lunes, 31 de diciembre de 2012
jueves, 27 de diciembre de 2012
Deniegan por segunda vez la petición de libertad para Alfon
La Justicia ha denegado por segunda vez la petición de
libertad para Alfon, el joven detenido en la huelga del 14-N que sigue en
prisión.
Según informaba el perfil de 'Acampada Sol' (@acampadasol) en
Twitter, para el próximo viernes hay convocada una manifestación para la
absolución de los detenidos en las protestas de la jornada de huelga general.
Este ciudadano, un joven de 21 años detenido junto a su
compañera cuando se dirigían a formar parte de un piquete informativo de su
barrio, Vallecas, permanece en la cárcel de Soto del Real, después de que su
compañera fuera puesta en libertad vigilada.
Durante la jornada de huelga del 14N las fuerzas de
seguridad detuvieron a 39 personas, la mayoría de ellas en la capital, en
incidentes relacionados con la huelga general.
Alfonso Fernández
Ortega fue detenido cuando se dirigía a formar parte de un piquete informativo
en Vallecas junto a su compañera, que fue puesta en libertad vigilada. La
policía le encontró supuestamente "gasolina en su mochila para no se sabe qué
tipo de atentado", aunque no existen huellas del joven en la misma. Alfon
denuncia que "se la pusieron". Hoy, aún permanece en la cárcel Soto
del Real.
Mañana día 28 diciembre
habrá concentraciones y manifestaciones en todo el estado español para pedir su
libertad en Málaga también nos sumamos será una concentración en la entrada de
Calle Larios a las 19:00 te esperamos hoy le ha tocado a Alfon, mañana
puedes ser tu
martes, 18 de diciembre de 2012
La CNT denuncia en Argentina el genocidio franquista
La Confederación Nacional del Trabajo presenta el
miércoles 19 de diciembre en Argentina denuncia contra los crímenes del
franquismo, dentro del proceso que se tramita en ese país contra el genocidio cometido
por el régimen desde 1936 hasta 1977. De este modo la CNT-AIT se suma a las
acciones emprendidas ante los juzgados argentinos por parte de familiares de
asesinados y desaparecidos, asociaciones de recuperación de la memoria
histórica y demás entidades personadas en el procedimiento.
La CNT pretende así sacar a la luz la represión
sufrida por la organización y el Movimiento Libertario desde el golpe militar
del 18 de julio de 1936 hasta la promulgación de la ley de amnistía de 1977,
una ley que pretende pasar página a los más de 40 años de un régimen instaurado
por la fuerza y basado en la violencia física y social. Su máximo dirigente y
ejecutor, el general Francisco Franco, contó para ello con la colaboración de
diferentes sectores militares, financieros, políticos y eclesiásticos
católicos, todos ellos implicados en la autoría y dirección del golpe.
La CNT entiende que esa Ley de Amnistía incumple de
modo flagrante la normativa internacional, especialmente en lo que atañe a los
capítulos de genocidio y desaparición forzada. Coincide en ello con la Oficina
del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, que
pidió formalmente el pasado 10 de febrero su derogación al Gobierno de España,
por entender que incumple la normativa internacional sobre Derechos Humanos e
impide en particular, entre otros, el derecho de reparación.
Personada como denunciante, la central
anarcosindicalista aporta miles de nombres de sus militantes represaliados por
el franquismo, testimonios y declaraciones de testigos presenciales y
supervivientes, así como documentación relativa al expolio e incautación de
bienes muebles, inmuebles y cuentas bancarias pertenecientes a la CNT.
A lo largo de sus trescientas páginas, la denuncia de
CNT desglosa los capítulos de la represión sufrida por el anarcosindicalismo
desde los primeros momentos del golpe hasta los encausados en el famoso TOP
(Tribunal de Orden Público), pasando por los asesinados, desaparecidos y
torturados, los campos de concentración, los batallones de trabajo y las fosas
comunes que el estado español sigue aún sin reconocer y dignificar.
La CNT-AIT proclama pública y enérgicamente frente a
un olvido cómplice, su deseo e interés por poner de manifiesto y difundir el
desastre que supuso la instauración del franquismo, así como los desgarradores
impactos que generó a la organización confederal ser cebo preferente de la
acción represiva de dicho régimen totalitario durante decenios. Un balance
objetivo de lo relatado, transcurridos ya casi tres cuartos de siglo del golpe
militar y una vez consultada la numerosa bibliografía especializada sobre la
Guerra Civil española, arroja las siguientes dramáticas cifras, algunas de
ellas basadas incluso en fuentes oficiales del gobierno franquista: 50.000
fusilados, 73.000 asesinados en retaguardia, 30.000 desaparecidos, 500.000
internos en campos de concentración, 10.000 fallecidos en campos de
concentración, 300.000 encarcelados y un número indeterminado de violaciones,
raptos y robo de niños.
Los inductores y responsables directos del golpe
planearon con detalle no sólo el push militar, si no una verdadera estrategia
de terror que quedó plasmada en diferentes documentos ideológicos, estratégicos
y tácticos que la CNT cita en su denuncia. En la misma se exponen datos sustanciales
corroborados tanto oral como documentalmente por parte de investigadores de la
propia CNT-AIT, profesores universitarios y publicaciones al efecto realizadas
por grupos de investigación de memoria histórica, en las que se han barajado
documentos oficiales, declaraciones personales e informaciones procedentes de
represaliados y familiares, que muchas veces ni constan en el corpus legal ni
en los registros de la propia administración.
El informe no es ni pretende ser exhaustivo en este
punto, pero si es fiel reflejo y traza indicativa de la realidad que ocurrió en
todo el territorio español. Por ello se ha optado por presentar series
estadísticas de la represión a miembros de la CNT-AIT y movimiento libertario,
en diferentes provincias o regiones muy significadas desde el primer momento
del golpe militar por la virulencia de su actuación, proceso en el que destaca
la indefensión jurídica de los encausados, el violento maltrato y segregación
del que fueron objeto ellos y sus familiares, la ocultación de la llamada
represión directa con asesinatos sin previo juicio, los llamados “paseos” o
asesinatos indiscriminados por parte de los cuerpos policiales y militantes
extremistas de Falange o Requetés, las “sacas” de las cárceles para proceder al
asesinato de presos mediante falsas liberaciones o la “ley de fugas”, multas e
incautación de bienes y enajenación del patrimonio sindical, generándose así un
estado de terror y miedo entre la población, a la que se le ocultó la
existencia de numerosos fosas que hoy día siguen aflorando en un mapa que
afecta a todo el país. Una parte significativa de dichas fosas, cunetas,
cuevas, minas, desfiladeros, etc., en los que fueron abandonados los cuerpos de
muchos de los represaliados siguen sin ser catalogadas ni mucho menos
exhumadas, pese a existir una inoperante Ley de Memoria Histórica promulgada el
31 de octubre de 2007, que obliga en la práctica a familiares, entidades
afectadas y grupos de memoria histórica a buscar por su cuenta recursos para
proceder a la exhumación de los restos, contando en muchos ocasiones con una
mínima colaboración judicial para permitir las mismas.
En los casos en los que ha sido posible, con una
fiabilidad estimada superior al 95 %, la información contenida sobre
represaliados ha sido verificada con índices onomásticos de la Causa General,
del Tribunal Nacional de Responsabilidades Políticas, de la Comisión
Liquidadora de Responsabilidades Políticas, del Tribunal Especial para la
Represión de la Masonería y el Comunismo, del Juzgado Especial de Peligrosidad
Social y del Ministerio de Justicia-Dirección General de Prisiones,
complementándose con el cotejo de los informes de defunciones procedentes de
Registros Civiles y libros de defunciones de cementerios.
La represión ocurrida de 1966 a 1977 puede cotejarse a
nivel judicial con la documentación del Tribunal de Orden Público T.O.P.
(creado el 2 de diciembre de 1963 y disuelto el 4 de enero de 1977), aunque
aquí la dificultad es mayor, ya que la administración al existir encausados con
vida, entorpece mucho su consulta. Parte sustancial de la investigación de este
período está por hacer, ya que los plazos legales en muchos casos aún no han
transcurrido, aunque muchos familiares de los represaliados en segunda, tercera
o incluso cuarta generación así lo estén demandando desde hace tiempo. Fueron
años en los que el Estado demostró una gran pericia en la infiltración en unos
medios confederales muy debilitados tras la guerra y la posguerra, tanto como
en prácticas de intoxicación y desprestigio del Sindicato, previas a procesos
de escisión auspiciados desde instancias del poder a cuyo frente se encontraba,
entre otros, el que fue ministro franquista de Interior Rodolfo Martín Villa,
que destacó por ostentar altos cargos dentro del régimen como Ministro de
Relaciones Laborales, Procurador en Cortes o Jefe Provincial del Movimiento de
Barcelona.
En cuanto al expolio de los bienes del patrimonio
sindical, reflejo del esfuerzo de sus militantes por crear una red de sedes
sindicales, cooperativas, ateneos libertarios, escuelas racionalistas,
colectividades económicas, comedores, etc., la CNT-AIT sigue reivindicando al
Estado español un volumen significativo del mismo, parte del cual fue enajenado
violentamente por el franquismo.
La CNT-AIT como organización sindical emblemática
dentro de la clase obrera española en el momento del golpe militar y
predominante en el espectro laboral en muchas provincias, contaba con cerca de
1.700.000 afiliados, cifra que luego durante el conflicto civil creció con la
suma de nuevos adherentes. Dicha posición sumada a sus tradicionales
planteamientos de defensa del trabajador, del desfavorecido, del apoyo mutuo y
del internacionalismo, determinó ser objeto de un ataque selectivo y deliberado
por parte de los grupos más reaccionarios procedentes del estamento político,
militar o religioso, teniendo continuidad dicha actuación hasta incluso
concluida la denominada “transición política” al actual modelo de monarquía
parlamentaria, en los años ochenta del siglo precedente.
Cumple decir con orgullo y tristeza que una buena
parte de las cifras indicadas está nutrida con miembros de la CNT-AIT, que la
propia organización estima en una cifra no inferior a un tercio de los
fusilados, asesinados, desaparecidos, prisioneros y encarcelados por el régimen
franquista. Las dificultades, pasadas y actuales, en el acceso a fuentes de
información relativas a la represión del régimen franquista, junto al
desinterés e indolencia cuando no desidia del Estado español en afrontar un
proceso de memoria histórica que reivindique el reconocimiento y buen nombre de
todos los represaliados, se presenta como una labor urgente a realizar.
La CNT trata ahora de intensificar las acciones para
conseguirlo promoviendo la mayor difusión posible acerca de la represión
durante el franquismo, de modo que las generaciones futuras bien informadas de
lo ocurrido puedan rechazar ese tipo de planteamientos de barbarie. La
Confederación pretende estudiar en profundidad y poner de relieve los impactos
de la represión franquista, hasta ahora nada bien conocidos en su integridad,
recuperar la verdadera memoria de todos los que dieron su esfuerzo y su vida
por la libertad, impedir la tergiversación de la historia real, recuperar el
buen nombre de unas víctimas olvidadas muchas veces anónimas y destacar el
ejemplo desinteresado de todos los confederales y libertarios en general que se
opusieron a la dictadura. Nuestros objetivos no pueden ser otros que romper el
miedo que todavía se encuentra asentado en la sociedad española en relación con
la memoria histórica, quebrar los múltiples obstáculos que desde la
administración se ponen a la investigación en dicha temática y difundir entre
la población, especialmente entre las nuevas generaciones, el magnífico y
generoso esfuerzo que realizaron aquellos que lucharon por un futuro libre de
tiranías.
Secretaria de Cultura
Secretariado Permanente del Comité Confederal
sábado, 15 de diciembre de 2012
ENRIQUE LISTER: EL HOMBRE QUE ASESINO A LOS ANARQUISTAS
Enrique Líster (Ameneiro,
1907 - Madrid, 1994) Político y militar español. Es conocido dentro de la
historia del anarquismo, por traicionar a las tropas libertarias durante los
años de la revolución española.
Siguió los cursos militares de la célebre Academia Militar de
Frunze en la URSS (1932-1935). Al estallar la Guerra Civil Española, en 1936,
formó parte del ejército popular, participando en la defensa de Madrid como
comandante del V Regimiento. Estuvo al mando de la división que llevó su nombre
y del V Cuerpo del Ejército.
Terminada la guerra se exilió a Moscú, ingresó nuevamente en la
Academia Militar Frunze y obtuvo el grado de general del Ejército Soviético.
Con este grado, y con los de general de los Ejércitos polaco y yugoslavo,
intervino contra los alemanes en la Segunda Guerra Mundial. Se nacionalizó
ruso, con el nombre de Vissiaranovich Lisevski, y fue enviado a Francia. En
este país vivió desde 1945 a 1951; en ese tiempo se ocupó de reagrupar a los
ex-combatientes de la Guerra Civil Española que residían en Francia,
primeramente bajo la denominación popular de guerrilleros y después, con
carácter ya militar, con la de Fuerzas Armadas Republicanas españolas;
participó en la organización del maquis contra España. Durante su estancia en
Francia fue detenido dos veces, en 1948 y en 1949. De aquí pasó a
Checoslovaquia, donde vivió hasta 1956.
Líster con su brigada sonriente y con las manos manchadas por su
vileza
En 1970 rompió con Santiago Carrillo, que tenía el apoyo de la
mayoría en el Comité Ejecutivo del PCE, del que Líster es expulsado; se
consumaba así la escisión, iniciada con la invasión de Praga por las tropas
soviéticas. Líster fundó entonces el Partido Comunista Obrero Español (PCOE). En
abril de 1976, Líster anunció la fusión del PCOE con la oposición de izquierda
del PCE (OPI). El 4 de agosto de 1976, después de publicarse el decreto-ley
sobre amnistía, Líster solicitó el pasaporte en el Consulado español en París y
en septiembre de 1977, presentó en dicho consulado la petición de permiso para
instalarse en España.
En 1977 publicó el libro Memorias de un luchador,
que levantó una gran polémica, ya que una parte del mismo es una dura crítica a
la actuación de Santiago Carrillo durante la Guerra Civil Española. Un año
después publicó en España su libro Basta, que cinco años
antes había circulado, pero de forma clandestina. Esta obra la escribió tras
prohibírsele intervenir, en agosto de 1970, en una reunión del Comité Central
del PCE, celebrada en París. En abril de 1986, el PCOE decidió en su Congreso
la disolución de la organización y su integración en el Partido Comunista de
España. Enrique Líster fue miembro de dicho Comité Central con voz, pero sin
voto. En 1988, fue reelegido, en el XII Congreso del PCE, miembro del Comité
Central de dicho partido. 6 años despúes fallecio.
Líster y el anarquismo
Líster, como buen estalinista, fue ferreo defensor de acabar con
el anarquismo durante la guerra civil española. Uno de los episodios más tragicos
fue el fusilamiento de anarquistas y trotkistas de Castilla, cuando estos
instauraron colectividades (cosa que habia prohibido el comite comunista).
“Hubo que crear un Tribunal en Mora de Toledo y tomar algunas
medidas muy serias. Luego me acusaron de que si yo había fusilado y tal y cual;
y yo he respondido que sí, que yo he fusilado, y que estoy dispuesto a hacerlo
cuantas veces haga falta. Porque yo no hago la guerra para proteger a los
bandidos ni para explotar a los campesinos; yo hago la guerra para que el
pueblo tenga la libertad”: Líster
Además de esto, Líster era conocido dentro de los anarquistas
españoles como un comunista antianarquista, quien preferia poner en trinchera a
los libertarios y en la retaguardia a los republicanos. Durante la batalla del
Jarama, en febrero de 1937, A Líster le dieron bajo su mando en su división a
una brigada anarquista, una Internacional y otras comunistas. La brigada
anarquista venía de la división 14 de Mera y estaba en proceso de
reorganización. Pero por presiones mayores la brigada fue cedida para la
batalla.
Durante la batalla Líster utilizó a los anarquistas y a los
internacionales como auténtica carne de cañón. Un texto de la lista GCE dice:
Comentar aquí, que en los combates del Pingarrón de finales de febrero,
se produjo la famosa "masacre" del Batallón Abraham Lincoln, enviados
de refresco al frente el 15 de febrero, y que sin experiencia alguna en combate
encabezaron el asalto al Pingarrón (tras los británicos de la
"British") siendo mandados por Robert Merriman, y perdiendo, entre
muertos y heridos a 200 hombres de un total de 450, lo que obligó a fusionarlo
con el batallón Washington tras la batalla. Los anarquistas de la XVII,
"malos combatientes" y "propensos al rápido repliegue"
según informes de la época y sólo válidos para tareas defensivas y de
retaguardia, perdieron en 1.100 bajas en el mismo ataque, siendo dirigidos por
el comandante Eusebio Sanz.
Si tenéis oportunidad de ver el escenario de la batalla, y las medidas defensivas que tenían los sublevados en dicha cota, os daréis realmente cuenta de lo insensato del asalto, tal y como se llevó, y de la verdadera masacre que allí debió de tener lugar.
Si tenéis oportunidad de ver el escenario de la batalla, y las medidas defensivas que tenían los sublevados en dicha cota, os daréis realmente cuenta de lo insensato del asalto, tal y como se llevó, y de la verdadera masacre que allí debió de tener lugar.
Líster finalmente habria de pasar a la historia, cuando invadio
Aragón (la comunidad anarquista más importante durante la revolución) con sus
tropas estalinistas:
El trabajo real fue hecho por las fuerzas militares bajo la
dirección del estalinista Enrique Líster.
Uno de los héroes prefabricados de los estalinistas (CNT publicó su fotografía con el título "Héroe de muchas batallas. Lo sabemos porque el Partido Comunista nos lo ha dicho" -la ironía era el único camino de pasar la censura-), Líster, marchó con sus tropas hasta el fondo de Aragón. Los consejos municipales elegidos directamente por la población fueron disueltos por la fuerza. Las colectividades fueron divididas y sus dirigentes encarcelados. Lo mismo que con los prisioneros del POUM en Cataluña, ni siquiera el gobernador general supo a dónde fueron a parar los miembros del Comité Regional de la CNT arrestados por la banda de Líster. Habían obtenido salvoconductos del gobernador general, pero ni eso les salvó. Joaquín Ascaso, presidente del Consejo de Aragón, fue encarcelado acusado de... ¡robar joyas! La censura del gobierno prohibió a la prensa de la CNT publicar la noticia del encarcelamiento de Ascaso, se negó a revelar el lugar del encarcelamiento y desde su asqueroso punto de vista reaccionario tenían razón. Porque Ascaso era carne y hueso de las masas, como el difunto Durruti lo había sido, y las masas habrían derribado las cárceles con sus propias manos.
Baste decir que la prensa oficial de la CNT -no demasiado ansiosa de levantar a las masas- comparó el asalto a Aragón con el sometimiento de Asturias por López Ochoa en octubre de 1934.
Para justificar la violación de Aragón, la prensa estalinista publicó cuentos fantásticos; Frente Rojo escribía:
"Bajo el régimen del extinguido Consejo de Aragón, ni los ciudadanos, ni la propiedad, podían contar con la mínima garantía... El gobierno encontró en Aragón arsenales gigantescos de armas y miles de bombas, cientos de ametralladoras de último modelo, cañones y tanques reservados allí, no para luchar contra el fascismo en el frente de batalla, sino propiedad privada de los que quieran hacer de Aragón un bastión desde el que luchar contra el gobierno de la república... No hay un campesino que no haya sido obligado a entrar en las colectividades. Los que se resistían sufrieron en su cuerpo y su pequeña propiedad las sanciones del terror. Miles de campesinos han emigrado de la región, prefiriendo dejar el campo a sufrir los viles métodos de tortura del Consejo... El campo fue confiscado, y anillos, medallones, e incluso los cacharros de barro de cocina fueron confiscados. Los animales fueron confiscados, el grano e incluso los alimentos cocinados y el vino para el consumo doméstico... En el Consejo Municipal se instalaron conocidos fascistas y jefes falangistas. Blandiendo carnets sindicales, oficiaban de alcaldes y concejales, de agentes del orden público de Aragón, bandidos de origen ejercían una profesión y un gobierno de bandidaje."
Uno de los héroes prefabricados de los estalinistas (CNT publicó su fotografía con el título "Héroe de muchas batallas. Lo sabemos porque el Partido Comunista nos lo ha dicho" -la ironía era el único camino de pasar la censura-), Líster, marchó con sus tropas hasta el fondo de Aragón. Los consejos municipales elegidos directamente por la población fueron disueltos por la fuerza. Las colectividades fueron divididas y sus dirigentes encarcelados. Lo mismo que con los prisioneros del POUM en Cataluña, ni siquiera el gobernador general supo a dónde fueron a parar los miembros del Comité Regional de la CNT arrestados por la banda de Líster. Habían obtenido salvoconductos del gobernador general, pero ni eso les salvó. Joaquín Ascaso, presidente del Consejo de Aragón, fue encarcelado acusado de... ¡robar joyas! La censura del gobierno prohibió a la prensa de la CNT publicar la noticia del encarcelamiento de Ascaso, se negó a revelar el lugar del encarcelamiento y desde su asqueroso punto de vista reaccionario tenían razón. Porque Ascaso era carne y hueso de las masas, como el difunto Durruti lo había sido, y las masas habrían derribado las cárceles con sus propias manos.
Baste decir que la prensa oficial de la CNT -no demasiado ansiosa de levantar a las masas- comparó el asalto a Aragón con el sometimiento de Asturias por López Ochoa en octubre de 1934.
Para justificar la violación de Aragón, la prensa estalinista publicó cuentos fantásticos; Frente Rojo escribía:
"Bajo el régimen del extinguido Consejo de Aragón, ni los ciudadanos, ni la propiedad, podían contar con la mínima garantía... El gobierno encontró en Aragón arsenales gigantescos de armas y miles de bombas, cientos de ametralladoras de último modelo, cañones y tanques reservados allí, no para luchar contra el fascismo en el frente de batalla, sino propiedad privada de los que quieran hacer de Aragón un bastión desde el que luchar contra el gobierno de la república... No hay un campesino que no haya sido obligado a entrar en las colectividades. Los que se resistían sufrieron en su cuerpo y su pequeña propiedad las sanciones del terror. Miles de campesinos han emigrado de la región, prefiriendo dejar el campo a sufrir los viles métodos de tortura del Consejo... El campo fue confiscado, y anillos, medallones, e incluso los cacharros de barro de cocina fueron confiscados. Los animales fueron confiscados, el grano e incluso los alimentos cocinados y el vino para el consumo doméstico... En el Consejo Municipal se instalaron conocidos fascistas y jefes falangistas. Blandiendo carnets sindicales, oficiaban de alcaldes y concejales, de agentes del orden público de Aragón, bandidos de origen ejercían una profesión y un gobierno de bandidaje."
Artículo dedicado a la memoria de Germinal Noir y Pablo
izkierdo(anarquistas)
martes, 11 de diciembre de 2012
Para qué sirve un cura
De pequeño creía que los curas no tenían madre ni padre. En mi pueblo había
un buen puñado y siempre pensé que habían nacido así, tal como yo los veía, con
su sotana, sus sandalias, su mano dispuesta para ser besada por críos y
abuelos. Fue muy cruel, en extremo doloroso, aquel día lejano en que,
acompañado por mis hermanos y unos amigos, entramos en la Iglesia de El
Salvador de Caravaca para inspeccionar sus rincones ocultos. Después de acceder
clandestinamente a la torre y correr sobre las nervaturas góticas de la
espléndida bóveda gótica, bajamos a la sacristía. De pronto todo se vino abajo,
el párroco se estaba cambiando. Se había quitado la piel negra dejando ver unos
pantalones de tergal, un jersey de lana y unos zapatones de Segarra. ¡Qué
inmensa decepción! Yo hasta entonces creía que había animales, vegetales,
minerales y curas, pero a resultas de aquella visión llegué a la conclusión de
que éstos, los curas, podían incluirse entre los primeros, los animales, porque
todo era fachada, vestimenta, indumentaria, disfraz.
Muy decepcionado, me puse a pensar –cosa muy rara entonces y ahora en mi–, a cavilar sobre mi relación con aquellos seres que acaban de entrar por sorpresa en el reino animal. Ellos mismos, algunos de mis amigos, algún familiar, nos hablaban constantemente de la obligación que teníamos de confesar todos nuestros pecados con la frecuencia suficiente para evitar ir al averno si la muerte nos encontraba de súbito. Pecado, muerte, infierno, resignación siempre en sus bocas, aquellos tipos parecían inspectores celestiales encargados de amargarnos la vida y después, tras unos rezos, darnos la paz interina del Señor. Yo no era ni malo ni bueno ni todo lo contrario, sólo era un chaval de un pueblo pobre rodeado de una huerta y unas montañas hermosísimas. Nada más. Pero tenía que buscar en mi menuda materia gris cosas que contar a quienes todavía no pertenecían al reino animal y sí al curil. Que si le había cogido dos reales a mi abuela, que si el otro día rompimos una de la doscientas bombillas que oscurecían el pueblo, que si había robado un puñado de albaricoques… No bastaba, el cura seguía indagando, eso eran naderías, pequeñas travesuras, pecados veniales que en caso de muerte repentina no darían con mis huesos en el infierno sino todo lo más en el purgatorio, que era como una especie de sala de espera de un aeropuerto en huelga de controladores. Buscaban más, pero yo no sabía qué, hasta que un día, hablando con un colega bastante borde –vamos, era más malo que las tueras, pero para estas cosas, muy cumplidor– me preguntó que si después de cascármela me confesaba. Quedé estupefacto, mudo, desconcertado. Yo no, nunca se me ha ocurrido, además no creo que pase nada. Sí, ya lo creo que pasa, que estás en pecado mortal desde que empezaste, y ya hace añicos, de modo que o te confiesas o prepárate. ¡Joder, con el prepárate! Día tras días los curas nos aterrorizaban con la muerte y los horrores que Satanás y Pedro Botero tenían preparados para los que cómo yo podían morir estando en pecado mortal. Así que, un día cualquiera, me acerqué al confesionario y tras contar la monserga de siempre, le dije al cura que había cometido actos impuros. Esa fue la fórmula que me había prescrito mi colega. Al clérigo le cambió la cara, despertó y salió del letargo en el que yacía entre el cojín del culo y la pared de madera de aquella caja vertical y tétrica. ¿Y cómo lo haces, te tocas, tienes rozamientos, poluciones, lo haces con amigos, en solitario? ¿Qué piensas cuando lo haces, en mujeres, en tu madre, en tu hermana…? Ni por un momento se le ocurrió que mis actos impuros pudieran venir del apareamiento con otra persona, daba por hecho que yo era autónomo, y no erraba. Lo cierto y verdad es que yo, pese a mis catorce años y tres de experiencia, no tenía ni puta idea de en qué consistían los actos impuros, me sonaba eso a algo que yo no hacía, algo exótico más relacionado con ellos que conmigo, el caso es que al acabar –el cura no tenía prisa– quiso saber desde cuando era impuro. Mentí –otro gran pecado– y le dije que desde hacía unos meses. Visto que no sacaba más información, frustrado, me mandó rezar no sé cuantos yopecadores, avesmarias y señormíojesucristo. Lo hice y salí de allí escopeteado. Al poco ocurrió lo que les he contado al principio y nunca más volví a pisar una iglesia para cosas de religión y mucho menos un confesionario. Tal fue la consecuencia de ver al rey desnudo.
Aquello era el franquismo, y esos animales que se dedicaban a vigilar por nuestra salvación eterna y nuestra sumisión terrenal, estaban en todos lados y a todas horas. Eran el brazo tonto de la ley, tonto pero enormemente dañino y eficaz. Todo lo que pasó, y lo que pasamos, en aquellos años no se podría contar en cien artículos, haría falta bastante más papel, y eso que uno siempre fue a escuela pública, pero en el contexto del nacional-catolicismo, y transcurridos los años, se comprende perfectamente: Los curas eran parte esencial del engranaje represor del fascismo español y a eso se dedicaban, era su único “trabajo”.
Cuando llegó esta democracia que hoy languidece ante el regreso de los que nunca debieron ser ni estar, y comenzamos a saber muchas cosas que ignorábamos, pensé que muchos de mis amigos hablarían de lo que habían sufrido física y moralmente por la influencia nefasta de los curas, incluso llegué a imaginar que algunos –los más dañados por abusos y todo tipo de violencias– se atreverían a escribirlo, a darlo a conocer. No ocurrió así, el silencio habitó entre nosotros y nadie, absolutamente nadie de mi pueblo ni de los diversos reinos de España se ha atrevido a escribir seriamente sobre esa parte terrible del franquismo. Siendo España el país con más abusos sexuales clericales del mundo, aquí nadie dice ni media, como en tantas otras aquí también se impuso la ley del silencio. Es otra parte de nuestra Historia que está por escribir.
Pero bueno, eso fue entonces, y antes, y mucho antes. Pero, ¿y ahora, cuando ya dicen que pasó el terror franquista y que somos modernos, para qué sirve un cura? Pues para lo mismo que antes. Para llevarse ocho mil millones de euros del Erario y dedicarlos a embrutecer a los chavales que caen sus manos dejando su impronta nociva sobre sus conciencias; para tratar de impedir que una mujer pueda decidir si quiere ser madre o no según su plena y consciente libertad; para adoctrinar en negativo a cualquier persona que se acerque a ellos; para impedir que los homosexuales sean considerados personas de pleno derecho; para santificar las guerras que son santas; para imponer leyes de Educación trogloditas como la que ha elaborado un señor de apellido inglés que se ocupa de ese apartado en un Gobierno previamente aleccionado por ellos; para vivir en un paraíso fiscal, no pagar impuestos de ningún tipo y creerse dueños de los miles y miles de monumentos que el pueblo español construyó con su sudor y su sangre; para retrasar el progreso, para afianzar las doctrinas más caducas y perversas que ha ideado el hombre, para contravenir todos y cada uno de los de los preceptos de la doctrina que dicen seguir y que jamás siguieron, para estar al lado, muy pegaditos siempre, de la parte más retardataria y funesta de la sociedad, para vivir del cuento, para segregar, para excluir, para defraudar, para mentir, para hacer todo lo posible para que su reino sea de este mundo con cargo a los presupuestos públicos.
No, como otras cosas de nuestro pasado más doloroso, la iglesia católica española no ha muerto, ha vuelto. Y goza, en todos los reinos de este maltratado país, de tanto poder como el que tuvo antaño porque en treinta y cinco años de democracia borbónica ni un solo gobierno ha sido capaz de poner coto a sus privilegios seculares, antes al contrario, los han aumentado de forma grosera e indecente hasta convertirlos en los primeros “educadores” del Estado, hipotecando de forma gravísima nuestro futuro como personas libres, decentes, cultas y solidarias, amantes de la Justicia y enemigas de las “virtudes” de la caridad.
Muy decepcionado, me puse a pensar –cosa muy rara entonces y ahora en mi–, a cavilar sobre mi relación con aquellos seres que acaban de entrar por sorpresa en el reino animal. Ellos mismos, algunos de mis amigos, algún familiar, nos hablaban constantemente de la obligación que teníamos de confesar todos nuestros pecados con la frecuencia suficiente para evitar ir al averno si la muerte nos encontraba de súbito. Pecado, muerte, infierno, resignación siempre en sus bocas, aquellos tipos parecían inspectores celestiales encargados de amargarnos la vida y después, tras unos rezos, darnos la paz interina del Señor. Yo no era ni malo ni bueno ni todo lo contrario, sólo era un chaval de un pueblo pobre rodeado de una huerta y unas montañas hermosísimas. Nada más. Pero tenía que buscar en mi menuda materia gris cosas que contar a quienes todavía no pertenecían al reino animal y sí al curil. Que si le había cogido dos reales a mi abuela, que si el otro día rompimos una de la doscientas bombillas que oscurecían el pueblo, que si había robado un puñado de albaricoques… No bastaba, el cura seguía indagando, eso eran naderías, pequeñas travesuras, pecados veniales que en caso de muerte repentina no darían con mis huesos en el infierno sino todo lo más en el purgatorio, que era como una especie de sala de espera de un aeropuerto en huelga de controladores. Buscaban más, pero yo no sabía qué, hasta que un día, hablando con un colega bastante borde –vamos, era más malo que las tueras, pero para estas cosas, muy cumplidor– me preguntó que si después de cascármela me confesaba. Quedé estupefacto, mudo, desconcertado. Yo no, nunca se me ha ocurrido, además no creo que pase nada. Sí, ya lo creo que pasa, que estás en pecado mortal desde que empezaste, y ya hace añicos, de modo que o te confiesas o prepárate. ¡Joder, con el prepárate! Día tras días los curas nos aterrorizaban con la muerte y los horrores que Satanás y Pedro Botero tenían preparados para los que cómo yo podían morir estando en pecado mortal. Así que, un día cualquiera, me acerqué al confesionario y tras contar la monserga de siempre, le dije al cura que había cometido actos impuros. Esa fue la fórmula que me había prescrito mi colega. Al clérigo le cambió la cara, despertó y salió del letargo en el que yacía entre el cojín del culo y la pared de madera de aquella caja vertical y tétrica. ¿Y cómo lo haces, te tocas, tienes rozamientos, poluciones, lo haces con amigos, en solitario? ¿Qué piensas cuando lo haces, en mujeres, en tu madre, en tu hermana…? Ni por un momento se le ocurrió que mis actos impuros pudieran venir del apareamiento con otra persona, daba por hecho que yo era autónomo, y no erraba. Lo cierto y verdad es que yo, pese a mis catorce años y tres de experiencia, no tenía ni puta idea de en qué consistían los actos impuros, me sonaba eso a algo que yo no hacía, algo exótico más relacionado con ellos que conmigo, el caso es que al acabar –el cura no tenía prisa– quiso saber desde cuando era impuro. Mentí –otro gran pecado– y le dije que desde hacía unos meses. Visto que no sacaba más información, frustrado, me mandó rezar no sé cuantos yopecadores, avesmarias y señormíojesucristo. Lo hice y salí de allí escopeteado. Al poco ocurrió lo que les he contado al principio y nunca más volví a pisar una iglesia para cosas de religión y mucho menos un confesionario. Tal fue la consecuencia de ver al rey desnudo.
Aquello era el franquismo, y esos animales que se dedicaban a vigilar por nuestra salvación eterna y nuestra sumisión terrenal, estaban en todos lados y a todas horas. Eran el brazo tonto de la ley, tonto pero enormemente dañino y eficaz. Todo lo que pasó, y lo que pasamos, en aquellos años no se podría contar en cien artículos, haría falta bastante más papel, y eso que uno siempre fue a escuela pública, pero en el contexto del nacional-catolicismo, y transcurridos los años, se comprende perfectamente: Los curas eran parte esencial del engranaje represor del fascismo español y a eso se dedicaban, era su único “trabajo”.
Cuando llegó esta democracia que hoy languidece ante el regreso de los que nunca debieron ser ni estar, y comenzamos a saber muchas cosas que ignorábamos, pensé que muchos de mis amigos hablarían de lo que habían sufrido física y moralmente por la influencia nefasta de los curas, incluso llegué a imaginar que algunos –los más dañados por abusos y todo tipo de violencias– se atreverían a escribirlo, a darlo a conocer. No ocurrió así, el silencio habitó entre nosotros y nadie, absolutamente nadie de mi pueblo ni de los diversos reinos de España se ha atrevido a escribir seriamente sobre esa parte terrible del franquismo. Siendo España el país con más abusos sexuales clericales del mundo, aquí nadie dice ni media, como en tantas otras aquí también se impuso la ley del silencio. Es otra parte de nuestra Historia que está por escribir.
Pero bueno, eso fue entonces, y antes, y mucho antes. Pero, ¿y ahora, cuando ya dicen que pasó el terror franquista y que somos modernos, para qué sirve un cura? Pues para lo mismo que antes. Para llevarse ocho mil millones de euros del Erario y dedicarlos a embrutecer a los chavales que caen sus manos dejando su impronta nociva sobre sus conciencias; para tratar de impedir que una mujer pueda decidir si quiere ser madre o no según su plena y consciente libertad; para adoctrinar en negativo a cualquier persona que se acerque a ellos; para impedir que los homosexuales sean considerados personas de pleno derecho; para santificar las guerras que son santas; para imponer leyes de Educación trogloditas como la que ha elaborado un señor de apellido inglés que se ocupa de ese apartado en un Gobierno previamente aleccionado por ellos; para vivir en un paraíso fiscal, no pagar impuestos de ningún tipo y creerse dueños de los miles y miles de monumentos que el pueblo español construyó con su sudor y su sangre; para retrasar el progreso, para afianzar las doctrinas más caducas y perversas que ha ideado el hombre, para contravenir todos y cada uno de los de los preceptos de la doctrina que dicen seguir y que jamás siguieron, para estar al lado, muy pegaditos siempre, de la parte más retardataria y funesta de la sociedad, para vivir del cuento, para segregar, para excluir, para defraudar, para mentir, para hacer todo lo posible para que su reino sea de este mundo con cargo a los presupuestos públicos.
No, como otras cosas de nuestro pasado más doloroso, la iglesia católica española no ha muerto, ha vuelto. Y goza, en todos los reinos de este maltratado país, de tanto poder como el que tuvo antaño porque en treinta y cinco años de democracia borbónica ni un solo gobierno ha sido capaz de poner coto a sus privilegios seculares, antes al contrario, los han aumentado de forma grosera e indecente hasta convertirlos en los primeros “educadores” del Estado, hipotecando de forma gravísima nuestro futuro como personas libres, decentes, cultas y solidarias, amantes de la Justicia y enemigas de las “virtudes” de la caridad.
El poder de la Iglesia Católica
La 'religión' más perseguida del mundo es el ateísmo
viernes, 7 de diciembre de 2012
80 años de prensa sindical y libertaria en el periódico ‘CNT’
La andadura de la
prensa sindical ha sufrido múltiples vicisitudes: represión, persecución y
exilio. A pesar de todo, hoy sigue editándose como herramienta de lucha.
JULIÁN VADILLO / REDACCIÓN
JUEVES 29 DE NOVIEMBRE DE 2012. NÚMERO 186
El 14 de noviembre de 1932 aparecía por primera vez en Madrid el
periódico CNT. Concebido
como “Órgano de expresión de la Confederación Nacional del Trabajo”, podía ser
uno más entre los miles de periódicos que los anarquistas editaron en España
(“si se juntan dos anarquistas hacen un periódico”, decían). Sin embargo, la
importancia del CNT estriba en otros aspectos. Era
el reflejo de una incipiente CNT madrileña, que con la proclamación de la
Segunda República había comido terreno a la que históricamente era la central
sindical de Madrid, la UGT. Sobre todo en dos sectores:
camareros y construcción, este último clave para los socialistas madrileños.
Igualmente, la nueva cabecera ganó protagonismo frente al que hasta
ese momento era el periódico de referencia de los libertarios y de la extrema
izquierda republicana: La
Tierra. Estamos ante un periódico de clara implantación madrileña, pues los
órganos por excelencia de los anarquistas de aquel momento son Solidaridad Obrera y Tierra
y Libertad. Su primer director fue el asturiano Avelino González Mallada y
era de tirada diaria. La temática del periódicoCNT durante
la República es muy clara: defensa de los valores del anarcosindicalismo y
denuncia de las políticas que el gobierno republicano-socialista está llevando,
que consideran insuficientes para la mejora de la clase obrera en España. En
sus páginas se pueden seguir todos los conflictos que surgen a lo largo de
1933, con especial atención a los sucesos de Casas Viejas o el llamamiento al
boicot electoral en noviembre de 1933. Muchas plumas que escribían para La Tierra pasan a ser colaboradores del
periódico confederal.
La victoria de la derecha en 1933 y las políticas regresivas que
comienzan a desarrollar desde entonces tienen una contestación en el diario. El
apoyo a los numerosos conflictos, como las huelgas de la construcción, de
camareros y la huelga general de octubre de 1934, se refleja en sus páginas. Y es
precisamente la represión generada tras la derrota de la huelga general de
octubre de 1934 lo que liquida la primera época del diario confederal. Podría haber acabado ahí
la historia del CNT. La
victoria del Frente Popular en febrero de 1936 no significó el regreso del
diario. Sin embargo, el golpe de Estado contra la
República el 18 de julio de 1936 animó a los libertarios madrileños a volver a
sacar nuevamente la cabecera. A partir del 24 de julio el
tabloide volvió a estar en las calles de Madrid, al incautar las rotativas del
diario ultraconservadorEl Siglo Futuro. Dirigido en ese momento por José
García Pradas, en sus páginas escribieron las plumas más importantes del
anarcosindicalismo español. No caminó en solitario el órgano confederal en
Madrid. En 1937 surgiría una nueva cabecera, Castilla
Libre. Y así, junto a otras como Campo
Libre o Frente Libertario, en formato
diario y con variación de páginas, el CNT fue fiel hasta el final de la Guerra
Civil.
Sobreviviendo al exilio
Pero la derrota de la Guerra Civil significó el exilio y la
represión para todos los integrantes del movimiento libertario. El CNT pasó a la clandestinidad. En un
momento complicado para la historia del anarquismo, en el que la contribución
de sangre en la lucha contra la dictadura fue enorme, surgieron multitud de
cabeceras con el título de CNT,
que duraban poco tiempo. A medida que caían los distintos comités nacionales de
la CNT, leer la prensa
confederal era más difícil. Aun así innumerables cabeceras recorrían las
ciudades españolas de forma clandestina. El CNT llegó
a tener una tirada de 12.000 ejemplares en 1945. Pero la
represión y la división en la que se vieron inmersos los libertarios hicieron
que poco a poco se fuera fragmentando su visibilidad, que aún en la década de
1960 era de gran importancia.
Junto a la edición clandestina en el interior, también se
desarrolló una edición en el exilio confederal. Pero las políticas del general
Charles de Gaulle, que tendieron a la represión contra las estructuras de las
organizaciones españolas exiliadas, hizo desaparecer el CNT, que pasó a denominarse Espoir, con sede en Toulouse.
Tras la muerte de Franco y la vuelta de parte de los exiliados,
la cabecera volvió a aparecer y cubrió las noticias más importantes del
anarcosindicalismo en aquellos momentos: el mitin de San Sebastián de los
Reyes, la legalización en mayo de 1977, el mitin de Montjuic, el caso Scala,
las jornadas y el V Congreso de 1979. La ruptura y escisión provocaron que se
publicase de forma irregular hasta la llegada de la década de 1990. Desde
entonces CNT tiene una periodicidad mensual
(durante un tiempo fue quincenal).
Las vicisitudes por las que pasó el periódico no son muy
distintas a las que se pasaron en otros periódicos de la época como Mundo Obrero, El Socialista,
Claridad, Nuestra bandera, etc. Muchos de ellos aun siguen existiendo, si
bien sus formatos han cambiado mucho.Mientras CNT continúa
siendo tal y como se concibió, el resto de publicaciones no han pasado de ser
boletines internos (como
el caso de El Socialista).
Quizá sólo Rojo y Negro de la CGT mantenga una línea similar. CC OO y
UGT tienen boletines internos que rara vez pasan más allá de sus afiliados (y a
veces ni eso). El CNT sigue manteniendo la esencia y aún se
puede localizar en algunos kioscos.
ILUSTRES
COLABORADORES
En sus páginas escribieron las plumas más
importantes del anarcosindicalismo. Lucia Sánchez Saornil (fundadora de Mujeres
Libres), Juan Gallego Crespo, Abraham Guillén o Eduardo de Guzmán, entre otros.
Incluso anarquistas internacionalmente conocidos como Emma Goldman o Rudolf
Rocker escribieron en sus páginas.
Pero destacamos a tres cronistas: Elías
García, fallecido en Córdoba en 1937, y que era cronista de los frentes del
sur, Manuel Zambruno Barrera (Nobruzán), que tuvo crónica casi diaria, y Mauro
Bajatierra Morán, con diferencia el mejor cronista de guerra del conflicto
civil español y una de las primeras víctimas del fascismo en Madrid en marzo de
1939. El periódico aglutinó durante ese período a los mejores fotógrafos, a
importantes poetas como Antonio Agraz o a dibujantes como Coq (Gallo) o Alejo.
miércoles, 5 de diciembre de 2012
6 DE DICIEMBRE ¡NADA QUE CELEBRAR!
Han pasado 34 años desde que
a los pueblos de “España” se les impuso este ominoso documento
político-jurídico. Han sido 34 años de dictadura del Estado y el capitalismo,
de destrucción acelerada de la esencia concreta humana, inmoralidad rampante,
aniquilación de la vida convivencial, opresión reduplicada de las mujeres,
imposición de las religiones políticas a la plebe, laminación del saber, el
arte y la cultura, de barbarie, aniquilación del individuo y deshumanización en
suma.
Tras estos 34 años el pueblo
ha sido convertido en populacho y el ser humano en ente subhumano, todo ello
para que el poder del par Estado-capital sea más seguro y más efectivo.
La casi desaparición de lo
humano ha resultado ser el elemento sustantivo de estos 34 años de “democracia”.
Ahora tenemos una sociedad desestructurada, unas multitudes rebajadas al nivel
de lo zoológico, más propias de una granja de la ganadería industrial que de
una sociedad civilizada, y unos individuos triturados por el victimismo, el
egotismo, el hedonismo, la cobardía, la pereza, la debilidad personal, la
pérdida de las facultades pensantes, la codicia y la agresividad hacia sus
iguales.
A las mujeres se les está
destruyendo a través del Ministerio de Igualdad y sus posteriores derivaciones
de la Ley de Violencia de Género, de la androfobia y sobre todo de un
victimismo tan virulento que, al tenerlas por irresponsables, les infantiliza y
desestructura. Se les prohíbe el amor, el sexo heterosexual y la maternidad, se
les ha hecho robots dedicados al trabajo asalariado, y se les ha
sacrificado a los apetitos de codicia y del poder de la patronal, así como a
las exigencias estratégicas del Estado.
Una sociedad en la que los
mayores sólo piensan en el dinero y el consumo y los jóvenes en el alcohol y
las fiestas no tiene futuro: esa es la obra de la Constitución de
1978, construida e impuesta por la izquierda, la derecha y los nacionalismos
burgueses de las naciones oprimidas.
Además, el majadero tinglado
económico montado por los gobiernos del PSOE se ha venido abajo. No podía
mantenerse tanto derroche, corrupción, irresponsabilidad, fanatismo
desarrollista, catetil devoción por la tecnología y ciega veneración por el
dinero. Un orden económico destinado a embrutecer a las masas con el placer, la
pereza, la irresponsabilidad y el consumo se ha ido al garete, dejando la
temible herencia de 6 millones de personas en paro, la pobreza avanzando en
oleadas y un futuro sobremanera negro. Lo que hace verdaderamente trágica la
crisis económica es el desplome de la calidad del sujeto y la destrucción
de la vida colectiva y convivencial.
Quienes apoyaron de la forma
más fanatizada y durante tantos años la vigente Constitución no pueden ahora
pretender cambiar de bando y aparecer como “críticos” y “disidentes”. Los
que hablan de iniciar un nuevo “Proceso Constituyentes” son los que desean
repetir el gran engaño de 1978, cuando al pueblo/pueblos se le impuso, por
medio de la demagogia y la amenaza, la Ley Fundamental que ahora
padecemos. Quienes forman parte de la casta política no pueden aportar
soluciones, ya que ellos son causa principal de los males.
Un proceso constituyente
llevaría a la octava Constitución española. Por necesidad sería tan militarista
como la de 1812, tan criminal como la de 1837, tan repulsiva como la de 1845,
tan demagógica como la de 1869, tan carca como la de 1876, tan policial y
represiva como la de 1931, republicana, y sobre todo, tan dirigida a la
destrucción de la esencia concreta humana como la de 1978, hoy vigente.
Los males sociales y personales
son sin remedio mientras no desaparezca del todo la casta política, no sea el
pueblo quien se autogobierne por medio de asambleas, no se extinga el
capitalismo y se imponga un régimen de autogestión, colectivización y
cooperativismo, no se elimine la sociedad del adoctrinamiento y se abra camino
a la libertad de conciencia, no haya un clamor popular contra la inmoralidad y
un compromiso personal por la rectitud y la ética, no se ponga fin al
victimismo, la irresponsabilidad y la frivolidad.
Lo que necesitamos es
una revolución integral, no un nuevo “proceso constituyente” ni una
“III República” burguesa, con la advertencia de que una república de las
asambleas y el colectivismo no sería la III sino la I.
Una revolución integral es
lo que necesitamos, no una nueva Constitución. El pueblo, y no el Estado, debe
ser lo único existente. El colectivismo con respeto por la propiedad privada no
explotadora, pero no a la gran empresa capitalista, es lo único que nos ha de
permitir vivir como seres humanos, con consumo mínimo de bienes materiales y
uso máximo de los bienes espirituales.
Pero las soluciones
políticas y económicas no son, ni mucho menos, suficientes. Necesitamos
hacernos responsables como individuos, para auto-construirnos como personas.
Basta de culpar en exclusiva a “banqueros” y “políticos” conforme al nuevo
populismo, banal, pueril y del todo inofensivo, ahora de moda. Mientras no
reconozcamos que cada una y cada uno de nosotros somos también culpables, y no
establezcamos la decisión de un cambio en nuestra manera de pensar, sentir y
desear, pero sobre todo, de obrar y vivir, nada tendrá remedio.
Sin autotransformación y
autoconstrucción personal no podemos avanzar. Las soluciones políticas, por sí
mismas, son del todo insuficientes, incluso las mejores. Lo mismo sucede con
las económicas.
La revolución integral
incluye una revolución en el interior de cada una y cada uno. Si no
damos un paso adelante para admitir nuestra responsabilidad y culpa, para
destruir el capitalismo en nuestro interior, que toma la forma de egoísmo e
interés particular, y para destruir al Estado dentro de nosotras y nosotros,
que se presenta como desamor, odio, afán de dominación, egos inflados y
ausencia de espíritu de servir y amar, no hay solución.
La lucha tiene que ser en el
exterior, en la sociedad, y en el interior, dentro de cada una y cada uno. Lo
demás es autoengaño y demencia victimista.
Ninguna Constitución futura,
ningún político profesional, ningún nuevo partido, nada que no sea el propio
esfuerzo, del yo con las y los iguales, puede emanciparnos. La libertad no nos
la regalará nadie, tenemos que merecerla y conquistarla.
Video del juramento del Rey impuesto por
el dictador Franco
lunes, 3 de diciembre de 2012
Cuaderno de otoño. 4 de Diciembre. Matria.
Nos ofrecéis para salvarnos toda la tierra
de la tierra, y nosotros apenas necesitamos para vivir las riberas del Gran Río.
Despojados de lo superfluo, nos enfrentamos
al espejo y este nos invita a un paseo por el alma donde nos reconocemos en los
demás. Y ese Ser universal no puede ser el veneno que nos mate, sino la miel
que nos alimente.
Nosotros somos quien somos, hijos de
Astarté, de Helvia, madre de Séneca y abuela de Lucano, descendientes de Aïsha
al-Hurra (Aixa), hermanos de Marianita Pineda. Somos los restos humanos que
quedaron al vencer por primera vez en una batalla a un ejército de Napoleón.
Los que pusimos la mesa, el papel, la pluma, la tinta, el vino y la sangre para
escribir la primera constitución española. Fuimos las espaldas desde donde la
Junta Suprema de Andalucía paró al absolutismo. Los Jornaleros y campesinos
rebelados contra la injusticia en la "Revolución del pan y el queso",
ajusticiados en la ciudad de Loja. Los insurrectos en la campiña y la sierra de
Cádiz, juzgados en el proceso de "La mano negra". Los que formaban
parte de las cuerdas de presos camino de Filipinas. Los ejecutados en la ciudad
de Jerez en aquella ignominia. Los que sentamos las bases para redactar la primera
constitución andaluza, la de Antequera de 1883. Los mismos jornaleros que al
grito de ¡Viva Andalucía Libre! vivimos el Trienio Bolchevique, abriendo paso al
"Manifiesto de la Nacionalidad" en 1919. Somos los que pusimos cuerpo
y alma contra la dictadura de Primo de Rivera. Las mujeres de la Fábrica de
Tabacos de Sevilla que se remangaron para construir la ciudad.
Nosotros somos quien somos, los que vimos en
la II República nuestra liberación, los que luchamos por la reforma agraria de
1932 y el Estatuto de Autonomía de Andalucía de 1933, los que pusimos los
muertos en Casas Viejas y tomamos las armas de la palabra y las otras contra el
golpe fascista de 1936, los que llenamos las cárceles, marchamos al exilio, los
que aún hoy ocupan las fosas comunes diseminadas por nuestros campos,
cementerios y cunetas. Los que quedaron aquí para ser la mano de obra barata
del señorito y de los otros pueblos y conspiramos contra la dictadura desde las
parroquias, los grupos de teatro, la música, la poesía y el tajo. Somos
Cristóbal Ibáñez Encinas, Manuel Sánchez Mesa, Antonio Huertas Remigio, obreros
de la construcción de Granada asesinados por el régimen en la huelga de 1970.
Javier Verdejo Lucas, abatido por las balas en la Playica de San Miguel de
Almería mientras escribía ¡Pan, Trabajo y Lib...! Y somos los mismos que un 4
de Diciembre de 1977 tomamos las calles de nuestra Matria, reconociéndonos una
vez más a nosotros mismos. Y aquel día de nuevo la sangre manchó las piedras de
la calle (que la tierra le sea leve al obrero malagueño José Manuel García
Caparrós). Y seguimos caminando por las veredas de nuestra tierra hasta 1983,
cuando mil jornaleros entre los que se encontraba Juan Antonio Romero, "El
Comandante", hijo de Badalatosa, volvieron a poner encima de la mesa el
eje central de las reivindicaciones de nuestro pueblo: la Reforma Agraria. Como
si doscientos años de lucha no fueran suficientes.
Y aquí estamos aún. Siendo quiénes éramos,
mujeres y hombres de este lugar, al Sur del Norte y al Occidente del Oriente. Y
con lo que hemos escrito y vivido podríamos llenar todas las estanterías de la
Biblioteca de Alejandría. Somos los que echamos la red a la mar y la semilla a
la tierra, los que construimos las ciudades y hacemos el pan, somos... Y de
nuevo en una encrucijada, viendo cómo nuestro propio parlamento legisla contra
nosotros en el nombre de la izquierda y por imperativo legal, como si alguna
vez nos hubiesen regalado algo. Pero nosotros, Matria, encontraremos el camino.
Andalucía, otoño de 2012.
Marcos González Sedano
domingo, 2 de diciembre de 2012
¿Anarquista o libertario? Regreso a las fuentes del anarquismo
"Desde luego, el mundo de la anarquía
no es un invento mío -escribía Joseph Dejacque-del mismo modo que tampoco es
una invención de Proudhon ni de Pierre, ni de Jean. Uno solo no inventa nada.
Los inventos son resultado de observaciones colectivas" (1). Pero es
precisamente él quien introduce el término libertario, que consideraba superior
al anarquismo en su concepción de la libertad; es, en todo caso, lo que
afirmaba Pierre Leroux cuando escribía, no sin espíritu polemizador: "Ya
no es Proudhon, en efecto, el que puede representar hoy día esta Secta (la
anarquía), tras la conclusión final (la mujer esclava de la autoridad marital)
que ha producido. Faltaba otro. El estandarte Libertad está hoy en manos de uno
de sus discípulos, de un an-arquista como él, pero que se toma la an-arquía más
en serio que él. Se trata de Dejacque, un proletario, que escribe en Nueva York
una hoja cuyo título, neologismo inventado por él, expresa bien su pensamiento:
El Libertario" (2). Desde entonces se admite la sinonimia de los términos
libertario y anarquista, pero conviene hacer notar que se utilizan con los
matices aportados por sus respectivas definiciones. Lo libertario está
vinculado a la libertad y los derechos individuales, mientras que lo anarquista
es ante todo antiautoritario y socialista. Ronald Creagh, estudiante del
anarquismo más allá del Atlántico, ha mostrado perfectamente la convergencia de
un pensamiento y un movimiento auténticamente americano, de espíritu puramente
libertario, con el anarquismo europeo introducido tras el fracaso de la Comuna
de París. Afirma lo siguiente: "Así aparece la esencia del anarquismo
americano anterior a la guerra civil y hasta este periodo: no una condena del
principio de Estado sino la exigencia del consentimiento explícito e individual
del ciudadano a todas las contribuciones legales o económicas que se le exigen.
Aunque un gobierno despótico sea aceptado por quienes lo eligieron libremente,
un gobierno de los más tolerantes será siempre una odiosa tiranía para quienes
no lo aceptan" (3). Eso indica que ser libertario no implica
necesariamente ser anarquista.
Proudhon, en su periodo reconocido como el
más anarquista, fue libertario, estimulando un movimiento de desenvoltura que
algunos llamaron "indiferentista" en política. Hizo falta el golpe de
Estado de 1851 y la obstinación autoritaria del poder por mantenerse para que
Proudhon se planteara promover una oposición anarquista más sistemática. Así
hizo evolucionar su doctrina socio-económica mutualista hacia una concepción
más "militante" de la revolución social federalista. Eso
caracterizará su conducta a partir de 1860, y esta evolución teórica será
claramente marcada entre las dos ediciones de La Justice (1858 y 1860).
Abandonó su postura puramente libertaria en política para anunciar una
auténtica política anarquista. Así, en la edición de 1860, revisada y
aumentada, critica a fondo la posición libertaria de los jóvenes anarquistas:
"La mente va de un extremo a otro. Advertida por el fracaso del comunismo,
se ha arrojado a la hipótesis de una libertad ilimitada", pero precisa:
"Mientras que la utopía comunista tiene todavía sus seguidores, la utopía
de los libertarios no ha podido ni siquiera iniciarse (…) En el sistema de la
libertad pura, si fuera posible admitir por un solo instante su realización,
habría todavía menos sociedad que en el comunismo. (…) Es una aglomeración de
individualidades yuxtapuestas, marchando paralelamente, sin nada orgánico, sin
la fuerza de la colectividad" (4). Al situar hombro con hombro a libertarios
(démonos cuenta de que emplea el término introducido por Dejacque) y
comunistas, subraya muy claramente el carácter mutualista-colectivista de la
anarquía que los federalistas proudhonianos y los colectivistas bakunianos
desarrollarán pronto en la Comuna y la Internacional de los Trabajadores. Esta
condena del despotismo comunista y de la utopía individualista, claramente
pronunciada por el "padre de la anarquía", toma toda su importancia
ante ciertas derivas del pensamiento comunista y libertario en el seno mismo
del anarquismo actual. Para el libertario, el antiestatismo surge generalmente
de una exigencia de libertad individual y no de una crítica social del
principio de autoridad; ahora bien, el anarquismo espontáneo, salido de una
idea libertaria, como se habían manifestado abiertamente en la Revolución
francesa, no gustaba mucho a Proudhon, que veía en ello -siguiendo a Mirabeau-
una incitación al regreso rápido de la autoridad y el despotismo. Así,
precisaba -tal vez pensando en Stirner- que "la teoría de la Libertad, en
la que el egoísmo bien entendido, irreprochable en la hipótesis de una ciencia
económica cumbre y de la identidad demostrada de los intereses, se reduce a una
petición de principios" (5). Petición de principios que se encuentra a
menudo en el fundamento de las concepciones comunistas e individualistas de
carácter puramente libertario. Pero la idea de una libertad absoluta no solo es
rápidamente sancionada por la autoridad, además alimenta las críticas dirigidas
a la anarquía social positiva. Así es como Karl Marx había establecido una
distinción entre el ideal libertario y su solución política, dando a su manera
una insólita lección de anarquía, en la famosa circular privada que pretendía
la expulsión de los bakuninistas de la Asociación Internacional de
Trabajadores. Escribió: "La anarquía, el gran caballo de batalla de su
dueño Bakunin, que de los sistemas socialistas solo ha tomado las etiquetas.
Todos los socialistas entienden por anarquía esto: el objeto del movimiento
proletario, la abolición de las clases, una vez alcanzado el poder del Estado,
que sirve para mantener a la gran mayoría productora bajo el yugo de una
minoría explotadora, desaparece y las funciones gubernamentales se transforman
en simples funciones administrativas" (6). El ideal "anarquista"
de Marx no se aleja de esta sencilla declaración de intención libertaria y
oculta una realidad autoritaria resultante de una política abolicionista de las
clases por medio de una dictadura de clase. Este absurdo, que defienden de manera
diferente los blanquistas y de una manera más general todos los jacobinos de la
revolución social, encuentra generalmente una justificación en la idea
comunista de una sociedad ya formada. La continuación del texto de Marx desvela
el fondo: "La Alianza (la organización de Bakunin en la Internacional)
toma, según Marx, las cosas al revés. Proclama la anarquía en las filas
proletarias como el medio más infalible de romper la poderosa concentración de
fuerzas sociales y políticas en manos de los explotadores. Bajo ese pretexto,
demanda a la Internacional, en el momento en que el viejo mundo trata de
aplastarla, que sustituya su organización por la anarquía" (7). Así es
como el ideal anarquista, admitido por el socialista autoritario como el fin de
la revolución, permanece fuertemente alejado como realidad política, medio
económico y revolucionario abierto a la liquidación social. La anarquía entre
las filas proletarias es repentinamente despreciada por el señor del
socialismo, que no ve en ella, en el fondo, más que un puro desorden. La
fraseología "anarquizante", no obstante, ha impresionado a los
exégetas más celosos de la escuela, que admiten desde entonces una profunda
intención anarquista en Marx. Con entusiasmo, algunos intelectuales han llegado
a atribuir la paternidad y la autenticidad de este pensamiento al filósofo
alemán (8). Ahora bien, es curioso notar que el ideal anarquista del socialismo
es en Marx la anarquía negativa, dicho de otro modo, el espontaneismo
libertario (que Proudhon denominaba un movimiento de desenvoltura), mientras
que rechaza vivamente la anarquía positiva, dicho de otro modo, la organización
antiautoritaria de los federalistas.
Para Daniel Guérin, no hay ninguna duda;
si el fin es libertario, el ideal comunista marxista sería al final… el
comunismo libertario. De hecho, el marxismo espera todavía escapar por medio de
esta declaración de principios a las cuestiones que suscita la práctica
bolchevique, por ejemplo. Pero los hechos son obstinados. Las políticas
autoritarias, incluidas las proletarias y revolucionarias, no han permitido
nunca dar vida a las declaraciones de principios libertarios, y el marxismo
resulta ejemplar a este respecto. Según los marxistas, los libertarios alientan
un comunismo utópico que solo pueden llevar a cabo mediante una apropiación
autoritaria (parlamentaria o revolucionaria). Ahora bien, Proudhon tenía razón,
el despotismo inherente al comunismo no puede equilibrarse por una simple
petición de principios libertarios. Para anclar la espontaneidad libertaria en
la realidad social, la intervención de la realidad autoridad-libertad,
capital-trabajo, etc., sería, según el anarquista, absolutamente necesaria, y
por eso quería reconstruir el partido de la revolución preconizando la
abstención y provocando una secesión democrática y social. El federalismo
permite esta revolución al prohibir cualquier regreso al régimen autoritario,
con su política gubernamental, su administración centralizada y su economía
monopolista, como lo había sabido entender una minoría de comuneros. El
comunismo libertario es en este sentido un colectivismo anarquista, como
afirmaron los bakuninistas, superando la utopía comunitaria con el mutualismo y
el federalismo aplicados de abajo arriba.
Gustave Lefrançais había advertido que Proudhon
"había hecho dar una paso de gigante al socialismo al que liberó para
siempre de las garras de una escolástica enervante" (9), porque la
cuestión política era directamente resuelta por la organización económica y
social. "El pueblo es un ser colectivo -escribía Proudhon- los que lo
explotan desde tiempo inmemorial y lo mantienen en la esclavitud se basan en la
naturaleza de esa colectividad para deducir una incapacidad legal que eterniza
su despotismo. Nosotros, por el contrario, obtenemos de la colectividad del ser
popular la prueba de que es perfecta y superiormente capaz, que lo puede todo,
y que no necesita de nadie. No se trata de cuestionar sus facultades"
(10). El movimiento libertario hace así un llamamiento a una organización
colectivista y es esta solución la que se plantea Proudhon muy seriamente en su
periodo llamado "federalista", que a menudo se quiere oponer a su
periodo llamado anarquista. Pierre Ansart tiene, por tanto, razón en insistir,
el Proudhon federalista no contradice al anarquista; lo realiza (11). La
leyenda de los dos Proudhon, anarquista rabioso y luego federalista moderado,
no se sostiene. El Proudhon ochentón era libertario, se contentaba con la
inminencia revolucionaria y afrontaba a la vez, no sin ironía, un posible golpe
de mano del Estado, si consideramos sus "vacilaciones" de los años
1852-1857. (Resultaba paradójico para un anarquista, pero se trataba más bien
de una postura intelectual al servicio de la propaganda, adoptada con el fin de
evitar la censura, la prisión o el exilio, y no de una verdadera vacilación
política. Su controversia con Alfred Darimon a propósito de la abstención no es
equívoca desde ese punto de vista). El "segundo" Proudhon es el que
será solidario con el movimiento obrero y socialista, que dará a la
insurrección una justificación democrática preconizando la abstención, y que
sistematizará la anarquía positiva por el federalismo. Bakunin, que por
temperamento reivindica el Proudhon ochentón, se inscribe, se diga lo que se
diga, en el surco federalista. Y así es como el anarquismo ha encontrado su
origen en ese movimiento proudhoniano-bakuninista que se manifiesta
"oficialmente" en 1872 en la Internacional, en el Congreso de
Saint-Imier, del que se celebran ahora los 140 años, y no en una inspiración
libertaria que se podría disfrazar de una ideología individualista o comunista,
como ocurre hoy en ciertos medios intelectuales y militantes.
Esta pequeña evocación del pasado trata
sobre todo de mostrar que el anarquismo no puede reducirse a una simple
intención o voluntad libertaria. El anarquismo tiene una historia, unas teorías
y no hace de la libertad un dogma que podría contrariar la idea misma de la
justicia social. Nuestro movimiento debe ser considerado en lo que encierra de
enseñanza y reflexión, y es útil recordar aquí que si bien en todo anarquista
hay un libertario, no siempre se puede afirmar lo contrario.
Claude Fréjaville
(Le Monde libertaire)
(Le Monde libertaire)
miércoles, 28 de noviembre de 2012
La Ley de la Memoria Histórica
Ley aprobada por el congreso de los diputados, el 31 de octubre
de 2007
Diez puntos clave
1. Reparación moral: Reconoce y amplía los derechos
de quienes "padecieron persecución o violencia por razones políticas,
ideológicas o religiosas durante la Guerra Civil y la Dictadura" y para
promover su "reparación moral".
2. Condena expresa: Por primera vez se condena
expresamente el franquismo. Para ello, se asume un acuerdo que adoptó el
Congreso en 2002 y otro europeo de 2006.
3. Derogación de leyes: Se derogan el Bando
de la Guerra Civil de 28 de julio de 1936 y otras leyes de la Dictadura usadas
para dictar condenas.
4. Condenas injustas: Se declara la ilegitimidad de
los tribunales de la Guerra Civil que se crearon para imponer condenas por
motivos políticos, ideológicos o religiosos. Se reconoce el carácter injusto de
esas condenas.
5. Derecho a reclamar: Se reconoce el
derecho a obtener una "declaración de reparación y reconocimiento
personal" a los afectados. Se podrán llevar a cabo reclamaciones
judiciales.
6. Más prestaciones: Se mejoran las prestaciones
reconocidas en 1979 a los familiares de los fallecidos durante la Guerra Civil
y se amplía el colectivo de personas con derecho a ser indemnizado por sufrir
prisión en el franquismo.
7. Búsqueda de fosas: Se autoriza la "ocupación
temporal de terrenos" para que las Administraciones públicas se impliquen
en la localización e identificación de las personas enterradas en fosas
comunes.
8. Retirada de símbolos: La Administración
adoptará medidas para la retirada de escudos, insignias, placas y otros
símbolos de exaltación del golpe de Franco, la Guerra o la Dictadura.
9. El Valle, de todos: El Valle de los
Caídos no podrá usarse para exaltar la Guerra Civil o la Dictadura. Servirá
para honrar la memoria de todos los fallecidos y para estudiar ese periodo
histórico, los valores constitucionales, la paz y la memoria democrática.
10. Información libre: Derecho de acceso a
los documentos de los archivos públicos y a obtener copia de los mismos.
Leyes anteriores
En 1969 Francisco Franco dictó el Decreto-Ley 10/1969, por el que prescribían todos los delitos cometidos antes de 1 de abril de
1939,4(es decir, el final de la Guerra Civil). Dicho Decreto-Ley fue dictado a
los treinta años de acabada la Guerra Civil.
Con la llegada de la democracia se fueron promulgando una serie de decretos y leyes específicas para tratar de
compensar las penalidades y sufrimientos de aquellos que padecieron los
avatares de la guerra en el bando republicano o prisión en la época franquista. Algunas de ellas fueron:
Decreto 670/1976, de 5 de
marzo, por el que se regulan
pensiones a favor de los españoles que, habiendo sufrido mutilación a causa de
la pasada contienda, no puedan integrarse en el cuerpo de caballeros mutilados
de guerra por la patria.
Ley 5/1979, de 18 de
septiembre, sobre reconocimiento
de pensiones, asistencia médico-farmacéutica y asistencia social a favor de las
viudas, hijos y demás familiares de los españoles fallecidos como consecuencia
o con ocasión de la pasada guerra civil.
Ley 35/1980, de 26 de
junio, sobre pensiones a los
mutilados excombatientes de la zona republicana.
Ley 6/1982, de 29 de marzo, de pensiones a los mutilados civiles de
guerra.
Ley 37/1984, de 22 de
octubre, de reconocimiento de
derechos y servicios prestados a quienes durante la Guerra Civil formaron parte
de las fuerzas armadas, fuerzas de orden público y cuerpo de carabineros de la
República.
Disposición adicional
decimoctava de la ley 4/1990,
de 29 de junio, de Presupuesto
Generales del Estado para 1990, que determina las indemnizaciones a favor de
quienes sufrieron prisión como consecuencia de los supuestos contemplados en la
ley 46/1977, de 15 de
octubre, de amnistía.
Todas estas leyes,
decretos y disposiciones han sido mejorados y ampliados por algunas comunidades
autónomas.
El 28 de octubre de 2007, el Congreso de los Diputados aprobó la Ley
por la que se reconocen y amplían derechos y se establecen medidas a favor de
quienes padecieron persecución o violencia durante la Guerra Civil y la dictadura,
comúnmente conocida como "Ley
para la Memoria Histórica". El día 10 de diciembre, fue aprobada en el Senado.
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