VIERNES, 14 de julio de 1978
Fuerzas de la Policía
Armada pertenecientes a una compañía de la reserva general, con sede en Miranda
de Ebro y al mando de un capitán, arrasaron ayer establecimientos públicos y
domicilios privados de Rentería, actuando vandálicarnente durante cuarenta minutos.
Decenas de cristaleras han quedado destruidas y en algunos comercios, los
policías se llevaron objetos expuestos en los escaparates para luego arrojarlos
desde sus vehículos en marcha. El gobernador civil, al que se dirigieron
telefónicamente de inmediato el presidente de la comisión gestora municipal y
el secretario del Ayuntamiento, manifestó que las fuerzas no habían actuado de
acuerdo con sus órdenes y que no podía controlarlas.
Contrastando con la vuelta a la normalidad ciudadana y laboral que ayer se
registró en toda Guipúzcoa, en Rentería, comenzaron a producirse cierres de
comercios sobre las diez de la mañana. Paralelamente las asambleas de numerosas
empresas locales decidieron interrumpir el trabajo para protestar por la
actuación de la Guardia Civil, que anteayer por la tarde causó dos heridos de
bala al ,tratar de eliminar las barricadas que interrumpían el tráfico en la
carretera nacional, de Madrid a Irún. A las doce, tres o cuatro vehículos de la
Guardia Civil se aproximaron a la principal entrada del pueblo desde San
Sebastián, permaneciendo a cincuenta metros de un trader cruzado que impedía el
tráfico.
A las dos, según todos
los testigos que explicaron a EL PAIS lo sucedido, un numeroso grupo de
autobuses y camionetas de la Policía Armada apareció en la carretera. Los
policías comenzaron inmediatamente a retirar las barricadas, disolviendo
pequeños grupo con procedimientos expeditivos.
A las dos, el vandalismo
Después, con todas las
calles desiertas y la población atemorizada, piquetes de policías armados
recorrieron a pie las principales calles de Rentería, destrozando con disparos
de pelotas de goma y culatazos todo lo que encontraron a su paso. Los policía
armados, descompuestos y en un gran estado de excitación, rompieron con las
culatas de sus armas escaparates y cristaleras de portales, destrozaron
porteros automáticos y se llevaron de varios establecimientos aparatos de
radio, relojes y productos de pastelería. Los objetos sustraídos fueron
destrozados más tarde lanzándolos desde los vehículos en marcha.
El punto donde se
registró mayor violencia fue situado por los vecinos que presenciaron lo
ocurrido en una confluencia de calles donde existe un centro de trabajo de la
compañía eléctrica Iberduero. Los operarios que se encontraban en aquel momento
en las dependencias de Iberduero manifestaron a EL PAIS que habían escuchado en
los portales próximos un gran estrépito acompañado de gritos, imprecaciones y
risas. Pensaron al principio, que se trataba de algún piquete de manifestantes
incontrolados pero al asomarse para comprobar lo que sucedía pudieron ver a los
policías armados, de uniforme, destrozando a patadas y culatazos todo lo que
encontraban.
Defecaron en un portal
Estos portales, que se
encuentran en la calle Aralar, seguían por la tarde tal y como quedaron, tras
la actuación de la fuerza pública. Los porteros electrónicos quedaron
inservibles, todos los cristales de las puertas estaban rotos, al igual que las
lámparas del interior. Sobre grandes espejos hechos añicos, en los números 1 y
2 de la calle Aralar, aún podían verse nítidamente las huellas de los tacos de
goma de botas militares. En uno de estos portales, el número 1, los policías
armados introdujeron un bote de humo en el ascensor, activándolo y tratando de
hacerlo llegar a las plantas superiores sin conseguirlo, ya que sólo atiende a
llamada desde los pisos.
En un portal próximo,
los miembros de la fuerza pública defecaron y orinaron repetidamente.
Otro establecimiento
afectado fue el cine Alameda, en el paseo de Navarra, con amplias superficies
acristaladas en dos fachadas. Ayer por la tarde no quedaba una sola luna en él.
Un camión matrícula SS-12445, que estaba cruzado sobre la misma avenida, a
pocos pasos del cine, quedó completamente calcinado al prenderle fuego los
policías, según algunos testigos, aunque otras personas declararon que no
existe aún completa seguridad sobre este hecho.
Más de cincuenta
comercios y portales fueron afectados por la actuación destructora de la fuerza
pública, aunque: el número de cristaleras destrozadas es muy superior. Los
disparos de pelotas de goma fuerori. dirigidos en ocasiones contra los pisos,
rompiendo cristales y persianas. «Trataban -manifestó un testigo a EL PAISde
que nos encerráramos aterrorizados y no pudiéramos ver nada.»
Todos los vecinos
consultados hicieron hincapié en que no hubo provocación alguna por parte de la
población ni s,- produjeron enfrentamientos, ya que las calles permanecieron
desiertas.
La gestora municipal,
enterada de lo ocurrido, trató de establecer diálogo con el capitán de la
Policía Armada que estaba al mando de la fuerza. Varios de sus miembros se
dirigieron hacia él acompañados de dos policías municipales, siendo recibidos
con palabras despectivas y amenazantes y, se les transmitió la orden de que se
alejaran inmediatamente. Con anterioridad el presidente de la gestora municipal
y el secretario del Ayuntamiento habían hablado por teléfono con el gobernador
civil, Antonio Oyarzábal, quien lamentó lo que sucedía y declaró que ra fuerza
pública estaba actuando en contra de sus órdenes y fliera de su control. «Estoy
indignado y dispuesto -manifestó- a que esto no quede impune.» El señor
Oyarzábal ha sido jefe del gabinete técnico de Carlos Arias Navarro cuando éste
era presidente del Gobierno.
Miembros de la gestora
hablaron nuevamente con el señor Oyarzábal a las cinco, protestando por los
«graves daños ocasionados por la Policía Armada desmandada contra gran número
de comercios, bares y establecimientos en general». El gobernador prometió
presentarse en Rentería a las 6.30 de la tarde, pero pasada esa hora manifestó
que había tratado,de llegar por dos accesos diferentes sin conseguirlo.
La gestora pide calma
Antonio Gutiérrez,
presidente de la gestora municipal y miembro del PSOE, declaró a EL PAIS que la
actuación de la Policía Armada se produjo cuando la situación tendía a
normalizarse y que el gobernador afirmaba que había sido desobedecido, puesto
que envió la compañía a Rentería para que se dejara ver y con intenciones
meramente disuasorias.
El señor Gutiérrez
afirmó que .daba toda la sensación de que se había producido una represalia y
mostró su opinión de que el pueblo debía mantenerse en calma y reintegrarse al
trabajo para no caer en el juego de las provocaciones. El presidente de la
gestora declaró también que el gobernador civil le había anunci ado el cese
inmediato del capitán que mandaba la fuerza, asegurándole que en cuanto la
compañía llegara a Miranda de Ebro serían arrestados todos los mandos y se les
deduciría de las pagas las indemnizaciones a que hubiere.
Lugar.
En la tarde de ayer, los
miembros de la gestora, acompañados por la Policía Municipal, visitaron todos
los locales y pisos afectados. A las nueve de la noche existían ya cuarenta
denuncias firmadas por otros tantos propietarios damnificados.
Una asamblea popular en
la plaza del Ayuntamiento no llegó a ninguna. Conclusión, al contestar
violentamente muchos de los presentes al senador y consejero de Transportes,
Juan María Bandrés. A última hora se formó una manifestación de 2.000 personas,
que recorrió las calles de Rentería a los gritos de «Gora ETA militar»,
«Disolución de los cuerpos represivos» y «ETA, ETA, más metralletas».
Bandrés: "Haré de
notario del dolor de este pueblo"
El senador Bandrés, en
su intervención ante la asamblea, dijo: «Yo he visto con mis propios ojos la
barbarie ocasionada por la gente' uniformada.» «Hoy, Rentería -añadió- tiene
que darse cuenta de que sólo tiene un enemigo público común: las fuerzas de
orden público.»
Juan María Bandrés, visiblemente
indignado, dijo que Rentería debía dejarse de tonterías y que «el pueblo tiene
ahora que mostrarse más unido que nunca». Pidió la autodeterminación para
Euskadi de una puñetera vez y declaró: «Hoy haré de notario del dolor de este
pueblo ante el Consejo General vasco. » Puso a disposición del pueblo de
Rentería al CGV, y antes de dejar la palabra grito: Gora Euskadi askatuta,
consigna que fue respondida con el gora de los asistentes.
“Los pueblos
que no recuerdan su pasado están condenados a repetirlo”.
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