Se cumplen treinta años de la muerte a
manos de la Policía española de cuatro militantes de los Comandos Autónomos Anticapitalistas.
Tres décadas de un hecho que en la memoria colectiva ha quedado grabado como
«la emboscada de Pasaia».
Se cumplen treinta
años de la muerte a manos de la Policía española de cuatro militantes de los
Comandos Autónomos Anticapitalistas. Tres décadas de un hecho que en la memoria
colectiva ha quedado grabado como «la emboscada de Pasaia». Recopilamos varios
artículos publicados en Naiz sobre esta masacre y algunos enlaces para ampliar
información.
Testimonio de Joseba
Merino, uno de los dos supervivientes
Se cumplen treinta
años de la muerte a manos de la Policía española de cuatro militantes de los
Comandos Autónomos Anticapitalistas. Tres décadas de un hecho que en la memoria
colectiva ha quedado grabado como «la emboscada de Pasaia». NAIZ se ha citado
con uno de los supervivientes de aquella acción policial, Joseba Merino, que
nos ofrece su relato en el lugar exacto donde ocurrió la tragedia. Las rocas de
Pasai Donibane se convierten en el escenario que nos lleva atrás en el tiempo,
hasta el 22 de marzo de 1984.
Las 22.30 de la noche
del 22 de marzo de 1984. Cuatro miembros de los Comandos Autónomos
Anticapitalistas (CAA) fallecen en una emboscada de la Policía española en la
bahía de Pasaia. José María Izura ‘Pelu’ y Pedro María Isart ‘Pelitxo’ mueren
durante la operación policial. Rafael Delas ‘Txapas’ y Dionisio Aizpuru
‘Kurro’, caen tiroteados pocos minutos más tarde. Joseba Merino, único
superviviente –junto con Rosa Jimeno–, rememora lo sucedido cuando se cumplen
treinta años de aquellos hechos.
Joseba Merino observa las cuatro
siluetas dibujadas en el lugar donde ocurrió la emboscada. (Juan Carlos
RUIZ/ARGAZKI PRESS)
Accede a citarse con
nosotros en Pasai Donibane, en el lugar exacto donde cayeron muertos sus cuatro
compañeros. Observa las rocas sobre las que aún siguen dibujadas las siluetas
que recuerdan a las cuatro víctimas mortales. Comienza su relato como si
hubiese ocurrido ayer.
‘Pelu’, ‘Pelitxo’,
‘Txapas’, ‘Kurro’ y el propio Merino, junto con su perra Beltza, salieron del
puerto de Ziburu en una zodiac rumbo a Pasaia. Permanecían en Ipar Euskal
Herria, en un ambiente muy marcado por la guerra sucia y la actividad de los
grupos parapoliciales. «Hacía mala mar, había niebla, y a la altura de
Hondarribia estuvimos a punto de darnos contra las rocas. Decidimos que si en
diez minutos no veíamos el faro, nos daríamos la vuelta. Entonces vimos luces
de dos mercantes que estaban atracados fuera de Pasaia. Justo a la entrada de
la bocana nos quedamos sin combustible, rellenamos la zodiac, y cuando entramos
vimos a Rosa con una linterna que nos hizo unas señales que nos indicaban que
todo estaba bien».
En Pasaia les esperaba
Rosa Jimeno, compañera que días antes fue secuestrada por la Policía española y
obligada bajo torturas y amenazas a establecer una cita con ellos. Fue el cebo
de la emboscada. Ellos jamás sospecharon de nada.
«Llegamos con la
embarcación; la llevaba yo. Vimos las señales de la linterna y pusimos aquí la
proa (junto a las rocas). No veíamos nada. Le eché un cabo a Rosa para que
sujetara la embarcación».
«Primero desembarcaron
‘Kurro’ y ‘Pelitxo’. Yo le pasé después una bolsa con material a ‘Pelitxo’ y le
dije a ‘Kurro’ que cogiera a Beltza. Cuando me encontraba agachado cogiendo a
la perra y la segunda vez que le dije a ‘Kurro’ que la cogiera, se escuchó un
‘¡Alto! ¡Policía!’ y un disparo suelto. Y de seguido, cientos de disparos».
«Nos pilló totalmente
de sorpresa», relata Merino. Rosa tenía los pies atados con una cuerda, y
cuando comenzó la ráfaga, tiraron de la misma, por lo que cayó al suelo y no
resultó herida. ‘Pelu’ y ‘Pelitxo’ murieron a consecuencia de esos disparos,
mientras el resto de compañeros intentó sobrevivir.
«Yo me encontraba
agachado cogiendo a la perra y actué por instinto. Solté a la perra y me eché
por la borda al agua. Di unas brazadas por debajo del agua; notaba cómo pasaban
las balas muy cerca de mí, incluso una me rozó la nariz», rememora.
«No tardaron más de
minuto y medio en encontrarme», dice Merino. «Me obligaron a subir a las rocas.
Estaba todo lleno de policías y la situación era muy tensa, con insultos y
amenazas por parte de ellos. «No te muevas que te mato»…. Los policías estaban
histéricos».
Merino fue colocado
junto a ‘Kurro’, ya detenido por los policías, ambos con las manos en la
cabeza, mientras seguían buscando al resto de compañeros. Hallaron a ‘Txapas’ y
«le obligaron a subir junto con nosotros. ‘Txapas’, ‘Kurro’ y yo, los tres
estábamos desarmados y con las manos en la cabeza». ‘Pelu’ y ‘Pelitxo’ ya
habían muerto.
Merino, apostado en la placa que
recuerda a los cuatro fallecidos
La Policía española
les pidió que se identificaran. Así lo hicieron. Merino fue apartado de sus
compañeros a una corta distancia. «Con insultos y amenazas me indicaron que me
alejara un poco. Tres policías se acercaron –armados con una Ingram 10 y una
UZI– y bajaron hasta donde nosotros. Preguntaron a mis compañeros los nombres y
estos se los dijeron». Entonces se escuchó: ‘Vais a morir’. «Abrieron fuego a
una distancia muy corta, a menos de un metro».
‘Txapas’ y ‘Kurro’
yacían ya sobre las rocas de la Bahía de Pasaia. «Cuando ves que les fusilan no
reaccionas. ¿Es verdad?, ¿es real lo que estas viendo?», se pregunta.
Un mes después de la muerte de Enrique
Casas
Joseba Merino asegura
que la emboscada de Pasaia está directamente relacionada con la muerte de
Enrique Casas, exsecretario de Organización del PSE, fallecido en un atentado
de los Comandos Autonómos Anticapitalistas un mes antes, el 23 de febrero de
1984. Y esa es, a su juicio, una de las razones por las que no murió en aquella
operación.
«La Policía no
contemplaba entre sus análisis que una ‘ekintza’ como la realizada contra
Enrique Casas hubiera sido llevada a cabo por un grupo tan minoritario como los
Comandos Autónomos Anticapitalistas, ni que se hubiera hecho sin el visto bueno
de ETA Militar. Entonces se les presentó la oportunidad de sacar información
sobre lo que ocurrió», dice Merino, quien permaneció 17 años en prisión por su
presunta relación con el atentado contra Casas.
Considera que la
emboscada de Pasaia suponía «un éxito propagandístico» para el entonces
presidente del Gobierno español, Felipe González. «Era un éxito propagandístico
poder presentar ante la opinión publica a uno de los dos que presuntamente
había participado en la ‘ekintza’ contra Enrique Casas».
Por otra parte,
recuerda que él era el responsable de «infraestructuras» dentro de los CAA.
Afirma que pocas horas antes dos compañeros escaparon de un piso de Eibar,
donde la Policía española acudió a detenerlos. «Hubo incluso disparos, pero
consiguieron escapar». Merino cree que, a través de él, la Policía también
tenía oportunidad de lograr información sobre los pisos donde podrían haberse
refugiado estas personas.
Robo-adquisición de coches; «ahí nació
la tragedia»
Merino explica que la emboscada de
Pasaia «fue fruto de nuestros excesos de confianza y equivocaciones». Los CAA,
asegura, robaban coches para sus acciones, «con un riesgo muy alto» de terminar
en un «desastre». Asegura que decidieron cambiar de modus operandi para
adquirir vehículos. «Íbamos a los concesionarios y los ‘comprábamos’. Nos
comprometíamos a hacer la transferencia para el pago, pero luego no la
hacíamos. Así teníamos un coche que ante la Policía no constaba como robado»,
dice.
La captura de Rosa Jimeno
llegó a través de uno de esos coches. «Había un coche que no utilizábamos y le
dimos las llaves a Rosa para que lo moviera. Para la Policía era una tarea
fácil. Apuntar todos los coches que se habían vendido en los últimos meses,
llamar a Tráfico, y enseguida sabían qué coche estaba sin pagar. Localizaron el
coche enseguida».
El 18 de marzo, cuatro
días antes de la emboscada, Rosa Jimeno acudió a mover el coche y fue capturada
por la Policía. «Le cogen un número de teléfono y unas llaves. La torturan y
descubren que el teléfono era de un contacto de Iparralde y las llaves también.
Y eso acabó en tragedia. Fue fallo nuestro, se lo pusimos en bandeja».
Rosa Jimeno, el «cebo»
de la emboscada
Rosa Jimeno, la
segunda superviviente de la emboscada de Pasaia, fue secuestrada por la Policía
española cuatro días antes del operativo contra los militantes de los Comandos
Autonómos Anticapitalistas (CAA). Bajo torturas y amenazas, fue obligada a
establecer una cita con ellos, quienes accedieron a acudir sin tener sospecha
alguna de lo que iba a ocurrir.
Todo comenzó el 18 de
marzo de 1984, cuando Rosa Jimeno era arrestada por la Policía española. La
captura se produjo en Donostia, en la plaza Pío XII, cuando la joven oriotarra
se aproximaba a un vehículo de los CAA que debía mover de su ubicación. La
Policía tenía el coche controlado de antemano. Nadie supo de su arresto.
Rosa Jimeno ofreció su testimonio a GARA
en una entrevista realizada en 2008. (Gari GARAIALDE/ARGAZKI PRESS)
Recuperamos su relato del texto «Bahía de Pasaia, la
emboscada impune», publicado en GARA en el año 2008. En el mismo detalla cómo mediante
torturas, y colocándole una pistola en la nuca la obligaron a telefonear a su
casa y a su trabajo para indicar que no aparecería en unos días. Los agentes la
obligaron a argumentar que tenía que ayudar a una amiga embarazada, por lo que
pasaría unos días fuera de casa.
Sus padres conocían
demasiado bien a su hija, por lo que sospecharon de la llamada. Incluso
acudieron a comisaría a preguntar por su hija, pero la detención fue registrada
con una identidad falsa, por lo que el nombre de Rosa Jimeno no figuraba allí.
«Querían mantener el arresto en secreto... al fin y al cabo fue un secuestro»,
explicaba.
En el momento de la
detención, la joven portaba un número de teléfono que pertenecía al domicilio
de Ziburu en el que se encontraba su compañero Dionisio Aizpuru, ‘Kurro’.
Jimeno explicaba que las torturas de la Policía española no cesaron hasta que
lograron que concertara una cita con él.
Todo estaba a punto ya
para la emboscada. La cita había sido fijada para el 22 de marzo a las 22.00,
en unas rocas cercanas al puerto de la bahía de Pasaia. Tres destellos de una
linterna serían la señal acordada para indicar que el lugar «estaba limpio».
Ese día, hacia las
19.00, los cinco integrantes de los CAA, junto a la perra Beltza, emprenden el
camino desde Ziburu en una lancha tipo Zodiac. Casi al mismo tiempo, Rosa
Jimeno es trasladada por la Policía al sitio concertado. Antes, sin embargo, al
salir de comisaría puede observar los preparativos del operativo. «Había mucho
movimiento y los policías, todos con chalecos antibalas, cogían armas y más
armas... Yo me puse muy nerviosa y les preguntaba, inocente de mí, para qué
querían esas armas, a la vez que les gritaba que me habían prometido que solo
los iban a arrestar», relataba conmocionada por el recuerdo.
«Todo parecía normal»
Justo cuando comienza
a oscurecer, los agentes la trasladan hasta el lugar concertado. La bajan hasta
las rocas y allí le atan las piernas con una cuerda. El policía que portaba el
otro cabo de la cuerda y que debía tirar de ella permanece escondido.
Llega la hora y la
barca aparece por la bahía pasaitarra. Sus cinco tripulantes ven de lejos a
Rosa Jimeno y la linterna que porta realiza la señal convenida. «Todo parecía
normal y nos acercamos», recordaba Merino.
En pocos segundos la
tranquilidad de la noche va a desaparecer, la oscuridad se disipará ante los
potentes focos de la Policía y el mar se teñirá del rojo de la sangre.
Tras la emboscada y
durante la misma, Jimeno no puede ver nada, ya que permanece retenida a punta
de pistola, boca abajo. Sufre un grave estado de shock nada más escuchar los
disparos y rompe a gritar. Cerca de donde se encuentra se van amontonando los
curiosos. La oscuridad y la situación lejana del enclave no les permite ver los
hechos, pero sí pueden advertir la situación en que se encuentra la oriotarra.
Los vecinos piden incluso a los policías, que tienen cortado el acceso, una
ambulancia para que la joven sea asistida.
Cuando todo acaba, los
cuerpos sin vida de los cuatro jóvenes son transportados a la Comandancia de
Marina, donde permanecen hasta ser llevados al depósito de cadáveres del
cementerio donostiarra de Polloe. De esta forma se saltan el procedimiento
judicial regular, que establece que el levantamiento de los cadáveres debe
realizarse en el lugar de los hechos por un juez forense para esclarecer, mediante
un proceso de investigación, los motivos del fallecimiento.
A Jimeno la llevan
directamente a la comisaría de la Policía española en Donostia. Al día
siguiente es trasladada a Madrid, y tras once días incomunicada pasa por la
Audiencia Nacional española. Todo el periodo de incomunicación lo pasa
preguntando por el estado de sus compañeros. Le aseguran que están vivos. No
sabría la verdad hasta llegar a prisión, donde permaneció más de tres años.
Versión oficial
contradictoria, funerales y respuesta social a las muertes de Pasaia
La emboscada de Pasaia
tuvo lugar la noche del 22 de marzo de 1984 y los días posteriores se
sucedieron las protestas y se celebraron los funerales de los cuatro fallecidos
en Azpeitia e Iruñea. Salió a la luz la versión oficial del Gobierno español,
que fue desmentida por testigos presenciales.
Tirando de hemeroteca,
encontramos los textos de las noticias a través de las que aquel año el diario
‘Egin’ realizó el seguimiento de la «emboscada de Pasaia». Tras el
ametrallamiento, el Gobierno español se apresuró a divulgar una versión que fue
desmentida por varios vecinos de la zona.
Silueta dibujada en las rocas donde
ocurrió la emboscada. (Andoni CANELLADA/ARGAZKI PRESS)
Entre el 23 y 25 de
marzo se celebraron los funerales de los fallecidos y se sucedieron las
protestas en la calle. NAIZ ha recopilado algunos de los extractos de las
noticias publicadas en el clausurado diario.
‘Egin’, 24 de marzo
Los testigos desmienten la versión
oficial sobre el ametrallamiento de Pasaia
Las versiones
recabadas entre la población de Pasaia desmienten todas ellas el desarrollo de
los hechos del ametrallamiento policial de un comando de los CAA en dicha
localidad narrado por el gobernador civil de Gipuzkoa. Julián Elorriaga mantuvo
en varia emisiones radiofónicas que los disparos policiales en Pasaia se
produjeron en respuesta de la reacción que los presuntos miembros de los CAA
ofrecieron a la voz de ‘alto’ de la Policía. Según el gobernador civil, los
presuntos militantes de los CAA ocupantes de la embarcación dispararon contra
la Policía. Testigos presenciales de los hechos, vecinos de Pasaia,
coincidieron, sin embargo, en señalar que los ocupantes de la embarcación
atacada en ningún momento realizaron disparo alguno.
Una extraña llamada telefónica anunció
la muerte de Rafael Delas
A las doce y media de
la noche del pasado jueves (noche de los hechos), cuando aún no se conocía
oficialmente la identidad de los muertos en el puerto de Pasaia, se recibió en
el domicilio paterno de Rafael Delas una llamada telefónica a través de la cual
una voz masculina preguntó a un hermano de Rafael «si estaba viendo la tele».
Preguntado sobre quién era, el comunicador afirmó: «Ya ves que lo que nosotros
prometemos lo cumplimos». Al insistir el hermano de Rafael sobre su identidad,
le contestó que de momento «no le interesaba saber quién era», por lo que el
hermano optó por cortar la comunicación. El hermano de Rafael Delas, según
manifestó a ‘Egin’, creyó reconocer en la voz del comunicante anónimo a un
inspector de policía de la última vez que estuvo detenido. Se daba la
circunstancia de que, en aquella ocasión, la mayoría de los policías que
interrogaron al hermano de Rafael le amenazaron repetidas veces que «iban a
matar a Rafael».
La muerte de Izura se conoció a través
de una llamada desde Baiona
Por su parte, la
familia de José María Izura conoció su muerte a través de una llamada
telefónica desde Baiona sobre las diez de la mañana (del día siguiente a los
hechos). Durante bastantes horas, la familia vivió momentos tensos por una
serie de noticias contradictorias que se estaban produciendo y por la falta de
información de los estamentos gubernativos. Durante horas se pensó que Izura
podría ser el quinto joven, herido y detenido tras la emboscada.
Conmoción y protestas en Azpeitia,
pueblo natal de ‘Pelitxo’ y ‘Kurro’
En Azpeitia, localidad
natal de Pedro Mari Isart ‘Pelitxo’ y Dionisio Aizpuru ‘Kurro’, se registró una
huelga en dos de las empresas más significativas y el cierre total de bares y
comercios.
‘Egin’, 25 de marzo
Jáuregui: «La del gobernador, verdadera
y única descripción de lo ocurrido»
El delegado del
Gobierno español en la CAV, Ramón Jáuregui, criticaba la petición hecha por el
lehendakari, Carlos Garaikoetxea, a la Consejería de Interior del Gobierno de
Lakua para que abriera un investigación en torno a lo sucedido en Pasaia.
Jáuregui manifestó que
la petición de Garaikoetxea «no es congruente con los hechos, porque su
consejero de Interior está perfectamente informado del desarrollo de la
operación policial, entre otras razones por haberlo hecho de forma personal y
extensamente en la mañana del viernes por el gobernador civil de Gipuzkoa».
«Esa es la verdadera y única descripción de los acontecimientos», dijo.
Enterrados en Iruñea y Azpeitia los cuatro
abatidos en Pasaia
Iruñea y Azpeitia
fueron escenario de los entierros de los cuatro jóvenes abatidos en Pasaia. En
Azpeitia, miles de personas se congregaron en los funerales y el posterior
entierro de Pedro Mari Isart ‘Pelitxo’ y Dionisio Aizpuru ‘Kurro’. Horas antes,
a mediodía, cientos de personas rindieron homenaje en los soportales del
Ayuntamiento a los cadáveres de los presuntos miembros de los CAA. Los
traslados de los féretros a los domicilios de las víctimas se convirtieron en
manifestaciones..
En Iruñea, el
recibimiento a los cadáveres y los entierros produjeron escenas altamente
emotivas entre los familiares y amigos. Los funerales, sin embargo, dieron
lugar a diversos incidentes.
Indignación por la homilía en el funeral
de Rafael Delas
La homilía del cura
que ofició el funeral en memoria de Rafael Delas provocó la indignación de una
gran parte de los asistentes a este acto religioso, dando lugar a diversos
incidentes dentro del templo. Las protestas se originaron al final de la
homilía, en la cual el sacerdote no hizo ningún tipo de referencia a las
circunstancias en las que murió Delas, insistiendo en frases como «todos
tenemos las manos manchadas de sangre» y «tenemos que pedir perdón por nuestros
pecados». Al finalizar la homilía, desde la parte posterior del templo
comenzaron a oírse susurros en señal de desagrado y continuación gritos contra
el cura Francisco Lizarraga.
‘Egin’, 26 de marzo
Miles de personas en las calles contra
la Policía y el GAL
Convocadas por HB, KAS
y las Gestoras pro-Amnistía, miles de personas se movilizaron en pueblos y
ciudades de Euskal Herria en protesta por las muertes de los cuatro integrantes
de los CAA en Pasaia y del refugiado Xaber Pérez de Arenaza, muerto en Biarritz
en una operación del GAL.
Según los CAA, la Policía utilizó a una
detenida de su organización
Los Comandos Autónomos
Anticapitalistas manifestaron en un comunicado que, el pasado día 18, la
Policía detuvo a una de sus militantes «que era la persona indicada para
recoger el Comando en Pasajes». Los CAA parecen referirse a la detención en
Orio de la joven Rosa María Jimeno, hecho del que solo se tuvo conocimiento
varios días más tarde y cuando ya se había producido la emboscada de Pasaia.
«El hecho de que el
comando no supiera de su detención, así como que la Policía, por medio de la
tortura, le hiciera mantener contacto telefónico con el comando para decir que
todo estaba bien y que ultimasen la hora, etc.», posibilitó, según los CAA, la
emboscada de Pasaia que costó la vida a cuatro de sus militantes.
‘Egin’, 28 de marzo
Los cadáveres presentaban entre 21 y 36
orificios de bala
La autopsia realizada
a los cuerpos de los cuatro jóvenes muertos en la operación policial de Pasaia
determina que las causas de los fallecimientos fueron las «lesiones mortales de
necesidad por los proyectiles que alcanzaron los cuerpos».
Según el examen
externo de los cadáveres realizado por el médico forense del Juzgado de
Donostia al día siguiente de las muertes, Dionisio Aizpuru presentaba en su
cuerpo 36 orificios de bala, tanto de entrada como de salida; Pedro Mari Isart,
28: Juan Mari Izura, 28; y Rafael Delas, 21.
Para el Gobierno Vasco la actuación
policial fue «desproporcionada»
El portavoz del
Gobierno Vasco en funciones, Pedro Miguel Etxenike, dio cuenta del contenido
del informe elaborado por la Consejería de Interior sobre la actuación policial
en Pasaia, calificando dicha acción como «desproporcionada».
Amplia respuesta a la convocatoria de
huelga general en Gipuzkoa
La respuesta a la
convocatoria de huelga general en Gipuzkoa en protesta por el ametrallamiento
policial de Pasaia y el atentado de los GAL contra Javier Pérez de Arenaza en
Biarritz fue ampliamente secundada en las diferentes comarcas guipuzcoanas y en
localidades de Bizkaia y Nafarroa.
Proceso judicial: el
caso sigue abierto
El caso de las muertes
de ‘Pelu’, ‘Pelitxo’, ‘Txapas’ y ‘Kurro’ sigue en manos de los tribunales
aunque Joseba Merino se muestra muy escéptico sobre la posibilidad de que el
proceso judicial pueda depurar responsabilidades. En las siguientes líneas, una
breve cronología de lo acontecido en los juzgados.
1984: Lakua investiga
La conmoción social
ocasionada tras la emboscada de Pasaia lleva a Lakua a hacer una investigación
seudoprivada de los hechos. La actitud del juzgado fue beligerante y contraria
a la investigación. En tan solo unos meses, el caso quedó archivado. Los
abogados recurrieron a la Audiencia Provincial de Gipuzkoa y esta aceptó tomar
declaración a Rosa Jimeno y Joseba Merino en prisión. Pero sus declaraciones nunca
serían reenviadas al juzgado de Donostia.
1987: Segundo archivo
Cuatro años después de
los hechos, el caso queda archivado por segunda vez sin que sin se depuren
responsabilidades.
2000: Nuevas diligencias
Los familiares de las
víctimas y la acusación particular emprenden nuevas diligencias. El abogado,
Santiago González, observa entonces que falta toda la parte final del
expediente, es decir, las declaraciones de los supervivientes. El juzgado
decide tomar declaración a los dos presos, junto a la pareja de testigos.
Asimismo, se solicita a la comisaria la identidad de los policías que
participaron, consiguiendo la identidad de cuatro de ellos. En la declaración
los cuatros agentes indicaron que ellos se encontraban en Pasai San Pedro, por
lo que solo trasladaron a los detenidos.
Mayo de 2001:Médico forense
El magistrado del
Juzgado de Instrucción Nº 2 de Donostia toma declaración al médico forense
Francisco Etxeberria, que afirma que los disparos se hicieron a una distancia
corta.
Concentración frente al Juzgado de
Donostia en 2007, con motivo de la declaración de policías implicados en la
emboscada. (Andoni CANELLADA/ARGAZKI PRESS)
Junio de 2004: Otro parón
Un día después de
identificar a un policía que podría tener relación con los hechos, el juzgado
de Donostia vuelve a archivar el caso «por el transcurso del plazo de
prescripción sin que exista autor conocido». El auto fue recurrido siguiendo la
doctrina del caso del secuestro de Segundo Marey, que recoge el «círculo
cerrado de responsables». La Audiencia de Gipuzkoa reabre la investigación de
los hechos, al considerar que «no puede considerarse prescrito el delito de
homicidio».
2007: Identifican a dos agentes
El juzgado de Donostia
llama a declarar al agente identificado antes del cierre del caso. El policía
asegura que los responsables de la organización del operativo serían el jefe de
la Brigada Central de Información y el jefe de la Brigada Provincial.
19 de enero de 2009
Tras reactivarse la
investigación judicial, se toma declaración al entonces jefe de la Brigada
Provincial de Gipuzkoa.
2014
El proceso judicial
sigue abierto, a pesar de que el juez se muestra favorable de archivarlo. La
acusación, ejercida por el Ayuntamiento de Azpeitia y por los familiares de los
fallecidos, interpone recursos para que no se dé carpetazo al caso. Joseba
Merino ve pocas esperanzas en que los tribunales puedan depurar
responsabilidades.
Ni olvido ni perdón
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