Me cago en la puta Navidad.
miércoles, 23 de diciembre de 2015
lunes, 21 de diciembre de 2015
NAVIDAD: LA GRAN ORGÍA DE LA ESTUPIDEZ
Todos lo sabemos: las fiestas navideñas son la gran orgía del Sistema.
Durante esta época del año, todo cuanto nos
rodea es una impúdica exhibición del poder subyugante del Sistema sobre
nuestras mentes.
Sin recato alguno, la maquinaria del Sistema nos
dice qué debemos pensar, cómo debemos actuar, qué nos debe gustar y cómo
debemos expresarnos.
Nos convertimos en esclavos de compromisos y reglas
no escritas y nos vemos obligados a gastar dinero con el fin de aparentar ante
los demás y ante nosotros mismos.
No hace falta ahondar demasiado en el tema, pues
es de todos sabido y cualquier persona con un mínimo de conciencia ya se habrá
dado cuenta de ello.
Pero la Navidad nos ofrece también una
oportunidad única: la posibilidad de ver de forma mucho más clara cuáles son
los engranajes de esta maquinaria infernal que llamamos Sistema y que el resto
del año vive agazapada en nuestra psique, manipulándonos como a títeres.
Para comprenderlo mejor, solo tenemos que
hacernos unas simples preguntas:
¿Por qué razón actuamos de esta manera en esta
época del año?
¿Qué justificación lógica hay para ello?
Al hacernos preguntas como estas es posible que
aparezca la típica persona bien informada y nos hable sobre los orígenes
paganos de la Navidad y su relación con el solsticio de invierno. Incluso es
posible que ataque las actitudes actuales relacionadas con el consumismo
desenfrenado, tildándolas de perversas y que reclame la necesidad de volver a
los auténticos orígenes de la celebración y a su más que posible espíritu
original.
Pero no nos engañemos: una persona que se
presente con estos argumentos solo estará reclamando las bondades de una
anterior versión del Sistema; algo así como vendernos las maravillas de Windows
XP en comparación con los terribles defectos de Windows Vista.
Nosotros vamos más allá: nos preguntamos
directamente para qué necesitamos tener instalado un “sistema operativo” en
nuestra mente y cuáles son sus efectos sobre nuestra existencia.
Volvamos pues, a repetirnos las preguntas:
1-¿Por qué razón actuamos de esta manera en esta
época del año?
2-¿Qué justificación lógica hay para ello?
La respuesta a la primera pregunta es obvia.
Actuamos así, nos comportamos como nos
comportamos y hacemos lo que hacemos, porque nos han dicho desde pequeños
que “es lo que toca hacer en estas fechas del año”
Y punto.
Los pretextos que pongamos para repetir los
mismos rituales en las mismas fechas, son irrelevantes, porque ya nadie
recuerda ni a nadie le importa cuál es su supuesta justificación argumental.
En la mente de las personas, solo existe un
mecanismo instalado que dicta: “estamos en tal fecha y toca hacer tal
cosa, como hicimos el año anterior”
Y así es como año tras año, lo vamos repitiendo
como robots programados.
Dependiendo de su posición en el calendario, el
programa nos hará cantar villancicos, correr borrachos ante un toro por un
callejón o achicharrarnos apretujados tumbados en la arena de una playa.
Llevamos instalado el mismo tipo de programación
que le aplicaríamos a una máquina.
Por otro lado, si salimos a la calle y le
trasladamos a la gente la segunda pregunta “¿qué justificación lógica
hay para ello?”, quizás nos respondan que la justificación para tantas
festividades es “celebrar el nacimiento de Jesús” o “pasar unos días con la
familia”; pero en el fondo todas las respuestas ocultan una misma justificación
implícita: “en estas fechas debemos actuar de esta manera porque es lo
que hacen todos los demás y no queremos quedar aislados del resto del grupo”
Así pues, y resumiendo: durante la navidad,
actuamos como actuamos porque “toca” hacerlo y porque lo hace el resto de
gente.
Fantástico: una fabulosa muestra de la evolución
humana y de su intelecto superior; argumentos de peso dotados de un “profundo
sentido existencial”, que reflejan muy claramente el tipo de esclavitud mental
a la que estamos todos sometidos.
Llegados aquí, deberíamos preguntarnos: ¿Cómo
hemos llegado a este profundo nivel de estupidez y aborregamiento colectivo?
¿Cómo puede ser que seres racionales actúen de forma tan irreflexiva, sin tan
solo preguntarse sobre el porqué de sus actos?
Para tratar de responder a estas preguntas,
debemos comprender cómo funcionan algunos mecanismos…
EL SISTEMA SIEMPRE TIENDE AL VACÍO DE
SENTIDO
Este es un hecho que realmente cuesta de
comprender.
Y es que con el paso del tiempo, cualquier
costumbre o hábito repetido en sociedad, tiende por naturaleza a perder su
razón original de ser y a convertirse en un ritual periódico vacío de todo
significado y sentido, que empuja a las personas a repetirlo por el simple
hecho de repetirlo.
Es algo parecido a un estado de hipnosis masivo
en el que las personas fueran inducidas a repetir el mismo acto una y otra vez
al recibir una señal determinada.
Pero, ¿cómo y por qué sucede eso?
LA ELIMINACIÓN DE LA CONCIENCIA
INDIVIDUAL
Como hemos dicho otras veces, el principal
objetivo del Sistema es reducir nuestra conciencia individual al mínimo, con el
fin de arrebatarnos el poder y el control sobre nosotros mismos.
Eso es algo que consigue automatizando tanto
como puede nuestras respuestas, como si fuéramos una máquina programada con una
serie de mecanismos lógicos y en el caso concreto de las costumbres y tradiciones,
lo consigue porque aprovecha una tendencia natural del intelecto humano.
Lo entenderemos mejor a través de un ejemplo.
Cuando aprendemos a conducir un coche, en los
inicios, cada acción que llevamos a cabo la afrontamos de forma plenamente consciente.
Cuando queremos poner en marcha el coche, escuchamos nuestra propia voz dentro
de la cabeza, repasando todos los pasos que debemos llevar a cabo: “gira la
llave, enciende el motor, aprieta el pedal del embrague, acciona la palanca de
cambios y pon la primera marcha, suelta el embrague despacio a medida que vas
apretando el pedal del acelerador, etc…”
Curiosamente pero, a medida que aprendemos a
conducir, nuestra voz consciente se va apagando, como si se alejara en nuestro
interior, hasta que al final realizamos todas estas acciones de forma
automática.
De alguna forma, cuando aprendemos a conducir,
tendemos a convertirnos en máquinas más eficientes y somos capaces de realizar
muchas más acciones y de forma más rápida y eficaz, porque simple y llanamente,
hemos programado nuestra mente para actuar directamente, saltando los filtros
del pensamiento consciente.
Es algo que podemos comprobar fácilmente: si
mientras conducimos el coche en nuestro día a día dejamos de actuar con esa
especie de “piloto automático” y empezamos a escuchar de nuevo la voz
consciente diciéndonos qué pedal debemos apretar, cómo y cuándo y elucubrando
qué marcha debemos poner a cada momento, es posible que cometamos errores
graves de conducción y al final tengamos un susto, como si volviéramos a
nuestros primeros días en la auto-escuela.
Así pues, por motivos de eficiencia, nuestra
mente tiende a automatizar todas aquellas acciones repetitivas que pueden ser
sustituidas por mecanismos de programación cerebral, dejando la voz consciente
y racional en un segundo plano.
Es una de las capacidades maravillosas que nos
otorga nuestro fabuloso cerebro.
El gran problema se presenta cuando aplicamos
estos mismos mecanismos de automatización a otros ámbitos de las actividades
humanas, para los cuales no resultan adecuados.
Éste es el truco que aplica el Sistema para
programarnos y dominarnos.
Aprovechando esta tendencia natural a la
automatización de acciones repetidas, el Sistema consigue que aceptemos
eliminar nuestra voz consciente en otro tipo actividades que implican una mayor
escala temporal y en las cuales sí sería necesario tomar conciencia del cómo y
el porqué de nuestros actos.
Eso explica, que cada año, por ejemplo,
repitamos los mismo rituales una y otra vez en las mismas fechas sin tan solo
preguntarnos cuál era la función original que justificaba su existencia ni cuál
es su utilidad para nosotros.
Llega la fecha y simplemente, hacemos “lo que
toca”, de la misma manera que vemos el semáforo en rojo y apretamos el pedal
del freno.
Lo hacemos automáticamente…y eso nos convierte
en poco más que autómatas.
CONSECUENCIAS
Pero hay una consecuencia final adicional para
todo lo expuesto anteriormente: y es que cualquier elemento o actividad que
ponga en duda el funcionamiento del propio Sistema, acaba siendo incorporado al
propio Sistema como un mecanismo propio de él.
Dicho de otra manera: gracias a los mecanismos
que acabamos de exponer, el Sistema adquiere la capacidad de convertir un gesto
de rebeldía o de subversión contra el propio Sistema en una nueva costumbre o
hábito, de manera que cualquier individuo que emprenda una acción contra las
cadenas que le aprisionan, verá como tarde o temprano, su propia acción se
convierte en una nueva cadena que aprisiona su libertad y la de los demás.
Tenemos un ejemplo muy curioso de ello en las
propias tradiciones navideñas.
EL CAGANER
Posiblemente, uno de los ejemplos más evidentes
de cómo el Sistema es capaz de incorporar elementos que ponen en duda sus
lógicas de funcionamiento, lo encontramos en la simpática figura del caganer.
Para quien no lo sepa, el caganer es una
figurita tradicional catalana, que se sitúa en los belenes o pesebres y que
consiste en un hombre haciendo sus necesidades.
Recordemos que el belén es una representación
tradicional del nacimiento de Jesús y que por lo tanto está dotado de un
profundo sentido religioso, simbólico y trascendental.
Que a alguien, hace siglos, se le ocurriera
añadir algo tan mundano como un hombre cagando, compartiendo escenario con el
mismísimo Niño Jesús, la Virgen Maria, San José y el Ángel de la Anunciación,
solo puede calificarse como un acto subversivo, insolente, burlesco y
transgresor.
Sin embargo, y a pesar de las evidencias que
indican que el origen del caganer es una burla a la trascendencia de lo sagrado
y una transgresión de las reglas que rigen el Sistema, el Sistema no sólo ha
conseguido darle al vuelta al concepto original del caganer, llegando a
incorporarlo como elemento tradicional del pesebre, sino que al final ha
conseguido eliminar su significado original, convirtiéndolo en un elemento
inocuo y vaciándolo de su sentido subversivo original.
La demostración de este hecho la encontramos
reflejada en la propia historia oficial del caganer: nadie es capaz de
establecer cuáles son los orígenes de la figura, sin embargo no han faltado las
personas biempensantes que le han otorgado un significado simbólico, con el fin
de anular su valor como elemento transgresor.
Resulta risible, hasta rozar lo patético, leer
que “el caganer representa un símbolo de salud, prosperidad y buena suerte para
el año siguiente, porque está devolviendo a la tierra lo que de ella procede,
pues la fecunda con sus heces” o que es “una síntesis que harmoniza el mensaje
trascendente y sobrenatural con la realidad material más mundana y los
condicionamientos biológicos de nuestro organismo”
Si el caganer es un símbolo de prosperidad que
nos recuerda nuestra realidad más mundana y es tan normal situarlo en el mismo
escenario que lo sagrado, ¿porque no hay representaciones de gente cagando en
ninguna iglesia o edificio sagrado?
Si es tan normal mostrar a un tipo defecando en
el mismo escenario del nacimiento de Jesús, ¿por qué no vamos a considerar
aceptable ver a un tipo haciendo lo mismo cerca del Papa cuando oficie una misa
en el Vaticano?
Si es tan normal representar lo mundano al lado
de lo sagrado, suponemos que los creyentes no tendrán problema en situar un
gran falo erecto al lado de la pila del agua bendita bajo el argumento de que
es “una síntesis que harmoniza el mensaje trascendente y sobrenatural con la
realidad material más mundana y los condicionamientos biológicos de nuestro
organismo”
Como podemos deducir, todos esos argumentos que
tratan de justificar la presencia del caganer en el pesebre otorgándole un
carácter simbólico, tienen una única función: eliminar todo rastro de
transgresión alrededor de esta figura.
Un trabajo que acostumbran a realizar de forma
voluntaria todas aquellas personas biempensantes cuya única función a lo largo
de la historia ha sido defender el Sistema de toda idea que pueda poner en
peligro sus lógicas de funcionamiento.
Y es que es bastante obvio cuál debe ser el
origen del caganer.
Lo más probable es que el caganer naciera como
una travesura transgresora que alguien situó furtivamente en un pesebre a modo
de burla del propio Sistema. Dicha acción fue imitada por otras personas de las
clases populares y al final, con el paso del tiempo y de las generaciones,
aquel acto que en sus orígenes tenía un significado casi subversivo, se
convirtió en una costumbre, hasta que la gente olvidó su sentido original y
finalmente se transformó en una tradición más.
Una tradición tan vacía de sentido como la del
propio belén.
Hoy en día, el caganer, la figurita insolente,
se ha convertido en algo obligatorio que ningún catalán puede obviar en su
pesebre si no quiere sentir que está incompleto; y está tan incorporada al
Sistema que se ha convertido en un negocio por sí mismo, pues ya se representan
los personajes más célebres de cada año a modo de caganer.
El caganer nació como un insulto contra el
Sistema y al final se ha convertido en todo lo contrario: un símbolo del
Sistema durante la Navidad.
Es así de triste.
Ya es un nuevo eslabón de la cadena que nos
aprisiona.
CONCLUSIÓN
Es evidente que el mundo de los humanos se ha
construido a base de definiciones inventadas por nosotros mismos; de etiquetas
que sirven para clasificar y categorizar los conceptos que nosotros mismos
creamos.
Uno de los grandes triunfos del Sistema ha sido
conseguir que en nuestro mundo sea más importante la etiqueta con la que
clasificamos las cosas que su significado profundo o su sentido original.
Eso explica que la “repetición periódica
de conductas necias sin sentido ni función práctica por parte de personas que
actúan sin pensar ni hacerse preguntas”, haya terminado por ser tan
importante.
Simplemente, la hemos llamado “tradición”.
Con tan solo una simple etiqueta y un nombre
pomposo, “tradición”, hemos conseguido que la repetición periódica
de una memez, esté dotada de un sentido trascendental para nuestra evolución
cultural.
Aunque sea un acto de profunda estupidez como
perseguir un queso rodando cuesta abajo por una pendiente, arrojar una cabra
desde un campanario o pinchar con lanzas a un toro.
O celebrar el nacimiento de un hombre del que ni
tan solo sabemos en qué día nació…
Algunas personas creen que la tradición es uno
de los pilares fundamentales de las sociedades humanas y de la civilización.
Y sin duda, tienen razón: la tradición es un
pilar fundamental y como todo pilar, su función principal es soportar peso.
El problema es que la gran mayoría cree que este
pilar soporta el peso de un templo, cuando en realidad, lo que soporta es el
peso de un manicomio…
lunes, 14 de diciembre de 2015
Huellas de los GARI
En el film argentino “La historia oficial”, una profesora les dice a sus
alumnos que está convencida de que eso de los desaparecidos son rumores,
mentiras, ya que no se habla de ellos en los informativos de la televisión y en
la prensa. Un alumno le responde: “La historia oficial la escriben los
asesinos, por eso no salen los desaparecidos en los libros y en los medios de
comunicación”. En las universidades se vanaglorian de impartir historia y
conocimientos con imparcialidad y objetividad. No hay imparcialidad. En la
universidad se enseña la Historia a base de nombres, reyes, ministros,
gobiernos, gobernantes, leyes, elecciones. Pero se olvidan siempre del pueblo.
En cambio, para nosotros, lo interesante es siempre la historia de los “damnés
de la terre”, los explotados, los carentes de derechos y que luchan para
conquistarlos. Las Universidades reproducen el pensamiento oficial, la moral
oficial de escuelas y familias, “trabajar, estudiar y no meterse a protestar.
Si tienes inquietudes, pues muy bien, cuando seas mayor y funcionario de algún
organismo, cuando tengas poder, si quieres, propón algunas mejoras. Tendrás
poder para arreglarlo. Ahora pierdes el tiempo gritando en la calle y haciendo
huelga”. El futuro es un engaño lo mismo que el pasado.
Los mandarines tienen sus historiadores a los que se financia generosamente, un montón de profesores dispuestos a repetir, difundir, enseñar y divulgar la historia oficial, a cambio de un cargo y de un sueldo. Pero se les paga sobre todo para que no hablen de las historias silenciadas, de las insurrecciones olvidadas, de las luchas olvidadas del pueblo, expresamente silenciadas. Y los estudiantes, en vez de protestar contra la historia oficial y luchar contra la mentira y la manipulación, pagan para aprenderla. En la universidad, hoy en día, se enseña la historia de los vencedores con más descaro que en la época de Franco. La podredumbre intelectual es aún más patética ya que se supone que hay libertad, y no se entiende que los intelectuales no expongan sus opiniones y hablen como loros. La historia oficial que se enseñó en los 40 años de dictadura, fue escrita por los vencedores, por los asesinos, por los franquistas, por los afines a la ideología oficial. La historia oficial de hoy la siguen escribiendo los que mandan, los vencedores, capaces de convertir a cualquier cachorrito borbónico en héroe nacional y al jefe del Estado franquista, el mismo Juan Carlos de Borbón, en candidato al premio Nobel de la Paz. La rebeldía del pueblo no existe. No aparecen las manifestaciones, huelgas, protestas, sabotajes y acciones armadas, los grupos autónomos y revolucionarios. Son cosas pequeñas para ellos, cosas de grupos sin importancia, de subversivos y asociales. Se citan como anécdotas o de forma manipulada. Han reducido la historia a algunos mitos consoladores, prescritos para darse buena conciencia. Han reducido la historia a un enfrentamiento entre demócratas y franquistas. Así, ya en la Guerra Civil, se silencia la revolución. No existe. La historia la fabrican los periodistas pagados por multinacionales, la repiten en las universidades los sumisos historiadores, la empaquetan los más sumisos, normalmente becados por los poderes a los que sirven.
¿Y cómo ha descrito la historia oficial a los grupos autónomos, a los GARI? Igual que a los desaparecidos. No existen, no cuentan, no sirven. Igual que hay poderosas asociaciones de víctimas del terrorismo de ETA, pero no de víctimas del franquismo, del terrorismo franquista, del terrorismo de Estado, y ni siquiera 40 años después existen por consenso de los que mandan. En la historia oficial sobre los últimos años del franquismo, sobre la transición, no aparecen los GARI, el MIL, los grupos autónomos, ni siquiera como nota a pie de página. Vemos cómo nos imponen los nombres detestables de ministros franquistas. Nos hablan mucho de Suárez, el gran demócrata, nos hablan mucho de Fraga Iribarne. Los historiadores nos hablan mucho de El País, de Felipe González y Alfonso Guerra, aunque silencian que fueron apoyados por los servicios secretos, que les ayudaron a tomar el poder en el PSOE histórico, o de que esos fantasmas socialistas, inexistentes en la dictadura, recibieron el apoyo y dinero de la CIA y de los socialdemócratas alemanes, y fueron apoyados por el franquismo para impedir el auge de los comunistas, al inicio ilegales. De eso no nos hablan, ni de que los centristas recibieron miles de millones de los dictadores árabes para que ganaran las elecciones.
Mientras miles de obreros, intelectuales, estudiantes... militantes de muchos partidos... se la estaban jugando luchando contra el franquismo, ellos estaban ya preparando el cambio de apariencia. Ni siquiera hubo ruptura, esa continuación y transición fue una obra de arte de los franquistas y de los elementos de la CIA. Su verdadero plan estratégico: convertirse en demócratas y seguir manteniendo el poder y las ideas franquistas. Nosotros no salimos en ningún libro de historia. Sin embargo, hicimos mucho más que el obediente rey, que no hizo nada en contra del franquismo que le educó, para acabar con la dictadura de la que él llegó a ser jefe de estado en funciones. Ni los intelectuales, ni los estudiantes que se manifestaron, ni los obreros que se arriesgaron salen bien parados en la historia oficial. Pero unos politiqueros corruptos con las manos manchadas de sangre, como Fraga Iribarne, siguen controlando los poderes esenciales, el militar, el judicial, el mediático, el académico... y, en cuanto al político, permiten a los españoles ir a votar. A los vascos les encierran los candidatos, y durante tres meses asustan a los ciudadanos con ETA y atentados suicidas yihadistas (antes era con pronunciamientos militares) para que los ciudadanos voten a los partidos centralistas, de Estado, formados en el franquismo, controlados por los poderes fácticos.
Txema Bofill
jueves, 10 de diciembre de 2015
La Madre Teresa no predicaba con el ejemplo.
Un estudio elaborado por académicos
canadienses demuestra que sus misiones eran verdaderas "casas de la
muerte" y que los millones que recibió su fundación no se corresponden con
el coste de sus obras de caridad.
"Su manera dudosa de cuidar a los enfermos, sus contactos
políticos cuestionables, su sospechosa gestión de las enormes sumas de dinero
que recibió y sus puntos de vista excesivamente dogmáticas relativos, en
particular, al aborto, la anticoncepción y el divorcio" han levantado
recelos sobre una de las santas más aclamadas del siglo XX: la Madre Teresa de
Calcuta. Según se desprende de un estudio de la universidades canadienses de
Ottawa y Montreal, y del que se hace eco el diario del mismo paísUdemNouvelles, el
mito de altruismo que rodea la figura de Agnes Gonxha, como se llamaba
realmente, no se correspondería con la vida de una mujer que podría no haber
sido tan santa como se ha dicho hasta ahora.
"En la búsqueda de
documentación sobre el fenómeno del altruismo para un seminario sobre ética,
uno de nosotros tropezamos con la vida y obra de una de las mujeres más
célebres de la Iglesia Católica. La descripción era tan extática que despertó
nuestra curiosidad y nos empujó a seguir investigando". Así lo explica el
profesor Serge Larivée, que junto a Genevieve Chenard, ambos pertenecientes a
la Universidad de Montreal, y a Carole Sénéchal, de la Universidad de Ottawa,
publicaron a principio de este mes su estudio en la revista Studies in Religion/Sciences
religieuses. Como
resultado, los tres investigadores recopilaron 502 documentos sobre la vida y
obra de la Madre Teresa. Después de eliminar 195 copias, consultaron 287
documentos para llevar a cabo su análisis, que representan el 96% de la
literatura sobre la fundadora de la Orden de las Misioneras de la Caridad
(OMC).
Aseguró que "el
mundo gana con el sufrimiento de los pobres", pero ella fue a un hospital
moderno de EEUU
Durante su vida la Madre
Teresa abrió 517 misiones de acogida para los pobres y enfermos en más de 100
países. Sin embargo, estas misiones han sido descritas como "casas de la
muerte" por los médicos que las visitaron y trabajaron en ellas en la
ciudad de Calcuta. Según explica el artículo del diario canadiense, dos tercios
de las personas que acudieron esperaban encontrar atención médica, mientras que
el otro tercio sólo esperaba encontrar una muerte en mejores condiciones. Lo
que se encontraron los doctores fue una gran falta de higiene, unas pésimas
condiciones de atención, alimentación inadecuada y una importante falta de
analgésicos.
No obstante, le problema
no era la falta de dinero, pues la Fundación creada por la propia Agnes Gonxha
había recaudado cientos de millones de dólares. Más bien el problema resultó
ser su particular concepción cristiana sobre el sufrimiento y la muerte. Ella
misma dijo que "hay algo hermoso en ver a los pobres aceptar su suerte,
sufren como la Pasión de Cristo. El mundo gana mucho de su sufrimiento",
para responder a las críticas, según recogió el ya fallecido periodista
Christopher Hitchens. Pero ella no se consideraba pobre, por lo que su
sufrimiento no ayudaba a nadie. Cuando requirió cuidados paliativos los recibió
en un hospital moderno de Estados Unidos.
Tras recibir millones de
dólares del dictador Duvalier sólo envió oraciones a la India. Se desconoce qué
fue del dinero Tras las inundaciones en la India y la explosión de una planta
de pesticidas en Bhopal, ofreció numerosas oraciones y medallas de la Virgen
María, pero en ningún momento envió una ayuda monetaria directa, pese a que su
fundación ya contaba con importantes recursos. Además, no mostró ningún tipo de
reparo para aceptar la Legión de Honor y una beca de la dictadura de Duvalier
en Haití. Con esa operación, le fueron transferidos millones de dólares a
cuentas bancarias de la Orden de las Misioneras de la Caridad. A día de hoy el
estado de esas cuentas sigue siendo secreto. Ante estos hechos, el profesor
Larivée se pregunta: "Teniendo en cuenta la gestión parsimoniosa de las
obras de caridad de la Madre Teresa, uno puede cuestionarse dónde se han ido
los millones de dólares que iban para los más pobres de los pobres".
Tras esta realidad
perturbadora, los académicos también se preguntaron cómo consiguió construir su
imagen de santidad y bondad. Y sus investigaciones les llevaron a la reunión
que tuvo lugar en Londres en 1968 con el periodista británico de la BBC Malcom Muggeridge, conocido por sus
posiciones políticas derechistas y en contra del aborto, algo en lo que
coincidían ambos personajes. De esta forma, en 1969 el periodista rodó un
elogioso documental que pintaba a Teresa como una verdadera santa bienhechora a
los ojos del mundo. En los años siguientes, y gracias a esta imagen construida,
ella pudo viajar por todo el mundo y recibir, entre otros premios, el Nobel de
la Paz. En la gala de entrega, aseveró que "el mayor destructor de la paz
hoy en día es el aborto, porque es una guerra, una matanza, un asesinato de la
propia madre".
"El mayor
destructor de la paz hoy en día es el aborto" Después de su muerte, en el
momento en el que el Vaticano decidió santificarla, le atribuyeron el milagro
de haber curado a una mujer, Mónica Besra, quien había estado sufriendo de
dolor abdominal intenso. Ella dijo que después de que Gonxha le colocara una
medalla se esfumó su dolor. Sin embargo, lo que la Iglesia consideró
"milagro" varios médicos aseguraron entonces que fueron medicamentos
y drogas los que hicieron desaparecer el dolor del quiste de ovario y la
tuberculosis que sufría.
Videos:
otro artículo relacionado
sábado, 5 de diciembre de 2015
Lucio Urtubia, el falsificador idealista.
Anarquista,
atracador y responsable de una falsificación que puso contra las cuerdas al
mayor banco del mundo de la época, el Citibank. Lucio Urtubia es un personaje
singular que no encaja en el prototipo de criminal o terrorista. De hecho él se
califica como anarquista y durante muchos años dirigió desde Francia una red
clandestina de apoyo a diversos movimientos revolucionarios e insurgentes de
todo el mundo.
Lucio
Urtubia Jiménez nació en Cascante, Navarra, el 18 de febrero de 1931, en el
seno de una humilde familia trabajadora. Ya desde crío daba muestras de un
espíritu rebelde “me dedicaba a azotar, con ramas de ortigas, las piernas de
las niñas burguesas. Me detenían y, como mi madre era pobre y no podía pagar la
multa de cinco pesetas, me metían a la cárcel”. Su padre también conoció las
cárceles de la época y salió de ellas convertido en comunista.
Lucio, aprovechando que tenía un hermano
camionero, empezó a contrabandear café, fruta y otras mercancías por la
frontera franco-española. “Ahí aprendí que tú puedes ganar 99 veces, pero que,
si pierdes una sola, ya te puedes dar por jodido. O sea, que el revolucionario
no puede fallar nunca y que no te puedes dejar coger”, afirma. Entonces robaba
para sobrevivir. Y siguió haciéndolo en la mili. Los militares descubrieron el
saqueo, y eso forzó al soldado a desertar y escapar a Francia en 1954.
Comenzó a relacionarse con las
Juventudes Libertarias dela Fédération Anarchiste, en principio para aprender
el francés, pero más tarde por convicción. Sus compañeros le preguntaron un
día: “¿Tú qué eres?”. Y él contestó: “Yo soy comunista”. Y ellos replicaron:
“¿Tú comunista? ¿Qué coño vas a ser comunista? ¡Tú eres anarquista!”. Fue la
primera vez que escuchó esa palabra y desde entonces le acompaña.
“Al poco de vivir en París, el
anarquista Germinal García me pidió que escondiera a tres revolucionarios
españoles. Uno de ellos resultó ser el mítico Quico Sabaté. ¡Cuando me enteré
de quién era!, era conocidísimo entre nosotros”. Ese encuentro le marcó. Cuando
Sabaté abandonó su casa le dejó como regalo una metralleta Thompson. Tras la
muerte de Sabaté en España, Lucio iniciaría una serie de robos y atracos
por Europa junto con otros revolucionarios, así como algunas incursiones en
España.
Las expropiaciones (término con el que
denominaban a los atracos a bancos) eran muy fáciles en aquella época. Iban a
cara descubierta. No había ni cámaras de grabación, ni puertas blindadas, ni
nada. Los empleados se morían de miedo y les daban todo en cuanto veían las
armas. Pero a Lucio no le iba a aquello, tenía miedo de hacer daño a los
trabajadores. “Poner una metralleta a un empleado de un banco no es ningún
heroísmo. Cuando descubrí que a través de las falsificaciones podíamos hacer
otras cosas, yo respiré”.
Su oficio de albañil le daba una
cobertura perfecta. Al alba se iba a trabajar y por las tardes se dedicaba a
sus quehaceres revolucionarios. Entre ellos estaba la organización de las
falsificaciones de documentos de identidad. Esta actividad clandestina ocupó
todo su tiempo revolucionario, relegando definitivamente los atracos.
Fueron poco a poco. A través de dos
hospitales conseguían las documentaciones de la gente que moría y cambiaban la
foto y el nombre. Un día ayudó a unos amigos que tenían una imprenta que había
sido atacada por un grupo fascista y fue a construirles una puerta. Lucio les
pidió que le hicieran documentos falsos, y le pusieron en contacto con un
taller donde hacer el fotograbado, la separación de colores, etcétera. Allí
empezó la falsificación con una calidad excelente y de gran precisión.
No había exiliado que no tuviera
documentos facilitados por él. “Yo no sé nada de imprenta. Mi mérito es que
logré que trabajadores que sí sabían de eso hicieran carnés de identidad,
pasaportes y cualquier documento. Los hacían idénticos y con los colores
perfectos. Siendo un pelagatos, convencí incluso a empresarios para que
arriesgaran su vida y su fortuna”, “Yo sólo me ocupaba de dejar todo limpio en
la imprenta. Rompía las pruebas, limpiaba los rodillos, los cauchos. Eso era
muy importante, ¿eh? Una vez estaba quemando papeles en la chimenea y se quemó
el hollín. Alguien llamó a los bomberos y llegó la policía cuando estaba en
plena faena. ¡Menos mal que me dio tiempo a esconder los papeles chamuscados!”
En la
década de 1960, conjuntamente con otros exiliados, inició sus actividades de
falsificación de moneda con la que financiaban a numerosos grupos por todo el
mundo, incluida una incipiente organización terrorista vasca conocida como ETA,
a la vez que procuraban desestabilizar las economías capitalistas.
Una de
las propuestas más atrevidas fue la de falsificar dólares americanos. A través
de la embajadora de Cuba en Francia la noticia de este proyecto llegó a altas
instancias, y en 1962 se propició un inverosímil encuentro entre Ernesto Che
Guevara y Lucio. Pero el plan fue finalmente rechazado por los revolucionarios
cubanos.
El golpe
más importante de cuantos realizó fue la falsificación de cheques de viaje del
banco estadounidense First National City Bank (actual Citibank) en la segunda
mitad de la década de los 70. Realizó 8.000 hojas de 25 cheques de 100 dólares
cada uno, un total de veinte millones de dólares, lo que estuvo a punto de
hacer quebrar al banco, que sufrió una importante caída en su cotización en
bolsa. Este dinero fue utilizado para financiar distintos movimientos
guerrilleros en Latinoamérica (tupamaros, montoneros, etc.) y Europa.
“Falsificar el dólar era más fácil que otros trabajos que habíamos hecho ya,
pero descubrimos por los abogados, que si nos cogían los condenarían a 20 años.
Entonces
descubrimos el traveler check del First National City Bank”. “Compré en
Bruselas 30.000 francos en travelers cheques con documentación falsa. Después
compré el papel para las falsificaciones. Costó imitarlos. ¡Es muy difícil
llegar a la perfección! Yo daba el visto bueno, pero no fabricaba los cheques
porque no sé nada de impresión”.
La central del Citibank estaba
desbordada con los travelers checks falsos que aparecían por medio mundo.
“Éramos un montón de equipos dedicados a colocar los travelers cheques. Primero
entraba yo, y si todo salía bien decía a los demás: -La sala de baño está
perfecta-. Era la clave. Ahí empezaba la cadena. Los de los bancos, antes de
pagar, miraban en una lista para ver si la numeración figuraba entre los
robados o extraviados. Al ver que no, pagaban sin problemas. ¡Ja, ja, ja! No
podían estar en la lista porque llevaban la numeración de los que compré en
Bruselas”.
Las
policías de medio mundo estaban tras la misteriosa falsificación de los
traveler check del Citibank. Un día un ex cocinero de la cárcel de Segovia le
confía a Lucio que tenía la posibilidad de vender todos los travelers cheques
al 30% de su valor. ¡Menudo pelotazo! Pero después de una serie de citas con un
norteamericano que estaba interesado en el negocio, Lucio cayó en la trampa.
Fue en junio de 1980 en el famoso café Les Deux Magots. Dio con
sus huesos en la cárcel. “Es una falsificación de excelente calidad y por ello
muy peligrosa”, admitía un informe policial. Lo malo, para la policía francesa,
y sobre todo para el Citibank, es que no encuentran las planchas de impresión y
que Lucio no soltaba ni prenda. A pesar de la detención los traveler check
falsos seguían apareciendo. El banco corría el riesgo de sufrir un descalabro
descomunal.
‘Salvar a Lucio’ fue durante mucho
tiempo la consigna de muchos magistrados y abogados de izquierda en Francia que
veían en Urtubia -cuyo lema era ‘robar a los ricos para dárselo a los pobres’-
a un Robin Hood contemporáneo residente en su país.
El juez que instruía la causa de los
traveler check se quedó impresionado con la historia de Lucio y su magnética
personalidad. Además, resultaba increíble los hechos que se le atribuían y la
cantidad de amigos influyentes que tenía ese simple albañil. Entre ellos Roland
Dumas, el que fuera ministro de relaciones exteriores francés, que defendió a
Lucio e intercedió por él. Así lo recordaba el mismo Lucio: “una de las veces
que mi mujer fue detenida, su patrón nos mandó como abogado a Roland Dumas y
desde entonces somos amigos” . Tiempo después, de la mano de Dumas -por
entonces asesor de Mitterrand- entró en el Elíseo y participó en las
negociaciones para la devolución del Guernica a España.
Finalmente, Lucio Urtubia fue
procesado y encontrado culpable de un delito de falsificación, por el que fue
condenado a seis meses de cárcel. Para su defensa contó con la ayuda de un buen
número de abogados progresistas de Francia y la pena se fijó tras llegar a un
acuerdo extrajudicial con el banco, que aceptó retirar gran parte de los cargos
a cambio de las planchas de grabación y, lo que es más increíble, de obtener
entre 50 y 60 millones de francos por las dichosas planchas. Cuando Lucio
solicitó esto a los representantes del Citibank no daban crédito, ¡joder con el
albañil!. Finalmente lo consiguió, pero todo se repartió entre los compañeros,
Urtubia no se quedó nada.
A lo largo de su vida participó en un
gran número de actos contra el sistema capitalista que supusieron que se
dictaran en su contra cinco órdenes internacionales de búsqueda, incluida una
de la CIA. Destacan la participación en el intento de secuestro del nazi Klaus
Barbie en Bolivia, la colaboración en la fuga del líder de los Panteras Negras,
la intercesión en el secuestro de Javier Rupérez, un asunto del que prefiere no
hablar ‘porque los secuestros no prescriben’, o su colaboración en la
fuga de prisión de Albert Boadella, que se encontraba en espera de un juicio
por un delito de injurias al Ejército.
Albert Boadella, a quien Urtubia durante
el franquismo le falsificó sus documentos de identidad, no escatima elogios
hacia él: “Lucio Urtubia, un quijote que no luchó contra los molinos de viento,
sino contra gigantes de verdad”.
La prensa francesa y la americana le han
apodado de diversas maneras, “el Quijote anarquista”, “El zorro vasco”, “El
bandido bueno”. Dejando al margen las consideraciones políticas, lo que está
claro es que el albañil navarro Lucio Urtubia logró proezas luchando por un
ideal que consideraba justo. Siempre de frente. Un periodista francés
escribía en Le Figaro “Lucio no se ha llevado un solo franco a su bolsillo. Lo
ha invertido todo en las causas que él consideraba justas. La magnitud de las
acciones de este hombre provoca sentimientos encontrados en la policía que le
detuvo y también en los Jueces que le han procesado.
Actualmente desarrolla una intensa
actividad política en el barrio parisino de Belleville, donde vive. Allí conoce
a todo el mundo y todo el mundo le conoce a él.
Dejo el enlace al fantástico documental
LUCIO, de Aitor Arregi y Jose Mari Goenaga. Año 2007.
otros enlaces y referencias:
libros:
Lucio Urtubia el anarquista irreductible, del periodista francés Bernard Thomas.ISBN8466602674
Lucio Urtubia el anarquista irreductible, del periodista francés Bernard Thomas.ISBN8466602674
La revolución por el tejado.
Autobiografía de Lucio Urtubia. ISBN 9788481365320
Suscribirse a:
Entradas (Atom)