El próximo 24 de agosto, una extraña caravana recorrerá París. Un grupo de
franceses y españoles portarán en las calles de la capital francesa las fotos
de algunos de los soldados que ese día, hace 70 años, fueron los primeros en
entrar en la ciudad para liberarla de sus ocupantes nazis. Franceses y turistas
descubrirán que esas fotos en blanco y negro con los rostros de los
liberadores son el testimonio, silenciado durante décadas, de que esos soldados
que se jugaron la vida por liberar París eran en su inmensa mayoría
españoles.
El 24 de agosto de 1944, un grupo de vehículos blindados semiorugas (half-tracks) y tres tanques Sherman entran en la capital francesa por sorpresa. Los parisinos creen en un principio que son parte de las tropas alemanas instaladas en la ciudad; después se dan cuenta de que no, que visten uniformes del ejército de Estados Unidos y que son la avanzadilla de las tropas que devolverán la libertad a París y, por consiguiente, a toda Francia.
El 24 de agosto de 1944, un grupo de vehículos blindados semiorugas (half-tracks) y tres tanques Sherman entran en la capital francesa por sorpresa. Los parisinos creen en un principio que son parte de las tropas alemanas instaladas en la ciudad; después se dan cuenta de que no, que visten uniformes del ejército de Estados Unidos y que son la avanzadilla de las tropas que devolverán la libertad a París y, por consiguiente, a toda Francia.
Pero la confusión aumenta cuando cada vehículo en los que se desplazan esos
oficiales y soldados tiene inscrito en el morro un nombre en español. Loshalf-tracks bautizados 'España
cañí', 'Guernica', 'Madrid', 'Brunete', 'Guadalajara' o 'Ebro', entre
otros, son conducidos por militares que portan una bandera roja, amarilla y
violeta cosida a sus uniformes. Son los miembros de La Nueve, la compañía de
choque de la II División Blindada (DB) del general Leclerc. Se la conocía así,
La Nueve, en español, porque 146 de sus 160 componentes eran
republicanos españoles, alistados en las tropas de la Francia libre.
La Nueve estaba comandada por el capitán francés Raymond Dronne, que tenía
como mano derecha al teniente Amado Granell, el valenciano
que fue el primer militar francés en entrar ese día en el
Ayuntamiento de París, ya en manos de la resistencia parisina en la que, por
cierto, habían participado otros miles de españoles exiliados. En la noche del
24 de agosto del 44, canciones como "Ay, Carmela" y otras
pertenecientes al cancionero republicano español sonaron hasta la madrugada en
los lugares 'asegurados'. Pero la liberación de París no había terminado.
Los españoles de La Nueve hicieron frente dentro de la capital a los
contraataques y emboscadas de los alemanes que todavía ocupaban la ciudad. El
25 de agosto, el gobernador alemán, atrincherado en el Hotel Meurice con sus
tropas de élite, se rindió por fin. Un extremeño, Antonio Gutiérrez,
se encargó de mantener encañonado a la máxima autoridad nazi en la
capital francesa mientras esperaba que un militar del rango del alemán se
hiciera cargo de él. Von Choltitz le regaló a Gutiérrez su reloj, en
agradecimiento por haber respetado las convenciones militares
internacionales.
De Gaulle desfila escoltado por españoles
París estaba ya casi limpia de nazis y colaboradores franceses para que el
general Charles De Gaulle pudiera hacer su entrada en la
ciudad y simbolizar con su imagen la liberación de la capital, de la Francia
que se ponía de nuevo en pie, como escribió Leclerc. El 26 de agosto, el
militar que se había exiliado a Londres y que había desafiado a su excompañero
Petain, recorría a pie las calles de París, desde el Arco de Triunfo y la Tumba
al Soldado Desconocido, hasta la catedral de Notre Dame. Cuatro de los half-tracks de
La Nueve fueron los elegidos para abrir el desfile de De Gaulle. Amado Granell
encabezaba el cortejo, que recibía los vítores de una ciudadanía en júbilo.
Quedaba claro el homenaje militar de De Gaulle a La Nueve y a los españoles que
la componían. Pero a partir de ahí, la historia de estos republicanos que
habían participado en la guerra civil con apenas 20 años y que se convirtieron
en héroes bajo mando francés se silenció y se enterró voluntariamente con una
capa de propaganda más fuerte que el cemento, precisamente en el país al que
ayudaron a liberar.
Ya el día 25, el diario Libération abre en primera con una
gran foto del interior del Ayuntamiento, en la que se ve a Amado Granell con el
líder de la resistencia parisina. El nombre de Granell no es mencionado, nada
se dice sobre los españoles; el periódico habla de "soldados
americanos". La torpeza de los periodistas no es sorprendente, ni antes ni
ahora, y Libération pudo haberse equivocado con los uniformes
como los propios parisinos en la calle, pero lo que vino después estuvo bien
pergeñado.
Hay palabras que quedan
grabadas para la historia y pasan a formar parte de la memoria política de los
pueblos. De Gaulle sabía lo que tenía que decir cuando lanzó su famosa
proclama: "París, ultrajada, París, rota, París, martirizada,
pero París liberada. Liberada por ella misma, liberada por su pueblo con el
concurso de los ejércitos de Francia, con el apoyo y la contribución de Francia
entera. Es decir, de la única Francia, de la verdadera Francia, de la Francia
eterna".
La reescritura de la Historia
Ni una palabra sobre los
auténticos liberadores españoles. Poco importantes para el futuro,
según De Gaulle, que debía enterrar la imagen de la Francia
colaboracionista, ensalzar a una Resistencia francesa en la que participaron
pocos franceses y hacer frente a los norteamericanos, por una parte, y a los
comunistas locales, por otra. Gaullistas y comunistas decidieron, pues, que
toda Francia había sido resistente y que sus soldados liberaron París.
Desde entonces, los historiadores franceses, los militares o los
periodistas han ignorado el papel jugado por los republicanos españoles
en la liberación de Francia. Un silencio de 70 años que pocas obras escritas
han intentado romper. Entre ellas, el libro de Evelyn Mesquida La
Nueve, ces republicains espagnols qui ont liberé Paris, publicado en
español por Ediciones B con el títuloLa Nueve, los españoles que liberaron
París. La obra de Mesquida, que fue durante mas de 30 años corresponsal
de Tiempo en la capital francesa, recoge la historia de La
Nueve y, en especial, las entrevistas que la periodista hizo a algunos de los
supervivientes de compañía. El testimonio de esos veteranos es una de las
páginas mas emocionantes y tristes de la historia de Francia. Es, también,
parte de la memoria de la trágica guerra civil española.
"Un deshonor para Francia"
"Si este año, por el 70 aniversario, Francia no los reconoce, será una
vergüenza y un deshonor". Así se expresa Evelyn Mesquida, que ha
contactado con el Elíseo y el Ministerio de Defensa francés para instarlos a
participar en el homenaje del 24 de agosto. Según el entorno de François
Hollande, el presidente es muy sensible a la gesta de la Nueve, y así se lo han
asegurado a Mesquida, que espera que el jefe del Estado dedique unas palabras a
los españoles en un discurso que debe pronunciar el 25 de agosto. Hay que
recordar que Hollande ya se inclinó ante la bandera republicana hace
dos años, en el consistorio parisino, con motivo del 68 aniversario de la
gesta.
También desde el Ministerio de Defensa francés se promete un
reconocimiento. Evelyn Mesquida no se fía. Hace años que recorre los archivos
de Francia donde el papel de los españoles en la liberación de el país está
escrito. Hace años que se topa con el silencio y la animosidad de los
altos mandos militares.
La historia francesa de los españoles que partiparon en La Nueve no
empieza en París. Comienza tras la derrota republicana y el comienzo del
exilio. Cientos de miles de españoles, muchos de ellos combatientes
republicanos, pasan la frontera de los Pirineos. Otros huyen en barco hacia las
colonias francesas del otro lado del Meditarráneo. En una y otra parte, son
encerrados en campos de concentración (por primera vez se les lamó así), donde
son apaleados, pasan hambre, frío y sufren enfermedades. A los hombres se les
ofrecen dos soluciones: ser devueltos a España o alistarse en la Legión
francesa. Así, algunos miembros de La Nueve participaron en combates contra los
alemanes antes de la debacle del ejército francés.
Una vez que Petain se alía con Hitler, los españoles intentan por todos los
medios pasarse al ejército de de Gaulle, el ejército de la 'Francia libre'.
Muchos participaron en las batallas que han edificado la historia militar
francesa en África: Cufra, El Alamein, Bir Hakeim… Los 146 que
formaban parte de La Nueve fueron entrenados en Gran Bretaña antes de
desembarcar en Normandía el 1 de agosto de1944. Formaban parte de las
tropas francesas comandadas por el general Patton. De ahí los uniformes del
ejército norteamericano. Pero su lucha no acabó en París. Los miembros de La
Nueve que quedaban con vida tras duros combates en Alsacia y Lorena fueron los
primeros también en llegar al último refugio de Hitler, el
Nido del Águila, en Berchtesgaden.
Una mayoría de anarquistas
Que Francia 'nacionalizara' su Historia es injusto, pero políticamente
comprensible. Como lo es también que la falta de apoyo a estos soldados
exiliados se debe muy en parte a que eran en su mayoría anarquistas. Una
mayoría de anarquistas comecuras, ateos y anticlericales que no dudaron en
contribuir a la compra de una nueva estatua del Sagrado Corazón para
la iglesia de la localidad de Ecouché, en Normandía. La vieja escultura fue
destruida en los feroces batallas que libró La Nueve contra las tropas
alemanas.
Esos anarquistas, reacios a aceptar órdenes de militares franceses
inexpertos o ineptos, respetaron y se ganaron el reconocimiento de Philippe
François Marie de Hauteclocque, más conocido como el general Leclerc,
un aristócrata católico y profundamente religioso al que los españoles llamaban
'el patrón'.
Ese grupo de anarquistas
enseñó un poco de dignidad también a los exaltados franceses que intentaban
robar las botas a los soldados alemanes vencidos, o a los que maltrataban a las
mujeres francesas que supuestamente habían confraternizado con el invasor. Para
los soldados de La Nueve, esos que perseguían a las mujeres deberían haber
luchado contra los alemanes y no quedarse esperando a que los liberaran.
"España es mi madre; Francia, mi novia"
El único reconocimiento oficial para algunos miembros de La Nueve fueron
las medallas y otros honores militares por su labor en el campo de batalla.
Amado Granell, el teniente y segundo en el mando de la compañía, recibió
del general Leclerc la Legión de Honor con estas palabras: "Si es cierto
que Napoleón creó esta distinción para recompensar a los valientes, nadie la
merece más que usted". De Gaulle ofreció a Granell un puesto de comandante
en el ejército francés si abandonaba su nacionalidad. Granell le respondió
negativamente, arguyendo que "amaba a España como una madre y a Francia
como una novia". Socialista próximo a Largo Caballero, hizo de
intermediario entre su partido y Juan de Borbón para facilitar la instauración
en España de un sistema monárquico democrático. Granell, entrevistado por
primera vez en España en 1970 por Vicente Talón para el diario Pueblo,
murió en España en un accidente de tráfico en 1972.
Amado Granell.
Granell fue el oficial español de mayor grado en La Nueve, pero eso no
puede hacer olvidar los nombres de los españoles de la compañía que dejaron su
vida desde el desembarco en Normandía el primero de agosto del 44 hasta la
capitulación alemana. El libro de Evelyn Mesquida es un homenaje a todos ellos.
De los 146 que salieron de Gran Bretaña para "liberar a Europa del
fascismo",quedan hoy dos con vida: el barcelonés Luis Royo,
que reside en Cachan, cerca de París, y el almeriense Rafael Gómez,
que vive en un pueblo cerca de Estrasburgo. Royo, Gómez, el asturiano Manuel
Fernández, los gallegos Víctor Lantes y Cariño López, el valenciano Germán
Arrúe, el santanderino Faustino Solana, los barceloneses hermanos Pujol, el
madrileño Antonio Van Baunberghen, formado en el Instituto Libre de Enseñanza o
el aragonés Martín Bernal, torero conocido como 'Larita II' antes de la
guerra de España, pensaron, hasta el último momento, como el resto de la
compañía, que tras la victoria en Francia y Alemania los aliados los ayudarían
a combatir en España.
Desde que cruzaron la frontera en el 39 no tenían otro objetivo. Los dos
supervivientes lo atestiguan. Rafael Gómez, que conducía el half-track 'Don
Quijote' recuerda que la noche de la liberación de París todos durmieron
pensando que "la liberación de España estaba próxima". Luis Royo, que
guiaba el 'Madrid', reconoce que él nunca pensó que luchaba por Francia, sino
por la libertad. Ambos tuvieron que renunciar a su sueño e integrarse en la
sociedad francesa de posguerra. Ni sus compañeros de trabajo ni sus vecinos
supieron nunca que esos dos extranjeros habían arriesgado su vida por
Francia. El primer reconocimiento político oficial lo
recibieron hace diez años, gracias al apoyo de la hoy alcaldesa de
París, Anne Hidalgo. 70 años antes de la llegada al Ayuntamiento de
esta gaditana, otros españoles ya habían hecho historia en el mismo lugar. Si
Francia vive desde entonces en democracia y en libertad es, en parte, gracias a
ellos.
http://www.elconfidencial.com/mundo/2014-08-18/los-espanoles-que-liberaron-paris-silenciados-y-olvidados-en-francia_177174/
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