En 1864, con ocasión de una exposición
internacional en Londres, obreros ingleses y franceses se reunieron en la sala
San Martín con la idea de realizar la unión estrecha entre los obreros de todos
los países. Se formó un comité con la misión de redactar un programa y los
estatutos para la Unión internacional. Como miembro de ese Comité fue elegido,
entre otros, Carlos Marx, que tomaba parte en los trabajos de la Unión El
primer congreso internacional regular tuvo lugar del 3 al 8 de septiembre de
1866, en Ginebra. En aquel congreso quedo constituida definitivamente la
organización internacional, que adoptó el nombre de Asociación Internacional de
los Trabajadores (A.I.T.), A la cabeza de la A.I.T. ,se hallaba el Consejo
General, cuya misión era asegurar el lazo de unión entre las diversas secciones
de la organización.
Como objetivo de la A,I.T., el programa
especificaba la emancipación económica de la clase obrera. Los estatutos
dejaban a cada sección una completa independencia, así como la libertad de
entrar directamente en relaciones con el Consejo General. El segundo congreso
tuvo lugar en Lausana, del 2 al 7 de septiembre de 1867. En el tercer congreso
”celebrado en Bruselas, del 6 al 13 de septiembre de 1868, fue designada la
huelga general como el único medio de impedir la guerra y de asegurar la paz.
El cuarto congreso se celebró en Bruselas, del 6 al 13 de septiembre de 1869.
En ese congreso empezaron las grandes discusiones entre Marx y Bakunin. El
primero preconizaba el centralismo, el parlamentarismo y la acción política
como medios de lucha. El segundo predicaba el antiestatismo y el federalismo.
Fue en ese congreso donde se vio por primera vez el gran éxito de la idea
federalista y la importancia de las uniones obreras. Allí fue donde se afirmó
la idea de la anulación del Estado y de reemplazarlo por las uniones de
productores. Los comienzos de Bakunin en la Internacional fueron un éxito, así
como la influencia creciente del ala antiautoritaria, federalista. Esta era
peligrosa para Marx y sus partidarios. Entonces empezó todo un juego de
intrigas contra los federalistas que llegó a la disolución de la sección de
Ginebra. La sede del Consejo General se hallaba en Londres y estaba bajo la
influencia de Carlos Marx. En 1870 no hubo congreso, a causa de la guerra. En
1871, el Consejo General convocó en Londres, una conferencia cerrada, a la cual
fueron invitados y estuvieron presentes sobre todo delegados partidarios de
Marx y del Consejo General. .
Los belgas, los españoles y los italianos
se inclinaban, con Bakunin, hacia el federalismo. Las organizaciones del Jura
no estaban presentes en la conferencia. La invitación fue hecha de tal forma
que los partidarios del Consejo General se hallaron en mayoría. La conferencia
fue utilizada por Marx para declarar obligatoria la acción parlamentaria,
rechazada por el lado latino. Eso aconteció por medio de la votación y la
adopción de la resolución siguiente:
Visto que el proletariado, como clase, no
podría alzarse contra la violencia colectiva de las clases poderosas de otra
manera que constituyéndose en un partido político particular, en la lucha
contra todos los viejos partidos de las clases burguesas; que la constitución
del proletariado en un partido político es indispensable para asegurar el
triunfo de la revolución social y de su objetivo final, la abolición de las
clases; que la unión de las fuerzas de los trabajadores, que fue ya lograda con
ayuda de las luchas económicas, tendrá que servir también como palanca para las
masas de esta clase en su lucha contra el poder político de los explotadores,
la conferencia declara a los miembros de la Internacional que, en vista del
estado de guerra en el cual se encuentra la clase obrera, su acción económica y
política están ligadas de manera inseparable.
Conforme a esto, la potencia del Consejo
General aumentó. Se apropió un poder autoritario vis a vis de las secciones,
con el objeto de velar por la doctrina, El lado latino, que se erguía contra el
centralismo y el parlamentarismo, tenía que ser descartado. De esta manera se
incrustó una cuña en la Internacional, cuña que finalmente acarrearía una
escisión provocada directamente por Carlos Marx en el Quinto Congreso,
celebrado en La Haya, del 2 al 7 de septiembre de 1872.
Los partidarios de Marx disponían de 40
votos, los federalistas sólo de 25. Esta proporción desigual de votos fue el
resultado de una maquinación de Marx. Tomó todas las disposiciones para
que los delegados de Alemania, en donde se hallaban sus partidarios, viniesen
en crecido número al Congreso. Así fue fabricada una mayoría marxista. El
congreso de La Haya aprobó las decisiones de la conferencia de Londres. La
fuerza del Consejo General aumentó todavía y se introdujo en los
estatutos de la Internacional un artículo sobre la necesidad de la acción
política. El punto de vista de los federalistas, los del Jura a la cabeza, fue
expuesto por James Guillaume. Precisó la diferencia entre marxistas y
federalistas, declarando que los primeros buscaban conquistar el poder político
por medio de la participación en las elecciones parlamentarias, mientras que
los segundos trataban de destruirlo. Marx se aprovechó igualmente de ese
congreso para lanzar calumnias contra Bakunin, que no estabat presente. Fue
formada una comisión compuesta en su mayoría por partidarios de Marx, la
cual aprobó la expulsión de Bakunin, de Guillaume, de Schwizguébel y otros más
del seno de la Internacional. La expulsión de los dos primeros fue decidida a
pesar de la declaración dcl presidente de la Comisión, el delegado alemán Cuno,
en el sentido de que no había pruebas materiales contra los acusados. La
minoría presentó, en la persona de Víctor Dave, una declaración diciendo
que tenía la intención de defender dentro de la Internacional la
autonomía federal.
De este forma, las pretensiones injustas y
autoritarias de los marxistas trajeron la escisión de la Internacional.
Los federalistas organizaron entonces,a su
vez, el Congreso de Saint-Imier, el 15 de septiembre de 1872, en el cual
participaron todos los elementos antiautoritarios y federalistas de la
Internacional. Toda el ala latina; de esta última estaba representada,
particularmente las secciones del Jura, de Italia, de España, de Francia y dos
secciones americanas. En ese congreso fueron formulados los principios
fundamentales del movimiento obrero libertario, que pueden servir como
indicadores del camino al proletariado revolucionario de la época. Las
resoluciones sobre la acción política, así como sobre las uniones profesionales
y sus tareas se expresan de la manera siguiente:
Considerando:
que querer imponer al proletariado una
línea de conducta o un programa político uniforme como vía única que pueda
conducirle a su emancipación social es una pretensión tan absurda como
reaccionaria; que nadie tiene derecho de privar a las federaciones y secciones
autónomas del derecho incuestionable de determinarse ellas mismas y de seguir
la línea de conducta política que crean mejor y que todo proceder contrario
conducirá fatalmente al más escandaloso dogmatismo; que las aspiraciones del
proletariado deben tener como objetivo el establecimiento de una organización y
de una federación económicas absolutamente libres, fundadas sobre el trabajo y
la igualdad del todo independientes de todo gobierno político, y que esta organización
y esta federación no pueden ser más que el resultado de la acción espontánea
del proletariado mismo, gremio de artesanos y de comunas autónomas
Considerando:
que toda organización política no puede
ser más que la organización del poder en provecho de una clase y en detrimento
de las masas, y que si el proletariado quisiera apoderarse del poder se
convertiría en una clase dominante y explotadora,
el Congreso reunido en Saint-Imier:
declara:
1º Que la destrucción de todo poder
político es el primer deber del proletariado;
2º Que toda organización de poder político
– aunque se suponga que es provisional y revolucionaria – destinada a efectuar
esa destrucción no puede ser más que un engaño y será tan peligrosa para el
proletariado como todos los gobiernos existentes hoy en día;
3º Que los proletarios de todos los países
deben rechazar todo compromiso en el camino de la Revolución Social y deben
establecer una intensa solidaridad de acción revolucionaria, al margen de toda
política burguesa.
También se adoptó esta resolución:
La libertad y el trabajo son la base de la
moral, de la fuerza, de la vida y de la riqueza del porvenir. Pero el trabajo,
si no es libremente organizado, se vuelve opresivo e improductivo para el
trabajador y es por eso que la organización del trabajo es la condición
indispensable de la verdadera y completa emancipación del obrero.
Sin embargo, el trabajo no se puede
ejercer libremente sin la posesión de las materias primas y de todo el capital
social; no se puede organizar si antes no se emancipa de la tiranía política y
económica, conquistando el obrero el derecho a desenvolverse completamente en
la aptitud de todas sus facultades. Todo Estado, es decir, todo gobierno y toda
administración de las masas populares de arriba a abajo, al estar fundados
necesariamente sobre la burocracia, sobre los ejércitos, sobre el espionaje y
sobre el clero, no podrán establecer jamás la sociedad organizada sobre el
trabajo y sobre la justicia, ya que, por la naturaleza misma de su organización
están fatalmente empujados a oprimir al trabajador y a negar la justicia.
Según nosotros, el obrero no podrá jamás
emanciparse de la opresión secular si no sustituye a ese cuerpo absorbente y
desmoralizador por la libre federación de todos los grupos productores, fundada
sobre la solidaridad y la igualdad.
Después de los congresos de 1872, el de La
Haya y el de Saint-lmier, los congresos de las dos tendencias se celebraban
separadamente. El Consejo General de la mayoría marxista fue transferido a
Nueva York. Aquí fue su entierro. Contrariamente, todas las secciones de la
Internacional, a excepción de la sección alemana, abrazaron el punto de vista
de las secciones del Jura. Las Trade Unions inglesas estaban de igual modo
contra el Consejo General dirigido por Marx.
Cuando un año más tarde las dos
tendencias, la marxista y la federalista, convocaron sus congresos en Ginebra,
esos congresos se celebraron separadamente.
El segundo Congreso de los
antiautoritarios tuvo lugar del 1 al 6 de septiembre de 1873, el de los
marxistas del 8 al 13 de septiembre. Se veía claro, ahora, que los marxistas se
hallaban en plena derrota. Fue el último Congreso. El Congreso dc los
federalistas fue muy frecuentado. Elaboró nuevos estatutos para la
Internacional. El Consejo General fue suprimido.
La cuestión de la huelga general fue
discutida, aunque no fue definitivamente solucionada visto el número
restringido de organizaciones obreras en esa época. El Congreso de los
marxistas fue un fracaso completo. Aparte de los delegados alemanes y
austríacos, no hubo apenas otras representaciones, de forma que se vio obligado
a renunciar a nuevas convocatorias para congresos ulteriores. El ala
antiautoritaria y federalista se mantuvo. Mas ella también sufrió mucho, por
una parte, a causa de la escisión provocada por Marx, y, por otra, a causa de
la reacción general instaurada en toda Europa después de la caída de la Comuna.
Todavía se celebraron tres congresos: el 3º en Bruselas, del 7 al 13 septiembre
de 1874; el 4º en Berna, del 26 al 29 de octubre de 1876; y el 5º en Verviers,
del 6 al 8 de septiembre de 1877. En 1877 tuvo lugar en Ginebra un Congreso
general socialista de donde nació la Internacional socialdemócrata. No tardaron
en entenderse las dos internacionales marxistas, y se creó una oficina común
para las dos, Fue el fin de los congresos y de la Internacional.
A partir de ese momento empezó otro
periodo que dio origen a la formación y organización de la internacional
conocida con el nombre de Segunda Internacional.
La época que siguió fue de franca
decadencia del movimiento obrero internacional. La hegemonía de Alemania sobre
el continente europeo, después de la guerra de 1870-71, trajo también una
preponderancia del movimiento obrero alemán sobre el de los otros países, en
especial en los latinos.
Con esto, lo métodos alemanes del
parlamentarismo tomaron superioridad, mientras que el ala federalista de la
Primera Internacional iba declinando de día en día.
Pasaron algunos años antes que los
elementos libertarios estuvieran suficientemente fuertes, en el seno del
movimiento obrero, para que pudieran reunirse en un plano internacional. Con el
desarrollo del sindicalismo revolucionario antiestatal se vivificó el
movimiento obrero internacional en cl sentido de la tendencia antiautoritaria de
la Primera Internacional. Al considerar esta tendencia, desde el punto de vista
económico, a las organizaciones profesionales como los órganos llamados a guiar
la lucha del proletariado consciente de su deber de clase y como los indicados
para llevar a cabo la revolución social, el sindicalismo revolucionario tomó
fuerza y continuó esta tendencia.
En 1913 se reunieron en Londres los
delegados de las organizaciones sindicalistas revolucionarias de casi todos los
países europeos y de otros lugares, con el fin de poner la primera piedra de la
nueva internacional obrera que seguiría .el camino trazado por la Primera
Internacional. La resolución principal adoptada en Londres decía:
El primer Congreso Internacional
Sindicalista reconoce que la clase obrera de todos los países sufre la misma
represión por parte del Estado y del sistema capitalista. Por tal motivo se
declara en favor de la lucha de clases, de la solidaridad internacional y de la
organización independiente de la clase obrera sobre la base de unión federativa.
Tiende éste a la elevación material y
moral inmediata de la clase obrera hasta la destrucción total del capitalismo y
del Estado.
Este declara, además, que la lucha de
clases es una consecuencia necesaria de la posesión privada de los medios de
producción y de distribución y que, por ende, este Congreso tiende a la
socialización de esos medios.
En este sentido deben orientarse la
constitución y el desarrollo de las organizaciones sindicalistas, ya que ellas
están en las mejores condiciones de poder asegurar la producción y la
distribución de los productos en beneficio de la sociedad entera.
Comprobando que los sindicatos
internacionales no pueden realizar con éxito la lucha de clases si los obreros
continúan divididos por diferencias políticas y religiosas, el Congreso declara
que la lucha de clases, como tal, no podrá tener más que carácter económico,
por lo que las organizaciones obreras no deben buscar el fin enunciado por
medio de colaboraciones con el gobierno ni con sus aliados, y que ellas se
deben apoyar únicamente en el poder de las organizaciones y en su acción
directa.
Como consecuencia de esta declaración el
Congreso hace un llamamiento a los trabajadores de todos los países para que se
unan en organizaciones industriales, federales, independientes, sobre la base
de la solidaridad internacional, con el fin de liberarse completamente de la
opresión ejercida por el Estado y el capitalismo.
Desgraciadamente, la obra encaminada a
conseguir la unión internacional de las organizaciones industriales
revolucionarias libertarias fue interrumpida por la guerra que estalló en 1914.
Todos los países se cerraron herméticamente. Toda relación internacional de los
trabajadores fue casi imposible. La reacción duró hasta el fin de la guerra. La
revolución en Rusia y en Europa Central creó una nueva situación. Las fuerzas
dispersas del proletariado revolucionario volvieron a unirse. Sin embargo, una
tentativa de continuar la obra emprendida en Londres en 1913 tuvo éxito en
1920. Ese año se celebró una conferencia sindicalista preliminar en Berlín, del
16 al 21 de diciembre. Se adoptaron las siguientes resoluciones:
1º La Internacional Revolucionaria del
Trabajo se declara sin reserva alguna en pro de la lucha de clases
revolucionaria y del poder de la clase obrera.
2º La Internacional Revolucionaria del
Trabajo tiende a la destrucción y al aniquilamiento del régimen económico,
político y moral del sistema capitalista y tiende a la fundación de una
sociedad comunista libre.
3º La conferencia tiene plena conciencia
que la clase obrera es la única que está en condiciones de destruir la
esclavitud económica, política y moral, impuestas por el capitalismo, si aplica
de manera severa y enérgica sus medios de poder económico, los cuales
encuentran sus más potentes medios de expresión para lograr ese fin en la
acción directa revolucionaria de la clase obrera.
4º Como consecuencia, la Internacional
Revolucionaria del Trabajo hace suyo el punto de vista de que la construcción y
la organización de la producción y de la distribución son tareas primordiales
en la organización económica de cada país.
5º La Internacional Revolucionaria
del Trabajo es completamente independiente de todo partido político. En caso
que la Internacional Revolucionaria del Trabajo decidiera una acción
determinada y algún partido político o cualquier organización se declarasen de
acuerdo con esa acción o viceversa, entonces, la ejecución de esta acción puede
hacerse en común con esos partidos y organizaciones.
6º La Conferencia hace un llamado urgente
a todas las organizaciones sindicalistas revolucionarias e industriales
invitándolas a tomar parte en el Congreso convocado para el l’ de mayo de 1921
en Moscú por el Consejo Provisional de la Internacional Sindical Roja (I.S.R.)
con el fin de fundar una I nternacional Revolucionara del Trabajo unificada
para todos los trabajadores del mundo.
Cuando en el verano de 1921 tuvo lugar en
Moscú el Congreso constitutivo de la Internacional Sindical Roja (I.S.R.)
los sindicalistas revolucionarios estuvieron allí representados en gran número.
También hubo, sin embargo, organizaciones sindicalistas revolucionarias que ya
en esa ’.poca adoptaban el punto de vista de no querer vivir bajo los auspicios
del gobierno de Rusia. En primera línea de ese punto de vista se encontraban
los sindicalistas alemanes que, con motivo de una delegación enviada a Moscú,
habían hecho previamente un referéndum en sus filas que dio resultado negativo.
Se suponía, por otra parte, que los comunistas rusos no tolerarían jamás una
internacional sindicalista revolucionaria verdaderamente independiente, es
decir antiautoritaria, ya que ellos defendían la teoría según la cual el
Partido debía ejercer una dictadura sobre uniones profesionales. Esta
suposición estaba plenamente justificada, Habiendo formado una mayoría con
arreglo a sus deseos, los usos lograron ahogar la opinión de los sindicalistas
revolucionarios, Pero ya en Moscú la minoría estrechó sus lazos poniéndose de
acuerdo acerca de la publicación de un manifiesto contra el Congreso. En el
Congreso de los anarcosindicalistas en Dusseldorf en el otoño de 1921, tuvo
lugar una pequeña conferencia internacional con delegados de Estados Unidos,
Suecia, Holanda y Alemania.
En esa conferencia se tomó la decisión de
convocar en Berlín, al año siguiente, una conferencia internacional de las
organizaciones que no estuvieron de acuerdo con las decisiones del Congreso de
Moscú. Esa conferencia preliminar de los sindicalistas tuvo lugar en Berlín,
del 16 al 18 de junio de 1922. Estaban representadas en ella: La Frei Arbeiter
Union Deutschlands (Alemania), la Unione Sindicale Italiana (Italia), la
Confederación General del Trabajo Unitaria (Francia), la Confederación Nacional
del Trabajo (España), la Sveriges Arbetaren Centralorganization (Suecia), la Norsk
Sindikalistisk Federation (Noruega), la minoría sindicalista de las uniones
profesionales rusas y la Federación Obrera Regional Argentina. Fue admitido
como observador un representante de las uniones profesionales rusas.
La última gran discusión con las uniones
profesionales rusas tuvo lugar en esta conferencia. En el momento que debía ser
elaborada una resolución de protesta contra las persecuciones de los obreros
revolucionarios, los representantes de la minoría sindicalista de Rusia
intentaron también abogar por la liberación de los revolucionarios encarcelados
en la Rusia soviética. El representante de las uniones profesionales rusas,
Andreieff, defendió los puntos políticos del gobierno ruso. Estalló entonces
una dura discusión. Finalmente, fue nombrada una Comisión que presentó
claramente al representante de las uniones profesionales rusas, las dos
cuestiones siguientes:
lº ¿El Comité Central de las uniones
profesionales rusas piensa intervenir, de manera formal, con vistas a la
liberación de todos los sindicalistas y anarquistas encarcelados por sus ideas?
2º ¿Tiene el mismo Comité la intención de
exigir que los camaradas puedan desarrollar libremente sus actividades
revolucionarias dentro de las uniones profesionales, a condición de que no
luchen contra el gobierno ruso con las armas en la mano?
La respuesta a esas cuestiones fue dada
por tres veces, pero siempre equívoca. Se vio con claridad que el gobierno ruso
era defendido por las uniones profesionales rusas. La Conferencia se pronunció
entonces en favor de los revolucionarios encarcelados en la Rusia soviética.
Cuando el representante de las uniones profesionales rusas comprendió que tenía
la partida perdida abandonó la Conferencia. Desde ese momento la separación de
las uniones profesionales autoritarias de la Rusia soviética y de las
organizaciones sindicalistas revolucionarias antiautoritarias fue un hecho
definitivo. La Conferencia elaboró en diez tesis una declaración de principios
del sindicalismo revolucionario que fue aprobada unánimemente. Esta declaración
fue adoptada casi íntegramente por el Congreso constitutivo ulterior de la
Asociación Internacional de los Trabajadores, La citamos más abajo. A
continuación la Conferencia adoptó una resolución contra la Internacional Roja,
pues, según se afirmaba en aquella resolución no se veía la verdadera base
sobre la cual podría unirse el proletariado revolucionario del mundo entero. Se
constituyó una oficina provisional que debía convocar a un congreso
internacional de los sindicalistas revolucionarios.
A ese congreso fueron invitadas también
las organizaciones adheridas a la Internacional Roja. La sede de la oficina fue
fijada en Berlín.
En fin, del 25 de diciembre de 1922 al 2
de enero de 1923 tuvo lugar, en Berlín, el Congreso constitutivo de los
sindicalistas revolucionarios. En ese Congreso estaban representadas las
organizaciones sindicales revolucionarias de Argentina, Chile, Dinamarca,
Alemania, Francia (Comité de defensa sindicalista), Holanda, Italia, México,
Noruega, Portugal, Rusia (la minoría), Suecia, España, Checoslovaquia la
minoría. Allí se aprobó la declaración de principios, se elaboraron los
estatutos y se adoptó el nombre de Asociación Internacional de los
Trabajadores. Así resucitó la A.I.T.” tanto de nombre como en esencia,
La A.I.T. tuvo su II Congreso en Holanda,
en la primavera de 1925. La organización se consolidó. Tomó claramente
posición frente a las otras tendencias dentro del movimiento
obrero.
Digna de señalar es la resolución de
clausura del III Congreso, celebrado en 1928, en Lieja (Bélgica), en la que se
decía: ...
El proletariado debe, en efecto, recordar
constantemente que su liberación no será posible más que en la desaparición del
orden social existente y que únicamente cuando haya conquistado los medios de producción
de distribución y de cambio podrá instaurar el verdadero socialismo,
permitiendo al individuo expansionarse libremente.
Veinticinco países estuvieron
representados en el IV Congreso, celebrado en Madrid, en junio de 1931.
Congreso laborioso y de trascendental importancia, fijó normas de organización
de las Federaciones Internacionales de Industria y se pronunció netamente
contra las doctrinas nacionalistas y contra el fascismo.
En el V Congreso, celebrado en París en el
verano de 1935, el estudio se centró sobre la situación que se había creado con
la victoria del fascismo y la contrarrevolución en América :Latina, Austria,
Alemania, Italia, Portugal y otros países.
Aquella preocupación la comprobación del
peligro creciente que ella representaba y la adopción de medidas defensivas
necesarias no impidió que, a su vez, fuesen examinadas cuestiones de orden
interno, introduciéndose algunas modificaciones en sus estatutos.
Después del VI Congreso (París 1938), las
actividades de la Internacional habían de sufrir una momentánea reducción. El
conflicto mundial desencadenado por el nazifascismo en 1939 rompió en gran
parte las relaciones del Secretariado Internacional (radicado en Suecia) con
las respectivas secciones.
El VII Congreso no se celebró hasta 1951,
en Toulouse (Francia), Asistían al mismo delegaciones de la Sección Española
(representaciones de la organización clandestina del interior y del exilio), de
Bulgaria (exilio), Suecia, Inglaterra, Alemania, Argentina, Italia, Holanda,
Noruega, Dinamarca, Austria y Cuba. Entre las resoluciones fundamentales de
aquel comicio conviene señalar la de la creación de subsecretariados
internacionales en áreas geográficas o lingüisticas.
En el mes de julio de 1953, en la ciudad
de Puteaux (Francia), se celebró el VIII Congreso Internacional, con la
asistencia de 19 delegaciones, de las cuales 5 estaban en calidad de
observadores. Este Congreso puso punto final al problema planteado en el seno
de la A.I.T. por la actitud de la C.N.T. española durante la guerra civil y la
revolución en aquel país, reconociendo que aquella actitud de colaboración de
carácter transitorio, había sido superada y zanjada por los acuerdos de esta
misma Sección en su Congreso de 1945, en París.
Participaron en el IX Congreso (Marsella –
Francia – 1956) las secciones de Suecia, Dinamarca, Francia, Noruega, España,
Uruguay, Argentina, Italia, Bulgaria, Chile, Holanda y Gran Bretaña. En el
mismo comenzaron a señalarse las diferencias fundamentales que iban a provocar
años más tarde la separación de las secciones holandesa y sueca, partidarias de
una adaptación de los principios y tácticas de la A.I.T. a las situaciones
especiales que pudieran plantearse en cada país, abandonando la acción directa
y encaminándose hacia las tácticas de cogestión.
El Congreso, después de varias sesiones
dedicadas a la discusión de este aspecto fundamental, ya que iba a determinar
un cambio completo de línea revolucionaria, reafirmó netamente los principios y
tácticas de la A.I.T. contra la voluntad de las dos secciones más arriba
mencionadas.
El mismo problema había de venir, sin
embargo, a las deliberaciones del X Congreso, celebrado dos años después, al
plantearse la especial posición de la sección sueca que, por el abandono de los
principios y tácticas reafirmados por la Internacional, se colocaba al margen
de la misma.
Se llegó a la resolución de crear grupos
de ”Amigos de la A.I.T..” allá donde la presencia de un pequeño grupo de
militantes permitiese la realización de la propaganda tal como fue decidida en
el Congreso.
El XI Congreso (Burdeos, 1961) se
desarrolla en plena ”Guerra Fría” ; los sindicatos del mundo se orientan hacia
una de las tres organizaciones internacionales reformistas: cristiana,
socialdemócrata o comunista. La A.I.T., pasa por momentos difíciles, con sus
Secciones más emblemáticas minimizadas por la represión estatal.
El debate sobre las relaciones con otras
internacionales sindicales no estuvo ausente del XII Congreso (Puteaux, 1963).
Más constructivo resulta el XIII Congreso
(Burdeos, 1967). Se estudian ponencias sobre economía, colectivismo,
cooperativismo y sobre la manera de hacer más eficaz la propaganda.
El XIV Congreso, celebrado en Montpellier
en 1971, hace un estudio para la penetración de la Internacional en los países
subdesarrollados y se define la autogestión que durante la Revolución Española
de 1936-39 se llamó colectivización y socialización.
También fue el XV Congreso (París, 1976)
prolífico en resoluciones sobre la problemática del mundo: guerras por doquier,
dictaduras, hambre, degradación del medio ambiente...
Al XVI Congreso (París, 1979) se
incorporan nuevas Secciones y la C.N.T. española está representada, tras muchos
años de dictadura, por una delegación del interior. Se estrechan las relaciones
con la Internacional de Federaciones Anarquistas.
En 1984 se celebra en Madrid el XVII
Congreso. Se admiten nuevas Secciones y se adoptan importantes resoluciones
analizando la situación del mundo y las tensiones creadas por los dos
imperialismos (U.S.A.. y U.R.S.S.) que se han repartido la hegemonía en dos
zonas de influencia.
El XVIII Congreso (Burdeos, 1988) analiza
una serie de problemas enraizados en el mundo laboral (paro, emigración...).
Tres años después de la caída del Muro de
Berlín y del derrumbe del comunismo de Estado, se celebra el XIX Congreso
(Colonia, 1992). En él se elaboran estrategias de penetración en los países del
antiguo bloque soviético, así como un estudio sobre el racismo. Fruto de este
Congreso será la celebración de una conferencia internacional sobre sexualidad.
A principios de diciembre de 1996 se
celebra en Madrid el XX Congreso, A la alegría de dar la bienvenida a siete
nuevas Secciones y a dos grupos de ”Amigos de la A.I.T.”, se une la tristeza de
tener que prescindir de parte de las organizaciones de Francia y de Italia por
su participación en maniobras reformistas. Se amplían los Estatutos de la
A.I.T., con el fin de contemplar situaciones como la degradación del medio
ambiente o la discriminación por razones de sexualidad. Se hacen más explícitas
las negativas a subvenciones, cargos retribuidos y participación en comités de
empresa. Se da el espaldarazo a los subsecretariados con la reactivación del
latinoamericano. El futuro es esperanzador: existen Secciones de la
Internacional en los cinco continentes.
En los años 2000, otras nuevas secciones entraron a formar parte de la AIT,
la ASI Serbia y COB brasileña la cual fue la encargada de organizar el XXIV
Congreso. Este último congreso estuvo marcado por la detención en Belgrado
del secretario de la AIT, Ratibor Trivunac, junto con otros activistas de la
ASI y anarquistas serbios. Así mismo la ZSP fue admitida como sección
de la AIT en Polonia.
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