Una vida de película llevó a las hermanas Úriz, pioneras de la escuela
moderna en España, a luchar contra el fascismo en la II Guerra Mundial,
denunciar ante Naciones Unidas las condiciones de las presas en cárceles de Franco
y a promover el Día Mundial del niño, aún vigente, entre otros episodios
silenciados en la España democrática
Tres décadas después de su fallecimiento en Berlín Oriental, los nombres de
Josefa (1883-1958) y Elisa Úriz Pi (1893-1979) han resonado en un pequeño
rincón de Navarra. Un amplio programa de actos organizados por el Ayuntamiento
del Valle de Egües, su lugar de origen, ha recordado durante cuatro días el
elevado compromiso social de estas hermanas que defendieron los
derechos de la mujer y de la infancia ante Naciones Unidas, lucharon
con la resistencia francesa en París durante la Segunda Guerra Mundial y se
enfrentaron a la Iglesia en defensa de una educación igualitaria, entre otros
hitos.
Desde la semana pasada, una plaza de esta localidad navarra lleva el
nombre de las dos intelectuales. Además, un colegio público espera ahora la
autorización del Gobierno de Navarra para poder rebautizarse con el nombre de
una de ellas.
Poseedoras de una mentalidad progresista y una conciencia crítica, la vida
de las hermanas Úriz Pi está plagada de episodios, dentro y fuera de España, en
defensa de los valores democráticos. Ambas militaron en el Partido Comunista, y
tuvieron que exiliarse en 1939. Con la Transición, y el regreso de la
democracia tras cuatro décadas de dictadura sus nombres quedaron silenciados.
"Se olvidaron de ellas porque eran dos comunistas y aquí siempre se ha
tratado de minimizar el trabajo intelectual realizado por militantes
comunistas, a los que se les ha tildado más de saboteadores que de gente que
quería ayudar y enseñar", lamenta Olga García Domínguez, hija de miembros
del PCE exiliados en Alemania y vecina de Elisa Úriz en Berlín Oriental. "En
este país se ha ocultado todo", subraya.
Olga es una de las personas que ha preservado el legado de las hermanas
Úriz a través de los múltiples documentos que guarda de ellas, fruto de la
estrecha convivencia que mantuvieron los padres de Olga con Elisa tras la
muerte de la hermana mayor.
Pioneras de la escuela moderna en España
Maestras de profesión, se considera a Josefa y a Elisa como las precursoras
de la escuela moderna en España. Introdujeron los avanzados métodos educativos
de María Montessori, Celestine Freinet, Ovide Decroly y Jean Piaget, entre
otros, décadas antes de que comenzaran a generalizarse en el país.
Democratizaron las aulas eliminando las tarimas, se opusieron a los
castigos, promovieron las asociaciones de padres y madres, sustituyeron los
manuales por apuntes e introdujeron el comentario de texto sobre lecturas relacionadas
con la realidad social. Josefa Úriz, Pepita, que dirigió la escuela normal de
Magisterio de Lleida, creó la primera cátedra de estudio del catalán, abrió una
residencia laica para que las jóvenes no se tuvieran que alojar en conventos y
modernizó la biblioteca de la escuela, con una sala de lectura y gestión de
préstamo de libros, antes inexistente.
"Eran mujeres muy activas; estuvieron en París, en el Congreso de la
Paz, y becadas en Europa" relata Olga. En concreto, Pepita trabajó en
Bélgica con el doctor Decroly y Elisa en Ginebra, estudiando los nuevos métodos
de aprendizaje musical de Dalcroze, según ha indagado el historiador y
periodista Manuel Martorell, que ha investigado la vida de estas dos hermanas
y, junto a Olga, participó en los actos de homenaje de la pasada semana en
Navarra.
Desterrada por recomendar una lectura
feminista
La llegada de Pepita Úriz a la escuela normal de Magisterio de Lleida, con
sus métodos avanzados, llamó pronto la atención de los estamentos más
conservadores de la ciudad. "El obispo Josep Miralles la denunció ante el
rectorado de la universidad por haber recomendado a sus alumnas que
leyeran un libro de Margarita Nelken", cuenta Olga. La denuncia derivó en
un expediente que acabó convirtiéndose en una cuestión de estado.
"Intelectuales de la época como Menéndez Pidal, Ramón y Cajal y Julián
Besteiro firmaron un manifiesto de apoyo a Pepita", explica.
El propio presidente de las Cortes salió en su defensa, paralizando el
proceso y provocando la dimisión del ministro de Educación. Pero la llegada de
la dictadura de Primo de Rivera reabrió el expediente, y fue expulsada
a 100 kilómetros de la ciudad sin empleo ni sueldo durante un año.
“Hubo una campaña a su favor y sus compañeros hicieron una colecta para poder pagarle
durante un año el salario”, añade.
Hasta 100.000 menús infantiles al día en
plena guerra
Sensibilizadas con las víctimas más débiles de la Guerra Civil, los niños,
ambas hermanas participaron en la ayuda de retaguardia. "Estuvieron muy
activas en las colonias pedagógicas, alimentando a los niños", indica
Olga. Llegaron a dar, según datos contrastados por Martorell, hasta 100.000
comidas al día. Pepita fue, desde septiembre de 1938, directora
general de Evacuación y Refugiados, nombrada por el gobierno de la República.
Ayudaron también a cientos de profesores a partir hacia el exilio.
Antes del estallido de la guerra, las hermanas se habían afiliado al Partit
Comunista de Catalunya, donde también militaba el que fuera marido de Elisa, el
secretario general de la UGT catalana Antonio Sesé. "Lo mataron el día que
iba a tomar posesión de su cargo de ministro", apuntala Olga. El
matrimonio junto a la hermana mayor, Pepita, promovió la fundación del Partit
Socialista Unificat de Catalunya (PSUC). Esta última, además, fue elegida
secretaria general de la rama catalana del principal sindicato de trabajadores
de la enseñanza, FETE-UGT, en agosto de 1936, y elevada a presidenta año y
medio después, según consta en la documentación que Olga conserva de las hermanas.
Con una trayectoria a sus espaldas en defensa del progreso y la democracia
-en 1934 impulsaron la asociación Mujeres Antifascistas Españolas-, Elisa
y Pepita Úriz no tenían sitio en la oscura dictadura que
cercenó de raíz los avances republicanos. En febrero de 1939, dos
meses antes de que los militares sublevados, con Franco a la cabeza,
proclamaran su victoria en Burgos, las hermanas navarras abandonaron el país
para no volver nunca más.
Lucha contra el fascismo en el maquis
francés
Cruzaron la frontera por los Pirineos, y en el exilio en Francia volvieron
a vivir de manera intensa otra guerra. Lucharon contra el nazismo al
lado de la resistencia española en París, formando parte del núcleo dirigido
por los hermanos Miret. Cuando este grupo fue desarticulado, en 1942, Josep
Miret fue asesinado en el campo de concentración de Mauthausen. Elisa y Pepita
lograron escapar.
"A Elisa no le gustaba mucho hablar de sus 'batallitas', como ella
decía. Cuando empecé a mirar con detenimiento sus documentos comencé a saber
más de su vida. Vi que tenía hasta un carnet para portar armas, consecuencia de
su pertenencia al primer grupo armado de la resistencia parisina", detalla
Olga.
Tras años escasos de tranquilidad en París, el gobierno francés expulsó a
los militantes comunistas en el marco de la denominada 'Operación Bolero', en
1950. Las hermanas navarras recibieron su expulsión en abril de 1951. La
Guerra Fría las obligaba a vivir en su lado ideológico del mundo, y
cruzaron el Telón de Acero para instalar su residencia en Berlín Oriental.
Pepita murió y fue enterrada en esta ciudad. La hermana menor continuó su
actividad intelectual, más sosegada en los últimos años, según recuerda Olga,
estudiante de Medicina en aquel tiempo. "Era una mujer muy generosa y solidaria;
mi padre era ciego y ella bajaba todos los días a leerle los periódicos.
También le interesaba mucho la actualidad política, leía prensa de diferentes
países a diario".
En defensa de las mujeres presas en
cárceles de Franco
Elisa Úriz, en el marco de la Federación Democrática Internacional de
Mujeres (FDIM), donde llegó a la secretaría general, propuso que cada 1 de
junio se celebrara en todo el mundo una jornada para la infancia equiparable al
8 de marzo para la mujer. Tras años de trabajo, Naciones Unidas proclamó
el Día Mundial del Niño, cita que muchos países siguen
recordando. “Después, costó mucho que se mantuviera porque dentro de la
Federación había mujeres de muchas orientaciones políticas que apoyaban que
cada país tuviera su propio día de la infancia”, aclara Olga, cuya madre,
Isabel Domínguez, sustituyó a Elisa como representante española en la
FDIM.
Con esta organización, la menor de las Úriz denunció las condiciones en que
vivían las presas en las cárceles de Franco, y logró en 1948 que una comisión
de juristas visitara las prisiones madrileñas de Las Ventas y Yeserías. Elisa
formó además parte de la Unión de Mujeres Españolas, organización integrada por
grupos que actuaban en la clandestinidad durante la dictadura, y participó en
el consejo de redacción de la revista Mujeres Antifascistas Españolas con
Dolores Ibárruri, Victoria Kent y Teresa León, entre otras. "Este
movimiento estaba originado por las mujeres de los presos, las que lucharon por
las libertades de sus compañeros y por la libertad en general", concreta
Olga.
35 años después del fallecimiento de Elisa, el Valle de Egües (18.000
habitantes), ha reconocido la figura de estas dos mujeres, desconocidas
en su país, que con su trabajo allanaron el camino por el que se han ido
conquistando los derechos sociales de las mujeres en muchos países del mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario