Ver al “campechano” Borbón más conocido como el sin escrúpulos,
“mataelefantes”, junto al criminal de lesa humanidad argentino, Videla, da
verdadero repelús. Los asesinos franquistas que lo colocaron al frente de un
nuevo régimen cleptocrático que no supo cerrar heridas, que manchó de sangre
republicana cada papel firmado, cada decreto, cada nueva ley inundada de dolor
ciudadano, de torturas brutales, asesinatos, desapariciones, robo de niños,
fusilamientos, muertes al garrote vil, fosas, cunetas, repletas de huesos
inocentes y otras masacres que han dado forma a lo que ahora llaman con media
sonrisa “democracia”.
Un espacio para el robo premeditado, la corrupción política generalizada,
la represión sistematizada, el hambre infantil, los desahucios de familias
enteras a palos y patadas de los esbirros policiales, los suicidios inducidos
por el estado, más de cuatro mil en menos de dos años por razones económicas.
Analizar los archivos
secretos, ahora desvelados, que muestran al prócer presidente Suárez dando
millones, junto al banquero Botín y el rey Juan Carlos a la mafia criminal
argentina, a generales delincuentes, que metían ratas en las vaginas de las
mujeres torturadas, que astillaban los dedos de los activistas de la izquierda
detenidos, les introducían las cabezas en agua y mierda con una bolsa de
plástico que los asfixiaba hasta que cantaban o morían, les daban picana
(corriente eléctrica en los genitales), prácticas habituales de tortura que se
hacían y se hacen por las policías más corruptas del planeta, los uniformados
cobardes más psicópatas de la historia de la humanidad.
El exterminio
indiscriminado de seres humanos parece que gustaba a quienes financiaron esta
brutal dictadura, no tuvieron bastante con el medio de millón de antifascistas
asesinados en España, querían más, y por eso pagaron a los corruptos generales
del país del tango, ejerciendo descaradamente el terrorismo de estado a costa
del dinero de nuestros impuestos, financiando el terror, el genocidio, las
desapariciones masivas de militantes de la libertad y la verdadera democracia,
el vuelo de aviones tirando, después de drogarlos, a miles de seres humanos
inocentes al Río de La Plata, las violaciones de chicas jóvenes detenidas, las
aberraciones más vergonzosas después del holocausto nazi.
Estas prácticas
abominables fueron financiadas por banqueros, empresarios y dinero del
presupuesto del régimen español, pagando sueldos de torturadores y verdugos en
España y Argentina. Ese rey “bonachón” con escurridiza y corrupta amante alemana
también tiene las manos manchadas, enrojecidas de un líquido que no se podrá
limpiar jamás, impregnadas del sufrimiento de miles de personas asesinadas.
Todos los que
suscribieron la llamada “transición española” fueron cómplices directos sin
lugar a dudas de este genocidio execrable, de las muertes de miles de personas
en este país andino arrasado, asesinado, masacrado por oscuros asesinos,
patibularias bestias formadas en comisarías y cuarteles españoles por lo peor
de un ejército y una policía fascista.
Los asesinos generales
en mayo del 76 necesitaban más dinero, se habían gastado casi todo el
presupuesto asesinando a miles de personas, la Madre Patria, el gobierno del
franquista Suárez, el rey Borbón y varios banqueros delincuentes le solucionaron
el problema económico con una inyección millonaria, se trataba de seguir
matando y España, su gobierno, su monarquía, dieron la alternativa, cual torero
siniestro de cruz gamada, yugos y flechas al amparo del terror y de la muerte.
El programa de cooperación
económica entre los dos países supuso una aportación española de 890 millones
de dólares a la dictadura argentina desde el Banco Exterior de Crédito. Un
acuerdo celebrado a lo grande que contó con el silencio cómplice de partidos
como el PSOE de Felipe González o el PCE de Santiago Carrillo, callados como
putos, ante lo que suponía la clara financiación de un genocidio premeditado,
que asesinó a más de 30.000 activistas de la izquierda argentina.
En esos tres días de
negociación en Madrid entre el ministro argentino y la mafia franquista
española, entre el 1 y el 3 de diciembre, desaparecieron más de 100 personas,
entre ellos varios españoles que vivían en Buenos Aires. Unas muertes conocidas
por todos los partidos políticos fieles al nuevo régimen borbónico, guardando
un silencio terrorífico ante el asesinato impune desde partidos como la UCD,
Alianza Popular, PCE, PSOE, buenos conocedores de estos asesinatos sin
denunciar ni intervenir, dejando hacer al terrorismo de estado, como hicieron
años después con otras muertes, nuevos crímenes planificados desde ministerios
y palacios presidenciales en su propio país.
La Madre Patria volvió
a ayudar a sus esbirros más criminales sembrando de muerte el país de
Atahualpa, una continuidad del genocidio franquista en la Argentina, datos
desvelados que no cuentan en 2014 con la denuncia de la supuesta izquierda
cortesana y palanganera española, ahora bien ocupada en una nueva campaña
electoral, entretenida en seguir ocultando una verdad más que evidente, algo incomoda,
que huele a sangre y asesinatos masivos.
http://viajandoentrelatormenta.blogspot.com.es/
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