, una situación a la que había que ponerle freno. Así, entre 1868 y 1873, cada vez que un bandolero era detenido, los caciques forzaban su liberación para ponerlos a trabajar a sus órdenes, actuando como represores de aquellos que protestaban, generando un percance terrible contra los intereses de los mismos.
Como contraprestación al cambio de bando de los bandoleros, a partir de 1870 comienzan a unirse con las organizaciones obreras pequeños arrendatarios y aparceros, que a menudo se veían obligados a buscar trabajo asalariado para complementar sus ingresos, viéndose en una situación similar a la de los jornaleros, quienes habían protagonizado hasta entonces sus protestas, rechazando el trabajo a destajo y pidiendo el aumento del salario. Esta asociación fortaleció notablemente la lucha campesina. Sin embargo, muchos de ellos se veían obligados a buscar trabajo fuera de sus municipios, por lo que se veían distanciados de los intereses de los jornaleros. En Córdoba, en muchas asociaciones campesinas se modificó la definición de trabajador para que pudiesen participar pequeños empresarios empobrecidos, limitándose el acceso a aquellos que poseyeran menos de dos o tres hectáreas de tierra, quedando el resto excluido.
Con la llegada de la I República, Sevilla, Cádiz, Jerez y Málaga se declaran independientes. Del mismo modo hicieron, aunque sin éxito, Córdoba y Jaén. Los cantonalistas compartían muchos puntos con los anarquistas, como el anticlericalismo, manifestado en Sevilla con la conversión de la catedral en un café. Sin embargo, estos no tuvieron suficientes apoyos y, en el mes de julio, el general Pavía entró en Sevilla con un puñado de tropas, y con una mezcla de tacto y de firmeza restableció el orden en Andalucía.
Tras el fracaso de la I República, el 10 de enero de 1874, se decretó la disolución “por motivos de seguridad” de la Asociación Internacional de Trabajadores en España. Esto devolvió a la clandestinidad a los asociados, que crearon pequeñas sociedades secretas. En Jerez, la muerte de perros de guardia se extendió por la zona para que estos no pudieran ladrar a su paso, camino de las secretas reuniones nocturnas. Este periodo acabó en 1881 con la llegada al poder del gobierno liberal de Sagasta, legalizando los sindicatos y las organizaciones obreras. Al año siguiente, en 1882, se celebró un nuevo congreso en Sevilla, ante la perspectiva de pasar a la legalidad, limitando la lucha al debido uso de la huelga. Sin embargo, se presentaba un problema. La huelga, para realizarse efectivamente, necesitaba de un fondo económico para subsistir, algo que muchos campesinos andaluces no se podían permitir. Se buscó una forma de conciliación, pero un grupo autodenominado ‘los desheredados’, compuesto por varias secciones de Jerez y Arcos de la Frontera, abandonó la Federación en defensa de la lucha violenta. Además, a esta situación había que añadir la particularidad de la huelga en el campo en época de cosecha, ya que no supondría quedarse sin comer unas horas o días, sino probablemente el resto del año.
En esa época, en la cárcel de Jerez había más de cuatrocientos presos por asesinato o asociación ilícita en relación con los sucesos del campo, escogidos según parece arbitrariamente de entre los miles de militantes con que contaban las más de ciento cincuenta federaciones. Condenados por pertenencia a una organización secreta, por haber participado de sus acciones o de su presunto jurado popular, muchos fueron ajusticiados y otros muchos perecieron allí. La represión fue grande, pero hasta final de siglo se tiene constancia de nuevos levantamientos, como el de Jerez de 1891, motivado por la huelga de Barcelona, en la que en nombre de la revolución social los campesinos en armas tomaros la ciudad durante algunas horas, hasta que fueran desalojados con gran violencia por la policía y condenados a trabajos forzosos.

Bibliografía
–       DÍAZ DEL MORAL, Juan. Historia de las agitaciones campesinas andaluzas: Córdoba. Alianza, 1967. Madrid
–       MALEFAKIS, Edward. Reforma agraria y revolución campesina en la España del siglo XX. Ariel, 1972. Barcelona
–       BERNALDO DE QUIRÓS, Constancio. El espartaquismo agrario andaluz. Turner, 1971. Madrid
–       BERNAL, Antonio Miguel. La propiedad de la tierra y las luchas agrarias andaluzas. Ariel, 1977. Sevilla
–       KAPLAN, Temma. Orígenes sociales del anarquismo en Andalucía: capitalismo agrario y lucha de clases en la provincia de Cádiz, 1868-1903. Crítica, 1977. Barcelona
–       BRENAN, Gerald. El laberinto español: antecedentes sociales y políticos de la Guerra Civil. Ruedo Ibérico, 1970. París
[Artículo publicado originalmente en The Social Science Post]

lunes, 23 de enero de 2017

LA CARA OCULTA DE JUAN CARLOS I



La cara oculta de Juan Carlos I


El Rey de España: Juan Carlos I - El Rey más Golfo y Ladrón


Las Amantes Secretas del Rey -! Hasta Nunca Juan Carlos!


jueves, 19 de enero de 2017

Una historia “desconocida” de mujeres guerrilleras



Sagrario Vera, María Esquivel , Josefa Bermejo. Una historia “desconocida” de mujeres guerrilleras

Esposas, madres, hijas, hermanas que actuaban como enlaces a los guerrilleros en la recién estrenada dictadura. El investigador José Antonio Jiménez Cubero recuerda los casos de 133 mujeres detenidas, torturadas y, en algunos casos, muertas por empuñar las armas en plena posguerra.



martes, 10 de enero de 2017

La Partida de Antonio Machuca (Sierra Blanca Marbella)



José Rueda Duarte, Antonio Machuca Ortiz, Antonio Toro Aguilar, junto a dos compañeros más del exilio.   
  
Partida dirigida por el libertario Antonio Machuca Ortiz, quien se  echó al monte en 1937 tras los fusilamientos en febrero de sus hermanos Alonso y María, así como el de su cuñado José Ramos a manos del nefasto capitán de la guardia civil Gómez Cantos. Junto a Machuca, encontramos a varios militantes más de la CNT de Marbella, José Rueda Duarte “Gorrión”, Antonio Salas Urda “Ubillo”, José Sánchez Infantes y Juan Ruiz. Posteriormente, al finalizar la guerra se unirían también Antonio Toro Aguilar y Antonio Ravira Sánchez. En uno de sus lugares de estancia, la Mina de Buenavista también convivían con Joaquín Gil Fernández “Palmero”, Francisco Magariño Machuca, José Gómez machuca “Regordito” y Miguel Sánchez López “Cañavera” quienes posiblemente también formaran parte del grupo, sino a tiempo completo, por lo menos parcialmente. Su lugar de actuación fue la Sierra Blanca, en la que coincidieron con partidas mayoritariamente libertarias de los pueblos de Ojén, Istán y la propia  Marbella.

Antonio machuca ya había estado encarcelado antes de la guerra, acusado de haber participado en el atentado contra el alcalde de Marbella, siendo un activo dirigente de la CNT y habiendo pertenecido durante la guerra al Comité de Investigación y Vigilancia de Marbella.

De su estancia en la sierra tenemos pocos datos, sabemos que el 23 de abril de 1938, mientras tenían su cuartel provisional en la Mina de Buenavista fueron sorprendidos por una patrulla de la guardia civil que había sido guiada por un falangista local. Tras el tiroteo pertinente, un guardia resultó herido y por parte de los huidos quedó muerto José Sánchez, siendo su cadáver expuesto a escarnio público para aviso a los posibles enlaces.

Con el final de la guerra se integran en el grupo Antonio Toro y Antonio Ravira, habían salido de Madrid el 4 de abril, llegaron a la Sierra Blanca el 21 del mismo mes. Poco después varios de los huidos que permanecían en la sierra empiezan a planear su marcha a Gibraltar, la idea es llegar hasta el término de San Roque y desde allí pasar a nado hasta la colonia británica. El 6 de julio de 1939, 16 echados al monte llegarán a las playas del peñón con sus respectivas armas tras el largo chapuzón. Entre ellos, varios de los componentes de la partida como Antonio Toro, Antonio Ravira, José Rueda, además del propio Machuca. Varios de ellos pasarían después a Francia.

De los restantes miembros del grupo, los que se negaron a pasar a Gibraltar, su suerte fue diversa, en marzo de 1941, dentro de una bajada masiva de la sierra de 17 guerrilleros a lo largo del mes, se entregan a la guardia civil Antonio Salas y Francisco Magariño, junto a ellos, varios libertarios más de Marbella.

Ese mismo mes de marzo, fueron detenidos en una batida “Regordito” y “Cañavera”, acusados de la muerte del guardia Alberto Prieto y de las heridas graves de su compañero Antonio Sánchez, el anterior mes de febrero en la “Loma del Retamar”. Ingresados en la cárcel de Málaga serían fusilados en septiembre de 1942.

Ya solo quedaba de la partida Joaquín Gil, que aguantó mucho tiempo por los montes marbellíes. En junio de 1943 amenazó al farmacéutico Juan Lavigne y le pidió 25000 pesetas, de las que se entregaron 17000 que nunca llegaron a las manos de “Pamero” pues el rescate fue “encontrado” por tres niños de la zona. En junio del 44 participó junto a otros guerrilleros en el secuestro al vecino de Ojén Juan Villarubia. La movilización que realizó la guardia civil para liberar al secuestrado acabó con la vida de Joaquín Gil el 30 de junio, un día después del secuestro y con las heridas que provocaron el posterior fallecimiento de Manuel Granados “el Dios”, de Istán.  

Con la muerte de estos guerrilleros no acababa la resistencia en la Sierra Blanca, pues por allí siguieron merodeando las partidas de Ojén e Istán, pero eso ya es otra historia que no contaremos hoy.

·         los nombres en negrita pertenecían a la CNT 

Fuentes:
Lucía Prieto “Los últimos de Sierra Blanca”.

lunes, 9 de enero de 2017

La traición de Stalin, La Pasionaria y Santiago Carrillo a los invasores del valle de Arán en 1944



Los aparatos de propaganda del PCE en el exilio francés, motivaron que buena parte de los combatientes españoles contra el régimen nazi, después del desembarco de Normandía (6-6-1944), se ilusionaran con una posible victoria contra Franco, incardinada en una invasión de España por los pirineos, con epicentro en el Valle de Arán.
La “operación Reconquista de España”, fue ideada por Jesús Monzón, el hombre fuerte del PCE en Francia, que hasta la fecha había sido el precursor de las victorias guerrilleras contra la Francia de Vichy y los invasores alemanes; dicho dirigente, se dejó guiar por las proclamas de invasión hechas por un viejo militar republicano, José Riquelme, con rango de general, deseoso de una revancha contra el régimen franquista.
Jesús Monzón preveía que tras la invasión, se daría un victorioso levantamiento popular contra el franquismo, hecho no avalado por los militantes comunistas del interior, ni tampoco por los militares comunistas en Francia; pero todo parece indicar que las altas esferas del Komintern vieron con buenos ojos la intentona, que podía estar relacionada con otro plan de invasión, reglamentado por Santiago Carrillo, en las playas de Málaga.
El proceso a seguir era instalar un gobierno republicano en el interior de España, con la presidencia del infausto Negrín, para consolidar una posible negociación con los aliados al finalizar la Segunda Guerra Mundial. El cobarde de Negrín no fue informado en un principio de la intentona, y después de conocerla, debido al carácter señalado, rehusó la invitación: estaba más contento en el exilio, que luchando en el interior por una España libre.
La operación fue dirigida desde Francia por 13000 voluntarios, desde Toulousse y Foix, bajo el mando del veterano militar republicano Vicente López Tovar, muy condecorado y reconocido por sus éxitos contra los nazis, en la zona sur de Francia. El objetivo era tomar Viella, la capital del Valle de Arán, solamente comunicada con el resto de España por el puerto de la Bonaigua, y como ya hemos dicho, establecer un gobierno republicano para desestabilizar el régimen franquista y provocar un levantamiento interior en España.
Las peripecias de los valientes guerrilleros se cuentan por victorias iniciales, llegando a tomar varias localidades, mientras los Guardias Civiles huían en desbandada, hasta que el gobierno franquista retomó la iniciativa: apenas 10 días duró una iniciativa heroica y febril, vilmente traicionada por los susodichos Stalin, La Pasionaria y Santiago Carrillo, que prefirieron dejar aislada la intentona, centrándose en los importantes territorios que la URSS iba a controlar tras la debacle nazi en Europa Central; una vez más, la revolución proletaria mundial, objetivo iniciático de la Internacional Comunista, se convirtió en un hechizo de mentiras y componendas entre regímenes totalitarios y democráticos.
Vemos como Santiago Carrillo, pupilo de La Pasionaria, incrementó su poder en el PCE, a la vez que la Francia Libre convino con Franco, reconociendo el gobierno del mismo, y desarmando a las milicias españolas del sur de Francia. Entre fogones, parece ser ésta una maniobra del propio Carrillo para apuntalar su poder en el PCE, seriamente amenazado por la preponderancia en Francia del citado Monzón.
Una traición más de la cúpula comunista al valiente pueblo español, que se vería consumada con la retirada del apoyo tácito a las organizaciones guerrilleras por parte del PCE en 1948.

viernes, 6 de enero de 2017

Nos ha dejado José Luis García Rua. Que la tierra te sea leve compañero!!!


José Luis García Rúa - filosofo, escritor y destacado militante anarquista
El 31 de agosto de 1923 nace en Gijón (Asturias, España) el filósofo, escritor y destacado militante anarquista y anarcosindicalista José Luis García Rúa. Su padre, Emilio García García, fue un afiliado de relieve de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), que asistió a congresos en representación del Sindicato de la Construcción de Gijón, que escribió algunas proclamas y textos sindicales, y que, finalmente, murió en el frente de Oviedo durante la Guerra Civil. Entre 1929 y 1936 estudió en la Escuela Neutra Graduada regentada por Eleuterio Quintanilla. Luego comenzó el bachillerato en Gijón y el continuó en Olot (Cataluña). En 1939 marchó al exilio francés, pasando a una colonia de viejos y de jóvenes, luego fue recluido a campo de concentración de Argelers y Barcarès. A finales de 1939 regresó a la Península y Gijón trabajó en una fábrica de ladrillos y en otros trabajitos. A partir de 1942 decidió continuar los estudios por libre, terminando el bachillerato en dos años y comenzando la carrera de Filosofía y Letras (Lenguas Clásicas) en la Universidad de Oviedo, que continuó entre 1945 y 1948 en Salamanca gracias a una beca del Ayuntamiento de Gijón, licenciándose en Filosofía Clásica con premio extraordinario.
Al acabar los estudios, viajó a Alemania y entre 1952 y 1953 amplió estudios en el Stifung Maximillaneum de Munich y, en 1958, hizo de lector de español en la Universidad de Maguncia. En 1955 leyó una tesis sobre Séneca en la Universidad de Salamanca. Entre 1958 y 1971 dio clases de filosofía en Gijón de forma gratuita, al tiempo que participó en la clandestinidad antifranquista. Durante los años sesenta sufrió represalias por hacer costar los mineros en huelga: revocado su nombramiento como profesor de la Universidad y de la Escuela de Comercio de Oviedo por «desafecto al régimen» (1963), cese como profesor alemán en la Escuela de Comercio de Oviedo (1964), clausura policíaca del centro cultural Gesto donde impartía clases gratuitas con otros compañeros (1965), etc. En 1966 denunció mediante una carta abierta dirigida a la Unesco su situación de perseguido por el franquismo. En 1969 fue uno de los fundadores de las Comunes Revolucionarias de Acción Socialista (CRAS) y se afilió a la CNT. En 1971 se trasladó al sur, primero dando clases en la Universidad Laboral de Córdoba, será expulsado, y en el Instituto Séneca de la misma ciudad, del que también será puesto en marcha.
Entre 1972 y 1975 dio clases de Historia de la Filosofía en el Colegio Universitario Santo Reino de Jaén. A partir de 1975 ejerció de profesor de Historia de la Filosofía en la Universidad de Granada, llegando a ser catedrático. Tras la muerte del dictador Francisco Franco, se volcó en la militancia confederal, destacando como orador y conferenciante. En 1977 fue nombrado secretario de la CNT de Andalucía, cargo que renovará entre 1981 y diciembre de 1983 y, más tarde, en 1992. En el Pleno de Regionales de marzo de 1988 fue elegido secretario general de la CNT, cargo en el que fue reelegido en el Pleno de diciembre de 1988 y hasta 1990. Representó Granada en las Conferencias de Sindicatos de 1987 y 2000, y en el Pleno de noviembre de 1992 fue nombrado director del periódico CNT. En 1993 intervino en los debates internacionales sobre anarquismo de Barcelona y en la V Conferencia de Sindicatos. Entre 1997 y 2000 ejerció de secretario general de la Asociación Internacional de los Trabajadores (AIT). Durante los años noventa defendió la línea anarcosindicalista ortodoxa y antireformista en la CNT e intervino en numerosos mítines y conferencias.
Encuentran artículos suyos en multitud de publicaciones libertarias y especializadas en filosofía, como Adarga, Cenit, CNT, Emérita, Espoir, Euroliceo, Icaria, Ideas-Orto, El Libertario, Martillo, El Olivo del Búho, La Protesta, Revista de Filosofía, Revista de Fomento Social, Solidaridad Obrera, Tierra y Libertad, Voluntad, etc. Es autor de De los Matic del interés existencial romano ta el siglo I de Cristo (1955), Los máticos de la interiorización en la historia helénica (1956), Sobre animus / anima en un texto de Séneca (1956), Política y pedagogía liberadora (1974), El sentido de la interioridad en Séneca. Contribución al estudio de los conceptos de «modernidad» (1976), Mis Ciudades I. Gijón (En la marea del siglo) (1993), A vueltas con la ley (1995, con otros), El sentido de la naturaleza en Epicuro (1996), Reflexiones para la acción (1997-2008, tres tomos), etc. En 1991 tradujo del francés la obra de Paul Ricoeur Los caminos de la interpretación.
En 1996 fue creada en Gijón el Aula Popular José García Rúa, asociación cultural que sigue los pasos de quien está dedicada.
Mañana, cuando yo muera, no me vengáis a llorar, nunca  estaré bajo mi tierra, soy viento de libertad.

viernes, 30 de diciembre de 2016

Una sociedad alternativa es posible: "La Anarquía funciona" de Peter Gelderloos



Ejemplos de diferentes tiempos y lugares. Cerca de 90. Un tercio de los mismos son de experiencias directamente anarquistas; el resto, "apátridas", "autónomas" o "antiautoritarias". Más de la mitad corresponden a la actual sociedad occidental.

Son ejemplos que componen el libro del autor anarquista Peter Gelderloos, La Anarquía funciona, publicado en 2008 en su edición inglesa (lo que el lector ha de tener en cuenta a la hora de aproximarse al libro y valorar los ejemplos) y en 2014 en castellano, en edición de Dskntrl-ed. Una recopilación de experiencias que demuestran cómo es posible una sociedad alternativa basada en la ayuda mutua, la toma horizontal de decisiones y la autoorganización.   El autor se formula preguntas a lo largo de un texto de casi 300 páginas que divide en secciones ("Naturaleza Humana", "Decisiones", "Economía", "Medio Ambiente", "Crimen", "Revolución"...). La respuesta global se halla en el mismo título del libro, una aseveración: la anarquía funciona. Una de las primeras cuestiones (página 26) es "¿No son las personas egoístas por naturaleza?". El autor responde con el caso de Estados Unidos. Puede que se trate del "país más egoísta del mundo". "Pero incluso en los Estados Unidos es fácil encontrar ejemplos institucionales de cooperación que conforman una parte importante de la sociedad". Bibliotecas interconectadas que ofrecen millones de libros gratis; convivencias y asados barriales de asociaciones de padres y profesores; los "Really Free Markets" anarquistas en algunas ciudades y pueblos, en los que se comparte sin que las cosas se tasen con un precio.... En otro contexto, la sociedad tradicional de los Semai, en Malasia, se basa en la entrega de regalos (no en el trueque).   El capitalismo tiene al egoísmo como uno de sus grandes basamentos filosóficos, además de la condición guerrera, competitiva y patriarcal de las personas. Sin embargo, hace más de un siglo que Kropotkin publicó El apoyo mutuo, donde defiende que en el ser humano existe una inclinación a la solidaridad y a la ayuda recíproca. Éste es, de hecho, un elemento medular para la evolución de las sociedades, más que la competencia. Más aún, la solidaridad es una tendencia no exclusiva de las personas, ya que también puede apreciarse en muchas especies de mamíferos, aves, peces e insectos. Otra idea muy extendida que combate Gelderloos es la de considerar a Occidente como la cúspide del progreso y la complejidad. El autor considera que incurre en el "eurocentrismo" quien considere al cazador-recolector, posiblemente conocedor del uso de mil plantas diferentes, como menos "sofisticado" que el operador de una central nuclear (posiblemente éste, a diferencia del individuo dedicado a la caza y la recolección, no conozca el origen de los alimentos que ingiere).   A la pregunta de ¿Quién tomará las decisiones?, el autor recurre a un ejemplo que no por habitual deja de tener validez. Las colectivizaciones anarquistas de 1936 en el contexto de la guerra civil española, principalmente en Aragón, Cataluña y el País Valenciano. Algunas colectividades abolieron el dinero (elaboraron sus propios sistemas de intercambio o cupones) y la propiedad; otras organizaron un sistema de cuotas para satisfacer las necesidades de todos; productos como el pan, el vino o el aceite de oliva podían distribuirse libremente, mientras el excedente se intercambiaba con otros pueblos y villas anarquistas. "Todos los colectivos, una vez que habían tomado el control de sus pueblos, organizaban asambleas abiertas de comunicación para discutir los problemas y planear cómo organizarse", explica el autor. A la experiencia de la CNT, Peter Gelderloos añade la del Movimiento de los Sin Tierra (MST) en Brasil, las actuales asambleas anarquistas en Estados Unidos o la rebelión de Oaxaca (México) en 2006, entre otras.   Al capitalismo se le denomina académicamente "régimen del salario". ¿Es posible vivir fuera de este marco de hierro? Según el autor de La Anarquía funciona, en la historia de la humanidad los salarios resultan una invención bastante reciente, sin que las sociedades murieran tradicionalmente de hambre por el hecho de que no se pagaran este tipo de retribuciones. "Con la abolición del trabajo asalariado, sólo las labores que no se puedieran justificar a sí mismo como útiles desaparecerían". De hecho, las sociedades indígenas con menor división del trabajo producían alimentación, vivienda, ropa o herramientas sin necesidad de salarios. La economía aparece, de esa manera, conectada a las necesidades comunes. Como el trabajo, en este modelo, tiene lugar en un entorno flexible y personal, puede adaptarse a las necesidades de cada uno e incluso convertirse en juego.   Es posible, por tanto, vivir sin salarios, pero también sin gerentes, jefes ni expertos, sostiene el autor. Cuando finalizó la primera guerra mundial, en Turín, miles de trabajadores (muchos de ellos comunistas y anarquistas) impulsaron huelgas, tomaron fábricas y las pusieron bajo su control. Se crearon consejos de fábrica, que las hicieron funcionar. En diciembre de 2001, una devastadora crisis económica en Argentina terminó con centenares de empresas abandonadas por sus propietarios, lo que condujo a procesos de ocupación por parte de trabajadores organizados en asamblea (el caso más citado es el de la fábrica Zanón). Durante la rebelión en Oaxaca (2006), personas sin experiencia previa organizaron estaciones de radio y televisión; así, tras la Marcha de las Cacerolas, miles de mujeres se hicieron cargo de la televisión estatal.   La casuística es más numerosa de lo que se piensa. Millones de personas viven en todo el mundo en ciudades "informalmente" organizadas (barrios o favelas). Muchos de los problemas de estos barrios (falta de acceso a agua potable, atención médica o malnutrición) son imputables al capitalismo, y no a la estructura de favelas. "Los habitantes suelen ser ingeniosos en valerse por sí mismos, a pesar de la limitación de recursos", sostiene Peter Gelderloos. En El Alto boliviano (ubicado en el Altiplano, meseta que domina la capital) se construyeron asentamientos con familias dedicadas a la economía "informal", en un área urbana con 850.000 residentes. Ante la precariedad de servicios básicos, la gente se autoorganizó y constituyó juntas de barrio (las primeras en los años 50). Estas juntas permitieron a los vecinos reunir recursos para crear y mantener escuelas, parques y servicios públicos básicos. También mediar en conflictos e imponer sanciones en los casos de daño social. A principios de los años 2000, la Federación de Juntas Vecinales desarrolló un rol principal en la implantación de una universidad pública en El Alto, la oposición a nuevos impuestos municipales o la reversión de los procesos privatizadores del agua.   El respeto por el medio ambiente debería constituir otro eje de la sociedad alternativa. Algunas luchas llevan en germen esta nueva sociedad. En 1998, el Departamento de Transporte de Minnessota pretendía desviar una carretera en un parque de Minneapolis. Ello suponía la destrucción de un viejo ecosistema de robles, un manantial de agua dulce y espacios sacros para los indígenas americanos, en el área de confluencia de los ríos Minnesota y Mississippi. Activistas indígenas, residentes blancos, grupos conservacionistas y anarquistas colaboraron para evitar la demoledora iniciativa. Se logró crear, destaca Peter Gelderloos, el Estado Libre Minnehaha, "una zona urbana que se convirtió en la primera y más duradera ocupación urbana anti-carreteras en la historia de Estados Unidos; durante un año y medio, cientos de personas ocuparon las tierras para impedir que el Departamento de Transporte talara los árboles y construyera la carretera, y fueron miles las que apoyaron y visitaron el estado libre". A pesar de la represión, la comunidad se autoorganizó y retardó la destrucción del paraje.   En el cúmulo de experiencias libertarias, el autor de La Anarquía funciona se remonta en ocasiones varios siglos atrás. Resalta por ejemplo, en las últimas páginas del libro, el caso de la piratería. Muchos fugitivos en el Mar Caribe se unieron a los restos de sociedades indígenas e incorporaron estructuras de cariz igualitario. "Esta clase social pirata también contenía muchos proto-anarquistas revolucionarios sociales, como Levellers, Diggers y Ranters, desterrados a cárceles inglesas en el Nuevo Mundo". Además, a numerosos capitanes piratas se les podía elegir y, casi de manera inmediata, revocar. Gelderloos caracteriza a estas sociedades: "cultivaron una mayor igualdad de género y, así, se daba el caso de capitanes piratas que eran mujeres; muchos se creían a sí mismos como Robin Hood y pocos se consideraban súbditos de cualquier estado". Había quien se integraba en los patrones mercantilistas, en el comercio de esclavos y en la venta de bienes fruto de la rapiña. Pero otros piratas lucharon por el abolicionismo y apoyaron las insurrecciones de esclavos.   Otro punto de interés son las experiencias sociales antiautoritarias y de largo aliento, que despliegan su potencial dentro de marcos estatales. Entre otros ejemplos, el autor subraya el de Gloucestershire (Inglaterra), donde anarquistas tolstoianos constituyeron la colonia de Whiteway en 1898. Primero adquirieron las tierras y a continuación prendieron fuego a los títulos de propiedad. Construyeron sus casas y, un siglo después, el municipio subsistía, además de contar entre sus habitantes con descendientes de los pioneros. Fundamentado en principios igualitarios y antiautoritarios, la colonia ha acogido proyectos cooperativos como una panadería y un gremio de artesanos. Las decisiones se adoptan en una asamblea general, se comparten instalaciones comunales y algunas veces ha dado cobijo a refugiados y disidentes.   Casi en el cierre del libro, Peter Gelderloos hace una llamada contra el fatalismo y la resignación. Contra la tozudez de los hechos y su tiranía. Porque a lo largo de la historia, "la mayoría de las sociedades han sido comunales y sin Estado, y muchas de ellas se prolongaron durante miles de años hasta que fueron destruidas o conquistadas por la civilización occidental". Hay también ejemplos de sociedades jerárquicas que se agotaron por el hecho de ser insostenibles, desde los Sumerios a la Isla de Pascua. "Decenas de sociedades indígenas de todo el mundo nunca desarrollaron Estados, prosperaron durante miles de años, nunca se rindieron, y cuando finalmente triunfaron sobre el colonialismo, echaron fuera las imposiciones de la cultura blanca y revitalizaron sus culturas tradicionales", concluye.   [Tomado de  http://es.sott.net/article/28681-Una-sociedad-alternativa-es-posible.]



lunes, 26 de diciembre de 2016

Boicot a Campofrío!!!


Campofrío no entiende nada
Hace unos días Campofrío, la mítica marca de embutidos, nos deleitó con un “bello” anuncio navideño.
Hace unos días Campofrío, la mítica marca de embutidos, nos deleitó con un “bello” anuncio navideño. Su título “Hijos del entendimiento” es un bucólica recreación de las “dos Españas” que deben unirse de una vez (según la marca)  para hacer las paces y hacer juntos un país mejor.
Y como no, el anuncio comienza hablando de la Guerra Civil. Esa “guerra fraticida”, “esa guerra entre hermanos”, esos “dos bandos” que siempre nos intentan vender desde los medios de comunicación y desde las grandes marcas. Como si el conflicto, en vez de haber surgido de un Golpe de Estado de los militares, los jerarcas de la Iglesia y la oligarquía capitalista y terrateniente, hubiera surgido de una locura colectiva. Como si la Guerra Civil, en vez de un conflicto político, fuera un conflicto personal.
Pero no, amigos de Campofrío, la Guerra Civil no fue ninguna locura. Fue un plan muy calculado de los Sanjurjo, Mola, Franco, un Golpe de Estado bien planificado, que se convirtió en conflicto armado, porque parte del ejército no estaba de acuerdo con el Golpe y porque el pueblo trabajador, viendo lo que estaba pasando en la Alemania de Hitler y en la Italia de Mussolinni, se resistió a dejar pasar a los militares reaccionarios y al fascismo.
Y es que, tras la victoria de los franquistas en la Guerra Civil, no hubo paz para los republicanos. Miles de fusilados, encarcelados, exiliados, torturados, etc etc… hasta el final del franquismo. Y no, amigos de Campofrío, este problema no se ha resuelto: los fusilados por los franquistas siguen en las cunetas, los torturados siguen siendo considerados como “delincuentes” ya que los tribunales franquistas no han sido declarados ilegales, los torturadores campan a sus anchas y se enriquecen en empresas de seguridad privada o tienen importantes puestos en la policía, las víctimas y resistentes del franquismo no han recibido reconocimiento político y social de su lucha, etc…. hay una España (la franquista) que ha tenido durante 40 años su memoria, mientras que otra España (la republicana, la progresista, la revolucionaria) no ha podido tener su verdad, justicia y reparación.
Y hasta que no se arregle ese problema no se puede hablar de unirse y reconciliarse ni nada por el estilo. Porque no es lo mismo el que defiende los derechos de los trabajadores que en los recorta o reprime las manifestaciones, no es lo mismo el que ayuda a los animales que el que los tortura, ser rojo que facha. No es lo mismo el franquista que ha tenido su memoria que el republicano que ha sido olvidado. El PP nunca se ha preocupado por las víctimas del franquismo, porque fue fundado por franquistas.  Que nos nos vendan cuentos de entendimientos, porque el PP nunca ha querido entenderse.
Autor: Pablo Alcántara Pérez.

miércoles, 21 de diciembre de 2016

MALATESTA: ¿LUCHA DE CLASE U ODIO ENTRE CLASES?: “PUEBLO” Y “PROLETARIADO”



Un 14 de diciembre de 1853 nace en Santa Maria Maggiore (Italia) Errico Malatesta, insigne e inquieto anarquista que desde Italia hasta Argentina buscó el rumbo de la revolución que libertara a la humanidad de su condición servil.
Recordando este acontecimiento de hace 162 años atrás, dejamos un texto que encontramos hace algunos años en El Sembrador, específicamente en su número 37 (sábado 21 de abril de 1923, ciudad de Iquique, norte de Chile). Se trata de “¿Lucha de clase u odio entre clases?: “Pueblo” y “Proletariado”, un breve artículo que, por un lado, es una interesante crítica al dogma clasista y, por otro, una muestra más de lo actual que es la crítica y el pensamiento tanto de Errico Malatesta como de otros anarquistas de su época.

¿Lucha de clase u odio entre clases?: “Pueblo” y “Proletariado”

Yo dije, antes los jueces de Milán, algo sobre la lucha de clases y sobre el proletariado, que ha tenido la virtud de suscitar críticas y extrañezas. Es bueno volver sobre lo mismo.
Protesté indignado contra la acusación de haber incitado al odio; dije como en mi propaganda había siempre procurado demostrar que los males sociales no dependen de la maldad de éste o aquel patrón, de éste o aquel gobernante, sino de la misma institución del patronato y del gobierno, y que, por lo tanto, no se pueden remediar los males cambiando las personas de los dominadores, sino que es necesario abatir el principio mismo de la dominación del hombre por el hombre; dije también que siempre había insistido sobre el hecho de que los proletarios personalmente no son mejores que los burgueses; y lo prueba el hecho de que cuando por una causa cualquiera un obrero llega a una posición de riqueza o de mando, se conduce generalmente como un burgués ordinario o peor aún.
Estas declaraciones han sido alteradas, contrahechas, dadas a publicidad en mala forma por la prensa burguesa; y se comprende que haya sucedido así. La prensa subvencionada para defender los intereses de la policía y de los tiburones tiene, por deber de oficio, que esconder al público la verdadera naturaleza del anarquismo y buscar de dar crédito a la leyenda del anarquista odiador y destructor; debe hacer esto por exigencia del oficio, pero debemos convenir en que a menudo lo hace de buena fe, por pura y simple ignorancia. Desde que el periodismo que fue un sacerdocio, ha descendido a la condición y de oficio, los periodistas no solo han perdido el sentido moral, sino también la honestidad intelectual que consiste en no hablar de lo que no se sabe.
Dejemos, pues, en su fango a los venales y hablemos de aquellos que, aunque difieren con nosotros en las ideas y a menudo solo en el modo de expresar las ideas, son nuestros amigos porque tienden sinceramente al mismo fin a que tendemos nosotros.
En estos la estupefacción es completamente injustificada, hasta el punto que casi estoy por creerla afectada. No pueden ellos ignorar que yo vengo diciendo y escribiendo estas cosas desde hace más de cincuenta años y que conmigo y antes que yo las han dicho y repetido centenares y millares de anarquistas.
Dejemos esto y hablemos del desacuerdo.
Existen los “obreristas”, los que creen que el hecho de tener callos en las manos sea como una divina infusión de todos los méritos y de todas las virtudes; que protestan si osáis hablar de pueblo y de humanidad y no os cuidáis de jurar sobre el sagrado nombre del proletariado.
Es verdad que la historia ha hecho del proletariado el instrumento principal de la próxima transformación social y que los que luchan por la constitución de una sociedad, en la que todos los seres humanos sean libres y tengan los medios para ejercitar la libertar, deben apoyarse principalmente sobre el proletariado.
Puesto que el acaparamiento de las riquezas naturales y del capital producidos por el trabajo de las generaciones pasadas y presentes es hoy la causa principal de la sujeción de las masas y de todos los males sociales, es natural que aquellos que no tienen nada y están por ello más directa y evidentemente interesados en que se pongan en común los medios de de producción, sean los agentes principales de la necesaria expropiación. Y por esto dirigimos nuestra propaganda más especialmente a los proletarios, los que, por otra parte, por las condiciones en que se encuentran, está muy a menudo en la imposibilidad de llegar por sí mismo, por medio de la reflexión y del estudio, a la concepción de un ideal superior. Pero no es necesario por esto hacer del pobre un fetiche solo porque es pobre, ni alentar en él la creencia de que es de un esencia superior, y que por una condición que no es, por cierto, fruto ni de su mérito ni de su voluntad, haya conquistado el derecho de hacer a los otros el mal que los otros le han hecho a él. La tiranía de las manos callosas (que luego en la práctica es siempre la tiranía de unos pocos que, si alguna vez tuvieron callos, ya no los tienen más) no sería menos dura, menos malvada, menos fecunda en males duraderos, que la tiranía de las manos enguantadas. Más bien, sería menos ilustrada y más brutal: he aquí todo.
La miseria no sería tan horrible como es si, además de los males materiales y la degradación física, no produjera también, al prolongarse de generación en generación, el embrutecimiento moral. Y los pobres tienen vicios distintos pero no mejores que los que producen en las clases privilegiadas las riquezas y el poder.
La burguesía produce los Giolitti, los Graziani y toda la larga serie de los torturadores de la humanidad desde los grandes conquistadores a los pequeños patrones ávidos y usureros, produce también los Cafiero, los Reclus, los Kropotkin y también los otros que en todas las épocas han sacrificado sus privilegios de clases en homenaje a su ideal. Si el proletariado ha dado y da tantos héroes y mártires a la causa de la redención humana, da también los guardias blancos, los asesinos, los traidores de los propios hermanos, sin los cuales la tiranía burguesa no podría durar un solo día.
¿Cómo, pues, se puede elevar el odio a un principio de justicia, a iluminado sentimiento de reivindicación, cuando es evidente que el mal está en todas partes y depende de causas ajenas a la voluntad y responsabilidad individual?
Hágase cuánta lucha de clase se quiera, si por lucha de clase se entiende lucha de los explotados contra los explotadores para la abolición de la explotación. Ella es un medio de elevación moral y material y la principal fuerza revolucionaria sobre la que hoy se puede contar. Pero odio no, porque del odio no puede surgir el amor y la justicia. Del odio nace la venganza, el deseo de sobreponerse al enemigo, la necesidad de consolidar la propia superioridad. Con el odio, si se vence, se pueden fundar nuevos gobiernos, pero no se puede fundar la anarquía.
Comprendemos bien el odio en tantos desgraciados que la sociedad atormenta y destruye en sus cuerpos y en sus afectos; pero en cuanto el infierno en que viven es iluminado por el ideal, desaparece el odio y que el ardiente deseo de luchar por el bien de todos.
Y por esto entre nosotros no hay verdaderos odiadores, aunque hay muchos retóricos del odio. Estos hacen como el poeta que, siendo un padre de familia bueno y pacífico, canta el odio y el estrago porque en ellos encuentra motivo para hacer versos bellos o feos. Hablan de odio, pero su odio está hecho de amor.
Y por ello yo los amo, aunque hablen mal de mí.
Errico Malatesta

Publicado en el Semanario El Sembrador, n° 37 (sábado 21 de abril de 1923), Año 1, Iquique (Chile).



martes, 13 de diciembre de 2016

El activista Lagarder Danciu, detenido en Málaga y notificado para expulsión del Estado español



El conocido activista sin techo rumano, protestaba frente a un acto institucional en conmemoración del 6 de diciembre, día de la Constitución española en Málaga, cuando fué detenido por varios agentes de la policía local acusado de atentado y resistencia a la autoridad.

Lagarder ha pasado 27 horas en los calabozos, con un trato por parte de los agentes que él mismo ha calificado de racista desde su cuenta de twitter.

Nada más salir del calabozo me informa la policía de que tengo orden de expulsión de España en 15 días. El franquismo más vivo que nunca...


Quién es Lagarder Danciu